ADIÓS, EFECTIVO, ADIÓS
Durante la plandemia hemos visto muchas estrategias para
introducir la dichosa vacunita y una de las preferidas ha sido el “money”.
Si deseabas trabajar necesitabas la inyección, si ya lo hacías tenías que
demostrar que la tenías puesta y, si así no era, entonces no te renovaban el
contrato. Nunca fue obligatoria y, sin embargo, la sociedad se vio coaccionada
de un modo u otro hace tres años y de todos es sabido que esta acción es
delictiva, incluso si es el mismo estado el que la realiza. Otra historia es si
la justicia entra en esos fangos.
Más allá de estos sucios experimentos de control social y chantaje, lo cierto es que el dinero es clave para la manipulación de masas. Si se consigue convertirlo en una especie de espía cibernético (que ya lo es puesto que se sabe qué tiene cada cual en su cuenta corriente), y, si, además, se logra que se asocie a derechos sociales y beneficios estatales y subsidios, el plan ya es perfecto.
En octubre del año pasado se reunieron en la Unión Europea para estudiar la prohibición del dinero físico, ése que te permite comprar lo que quieras, donde quieras y sin que nadie lo sepa, es decir, la libre decisión sin que el dios estado meta las narices en tus asuntos. La decisión fue hacerlo realidad para todos los países en el año 2026.La justificación para esta medida draconiana fue el control
de los grupos políticos peligrosos de extrema de derecha, el estudio de sus
subvenciones y fuentes de financiamiento; se sabe que para ciertos señores la
extrema derecha es todo aquello que no comparta sus puntos de vista (estás
conmigo o contra mí). También se conoce que todo lo asociado a estos grupos es
considerado desinformación, en el sentido de que niegan la validez de la agenda
2030 y los sucios planes que tienen pensados para el resto de la humanidad que
no sean ellos. En este grupo se incluyen periódicos virtuales como éste y otros
organismos que no responden a las subvenciones millonaria que otorgan los
Rockefeller a ciertas organizaciones no gubernamentales, que asesoran y después
ordenan a los gobiernos qué decisiones son correctas o no.
Pero, como no se produce metedura en la carne sin hilo,
resulta que la intención va más allá. La huella digital, que aparecerá en una
aplicación que estará en el teléfono móvil de todos los europeos aparecerán
nuestros datos de todo (personales, financieros, legales), así como una forma
de obtener el ansiado dinerito para sobrevivir en las condiciones que nos
toquen, de acuerdo con nuestras posibilidades, lo cual no tendrán relación
alguna con nuestras capacidades. Es decir, que nuestras potencialidades se
verán muy reducidas por las normas que el estado nos imponga, en función de los
derechos que éste considere que debemos tener, en función de sus caprichos. Ya
no podrás comprar el pan con un billete de 5 euros, ni podrás ir al cajero.
Según la tecnología NFC desarrollada en México, los cajeros
serán historia. Eso de meter la tarjeta, aunque sea la cuenta de tu esposo o de
tu esposa y no seas el titular ya no será posible. Adiós a las tarjetas de
débito o de crédito, pues todo estará en el chip de tu teléfono móvil. Lo
acercarás a un dispositivo que estará a menos de 15 cms y listo, podrás sacar
el efectivo, así hasta que lo eliminen por completo.
Lo que está claro es que ellos no van retirar los billetes
de golpe, pues saben que la población no va a aceptarlo de buenas a primeras,
pero van a inventarse fórmulas para ir cerrando el cerco al dinero físico, el
símbolo de la libertad económica, asociada a la clase media y al libre
desarrollo de la persona, lo más peligroso para ellos al suponer la posible
desobediencia y estar fuera del control de la autoridad estatal.
