Cinco años viajando sola
Hoy
hace cinco años que estoy viajando sola, que me cargué la mochila y
comencé a viajar. Hace cinco años que me despedí con mucho
miedo y con un nudo en la garganta de mi familia y de que el que era
entonces mi pareja me llevó a la estación de tren con mucha
tristeza y otra tanta dosis de amor. Cinco años desde que rompí a
llorar mientras sonreía sentada ya sola en ese tren que me llevaba a
Barcelona, desde que volé a Bangkok y no
me encontré en
esa ciudad tan rápida en la que me sentía tan sola.
Este
dos de mayo escribo desde algún lugar de Hungría, cumplo cinco años
viajando sola y celebro que el nombre de mi blog tiene un sentido
real, que vivo sintiéndome un poquito más libre y también más
viva.
CINCO
AÑOS VIAJANDO SOLA; PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Llevo
cinco años viajando sola, en general sin billete de vuelta y con
complejo de turrón ya que siempre vuelvo a casa por Navidad.
Aprovechando la ocasión, hoy respondo a las preguntas que obtuve
como respuesta en una story de Instagram y a otras tantas en
Facebook. ¿Cómo
y por qué tomé la decisión? ¿Cómo lo comuniqué y se lo dije a
la familia? ¿Cómo han sido estos cinco años viajando sola? ¿Tan
fáciles y bonitos como parecen? ¿Me veo volviendo a una estabilidad
estándar con trabajo, piso y pareja? ¿Cómo me financio todo
esto?
Viendo
las preguntas, he querido hacer una comparación
respecto a cada tema entre cómo lo viví y cómo lo vivo ahora
después de estos cinco años viajando sola y
de dejarlo todo e irse. Sigue leyendo ¡Voy a ello! Por supuesto, si
después de leerlo te quedan más preguntas puedes preguntar en
comentarios.
¿POR
QUÉ DEJARLO TODO E IRSE?
Hace
5 años
Después
de estudiar biotecnología y alguna experiencia por Europa para
aprender idiomas, trabajaba en una farmacéutica especializándome en
Gestión de Proyectos. Tenía pareja, familia y amigas, un trabajo,
planes cada fin de semana y un viaje o dos al año. Sin embargo, pese
a tenerlo «todo» me enfadaba a menudo, lloraba y me sentía
incompleta. Me sentía infeliz.
Estaba
muy frustrada.
Después
de dos años, con uno como becaria y con cinco idiomas a mis
espaldas, continuaba trabajando por un sueldo irrisorio pero con
mucha
proyección de futuro (ya
sabéis),
haciendo un trabajo que no me gustaba y no me hacía feliz mientras
dejaba todas
esas cosas que quería hacer para
un futuro que no sabía si llegaría.
Yo
siempre había viajado mucho por la excusa de los idiomas y, a esta
edad, me había imaginado viajando, teniendo experiencias y probando
cosas nuevas. Por supuesto, estaba teniendo otro tipo de viaje y
experiencias vitales pero ¿la
casa, el trabajo y la pareja? ¿Eso quería? Estaba
formando una vida que no quería y, si la quería, no la esperaba tan
pronto.
Entonces decidí que no y lo dejé todo. No fue fácil, escribí este
artículo (por
el que muchas llegáis a este blog) y en el que lo expliqué a fondo…
y me fui a Tailandia.
5
años después: La casa, el trabajo estable y la pareja ¿podrás o
lo querrás?
Es
una pregunta que me han hecho mucho. También es una pregunta que me
hacía yo a menudo: Si me acostumbro a esta vida ¿podré algún día
amoldarme a una vida estándar? ¿A las ocho horas diarias, a una
pareja estable, a tener una hipoteca?
¿Quiero
o querré tenerlo?
Con
el tiempo dejé de hacérmela. No sé si me la he respondido todavía,
pero ya no me importa. He entendido que soy quien siento que soy en
este momento, estoy abierta al cambio de nuevo (de mente, de vida y
de sentimientos) y no sé qué es lo que querré mañana. Si
siento que quiero estabilidad (otro
tipo de estabilidad porque, aunque desde afuera parezca inestable, la
verdad es que me siento más estable que nunca) la
tendré. Pero estoy segura de que nada de eso lo tendré por
imposición. Siendo
sincera, hoy en día ya no me imagino en una oficina, 8 (ó 10 horas)
al día, hipotecándome para tener una casa (un piso con suerte) y
con una pareja para toda la vida (mucho menos prometiéndolo o
firmándolo en un papel), pero como digo, creo
que somos seres en un cambio constante y que eso es bastante bello
como para disfrutarlo en el presente. Si
un día decido cambiar de mentalidad de nuevo, me sentiré totalmente
libre de hacerlo.
