POLÍTICAS DE ECONOMÍA DEL BIENESTAR
Una Economía del
Bienestar debe ser impulsada por personas, de acuerdo con su contexto y
prioridades, por lo que debemos desconfiar de quienes exigen un modelo de
adopción plenamente articulado. —Robert Pollock, miembro de WEAll
Esta guía ha sido producida por la Wellbeing Economy Alliance, WEAll. Se trata de una colaboración global compuesta por casi 200 miembros: organizaciones, gobiernos, académicos, comunidades, individuos y empresas cuya meta es colaborar para cambiar el propósito del sistema económico. Como aclaran en su web (en inglés) se trata de ir del «nosotros vs. ellos» al «todos nosotros» (we all), y su visión incluye hacerse a sí misma innecesaria en un futuro. Se quiere «crear una cooperación sin precedentes entre los diferentes actores que trabajan en sus propias áreas y niveles del sistema económico»
Es resaltable que, partiendo de las premisas de WEAll, los
gobiernos de Nueva Zelanda, Finlandia, Gales, Islandia y Escocia han formado la
asociación de Wellbeing Economy Governments WEGO (Gobiernos de la Economía del
Bienestar) para apoyarse mutuamente a la hora de construir economías que
prioricen el bienestar de su gente y del planeta.
WEAll reconoce que muchas iniciativas para la elaboración de
políticas de bienestar se originan en el Sur Global, y de hecho muchos de sus
miembros provienen de allí. Sin embargo, el Norte Global tiene preponderancia
en la organización, como se ve en los estados adheridos al WEGO (que además son
en su mayoría de la órbita de la Commonwealth inglesa). También los hubs,
o sea las sedes físicas que se han formado desde donde trabajar por las metas,
muestran preponderancia del Norte Global. La misma organización reconoce que
tendrían que trabajar más con «los amigos» del Sur Global.
VALORES Y SENTIDO
Lo primero que salta a la vista al leer la guía es que esta
no se cree poseedora de una verdad absoluta: se define como un primer esbozo.
No da instrucciones para construir una Economía del Bienestar (EB) sino
consejos y herramientas para desarrollar políticas que lleven a una. Tampoco
definen qué es la EB, como tal vez esperaríamos. Pues «cada sociedad tiene
estructuras, valores y objetivos únicos». En todo caso, si bien la definición
del «bienestar» se deja abierta, sí se proponen dimensiones centrales de
necesidades humanas que serían: dignidad, naturaleza, conexión, equidad y
participación.
Se trata, entonces, de un proyecto a contracorriente de lo
que han sido todas las versiones del desarrollo que han plagado durante
decenios a la humanidad y que pretendían tener una verdad aplicable y
generalizable a todos. Aquí por lo contrario, todo lo que se haga es
contingente al lugar que lo requiere y a las necesidades de las personas. Uno
de los fundamentos, que se repite en cada paso expuesto, es la participación
significativa: «todos los resultados deben ser co-producidos con las
comunidades y los grupos de interés que poseen los conocimientos necesarios
para diseñar una economía que se alinee con sus valores y objetivos».
En la introducción de la guía, se parte de la necesidad de
dejar atrás el PIB como indicador económico incuestionable. Se resalta el
desequilibrio que vivimos en el presente, resultante de buscar solo el
crecimiento, y cómo este desequilibrio se ha exacerbado durante la presente
pandemia de COVID-19. También se trata de enfrentar el cambio climático y la
aniquilación de la biodiversidad.
De nuevo, no se ofrece una medición alternativa al PIB, sino
muchas posibles. Se quiere replantear la finalidad de la economía, reconducirla
hacia el bienestar colectivo. Con esto indirectamente se hace una crítica al
crecimiento, tan naturalizado ya como fundamento de nuestra economía: pues,
¿cual era su finalidad? La que se propone ahora es «promover el bienestar de
nuestras personas y del planeta al tiempo que reduce aquellas áreas de la
economía que lo dañan.»
Otra gran verdad de nuestros tiempos que enfrenta la guía es
la de «la economía», abstracción que hemos reificado (convertido en cuasi
objeto). La redefine así: «es solo una palabra que usamos para describir la
forma en que producimos y nos proveemos unos a otros… nosotros somos la
economía, y tenemos el poder de producir y proveernos cosas unos a otros de una
manera que sane las injusticias históricas». Este des-sacralizar la solidez de
«la economía» y cómo nos relacionamos con ella, constituye nuevamente una
apertura refrescante y altamente democratizante. Y así llegamos a otro de los
fundamentos: el del «pensamiento holístico» con el cual se quiere retomar la
economía como parte de la sociedad y del medio ambiente, sin distinguirse de
estos.
