24/4/12

Introducción de la peseta como moneda complementaria


LA PESETA NO CONVERTIBLE PUEDE AYUDARNOS A AMORTIGUAR LA CRISIS

Las políticas de ajuste impuestas por Bruselas van a conseguir que España desande el camino recorrido en los 10 años anteriores a la crisis. Las implicaciones sociales son evidentes. Los efectos se prolongarán en el futuro, como consecuencia de la falta de inversión en I+D y en capital físico y humano. Nuestro país será un Estado secundario de la Europa Alemana. Está claro que, para nosotros, esta crisis  tiene importantes repercusiones estratégicas. En mi opinión, la crisis ya no sólo afecta a nuestras condiciones de vida, sino a nuestra dignidad como personas y como nación.


Sabemos que existe un riesgo importante de que los países sometidos a estos terribles ajustes terminemos saliendo del euro y, además, lo hagamos más endeudados. Esto último ya es visible en los Estados sometidos a intervención, que han recibido abundantes préstamos que engordan su deuda en una espiral que, insisto, tiene muchas posibilidades de no haber servido para nada, porque puede terminar de todos modos en el punto que supuestamente se quería evitar: la salida del Euro.


Pero lo peor de todo es el coste humano. La propuesta que avanzo en las líneas siguientes tiene más de política social que de política monetaria. A priori, a muchos les puede parecer una renuncia inaceptable. Pero, seamos realistas: aunque sea cierto que las imposiciones de Berlín y Bruselas son excesivas, no lo es menos que los españoles hemos cometido excesos durante los años de las vacas gordas. Algún coste hemos de asumir, y creo que la idea que voy a presentar puede aliviar la situación de desempleo masivo que vivimos.
Dicha propuesta es la introducción temporal de la peseta no convertible como moneda complementaria.

Las monedas sociales o complementarias son una realidad desde hace mucho tiempo, incluso en países como EE.UU y Alemania. Los resultados, hasta donde yo sé, han sido siempre positivos. Quien quiera ampliar información no tiene más que buscar en internet o leer mi breve artículo en este mismo blog . Durante la crisis de 2001 – 2003 en Argentina, varios estados del país suramericano crearon monedas complementarias y las  aceptaron en pago de impuestos. Precisamente, para hacer viable esta propuesta sin que Bruselas la prohíba terminantemente al día siguiente de anunciarse es necesaria la intervención de las CC.AA, porque el Gobierno central no puede llevarla a cabo. Y aún así, lo más seguro es que nuestros socios de la UE intentaran torpedearla.

La introducción de esta moneda no tiene porqué crear inflación. La riqueza material y humana de España sigue ahí, y ahora está desaprovechada y devaluada porque las perspectivas de obtener rentabilidad de ella son menores, debido a la propia crisis económica que, no lo olvidemos, tiene su origen en la crisis de liquidez provocada por la desconfianza entre bancos a partir del estallido de la burbuja en EE.UU (crisis de las subprime). La inyección de liquidez generará una reactivación económica que contribuirá a la puesta en valor de recursos que ahora están infrautilizados, así que no cabe temer tensiones inflacionistas. Paso a detallar la propuesta.

Operativa

-  Las CC.AA se coordinan para imprimir pesetas. Se trata de pesetas no convertibles, con las salvedades que se explican más adelante.

-  CC.AA, Diputaciones y Ayuntamientos pagan una parte de la nómina de sus empleados y de las facturas de sus proveedores en pesetas. Sus contratistas y el resto de agentes económicos podrán pagar a sus empleados en pesetas en el mismo porcentaje que lo hagan las CC.AA, diputaciones y ayuntamientos. Naturalmente, estas entidades deben aceptar el pago de impuestos también en ese mismo %.

-  Los bancos deben abrir cuentas en pesetas. En previsión de que muchos no lo acepten, ha de crearse una banca pública con operativa en internet, o bien sacar un concurso público para la adjudicación de la operativa en pesetas a las entidades financieras que estén interesadas en gestionarla. En este último caso debería estudiarse la exigencia que las entidades adjudicatarias no solo creen un sistema de cuentas corrientes y de ahorro independiente del suyo, sino que incorporen la operativa en las dos monedas a su funcionamiento diario. Para aumentar la generación de masa monetaria y, por tanto, de liquidez (dinero bancario), debería permitirse el préstamo en pesetas.

