Llamamos basura a
lo que ya no nos sirve. En cambio, la
naturaleza no produce basura.
Un estilo de vida sostenible requiere dejar de usar la palabra
basura. En este libro, Yve
Ramírez,
nos resume su proceso para acercarse a una vida sin basura: Residuo
cero (zero
waste).
El
libro nos alerta de los problemas del plástico y de los
microplásticos, y de cómo llegan por la cadena alimentaria
a nuestro
cuerpo.
Además, provocan la muerte de animales (como el caso de miles
de tortugas
como esta).
El plástico tiene dos características que podrían ser grandes
ventajas pero que se convierten en graves inconvenientes: es un
material muy barato y además muy persistente. A pesar de ello,
seguimos usando plástico sabiendo que no lo estamos usando bien. Ni
siquiera el reciclaje es una buena solución:
no se consigue reciclar todo y es un proceso costoso (si fuera muy
rentable no habría cientos de incendios
en plantas de reciclaje y puntos limpios).
Por
si fuera poco, algunos microplásticos están
insertados dentro de los ingredientes de productos de cosmética o
pastas de dientes. Vienen identificados
como polietileno o polipropileno y
van directamente al
mar
porque las depuradoras no están preparadas para filtrar elementos
plásticos tan diminutos.
Yve
Ramírez está presente en Instagram y Twitter,
y en este libro nos muestra datos para que reflexionemos. Por
ejemplo, es inquietante saber que solo
se ha reciclado el 9% de todo el plástico producido.
El 12% ha sido incinerado. El restante 79% está en vertederos,
rellenos sanitarios o en la naturaleza. Gran parte de ese plástico
seguirá estando donde
no debe cuando
hayamos muerto nosotros y nuestros hijos.
El
movimiento Residuo
Cero no
es solo para generar menos basura, sino que implica otras bondades:
ventajas para la biodiversidad, reducción de la huella
ecológica,
lucha contra la crisis
climática,
mejoras en la alimentación, etc. Hay muchos productos
ecológicos que
no son sanos (alimentos multiprocesados), ni buenos para el planeta
(por ejemplo, si vienen desde lejos). El
Residuo Cero fomenta los productos
locales,
la soberanía alimentaria y también la lucha contra el consumismo y
contra los abusos
de las multinacionales.
Lo
bueno del libro es que está lleno de ideas y soluciones para todo el
mundo. A los políticos, la autora les recuerda que la regla es
simple: premiar
a quien lo haga bien y penalizar a quien lo haga mal.
Por su parte, la gente corriente no puede esperar a que le resuelvan
todos los problemas. Hay que actuar y
no basta con ir a una manifestación
por el clima.
Las
tres erres clásicas son Reducir, Reutilizar y Reciclar,
en ese orden. Reciclar
debe ser lo último y
debemos evitarlo siempre que sea posible: primero, porque funciona
mal y segundo, porque el plástico solo se puede reciclar 4 ó 5
veces. Pero además, la autora nos ofrece otras erres muy
inspiradoras: Reflexionar, Respetar, Rechazar, Reemplazar Reparar,
Regalar y Reclamar.
¿Para
qué sirven las 10 erres?
-
Reducir el consumo: el lema es comprar menos y mejor.
- ¿Te has preguntado por qué la ropa es tan barata? Se produce de mala calidad y sin respetar los derechos laborales más básicos (principalmente a mujeres, pero también a animales). Para ahorrar es mejor dejar de comprar que comprar en rebajas.
- ¿Podemos reducir los productos de limpieza? (detergentes, suavizantes, quitamanchas, fregasuelos, lejía…). Por supuesto que sí: hay unos limpiadores básicos y ecológicos: agua, jabón casero, vinagre y bicarbonato de sodio. El vinagre mezclado con agua da un limpiador desinfectante estupendo y cuyo olor a vinagre se va rápido. El libro explica cómo usar bicarbonato de sodio en nuestra higiene personal y cómo la industria intenta vendernos muchos productos (gel, champú, acondicionador…) de los que podemos prescindir teniendo uno para todo. Evitemos que nuestras casas se llenen de botes de plástico, cuando con una pastilla de jabón lo tenemos todo resuelto de forma más ecológica.
- A la hora de hacer la compra, hay tiendas que te rellenan el envase que tú lleves y pagas por lo que te llevas, no por el envase.
- Reutilizar es una de las erres favoritas de la autora. Es la erre que evita tener que reciclar. Hay que conseguir reutilizar una y otra vez todo lo que usemos cotidianamente, desde envases, hasta maquinillas de afeitar, pañales o compresas. Para evitar esto último lo mejor es usar la copa menstrual. Otras ideas son, por ejemplo, usar servilletas y pañuelos de tela, y discos desmaquillantes que se puedan lavar.
- Reciclar: Para los envases, reciclar no es muy ecológico, pero para basura orgánica es lo más recomendable. Se llama compostar y puedes hacerlo en huertos urbanos o en tu propia casa (en el balcón, o en interiores con vermicompostaje).
- Reflexionar, antes de comprar cualquier cosa: ¿Es necesario comprar? ¿Puede ser de segunda mano? ¿De dónde viene? Nos encanta el consejo para salir de una tienda en la que ya hemos entrado: mirar el reloj y salir corriendo. Pero hay más preguntas para reflexionar: ¿Qué condiciones laborales se usan en la empresa a la que compramos? (por ejemplo, el caso del abuso laboral en las compañías aéreas low cost) ¿De qué está hecho? ¿Es de usar y tirar?