Las necesidades de la EB demandan de los Estados que salgan
de su papel de «correctores» de los fallos del mercado, y se encaucen a
fomentar actividades y comportamientos importantes para el bienestar, según se
definan las prioridades, pero además enfocándose en la fortalezas de cada
pueblo. Se requiere también que se identifiquen actores que estén alineados con
las metas de bienestar, lo que implica considerar áreas de la sociedad que no
estaban previamente incluidas en «la economía».
En resumen, los principios importantes para elaborar las
políticas que defienden serían: que sea un proceso participativo, contextual,
experimental y holístico, basado en evidencias y fortalezas, y también,
orientado a objetivos.
La guía se divide en 5 secciones con consejos sobre el
proceso de la elaboración de políticas. Se aclara que las secciones están
interconectadas y el proceso siempre incluye retroalimentación, una y otra vez.
Es muy útil que en cada sección se incluya un cuadro que compare el acceso a
cada tema desde el punto de vista de las políticas económicas tradicionales y
lo que sería desde la economía del bienestar, para entender la diferencia.
También se definen palabras o frases claves, y se cita a algún miembro de la
WEAll sobre el tema. Se incluye un estudio de caso en cada sección, que ayuda a
entender lo que puede ser el proceso en la práctica. Hay también links a
muchos más casos en todo el mundo que pueden servir como ejemplos.
LAS SECCIONES
1. Desarrollar una visión, un marco y unas medidas de
bienestar
Se trata de establecer una visión diferente del progreso,
holística y a largo plazo y, sobretodo, localizada. Esta visión tiene que
surgir de las comunidades, desde donde cristalizaría un marco de bienestar a
partir de las dimensiones social, económica, ambiental, política y espiritual
de la vida. La guía distingue la importancia no solo de comprender qué factores
importan sino también de poder comunicar esta visión y medirla.
Se resalta que es importante involucrar a todas las
instituciones gubernamentales en el proceso de recogida de información. Se
deberá llegar a las comunidades con ayuda de líderes comunitarios y
organizaciones de base. Para idear formas de facilitar la comunicación, hay
ejemplos y links a técnicas varias. Se dan consejos sobre cómo
fomentar la reflexión para alcanzar mayor profundidad y cómo identificar los
valores tras las prioridades de las comunidades. Se pone el énfasis en respetar
la diversidad cultural y en dar más peso a las visiones de comunidades
marginadas.
También para desarrollar modos de medir el bienestar se
realza la necesidad de implicar a la comunidad. Da ejemplos de los múltiples
modos de mediciones de bienestar ya existentes, pero advirtiendo que éstos
tienen que ajustarse a las características del propio territorio y de sus
gentes.
2. Diseñar una estrategia de Economía del Bienestar
La tarea aquí es poder alinear las áreas de la vida
económica que se identifiquen como importantes para el bienestar con los factores
clave de bienestar que hayan cristalizado anteriormente. Todos los resultados
deben ser co-producidos por amplias variedades de actores, hay que tener en
cuenta el rol que cada sector de la sociedad puede tener, sin dejar a nadie
fuera. En este capítulo también se dan variados ejemplos y se ofrecen links de
los múltiples modos de lograr esta participación y diálogo, informadas desde
perspectivas teóricas varias.
Es destacable que se insista en la guía en que hay que
«abandonar gran parte de nuestro antiguo pensamiento económico». Así, por
ejemplo, al redefinir la economía, actividades y áreas que no habíamos
considerado como parte de esta, como el trabajo alrededor de los cuidados o la
naturaleza, entran a formar parte del imaginario de una nueva economía. También
se considera necesario encontrar las fortalezas en las sociedades; así se evita
el miedo al cambio que se pueda generar.
En los ejemplos que se dan (Envision Utah) se puede
apreciar la importancia del debate público, con miras a una concienciación
ciudadana sobre la necesidad de cambio. También será necesaria una capacitación
para las entidades gubernamentales y reformas institucionales, así como
identificar el poder de grupos de interés. Se tiene en cuenta que habrá
sectores de la sociedad que se verán afectados negativamente por los cambios
propuestos, y estos tendrán que ser apoyados especialmente, posibilitando una
transición justa.
