ME QUEDÉ EN PARO... Y LA FILOSOFÍA ME
SALVÓ
Jean-Louis
Cianni
¿Qué tienen
que ver el paro y la filosofía?
- Yo me quedé en paro... y la
filosofía me salvó.
¿Cómo le
salvó?
- Me consoló, y salí adelante. De
hecho, la filosofía antigua enseñaba eso: Cómo vivir. Durante 1.500 años, ésa
fue su función: Mostrarte
el modo correcto de vivir.
Si me quedo
en paro, ¿Leo filosofía?
- Las adversidades te desencadenan
estados de ánimo... que los filósofos ya confrontaron antes que tú. ¿Por qué no
aprovechar sus hallazgos?
¿Qué
estados de ánimo?
- Yo los he experimentado. Primero sientes que eres un «muerto
social»: Ya no eres
nada para nadie, y acabas por no serlo ni para ti mismo. Y de ahí deriva una
serie de males conductuales, psíquicos y hasta físicos.
¿Cómo se quedó
usted en paro?
- Por una regulación de empleo en Air
Littoral, donde yo era director de comunicación. Antes de eso había sido
periodista. ¡Yo nunca había estado en paro! Y a los 49 años me encontré sin
trabajo, con tres hijos, esposa con empleo a tiempo parcial... y quince años de
hipoteca por pagar.
Desagradable
trance.
—Todos los males fueron aflorándome:
No saber gestionar el tiempo, soledad, achaques físicos, autodevaluación,
frustración, depresión... Sufrimientos todos derivados de no reconocerme, de
sentirme socialmente muerto... ¡Necesitamos
ser reconocidos!
¿Y la
familia no ayuda?
- Bendita sea, pero no basta. Por la
mañana, mis hijos y mi mujer salían a sus tareas, y yo me quedaba solo en casa,
en pijama... Me encerraba en mi
despachito, ellos creían que yo ahí preparaba algo... Pero no. No hacía nada,
sólo sentirme aturdido, perdido...
¿Y en qué
momento reaccionó?
- En ese estado, me acerqué a mis
estanterías con libros de filosofía de mis lejanos estudios universitarios, y
leí esta frase de Nietzsche: «Cada estado interior es una filosofía». Y decidí comprobarlo: ¡Buscaría qué
filósofos habían meditado sobre cada uno de esos estados de mi ánimo, y qué
habían dicho!
Meditar no
iba a devolverle el trabajo.
- No, ¡Pero
podía devolverme a mí mismo!
¿Eh?
- Lo primero que descubrí fue que
meditar deriva del latín medeor, ¡Que
significa cuidarse, curarse a uno mismo! Para los antiguos, ¡La filosofía fue terapéutica! Y puede volver
a serlo. También Nietzsche lo creyó: «¡Recuperemos al filósofo-terapeuta!».
¿Qué
filósofo ha sido más terapéutico?
- Para mí, Epicuro: Enseña
que la amistad es imprescindible para la vida feliz. Es cierto: Cuando un amigo
me pidió leer mis meditaciones, ¡Comencé a verme, a recuperarme!
¿Qué más le
enseñó Epicuro?
- A no tener miedo. Epicuro enseñaba a
desdeñar a la muerte: «Cuando estoy yo, la muerte no está; cuando está la
muerte, yo no estoy».
¿A qué temo yo?, me pregunté. Y
vi que siempre temí el juicio de los demás.
¿Qué otros
filósofos le curaron?
- Mis buenos amigos Sócrates,
Pitágoras, Diógenes, Montaigne, Spinoza, Schopenhauer, san Agustín, Pirrón,
Séneca y Diderot.
¿En qué aspecto le ayudó Sócrates?
- «Conócete a ti mismo», enseñó. Años de frenética actividad
laboral operaron como una pantalla que me ocultó ante mí mismo. ¿Quién era yo
en verdad? Me busqué...
Pitágoras.
- «Haz lo
que te es propio, que nadie te desvíe», enseñaba. Es tu trabajo: Identificar tu inclinación natural,
esencial... y desplegarla. La mía era escribir. Pero sin dictados.
Diógenes.
- Nos reenseña a reírnos (se burlaba
de Platón), a ser autárquicos: «capaz de convivir con uno mismo». A medirte contigo mismo.
Montaigne.
- «Yo amo
la vida», escribió. Con todo
lo que lleva dentro de absurdo y doloroso. Enseña a estimar la vida así, tal
como es.
Spinoza.
- Enseña que el hombre es porción del cosmos,
enseña a vivir sin ansias de tener,
de tener nada más que su cuerpo y su alma.
Schopenhauer.
- El parado se convierte en un
misántropo, como lo fue Schopenhauer. Él defendía el renacimiento en sucesivas
vidas. Me ayudó a decidir
renacer. En esta vida.
San
Agustín.
- Me ayudó a encontrar mi tiempo. El parado no sabe qué hacer con el
tiempo. Y Agustín enseña que el tiempo es un estado mental.
Pirrón.
- Este escéptico enseña
imperturbabilidad (ataraxia). Una vez su maestro cayó a una ciénaga y Pirrón
nada hizo por salvarle. Cuando el peligro pasó, ¡El maestro le felicitó,
claro! Me enseñó a permitirme vivir dejando que las cosas sucedan.
Séneca.
- El gran estoico romano te recuerda
que «no tienes derecho a quejarte de la vida, pues ella no te retiene
contra tu voluntad», y
aconseja que «si consideras de antemano todo lo que puede pasar como si debiera
pasar, se atenúa el choque de la desgracia».
Diderot.
- Tuvo una apoplejía, pero vivió de
pie los tres días que le quedaron. Yo, parado, casi muerto, me moví y llegué a
los filósofos: Sus meditaciones han sido lecciones de vida.
Resuma la
lección.
—Trabaja sobre ti y ten amigos: Con eso
atravesarás las pruebas de la vida. ¡Vivirás bien!
No hay comentarios:
Publicar un comentario