Una vez desarrollado este primer paso, el sujeto habrá de
estar conectado a la red de internet las 24 horas de los 7 días de la semana,
de modo que se sabrá dónde se encuentra en todo momento y en que gasta el
dinero de su cuenta. Si, por casualidad, cae en alguna sanción, tienen alguna
duda y desarrolla una conducta no apta para los principios de la dictadura
2030, repentinamente se les retiran los fondos y todo resuelto, tal como
ocurrió en Canadá con los camioneros que colapsaron Montreal hace años. Todo es
compatible con el programa de modelo social chino, según el cual todo sujeto
obediente recibe premio, pero ay de aquél que es rebelde, puede perder la
libertad incluso en su propia casa, si no ve su nombre en las pantallas de los
centros comerciales o se encuentra con que no lo dejan viajar en avión. El PCCh
es el modelo a imitar en la agenda 2030.
Imaginemos que con el paso de los años ya no es posible el
dinero físico. Sabemos perfectamente que una de las intenciones de la plandemia
fue precisamente ése: incentivar al uso de técnicas electrónicas de pago porque
se consideraba que los billetes provocaban enfermedades, no siendo extraño
observar el deliro de que el que lo aceptaba al meterlo en una bolsa de
plástico o le echaba alcohol, porque tú se lo entregaste como forma de pago y a
lo mejor era un asintómatico. En el caso de que la OMS declare otra pandemia
(lleva años viendo la forma y la fórmula no le sale aún), esta idea se
institucionalizará y entonces será más fácil llevar la iniciativa hasta el
final. Aprovechando la coyuntura se lograría que la población aceptase esas
otras formas de pago controladas por el Banco Central Europeo y, a partir de
ahí, el móvil será nuestro DNI.
Es así como el control se hará a través del dinero,
habiéndose desarrollado el cronograma que a buen seguro ya tienen en sus sucias
mentes. Entonces, si estás fichado por algo, tienes deudas impagadas (que será
lo más fácil ante la desastrosa economía que ya existe), no podrás disponer de
dinero y serás un apátrida sin derecho alguno, salvo que alguien, que tenga un
gran corazón, autorice que te dé lo que necesitas. El estado español ya tiene
el control de todos los móviles de España y conoce a sus titulares, sólo falta
sumar todos los datos, crear un aplicativo completo, una sola identidad europea
y así sabrán todo de ti, incluso si te has puesto las inyecciones
reglamentarias, si sigues las recomendaciones de la OMS, que serán órdenes o si
mantienes contactos peligrosos en las redes sociales.
Ésa es la democracia de la que nos habla el sátrapa Sánchez,
un régimen en el que el control será absoluto y sólo sobrevivirán aquéllos que
no se rebelen frente al fascismo 2030, para lo cual, obviamente, es necesario
resolver el problema de la desinformación, un primer paso en el que ciertos
partidos comenzarán a hacer propuestas legislativas, en el nombre del derecho a
la información veraz.
Vemos como todo está unido, conectado en un solo propósito y
fin: el control tecnológico y quién sabe si la introducción de un chip en el
cerebro que funcionará como un teléfono móvil incorporado, de modo que ya no
seremos ni conscientes de nuestra consciencia y con un botón se podrá ordenar
nuestra muerte, allí donde estemos.
Intuyo lo duras que pueden parecer estar predicciones, pero
lo cierto es que ya se hacen experimentos con chimpancés y que sean con humanos
voluntarios es cuestión de tiempo, sobre todo si quien se ofrece cree hacerlo
por el bien de la humanidad (como siempre el bien común por encima de la
justicia individual y sus derechos naturales).
Entonces, a la pregunta de qué se oculta tras el fin del
dinero físico nos introduce en un régimen aterradoramente esclavizante, no sólo
nuestros medios de supervivencia, sino por nuestras creencias, hábitos, aspecto
religioso (el cristianismo es ya considerado una moda pasajera) y, lo más peligroso,
nuestra espiritualidad y conciencia como seres humanos.
No nos durmamos entonces en los laureles de la
postmodernidad que nos parece tan emocionante y abramos los ojos. Ni es oro
todo lo que brilla por que la consistencia puede ser un excremento ni tampoco
las palabras quieren decir lo que dicen, sino todo lo contrario.
Allí donde hay dinero, habrá cadenas, más irrompibles que la
de los esclavos de la antigua Roma (recordemos que ellos eran el motor de la
economía de hace 2000 años, mientras, si no hacemos algo a tiempo, seremos el
sustento de su ideología satanizante).
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