MENOS
PARA VIVIR MEJOR
DECRECIMIENTO Y BUENA VIDA
El Decrecimiento es una
corriente económica, política, social y ecológica que plantea un cambio radical
al modelo de desarrollo actual, diseñado en base al crecimiento económico
ilimitado. Desde esta corriente de pensamiento se propugna la idea de “Menos
para Vivir Mejor” o “Vivir mejor con Menos”; la idea de Buen Vivir separada del
consumo excesivo e irresponsable de recursos materiales y energéticos.
¿Y cómo es eso? ¿Es posible
vivir mejor necesitando menos? Sí, es posible y es deseable, ya que por mucho
que se propague la idea de que el crecimiento económico es la solución, no deja
de ser parte del problema. Los recursos son finitos, vivimos en un único
planeta, y por mucho que no hayamos contemplado el biorritmo de la Tierra no
quedará más remedio, tarde o temprano, que considerar los límites biofísicos y
picos y techos de los recursos que ya se acaban. Dice el refranero popular que
“mejor es prevenir que curar” y si será inevitable reducir el consumo y la
producción, mejor será hacerlo de una manera planificada y participativa para
evitar que esos recursos escasos se conviertan en propiedad de una élite
económica o militar.
¿Entonces Decrecimiento es
no-crecimiento? No, Decrecimiento es disminución y es aumento, el Decrecimiento
no es crecimiento negativo, ya que si bien hay que disminuir en ciertas cosas,
hay que aumentar en otras. En este sentido, habría que disminuir hasta
erradicar el consumismo y productivismo, reducir la velocidad de la vida, las horas
dedicadas al trabajo productivo, las distancias que recorremos y hacemos
recorrer a los productos, los sectores perjudiciales para la sostenibilidad de
la vida... Por el contrario, habría que potenciar los cuidados a personas, los
servicios públicos y sociales ligados a los Derechos Humanos, las economías
sociales y solidarias y los diversos sectores de empleos verdes.
En el modelo socioeconómico actual vivimos para trabajar, trabajamos
para consumir y consumimos para trabajar, reduciendo el concepto de valor a lo
monetario, ¿y para qué?, ¿para ser felices?, ¿lo somos?, ¿disfrutamos de la
vida? El Decrecimiento pone la economía al servicio de la vida, no la vida al
servicio de la economía.
¿Y cómo colocamos a la
economía al servicio de la vida? Recuperando los tiempos y re-contextualizando
el trabajo. Hemos dejado que el abstracto mercado defina lo que es tiempo como
horario y lo que es trabajo como empleo, pero la vida es más compleja y es hora
de que descolonicemos el imaginario del pensamiento único que propugna una vida
esclava. El Decrecimiento parte de la re-contextualización del concepto de
Trabajo, considerándolo y valorándolo en su carga global y superando la
diferencia impuesta entre Trabajo productivo/trabajo asalariado o remunerado
(empleo) vs. Trabajo reproductivo/trabajo no remunerado.
El Trabajo para el
Decrecimiento, en definitiva, es aquella actividad que favorece la
sostenibilidad y el mantenimiento de la vida, no únicamente aquella que es
mesurable por intercambiarse en el mercado como una mercancía. Asimismo, el
tiempo para el Decrecimiento va mucho más allá del horario o jornada laboral;
ya que reconoce y reivindica las diferentes dimensiones del tiempo: tiempo en
el arco o ciclo de la vida (tiempo de los cuerpos), tiempo de la naturaleza,
tiempo de trabajo (globalmente considerado), tiempo de la vida social y tiempo
en la ciudad (tiempo marco definido por el urbanismo y la organización de los
espacios).
En función de estas
consideraciones el Decrecimiento opta, entre muchas de sus propuestas, por la
reducción de la jornada laboral tendente en un futuro hacia las 21 horas
semanales. Ello es así debido a que esta reducción permitiría proteger los
recursos naturales del planeta porque se reduciría la huella ecológica,
alcanzar mayor justicia y bienestar social y construir una economía al servicio
de las necesidades de la sociedad y del medioambiente poniendo en el centro la
sostenibilidad de la vida y no al mercado o al capital.
En definitiva, los puntos
definitorios de la teoría del Decrecimiento son nueve: 1) Repensar los
valores y premisas que definen nuestro modo de vida y nuestra sociedad;
2) Recontextualizar la realidad revisando los conceptos con
los que designamos lo que nos rodea;
3) Reestructurar las
estructuras económicas y productivas para hacer posible una vida justa;
4) Redistribuir y
garantizar el acceso de todas las personas a los recursos necesarios para
vivir;
5) Relocalizar lo
más posible la producción y el consumo a escala local;
6) Reducir la
huella ecológica en base a la capacidad de carga y regeneración de la biosfera;
7) Reutilizar y
conservar los bienes combatiendo la obsolescencia programada;
8) Reciclar y
gestionar los residuos
9) Rentas mínimas
y máximas con el establecimiento de un suelo y de un techo de las rentas para
combatir las desigualdades.
Todo ello es el
Decrecimiento, la opción de Vivir Mejor con Menos, la responsabilidad ante el
consumo, la autolimitación voluntaria. No significa austeridad ni pérdida de
Derechos. Significa re-conquista de nuestra capacidad de decisión del modelo de
vida y felicidad que queremos llevar a la práctica. Significa pues,
reivindicación de soberanía alimentaria, energética, judicial, económica,
fiscal, cultural y educativa.
Decrecimiento supone
cuestionar para qué y hasta dónde;
Decrecimiento supone preguntarse: ¿Cuál es la vida que merece la pena
ser vivida?
Yésica Álvarez Lugo,
Máster en Desarrollo y Cooperación Internacional, y
miembro de Ben Magec-Ecologistas en Acción.
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