-   Hay que estudiar a qué sectores de la economía se extiende la aceptación de la peseta como medio de cobro a clientes y pago a proveedores. Desde luego, las empresas productoras y distribuidoras de productos y servicios básicos deben estar incluidas. La cuestión más compleja es qué hacer con los sectores importadores (por ejemplo, los combustibles). Habría tres opciones:
  1. No extender a esos sectores el uso de la Peseta.
  2. Hacerlo sólo en un %, que podría ser la media que en cada sector representan los insumos de origen nacional, o bien el mismo % que representan las pesetas en circulación sobre el total de moneda.
  3. Obligarles a aceptar la peseta en las mismas condiciones que al resto de los sectores, pero abriendo una línea de cambio a euros para las importaciones.

-    Sectores exportadores: sistema de cambio de euros a pesetas para que puedan pagar la parte autorizada de salarios y otros costes en esta moneda.

-    Cuando la situación económica lo permita (p.ej. 2020, como fecha orientativa) las AAPP ofrecerán a ciudadanos y empresas la reversión de sus pesetas a euros. A medio y largo plazo no cabe temer que la pesetización de la economía reste ingresos en euros y, por tanto, capacidad de pago de la deuda, porque la parte de nuestra economía basada en euros no va a disminuir como consecuencia de esta medida, sino que crece el conjunto de la economía gracias a la nueva actividad generada por la reintroducción de la peseta. Por tanto, dado que las AAPP deben comprometerse a cambiar las pesetas a euros cuando la situación lo permita, lo que se produce es un cambio de la posición deudora del Estado (o de una parte del mismo: las administraciones territoriales), que adquiere deuda con españoles, pero disminuye la deuda exterior, que es la que está poniendo a España en el ojo del huracán.

Ventajas
-   Reactivación de la economía. Las AAPP, salvo la Administración Central, podrían aumentar la contratación pública, creando nuevos puestos de trabajo.

-   Mejora de la capacidad de pago de la deuda externa. Una parte del ahorro en euros debido a los salarios no pagados en esa moneda podría utilizarse para el pago de deuda.

-   Alivio del gasto por desempleo, gracias a los nuevos puestos de trabajo creados.

-   Estímulo a la sustitución de importaciones. Si se determina correctamente en qué sectores existe producción nacional sometida a competencia exterior, una imposición de la peseta en un tanto por ciento ligeramente superior a lo que representa la participación de productos nacionales en el total del sector, penalizaría las importaciones y beneficiaría a la producción nacional.

-   Estímulo a las energías renovables (si se aplica el mecanismo descrito en el párrafo anterior).

-   Abaratamiento de nuestras exportaciones y ganancia de competitividad.

-   En su versión más sencilla, es un modelo de fácil implantación, siempre que haya voluntad política.

-   Y, sobretodo, es un alivio de la pesada carga que supone el paro para esos millones de españoles desempleados.

 Desventajas

-   Pérdida del poder adquisitivo de los salarios respecto al exterior. Lo notarían quienes tienen costumbre de viajar al extranjero. Habría pérdida adicional de poder adquisitivo si se incluye en el sistema monetario de la peseta a los sectores intensivos en bienes importados, pero ocurriría sólo en la medida en que se les incorpore, que puede ser reducida. Por tanto, se trata de una pérdida muy pequeña si la comparamos con la que originaría la salida del euro.

-  Posible interpretación por “los mercados” de que España está preparando el regreso a la peseta. Como todos sabemos, una de las posibles consecuencias de la salida del euro es un “corralito” y la fuga de capitales desde que esa salida se hiciese, no ya oficial sino, simplemente previsible. Para evitar que la mencionada interpretación por parte de los mercados llevase a tal situación, sería necesario un pacto entre los principales partidos políticos que garantizara que la incorporación de la peseta no convertible como moneda complementaria es una medida temporal y no es la antesala de la salida del euro.

Esta propuesta es económicamente viable. Sus potenciales obstáculos procederían de resistencias institucionales, dificultades legales y de los intereses de algunas grandes compañías. Pero es como en todo: si queremos, podemos.

Miguel Á. Ortega (economista)


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