MIEDO
A VIAJAR SOLA
Hace
5 años
¿Por
qué sola? Pues porque nadie quiso venirse conmigo en un viaje
indefinido por el Sudeste Asiático ¡Y mira que lo intenté!
Viajar
sola no era, para nada, la primera idea que me vino a la cabeza.
Tenía muchos miedos (¡demasiados!) sobre viajar sola. Éstos
pasaban desde el peligro físico, al aburrimiento, a no encontrarme,
a qué sería de mí a la vuelta, al sentirme sola, a perderlo todo…
Pero supe que si no lo hacía sola no lo haría nunca, y ese miedo
fue más fuerte que cualquier otro.
Como
no encontré en otros blogs lo que buscaba (las viajeras solitarias
me parecían superheroínas que no hablaban de miedos), decidí
escribir sobre todos estos miedos en un montón de artículos.
Empecé
con muchísimos miedos, tabúes y dudas. Ahora con perspectiva veo
que no, los miedos a viajar sola no se me quitaron en un primer viaje
a pesar de que éste durase siete meses.
Después
de 5 años viajando sola, ¿tienes miedo?
Después
de cinco años viajando sola no puedo decir que no tenga ningún tipo
de miedo. Sin embargo, ya no tengo miedo por países, ya no me
bloquea ni se interpone. Me muevo segura de mí misma y ya no me
pregunto si es posible viajar sola a tal o cuál país. Sé que se
puede porque en todos los países viven mujeres. Ya
no me considero más débil por ser una mujer la que viaja sola,
he hecho dedo en países de diferentes continentes, couchsurfing y he
aceptado quedarme a dormir con gente que he conocido en el
viaje. Conozco
mis riegos, pero ser una mujer en cualquier ciudad del mundo también
los tiene (lamentablemente). Escribí
un artículo muy claro sobre esto llamado Tú
te lo buscas por viajar sola.
He
entendido que hay cosas o actividades que puedes disfrutar o no
disfrutar y que ya no depende del género. Todavía hay cosas que no
disfruto (claramente por los miedos) como es acampar
sola o
caminar sola entrada la noche. Hay viajeros que no se fían de viajar
solos a dedo y que nunca acamparían en solitario, mientras que he
conocido a muchas viajeras que hacen ambas cosas (y me da mucha
envidia que puedan disfrutarlas).
PLACER
VIAJANDO SOLA
Hace
5 años
Al
principio, mi placer viajando sola era encontrar nueva gente con la
que viajar. Me costaba disfrutar en solitario, mi cabeza hablaba
demasiado y sentía de mucho más cerca los miedos.
Al
principio me costaba estar sola en un lugar con mucha gente, me
sentía rara o incluso tonta. Aprendí a llenar mi tiempo de otras
formas; con la fotografía, con la escritura o la observación y a
liberar (también así) mi mente.
No
ha sido un camino sencillo, no creo que sea algo para lo que estemos
preparados ni lo aprendí en mi primer viaje. Por supuesto ha habido
momentos en los que me
he sentido o he estado sola.
5
años viajando sola ¿viajarás sola siempre?
¿Disfrutas
viajando sola? ¿No te aburres viajando sola? ¿No has encontrado a
nadie con quién viajar en esos 5 años que sigues viajando sola? ¿Te
ves siempre viajando sola? ¿No te gustaría compartir un viaje?
Después
de cinco años sigo disfrutando mucho de viajar sola, quizás cada
día disfruto más. Por
supuesto, hay días o destinos más solitarios (Europa
está siendo uno de estos),
pero he
aprendido a gustarme en soledad.
Con
perspectiva, veo que elegir el
Sudeste asiático como primer destino para viajar sola fue un gran
acierto ya
que es, probablemente, el continente en el que menos sola se viaja.
¿Si
me veo siempre viajando sola? Viajar
sola no significa que siempre esté viajando sola:
conoces a mucha gente, compartes partes del viaje y bonitas
conversaciones. Muchas veces se comparten unos días, incluso
semanas. Pero no, por supuesto que no me veo siempre viajando
sola; en
el fondo de mí espero encontrar a alguien con quien compartir, con
un objetivo y una forma de ver la vida en común. Sin
embargo, esto quiere decir que no cambiaría mi forma de vida por
alguien ni esperaría que alguien la cambiase por mí. También
escribí un artículo muy interesante sobre el
miedo a quedarse sola.
