LA CULTURA TÓXICA DE UNA SOCIEDAD MATERIALISTA
"Cuando miramos a esta sociedad que consideramos la más
exitosa de la historia del mundo desde la perspectiva de la salud, vemos que el
50% de los adultos sufre en realidad alguna enfermedad crónica, cardíaca,
hipertensión arterial, cáncer o alguna enfermedad autoinmune.
Se dice que el 50% de los adolescentes de hoy en día cumplen
con los criterios de diagnóstico de una u otra condición de salud mental.
Hay 3,5 millones de niños en Canadá que toman medicamentos para el síndrome de deficiencia de atención y en los EE.UU, los antipsicóticos Risperdal y Seroquel creo que están entre los cuatro o seis primeros recetados, por no hablar de los antidepresivos (Nota: se recetaron 224 millones de antidepresivos en EEUU en 2021 en una población de 350 millones)
Pero si entendemos que la fisiología de los seres humanos se
ve afectada por sus relaciones, entonces vemos que si hay estrés, se eleva el cortisol, que es una hormona que suprime el sistema
inmunológico. La adrenalina también aumenta, y desorganiza el sistema
nervioso. En el corto plazo estas hormonas te ayudan a luchar o a escapar, pero
en el largo plazo realmente pueden inhibir y debilitar el cuerpo.
No es de extrañar, entonces, que las personas que están
aisladas y estresadas sean más propensas a desarrollar enfermedades, es decir,
que la enfermedad no es una simple manifestación de algún proceso físico
único, sino que refleja vidas particulares en un entorno particular, en una
cultura particular.
Entonces, cuando
hablo de la cultura tóxica que una sociedad materialista ofrece a sus miembros,
¿a qué me refiero? Bueno, el materialismo es realmente un sistema de creencias
o de comportamientos que considera que las cosas materiales, y en particular
el control y la posesión de las cosas materiales, son más importantes que los
valores humanos como la conexión, el amor o que los valores espirituales como
el reconocimiento de la unidad de todo.
Y ese es el tipo de cultura en la que vivimos.
Curiosamente, la derecha religiosa, en su oposición a la
idea del cambio climático o a la idea de que el medio ambiente es importante,
citará el Antiguo Testamento en el que se da a los seres humanos la
administración de la Tierra y de todas las criaturas. Pero cuando hablan de administración quieren decir control y dominio. Hay
otra manera de ver la administración que es cuidar y nutrir.
Y en el sentido materialista, es ese control y propiedad lo que importa. Y eso significa que la propia cultura, aparte de las toxinas físicas que
arrojamos al medio ambiente y la forma en que alteramos el aire que respiramos
y el sol que nos golpea gradualmente en la Tierra, también nos afecta la
toxicidad de las relaciones humanas -o la falta de relaciones humanas- que este
tipo de sociedad, que enfatiza los valores materiales nos enseña a perseguir.
Y desde esa
perspectiva tenemos que entender que la medicina no es simplemente una ciencia,
es mucho más que eso. Es también una ideología. Es una forma de ver a los seres
humanos.
Así que, cuando
miramos a los seres humanos como individuos, sin comprender la importancia de
las relaciones sociales y sus interacciones emocionales y psicológicas con
los demás, en realidad no es más que una manifestación de la misma perspectiva
individualista del empresario que dice "sólo importo yo y lo que gano o
lo que controlo" y que todos estamos en competencia unos con otros. Y esa perspectiva ideológica- económica
también se muestra de una forma particular en la práctica de la medicina.
La lucha por la identidad en una sociedad basada en el
mercado - aquí
Cómo la vida se convirtió en una terrible competencia sin
fin - aquí
Pues bien, la
realidad es totalmente diferente, la realidad nos dice que no estamos separados
y esto empieza ya en el embarazo. Así, un estudio de la Universidad
Johns Hopkins en 2004, por ejemplo, demostró que la reactividad al estrés del
feto se ve afectada por el estrés, la depresión o la ansiedad de la madre. Y
cuando se observan los latidos del corazón y el movimiento de los bebés en el
útero de madres que están estresadas, deprimidas o ansiosas, se observan
diferentes patrones de actividad y eso tendrá efectos de por vida... así que
esta entidad mente-cuerpo y esta interacción con el entorno y el individuo
comienza ya en el útero.
Un informe de Harvard a principios de este año, habló sobre
el impacto del estrés tóxico en los niños. Y estos niños que experimentaron
estrés, en parte debido a que el medio ambiente era estresante por padres
estresados o abusivos, de grandes son significativamente más propensos a
enfermedades del corazón, obesidad, diabetes, presión arterial alta, y toda una
lista de otras condiciones médicas.
Y desde la misma perspectiva, cuando miramos algo como la epidemia de obesidad en los Estados Unidos, en donde el 30% de los niños tienen un sobrepeso significativo, no es un problema alimentario. Bueno, es un problema de alimentos, la comida chatarra y todo eso. Pero es sobre todo un problema de estrés, porque lo que la gente hace es calmar su estrés como sucede con cualquier adicción. Calman su estrés con sus conductas adictivas, y esas comidas chatarras funcionan a corto plazo porque liberan hormonas del bienestar en el cerebro.
