¿PODRÍA FUNCIONAR UNA MONEDA SOCIAL COMPLEMENTARIA?
|
Imaginemos vivir en una pequeña villa donde alrededor de mil habitantes conviven tranquilamente lejanos a las grandes ciudades de la globalización. Nuestro pueblo se sitúa en un país que está atravesando una crisis histórica, está sucediendo algo tan anormal y tan extraordinario que todo ha entrado en una terrible crisis. La gestión pública se demuestra insuficiente y los dirigentes del país parecen haber perdido la perspectiva de la situación, han comenzado a tomar decisiones absurdas en un desenfreno tal que han destruido, en tan solo unos meses, parte del tejido económico del país.
Una nueva moneda gestionada desde lo local puede ser una solución. La buena noticia es que ya tenemos todo lo necesario para crear una segunda moneda. Redes interconectadas de todo el planeta llevan años desarrollando las herramientas para que grupos de personas equipadas con un teléfono móvil puedan manejar aplicaciones sencillas que, apoyadas en sistemas libres y gratuitos como blockchain, pueden gestionar una economía local entre iguales.
Dichas aplicaciones, aportan
la estructura necesaria para seguir trabajando en nuestro pueblo pase lo que
pase en la capital o en las grandes ciudades. En el uso de las monedas sociales
todos somos potenciales creadores, productores y consumidores de bienes y
servicios, cualquier actividad se puede convertir en una unidad de valor
intercambiable. Una comunidad que toma el poder de la creación de su propia
moneda, permite a las personas que la conforman el convertir las tareas que
desempeñan en un trabajo para ganar moneda.
La legitimidad necesaria para crear una moneda social es el
interés y la confianza de la comunidad. Como es sabido, el funcionamiento de un
sistema económico está basado en la confianza de sus usuarios, como sucede en
el mundo de las monedas oficiales. Complementar el tradicional sistema
económico con una segunda moneda social aporta independencia en su gestión
económica a los espacios comunitarios locales, aprovechando todo lo útil de las
redes de la vieja economía y sumando una nueva economía creativa. Si el dinero
es un acuerdo, podemos ponernos de acuerdo para crear un nuevo tipo de dinero.
La creación de una moneda local puede ser tan simple como
elegir y copiar modelos ya desarrollados, optimizados y probados. Sólo se
necesita una aplicación de móvil, la confianza de los usuarios y unas horas a
la semana de gestión de las herramientas, a cambio se puede obtener soluciones
creativas y auto-gestionadas. Una segunda moneda se diseña siempre en
referencia al valor de una moneda oficial, como por ejemplo el euro. Cualquier
moneda social tendrá usos de servicio público y su fin es ser medio de cambio,
principalmente para hacer más fácil un mercado local de intercambio de bienes y
servicios. Es decir, donde el trueque es complicado o insuficiente, la moneda
social es útil.
Regulada por acuerdos locales, la moneda social -o segunda
moneda- genera una economía práctica, complementaria y muy útil para
comunidades pequeñas donde la población se apoya en las transacciones del día a
día. La legitimidad de una segunda moneda está basada, como decíamos, en la
confianza. Es decir, son los vínculos comunitarios los que aportan la certeza
necesaria que legitiman su uso.
REINICIANDO SISTEMA
Para que un grupo se organice y comience el proceso de una
nueva moneda social el primer paso es compartir información y comenzar a formar red dentro del entorno donde se pretende implementar.
La iniciativa comienza invitando a los vecinos a una sesión informativa,
asistencial o telemática, donde se informa de las utilidades y herramientas de
una segunda moneda, así como de sus posibles usos y beneficios. Después de un
tiempo de debate abierto entre los vecinos se propone comenzar un proceso
participativo para el uso de una segunda moneda en el pueblo.
Una vez decida impulsar la propuesta los pasos para comenzar
son sencillos; primero se necesita un grupo de voluntarios para gestionar el
proceso y, segundo, todos los participantes pueden instalar en sus teléfonos
móviles la herramienta que les permita comprar, vender y manejar toda la
información en el teléfono móvil. Es recomendable apoyar la iniciativa en una
aplicación de smartphone que funcione como una cartera virtual, un modelo
adaptado a la moneda social similar a los que se usa ya desde hace años para
gestionar cripto-monedas globales como pueda ser el bitcoin.
Las herramientas digitales para el uso de monedas sociales (segundas
monedas o cripto-monedas) están siendo optimizadas constantemente desde hace
años para ser utilizadas por cualquier persona que tenga costumbre de utilizar
un teléfono móvil. Una vez que las personas usuarias tienen instalados en sus
móviles la aplicación de gestión de la moneda social se puede facilitar un
período de prueba donde se realicen prácticas reales, como por ejemplo un
mercadillo semanal de compra y venta de productos y servicios locales.
Cualquier cosa que sirva para hacer un trueque vale para poder familiarizarse
con dinámicas de la nueva segunda moneda. Una vez resueltas dudas y después de
una breve etapa de pruebas, toda la comunidad puede tener una nueva herramienta
con la que poder mantener una economía comunitaria sin depender de toda la
carga de las normas y los impuestos de la economía convencional.
CREAR UN BANCO DE MONEDA SOCIAL
La figura de un banco en una moneda social o en una segunda
moneda es la de una institución local comunitaria al servicio de los usuarios y
sin posibilidad de lucro, a diferencia de las entidades financieras que manejan
la economía que todas conocemos. Para abrir una iniciativa de moneda local a visitantes
temporales se puede usar la figura del banco comunitario.
En este sentido, si una persona visitante temporal quiere
participar de la segunda moneda solamente para pasar un tiempo comprando cosas,
la figura del banco social ofrece la posibilidad de adquirir moneda social a
cambio de primera moneda, en Europa serían euros. Si el cambio elegido es de 1
euro por 1 unidad de moneda local, en el intercambio la persona decide cambiar
100 euros por 100 unidades de moneda local. De esta forma el banco social
comunitario recibe 100 euros y entrega 100 unidades de moneda local. El banco
social comunitario adquiere 100 euros de primera moneda para poder gestionarlos
dentro de la comunidad.
En la economía de uso de una segunda moneda, la relación con
la economía del euro – u otra divisa convencional- es imprescindible para poder
tener acceso a multitud de productos que la comunidad necesita y no puede
producir, como por ejemplo gasolina o tecnología. Tomar el poder de la creación
del dinero desde las comunidades tiene muchas ventajas, como por ejemplo
gestionar la economía para la redistribución a través de la facilitación del
crédito entre usuarios, en lugar de para el lucro o la especulación como sucede
en el sistema convencional. Además, el Banco Comunitario puede tener moneda
oficial en caja, para ofertar la conversión del dinero alternativo en moneda
oficial según las necesidades de la propia comunidad.
La legitimidad se gana desde una gestión que genere
confianza, una segunda moneda enfocada en lo social es una herramienta que
tiene poder para ofrecer soluciones donde el Estado no alcanza. Cuando una
comunidad toma el poder de la creación del dinero surge la posibilidad de
transformar la actividad de cada individuo en trabajo remunerado y fomentar
relaciones alejadas de la especulación y el lucro, orientándolas a la
redistribución de riqueza y a cubrir necesidades reales de la población. Es
decir, la economía del euro está pensada siempre desde lo global y nunca desde
lo local, una segunda moneda responde a las necesidades desde lo local para
redistribuir la riqueza de forma que puedan darse transformaciones
a escala global.
https://www.elsaltodiario.com/monedas-sociales/como-podria-funcionar-moneda-complementaria-segunda
No hay comentarios:
Publicar un comentario