3. Evaluación y selección de políticas de Economía del
Bienestar
Partiendo de la amplia gama de herramientas de las que
disponen los gobiernos para influir en la economía, se trata de, por un lado,
evaluar las políticas existentes, de acuerdo a su alineación con los objetivos
de bienestar, y, por otro lado, de la co-creación de nuevas políticas. Para
ello se ofrecen nuevamente opciones estudiadas, con múltiples links.
Para la evaluación se ha de comprender qué ha funcionado
bien y por qué, y cómo las políticas se interrelacionan entre sí. Habría que
identificar así mismo las políticas que van en detrimento de las metas de
bienestar y también elaborar algunas de corto plazo que amortigüen los efectos
adversos de la transición.
El seleccionar nuevas políticas implica la co-creación con
diversos actores sociales, y se ofrecen links con técnicas e
ideas para ello. Se hace nuevamente hincapié en explorar especialmente cómo
fomentar comportamientos que han sido invisibles en la economía convencional,
como la generosidad o la cooperación. Entre varios puntos, se aconseja estar
atentos al punto de vista de la comunidad acerca del rol del Estado, y también
a considerar cuáles de las posibilidades de intervención estatal tendrán mejor
acogida. En este capítulo se ofrecen ejemplos de políticas de bienestar ya
existentes, con sus respectivos links.
4. Implementar con éxito las políticas de Economía del
Bienestar
Sectores locales de distintos niveles serán los que
implementen las políticas de la EB. Es importante desarrollar narrativas que
expliquen lo que se quiere a largo plazo (hay interesantes links e
información al respecto en su sitio
web). Se necesita que la población llegue a un compromiso profundo en todas
las fases, que esté empoderada para poder tomar la iniciativa y así lograr que
los cambios se acepten como legítimos, que se puedan también adaptar y logren
continuidad. En este capítulo se ofrecen nuevamente modos estudiados, con links,
para lograr la participación.
Es necesario identificar instituciones locales que sirvan
como agentes claves para la implementación. Se tendrán que introducir modos de
retroalimentación continua entre autoridades locales, la comunidad y las
instituciones externas.
La misma comunidad local también tiene que ser parte del
seguimiento y verificación de resultados, como parte de su implicación. Se
deben proporcionar herramientas y mecanismos para que esto sea posible, también
redes de apoyo y reflexiones regulares sobre las metas por las que se está
trabajando. En este capítulo se da un ejemplo de un proceso exitoso en Porto
Alegre (Brasil) en el que se logró el compromiso, con múltiples métodos, de muy
diferentes sectores de la población.
5. Evaluar los impactos de las políticas sobre el
bienestar
Esto será importante no solo por ser un proceso de prueba y
error, sino para identificar relaciones antes no vistas entre las políticas.
También, al comunicar los resultados se está ayudando a cambiar la narrativa
respecto a la economía y nuestro rol en ella.
El proceso de evaluación tendría que tener cierta
periodicidad. Se deben identificar las mejores prácticas en comunidades, áreas
o individuos, y también lo que se puede mejorar, identificando barreras
inesperadas. La guía provee varias posibilidades que dan una idea de cómo
evaluar los cambios. Se debe ser especialmente sensible al evaluar cambios en
el bienestar de grupos vulnerables y en el medio ambiente. Es importante
también comunicar lo aprendido, a la comunidad y al mundo.
EN PERSPECTIVA
Hay varios aspectos que hacen muy interesante esta guía. Se
trata de un modelo transgresor, que intenta profundizar en la democracia. Hay
que resaltar su apertura a ser apropiada por lo local. Y ¡qué maravillosa labor
la de deconstruir la economía, y nuestro posicionamiento ante ella!
La magnitud de la tarea que propone puede ser abrumadora, y teniendo esto en
cuenta, la guía resulta un muy buen resumen de cambios que muchos consideramos
necesarios.
Sí llama la atención que en la mayoría de casos que se
presentan, el Norte global tiene preponderancia. A pesar de esto, como vimos,
se dan factores de la economía que se consideran universales, y también la
palabra progreso se repite, con lo cual surge la pregunta: ¿Pueden ser
universales estos conceptos?
Y bien, solo podemos pensar desde lo que somos. Pero,
justamente, aquí el valor es el estar abiertos a aglutinar esfuerzos con otros
proyectos similares en todo el globo, presentar herramientas como posibilidades
para trabajar por «economías del bienestar», que tal vez estarían mejor así en
plural.
Remito a las personas lectoras que estén interesadas,
a su sitio web (ojalá pronto en más
idiomas), toda una mina de información enlazada con proyectos interesantes por
todo el mundo.
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