LA
FAMILIA
Hace
5 años
¿Cómo
se lo comuniqué a mi familia? ¿Qué opinaron de esta decisión?
¿Cómo se lo tomaron?
Fui
poco a poco. Primero les comuniqué que iba a dejar el trabajo en la
farmacéutica, que si en unos meses no encontraba nada que me gustase
me iría del pueblo (y del país) y ya a dos meses de dejar el
trabajo les dije que me iba al Sudeste asiático sola. Poco a poco
entendieron que me iba sin billete de vuelta y sin un plan definido.
Se lo tomaron bien, con bastantes miedos, pero pensando que era una
etapa en mi vida y que cuando volviese de esa locura de
viaje asentaría
la cabeza.
No
quise llevarles la contraria, en parte porque ni yo misma lo sabía
y en parte porque creo que este tipo de noticias se llevaban
mejor poco a poco. Funcionó bien, lo entendieron, me apoyaron y, en
cierto modo, cambiaron también su forma de entender la vida. Aquí
escribí un
artículo con
relación a esto si estás pensando hacer algo parecido.
Después
de 5 años: ¿Me entienden mis padres? Y yo ¿quiero tener familia?
Después
de cinco años viajando sola mi familia me acepta. No sé
si entender es
la palabra, pues estar viajando sola durante cinco años no es algo
que ellos harían, pero me
aceptan como soy y me ven más feliz y completa que nunca.
Eso les vale, y debería valerle a cualquiera que te quiera. Debido a
todo el mundo que me preguntaba por mi «pobre» madre, le hice una
entrevista sobre cómo se sentía eso de que su hija viajase tanto
sola. Gustó mucho y puedes leerla
aquí.
¿Si
quiero tener familia? Familia ya tengo. Tengo a mis padres, mis
hermanos, mis sobrinos, mis abuelas y una gran tanda de tíos y
primos. Tengo a mis amigas repartidas por varias partes del mundo.
Pero si lo que me preguntas es si quiero tener hijos responderé algo
parecido a si quiero viajar en pareja. Me gustaría, pero si
es el momento, si tengo la compañía adecuada y una estabilidad
viajera definida que pueda incluirlos.
Puestas a imaginar, me gustaría poder criar unos hijos en el viaje,
demostrarles lo bueno del mundo, que aprendiesen idiomas y no
tuviesen demasiados apegos, sobre todo a las cosas materiales, que
siempre tuviesen unas raíces a las que volver, porque son
importantes y aunque yo no las haga crecer siempre las riego
volviendo a ellas de nuevo. También escribí un texto muy bonito,
personal e íntimo sobre Viajar
sola, tener hijos y tortugas marinas.
EL
DINERO
Hace
5 años
Me
fui a Asia con 4000 euros, que es todo lo que tenía ahorrado hasta
el momento. Sin más ataduras sin más posesiones, sin nada que poder
vender en caso de necesitarlo. No sabía si era mucho o poco, pero
era todo lo que tenía. Por suerte, tenía
una familia y una casa a la que poder volver y dos manos, dos pies y
una cabeza con la que poder trabajar.
No
tenía miedo, tenía pánico: Estaba
dejando la posibilidad de construirme una carrera en la industria
farmacéutica, tenía
27 años, según dicen los mejores años para crecer
profesionalmente, por
lanzarme al vacío al irme a «hippear» por el Sudeste
Asiático. Tenía
mis dudas que, después de eso, alguien en España quisiera
contratarme de nuevo.
Viajé
mirando mucho el dinero, asustada por lo que gastaba y gastando lo
mínimo posible. No siempre fue fácil, dejé de hacer muchas cosas
que quería hacer o probar por no gastar y dormí en lugares bastante
feos. Al final viajé durante siete meses y volví a casa con unos
700 euros, lo que da una media de unos 16 euros por día.
Volver
a ahorrar, a encontrar trabajo, a reinsertarme era uno de mis mayores
miedos conforme pasaban los meses. Hasta escribí este artículo
de por
qué contratar a una chica que viaja
intentando
autoconvencerme de que en vez de haber perdido siete meses los había
ganado (y, por supuesto, sigo totalmente de acuerdo).
Cinco
años después
El
dinero es importante y nadie puede cambiar esto. Sin embargo, con el
paso del tiempo he aprendido a vivir con menos, a desear menos y, por
tanto, a gastar menos. También eso supone frustrarme menos o tener
que mirar menos el dinero porque no hay tantas cosas que quiero.
