Viajar
en bicicleta nos puede acercar a nuevos lugares sin causar mucho
impacto ambiental. Una manera de viajar sostenible, divertida y
saludable que nos ofrece muchas posibilidades.
Es
habitual configurar el binomio vacaciones-avión; pero la realidad es
que no hay que subir a ningún avión para vivir un viaje
inolvidable. A menudo, las experiencias únicas las tenemos más
cerca de lo que pensamos. Cómo comentábamos al artículo “Viajar
sin prisa, consumir menos planeta”,
el único motor que necesitamos para ver mundo, es la ilusión.
Y
con ilusión, un poco de energía y una bicicleta, podemos practicar
el cicloturismo,
una actividad que combina el turismo
y el ciclismo.
El medio de transporte es nuestro cuerpo que, con la bicicleta, será
la simbiosis perfecta para desplazarnos por el territorio
descubriendo y visitando los lugares que nos encontramos a nuestro
paso.
Practicar
deporte mientras viajamos, reducir la huella ecológica que dejamos
detrás nuestro cada vez que viajamos, sentir la sensación de
libertad que nos da la bicicleta, proponerse un reto, vivir una
experiencia diferente, salir un poco de la normalidad y rutinas, etc.
Cualquier motivo es válido para decantarnos por los pedales.
Antes
de tirarse a la aventura, sobre todo si es la primera vez, pueden
surgir muchas dudas. ¿Qué ruta es la más adecuada? ¿Qué material
necesito? ¿Estoy suficientemente en forma? Me da miedo circular por
carreteras, ¿se pueden evitar? ¿Y si me canso y no puedo acabar la
ruta como tenía previsto? ¿Es necesario tener conocimientos de
mecánica?
Seguramente,
con una buena planificación,
nos podremos responder estas y otras preguntas y anticiparnos a las
futuras dudas que puedan salir ya en marcha. Antes de emprender un
viaje de este tipo, tenemos que valorar conscientemente los recursos
que tenemos, nuestras capacidades y posibilidades y qué necesitamos.
Habiendo hecho este ejercicio, también nos resultará más fácil
escoger dónde vamos, cuántos kilómetros recorreremos y durante
cuántos días.
Las
distancias y las pausas
Antes
del primer viaje en bici es difícil imaginar que se pueden llegar a
hacer entre 50 y 150 km por día. Esto quiere decir que en una
semana, podríamos hacer un trayecto de más de 400 km, que sería
como ir de Lérida a Burdeos, por ejemplo. En cualquier caso, siempre
habrá que prestar atención al tipo de terreno y a las condiciones
climatológicas y físicas, entre otras cosas.
A
la hora de configurar el viaje, también tenemos que decidir si
pedalearemos cada día o nos reservaremos algunos días del viaje
para aparcar
la bicicleta y
descansar y descubrir la zona a pie o en transporte público; si
acamparemos, y por tanto tendremos que transportar también la tienda
de campaña, o dormiremos en albergues u hoteles; dónde fijaremos el
punto de salida de la ruta; si la queremos hacer a solas o en
compañía;
etc.
Las
rutas más comunes del mundo
Hay
varios tipos de ruta cicloturista. Se clasifican en función,
básicamente, del tipo de vía y del terreno por el cual transcurren.
-
Vías verdes. Son antiguas infraestructuras ferroviarias en desuso que se han adaptado para convertirse en itinerarios cicloturistas. Los trayectos generalmente son planos y de corta distancia, de modo que se pueden realizar en una sola jornada.
-
Rutas fluviales. El curso mediano del río transcurre por zonas con poco desnivel. Aprovechando su recorrido a menudo largo y plano, se han dibujado muchas rutas cicloturistas al cauce de los ríos. En Europa destacan los caminos junto al Loira o del Danubio, pero lo cierto es que se trata de un continente muy rico en ríos, de forma que resultará muy fácil encontrar un destino motivador.
-
Rutas BTT. Son itinerarios que transcurren por caminos de montaña, motivo por el cual se recomienda utilizar una bicicleta de montaña. Hay rutas con diferentes niveles de dificultad que se diferencian por el color de las placas de señalización del recorrido, siguiendo un sistema parecido al de las pistas de esquí.