- Rechazar las cosas gratis, negativas para la salud o el medioambiente
- Salvo que vayas a usarlo, los regalos pueden llenarte la casa de cosas inútiles (especialmente los regalos de empresas: bolígrafos malos, camisetas que no nos pondremos…). Tal vez decidas avisar a tu gente de que no quieres regalos por tu cumpleaños o por Navidad (exención de regalo).
- Rechaza también fumar y tirar colillas al suelo, pues acaban contaminando mucho y son la causa de muerte de miles de animales, por intoxicación o atragantamiento.
- Los platos, cubiertos y pajitas de plástico ya han sido prohibidos a partir de 2021, pero mientras llega ese día rechaza todos los objetos de usar y tirar, incluyendo vasos, botellas y bolsas de plástico.
- Rechaza también los productos con bioplástico, que se usan para mantener un sistema insostenible de usar y tirar. Recuerda que algunos no son realmente compostables y, aunque lo sean, pueden contaminar y matar mientras se biodegradan.
- Rechaza los productos en tetrabrick y también los lácteos y la carne, pues son “altamente contaminantes”. Investiga si es ético comer huevos.
- Regalar sosteniblemente: Un regalo sostenible es más una experiencia que algo material (entradas de teatro, cine o concierto, viajes cortos en tren, suscripciones a ONG…). En caso de ser cosas materiales, opta por una manualidad con material reciclado o una comida hecha con cariño (y vegetariana, por supuesto). Para envolver, usa papel reutilizado (periódicos), o bien un pañuelo que luego pueda reutilizarse (furoshiki, en japonés). ¿Qué mejor destino para lo que no usamos que regalarlo? Las cosas que no usamos se pueden ofrecer a familiares y amigos. ¿Y si donamos libros o revistas a bibliotecas y ropa a alguna ONG?
- Reemplazar los productos que usan elementos tóxicos por otros más sanos y ecológicos. En la lista de productos analizados encontramos, por ejemplo el hilo dental, el cepillo de dientes, los bastoncillos para los oídos (aunque estos últimos tal vez deberían estar en el apartado de rechazar, pues los médicos aconsejan no usarlos o usarlos con mucho cuidado), trapos, esponjas, cosas para excursiones…
- Reparar todo lo que se rompa, desde calcetines a teléfonos, muebles, electrodomésticos… con el objetivo de alargar la vida de lo que ya tenemos.
- También hay que acabar con la obsolescencia programada (que las empresas fabriquen algo para que se rompa pronto o para que no se pueda reparar) y con la obsolescencia percibida (que compremos cosas nuevas porque no nos gustan las que ya tenemos, aunque sigan sirviendo).
- Se calcula que cada persona genera casi 7 kilos de basura electrónica al año y apenas se recicla el 20%. Esa cantidad no es igual en todos los países.
- Los residuos que no sabemos dónde depositar hay que llevarlos a un punto limpio (aunque demasiados también se incendian misteriosamente).
- Respetar todo. Para la autora, respeto es una palabra clave. En este apartado habla del desperdicio alimentario, a pesar de los millones de hambrientos que hay en el mundo. Se desperdicia entre el 20 y el 45% de lo que producimos: cereales, lácteos, huevos, frutas, verduras, carnes y pescados… Cada año se desperdicia la carne equivalente a 75 millones de vacas. Millones de vidas sufren para nada. En la UE, el 42% del desperdicio de alimentos se produce en nuestras casas y el 39% durante la fase de producción. Quitar la corteza al pan o dejar el borde de la pizza es desperdiciar alimentos. El desperdicio de alimentos genera tantas emisiones de carbono que, si fuera un país, estaría en tercer lugar, tras las emisiones de China y EE.UU.
- Reclamar. Además de las acciones particulares, también está bien exigir cambios en las leyes y en las empresas. También se puede actuar desde las redes sociales, como Twitter y sus ecologistas, o pegando pegatinas en el supermercado que inviten a reflexionar para comprar menos. Unirse a grupos de consumo o activistas es la mejor manera de reclamar cambios.
Todo
depende de nosotros
La
electrónica genera muchos daños colaterales: el coltán ha
ocasionado 6 millones de muertes en 20 años, por no hablar de
los niños
esclavizados,
de las violaciones a los derechos humanos o de los animales en
peligro de extinción. Al comprar un teléfono asegúrate, por lo
menos, de que usa minerales sin conflictos y de que es fácil cambiar
la pantalla y la batería (dos averías frecuentes).
Son
muchas las personas que solo compran en tiendas sin envases de usar y
tirar. Para comprar fruta o verduras no tiene sentido gastar
plástico. Por otra parte, la economía
colaborativa ahorra
costes económicos y ambientales
No
te dejes engañar por la publicidad.
La publicidad suele esconder algo que no quiere que veas. Hay
palabras que sirven para convencer al cliente. Si ves estas palabras,
lo que te venden seguramente no es lo que tú esperas:
Natural, Casero, Sin
aditivos, Sin
azúcar, Light…
La acción en este caso es simple: Piensa
por ti mismo y no olvides las
dos columnas del consumo responsable.
Información
que te va a encantar:
-
Vídeo del reciclaje en España: https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=WgVG8JtCyq
Yve
Ramírez @laecocosmopolita
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