También, en la otra cara de la moneda, he dicho que no a muchos
planes, cenas y escapadas por no gastarme lo que va destinado al
viaje.
Soy
consciente de que, al tener dos manos, dos piernas y una cabeza,
puedo trabajar allí donde quiera. En general, y por comodidad,
trabajo cuando vuelvo a casa, pero también, como en el caso de
México o con las postales lo he hecho durante el viaje. Hasta ahora
y desde entonces, he trabajado limpiando un Zara por las mañanas, en
el campo (recogiendo guindillas y plantando), dando clases
particulares de química, vendiendo mis postales durante los viajes,
haciendo encuestas, de camarera en un bar (aquí
conté mi experiencia en México),
de recepcionista voluntaria en hostales, como vendedora de verdura en
un mercado y hasta como figurante en una película. Hay mucho trabajo
temporal que mucha gente no quiere y que es perfecto para alguien
como yo. Lo más difícil, sin duda, es acostumbrarse a esa
incertidumbre de no saber qué viene después.
Me
preguntan mucho cómo me financio mis viajes y siempre respondo que
trabajando (aquí
el artículo),
simplemente es que viajo (y vivo) diferente. Como dato: en este mes
de viaje por Europa me he gastado lo que gané por trabajar 4 días
como figurante en la película; 320 euros, lo que sale a un poquito
más de 10 euros al día; para ello, bastante couchsurfing, viajar
despacio, cocinar y caminar.
También
hoy por hoy me ayuda algo el blog. No vivo únicamente de él,
hacerlo suponía hacer un tipo de trabajo que tampoco disfrutaba,
pero con estas publicidades (aquí viene algo de Spam) si clicáis,
me dan unos centimitos que
acaban sumando.
Además,
algunas veces algunas compañías confían en mí para mostrarme sus
servicios y que yo pueda luego compartirlos (como observar
las ballenas
en Islandia o
el trekking
al Mirador de Guatemala)
pequeños caprichos que yo, con en mi presupuesto, no podría
permitírmelos.
CARRERA
Hace
5 años
Como
he dicho, dejé una prometedora carrera
en la industria farmacéutica a cambio de irme a recorrer un poco de
mundo. En esos momentos sentí que saltaba al vacío, que perdía los
años buenos y que cada año contaba en mi futuro profesional. Sentí
que estaba siendo una total irresponsable, pero la realidad era que
ese trabajo se me hacía asfixiante.
Dejaba
de lado la posibilidad de llegar a ser una persona exitosa, esa con
la que a un padre se le llena la boca frente a los amigos, ya no
sería responsable en una empresa siendo muy joven, tendría gente a
mí cargo o descubriría un fármaco importante.
Cinco
años después
Desde
entonces, sin buscarlo, me han ofrecido un par de veces trabajos
exitosos,
bien pagados pero estables (que he terminado rechazando). Ahora tengo
otra percepción respecto a la Carrera, el trabajo y mi vida. Mi
definición de éxito y trabajo también han cambiado. Ya no van
unidas y trabajo
es aquel medio que utilizo para ganar dinero con el que continuar
viajando. No
sé si algún día volveré al mundo de la Biotecnología pero si
vuelvo será porque así lo quiero, porque sea algo breve y bien
pagado o porque creo que puedo cambiar algo.
Y
aunque, por supuesto, a veces tengo dudas, en este momento mi carrera
y mi éxito son este blog, mi propia vida y las cosas que quiero ir
escribiendo.
Básicamente
es esto lo que quería contarte sobre estos 5 años viajando sola.
Sobre este estilo de vida semi nómada y semi virtual de Dejarlo Todo
e Irse. Terminar diciendo que creo que cada una tiene que buscar su
definición de éxito, ver qué es lo que hace bien y lo que disfruta
haciendo. Definir su sueño, entender sus tiempos, sus ciclos, sus
intereses y, después, ponerse manos a la obra tomando decisiones.
Espero que os haya gustado este artículo tanto como a mí me ha
gustado escribirlo.
Soy
Patricia. Viajo sola desde 2014, cuando cargando mil miedos en mi
mochila dejé mi trabajo en una farmacéutica y me marché al
Sudeste asiático sin billete de vuelta. Ya he recorrido sola 4
continentes. Enamorada de viajar sola, lento y a dedo, y luchando por
sentirme cada vez más libre, ahora me dedico a animar a otras
mujeres a hacer lo mismo siendo cabeza y manos del blog Dejarlo Todo
e Irse.
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