Así que si quieres prevenir la
obesidad, no es suficiente decirles que no coman comida basura o que hagan más
ejercicio. Tienes que preguntarte, qué es lo que falta en sus vidas para que
estén tan estresados para calmarse de esa manera particular. Y lo que falta en
sus vidas, por supuesto, son relaciones humanas de crianza y apoyo. De
nuevo, no porque los padres no están
tratando de hacer lo mejor, sino porque los padres están tratando de hacer lo
mejor en circunstancias imposibles.
Si observamos lo que realmente desencadena el estrés, los
factores más importantes que lo desencadenan son la incertidumbre, la falta de
información y la pérdida de control. Ahora bien, ¿Qué sucede en una cultura en la que la economía se está yendo por un
tubo y donde las decisiones se toman lejos de ti por personas que ni siquiera
te conocen y no sabes dónde están? ¿Dónde tu vida se ve muy afectada por
estas grandes fuerzas sobre las que tienes cada vez más la sensación de que no
tienes ningún control o incluso influencia? Bueno, esto significa que mucha
gente va a estar estresada. Mucha incertidumbre. Mucho estrés. Y ese estrés
entonces, conducirá a comportamientos adictivos. Ese estrés se transmitirá a
sus hijos.
Karl Marx habló de la alienación. La alienación es una
separación, es ser extraño a algo. Y Marx dijo que había cuatro alienaciones en
esta cultura.
Una es estar alienado de la naturaleza. En una
conferencia dedicada a mirar el medio ambiente físico y natural, no tengo que
decirles mucho para mostrar lo alienados que estamos de la naturaleza, cuanto
estamos destruyéndola.
La segunda alienación es con respecto a otras personas.
Y eso significa que tenemos menos contacto. Tenemos menos intimidad. Tenemos
menos confianza. Tenemos menos sentido de la relación. Y eso, por supuesto,
conduce a una mayor propensión a la enfermedad, física y mental.
Estamos alienados de nuestro trabajo. Mucha gente ya
no hace un trabajo que tenga algún significado para ellos. Y los seres humanos
somos criaturas productivas, realmente somos creados a la imagen de Dios,
estamos destinados a crear. Cuando hacemos un trabajo que no es creativo, que
no refleja lo que somos, eso causa depresión, ansiedad, un sentido de falta de
significado. Y cuando tenemos
una sensación de falta de sentido, querremos sustituir esa sensación de falta
de sentido, ese sentido que hemos perdido por todo tipo de otras actividades.
Y entonces nos
obsesionamos en cómo nos vemos, en qué piensa la gente de nosotros, de lo que
podemos obtener, poseer, del éxito, de lo que podemos lograr y de todos los
falsos sustitutos que no pueden llenar la falta de alegría.
Por último, y lo más importante, estamos alienados de
nosotros mismos. ¿Cuántos de vosotros habéis tenido la siguiente
experiencia: que tenéis un poderoso presentimiento sobre algo a lo que no
habéis prestado atención y os habéis arrepentido después?
Bueno, eso significa que en algún momento de tu infancia te
separaste de ti mismo, porque ningún niño nace sin sentimientos instintivos,
los niños están totalmente conectados a ellos.
Pero en esta cultura
ocurre algo muy poderoso que te aleja de tu verdadero yo, porque el mundo no
soporta quien eras realmente. Y tus padres, estresados, no pudieron
honrar y reconocer quien realmente eras. Como padre hice eso a mis hijos sin
querer. Y entonces nos alienamos de nosotros mismos. Apagamos nuestros
sentimientos viscerales y esos sentimientos no son un lujo, nos dicen lo que
está bien y lo que está mal. Nos dicen lo que es peligroso y lo que es
amigable. Nos dicen lo que es seguro y lo que es peligroso. Y nos dicen
lo que es verdadero y lo que es falso. Así que cuando estamos alienados de nuestros sentimientos instintivos ya
no tenemos un sentido de la realidad. Ya no tenemos sentido de la
verdad.
La buena noticia es
que el ser humano puede recuperar el sentido de la conexión consigo mismo, al
igual que nosotros podemos recuperar el sentido de la conexión con la
naturaleza. Y la empatía, es una cualidad humana genuina que está en nosotros.
De hecho, estamos programados para la empatía. Esa es nuestra naturaleza
como seres humanos. Así que, contrariamente al mito de nuestra cultura, de
que somos criaturas individuales, agresivas y competitivas, en realidad estamos
programados para la empatía, para la conexión, para el amor y para la
compasión.
Así que para avanzar todo lo que tenemos que hacer, no es
una tarea fácil, pero ciertamente está disponible en nosotros y es volver a
nuestra verdadera naturaleza, gracias.
MAS SOBRE EL TEMA
¿Está la gente cada vez más adicta, ansiosa y solitaria?
- aquí
¿Y si la competencia no es tan "natural" como
pensamos? - aquí
https://www.climaterra.org/post/la-cultura-t%C3%B3xica-que-nos-ofrece-una-sociedad-materialista
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