-
Carriles bici. Hay auténticas redes de rutas que solo transitan por carriles creados expresamente para ir en bicicleta. Una de las más conocidas es la Eurovelo, una red de rutas ciclistas que permite recorrer Europa.
-
Cicloturismo por carreteras. A pesar de que a veces tendremos que circular por carreteras nacionales, es recomendable evitar carreteras muy transitadas siempre que se pueda. El Camino de Santiago, por ejemplo, se puede recorrer en bicicleta y, en algunas etapas, es necesario desplazarse por carreteras secundarias.
Es
posible que, dependiendo de la duración de nuestro viaje o de las
inquietudes y lugares que queramos visitar, tengamos que combinar
varios tipos de vía. A la hora de hacer la planificación, nos será
muy útil conocer la diversidad de opciones que tenemos.
Aplicaciones
tecnológicas que nos pueden facilitar el viaje
Mapas
de la zona, brújula, guías y fichas técnicas de las etapas nos
pueden ayudar mucho durante la ruta; pero la tecnología también nos
ofrece algunas posibilidades muy útiles siempre que dispongamos de
batería al móvil.
- Wikiloc es una aplicación colaborativa en la que los usuarios registrados comparten sus rutas, especificando la ubicación, distancia, desnivel, tiempo de actividad, reseña de la salida y fotografías. Podemos filtrar según el tipo de actividad y seleccionar el cicloturismo. Muy práctica tanto para buscar inspiración como para utilizar en el momento de la marcha.
-
Maps.me permite descargar mapas que después podremos utilizar sin conexión a Internet. Es habitual no tener acceso a la red, sea por falta de cobertura o por estar en un país extranjero. Si no los llevamos imprimidos, nos irá bien tener mapas digitales que podamos consultar de vez en cuando.
-
Meteoblue nos ayudará a estar al día de la previsión meteorológica, esencial para fijar hora de salida y llegada o el vestuario de la jornada.
-
PanicButton o Alpif son útiles en caso de emergencia, de accidente o de haberse perdido. Pulsando un botón enviaremos nuestra geolocalización para que nos puedan localizar fácilmente.
El
equipo básico para practicar cicloturismo
No
hay que decir que la bicicleta es
la protagonista de nuestra equipación. El tipo y características
dependerá de la ruta, puesto que no es lo mismo circular por
carriles bici, por carretera o por montaña. Es preferible que
escojamos una bicicleta que se ajuste al itinerario que tenemos por
delante. Y si no tenemos, no siempre debemos recurrir a la compra; si
ponemos en práctica la
segunda clave del consumo consciente,
veremos que quizás nos la puede dejar alguien o que la podemos
alquilar.
Otro
elemento clave son las alforjas,
nuestra maleta cuando viajamos en bicicleta. Tenemos que escoger unas
de dimensión y capacidad adecuadas. Es frecuente cometer el error de
llevarse mucha ropa y muchas veces, una vez de viaje, nos damos
cuenta que solo utilizamos una tercera parte de la ropa que nos hemos
llevado. Es preferible llevar pocas mudas y añadir una pastilla de
jabón para lavar la ropa, después de unos cuántos días de ruta,
agradeceremos ir más ligeros de peso. A las alforjas también
tenemos que reservar espacio al botiquín, estaremos realizando una
actividad física y tenemos que poder resolver cualquier pequeña
lesión que podamos sufrir.
Es
necesario haber hecho una buena revisión
de la bicicleta antes
del inicio del viaje, pero todo y la previsión, podemos sufrir
problemas técnicos durante la ruta: una rueda pinchada, la cadena
que se sale o se rompe, un desajuste en los cambios de marcha, etc. A
menudo las averías las podremos arreglar sin tener que pasar por el
taller. Y, para ello, será necesario llevar un equipo
de reparación que
incluya una bomba de aire, un multi herramientas, pastillas de freno
o un par de cámaras de repuesto. Por otro lado, hay que tener
presentes todos los accesorios necesarios, como el
casco,
los guantes, las ojeras de sol, las luces y elementos reflectantes.
Joana Ariet Porta / Responsable de comunicación de Opcions
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