NOTA: El presente texto ha sido adaptado a partir de un mensaje de correo difundido en la lista del grupo EmerCiv antes del estallido de la pandemia de COVID-19. Ha sido ligeramente adaptado para su publicación en la revista.
A principios de enero di una clase a 50 niños de 8 a 10 años en un Colegio público, a petición de la directora, sobre ecología y sostenibilidad.
Expliqué lo siguiente, a la hora de aprender a valorar las cosas. Les puse un móvil de última generación y una planta pequeña (un pequeño olivo) y les pedí sus preferencias.
Obviamente, la mayoría eligió el móvil. Pasé entonces a comparar lo que se podía hacer con el precio de un móvil en olivos. Y les pregunté que cómo veían ellos el móvil y los olivos diez años después.
Salté a explicar que en ese periodo de tiempo el primero estaría ya totalmente destrozado y contaminando en un vertedero en África y los segundos serían un olivar hermoso produciendo un alimento útil.
Pregunté que si había alguno de ellos que tuviese móvil y para mi sorpresa, salieron cuatro o cinco niños de los de diez años, que levantaron la mano orgullosos. Me dieron escalofríos.
Por supuesto, al acabar estas láminas y preguntar, todos prefirieron el olivar al móvil.
Supongo que ese efecto duraría el tiempo que dura la clase, para volver después al móvil.
Sí, estamos en emergencia climática y en emergencia mundial de todo tipo.
Millones de reflexiones así serían la verdadera toma de conciencia de emergencia climática ya, aquí y ahora. Si no lo hacemos, es porque realmente no nos lo creemos. Ni los que lo enunciamos ni los que lo leen.
https://www.15-15-15.org/webzine/2020/10/02/el-movil-o-el-olivo/
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