ATREVERSE
A DECLARAR LA MUERTE DEL CAPITALISMO
(Antes
de
que termine con todo)
Introducción
de Francesco Piccioni
En
un incisivo artículo aparecido en The Guardian el pensador liberal
George Monbiot ha planteado abiertamente la necesidad de la
superación del capitalismo.
Monbiot
aborda el tema desde el medio ambiente, mientras que nosotros, los
marxistas , abordamos las contradicciones del sistema desde el
análisis de la explotación del trabajo humano.
Ambos
términos, trabajo humano y naturaleza, son al mismo tiempo recursos
y el límite del capital. El capitalismo utiliza estos factores para
crecer, pero lo hace hasta que la explotación de estos elementos se
vuelven físicamente imposibles de seguir explotando.
En
nuestro tiempo la explotación del trabajo humano – la única
fuente de la cual es posible extraer la plusvalía – está llegando
a su límite máximo producto del desarrollo de la automatización .
Un
robot hace las mismas cosas que un trabajador o un empleado, las hace
más rápido y con mayor precisión. No necesita ser pagado y nunca
protesta. Lástima que no compre nada.
Esto
significa, paradójicamente, que la robotización al llevar al máximo
la capacidad de producción sin la participación de seres humanos se
quedará sin potenciales consumidores que estarán en el
paro.
Está
una de las contradicciones ideológicas del neoliberalismo : al
reducir al mínimo el costo de la mano de obra (salario,
contribuciones a la seguridad social, , derechos, robotización
,etc.) no hay quien compre los productos creados para el consumo.
El
neoliberalismo ha sido tan eficaz en consecución de este objetivo
que los trabajadores se han convertido en malos consumidores. Por
cierto, contra su voluntad. Pero, si te pagan poco, gastas poco.
Las
líneas de producción robóticas, incorporan los costos de
producción como todas las demás máquinas: depreciación dentro de
un cierto número de años. Pero también se produce “in extremis”
el siguiente fenómeno; con salario cero, plusvalía cero,
crecimiento cero y por tanto mercado cero.
Ahora
si partimos para analizar el capital , como Monbiot, desde la crisis
ambiental y climática, el resultado es absolutamente idéntico.
Los
recursos físicos del mundo son limitados, y la mayoría de ellos no
son renovables. Una vez consumidos, se acaban. Petróleo, gas,
carbón, tierras raras y muchos metales pertenecen a esa categoría.
Incluso
los recursos renovables (como la agricultura) son limitados. A pesar
que realicemos obras faraónicas las tierras cultivables son una
fracción irrelevante; por otro lado las tecnologías descubiertas
para aumentar la producción por hectárea tienen consecuencias
devastadoras (OGM, herbicidas, fertilizantes, fungicidas,
insecticidas, etc.).
En
estos días una noticia nos da la idea que el desastre que ha creado
la super-explotación del medio ambiente.
WalMart,
la cadena de distribución más grande en los Estados Unidos,
ha patentado una tecnología que crea “robots-abejas”, una modelo
de drones altamente especializados.
Los
“robots-abejas” son ahora necesarios porque el uso – durante
décadas- de fertilizantes venenosos ha hecho desaparecer las abejas
en muchas áreas agrícolas de importancia primaria, creando
problemas de polinización y, por lo tanto, daños a la producción
agrícola.
La
sustitución de los organismos vivos naturales con productos
industriales se está volviendo real. El límite está aquí, frente
a nosotros.
Los
robots-abejas pueden ser más eficientes que los insectos vivos
(porque las abejas como los trabajadores humanos, también necesitan
descansar ) pero, como en la producción industrial, lo que se gana,
por un lado, se pierde por el otro.
La
eficiencia productiva capitalista siempre ha requerido de una
«reducción de las variables», con este argumento el sistema
destruye la biodiversidad de insectos o aves polinizadoras
proceso que más temprano que tarde terminará destruyendo la
reproducción en general.
En
conclusión, un liberal como Monbiot llega al mismo punto que
nosotros : o bien suprimimos el modo de producción capitalista, o
seremos aniquilados como sociedad humana (la naturaleza siempre se
defiende mejor para salvar los equilibrios que le son intrínsecos )
Como
muy bien explica Monbiot, no es necesario tener una alternativa lista
para realizarla mañana. La alternativa debe ser construida, porque
si no lo hacemos… “adiós”. Los seres humanos no sobreviviremos
en un mundo que se descompone, tal como lo conocemos.
A
continuación el artículo de George Monbiot
Atreverse
a declarar muerto al capitalismo, antes de que termine con todos
nosotros.
El
sistema económico es incompatible con la supervivencia de la vida en
la Tierra. Es hora de diseñar uno nuevo.
Durante
parte de mi vida he sido crítico con el «capitalismo corporativo»
y al «capitalismo de consumo» Pero, me ha tomado mucho
tiempo darme cuenta que el problema no es el adjetivo, sino el
nombre. Debo reconocer que mi rechazo al capitalismo ha sido lento
y de muy mala gana.
En
realidad nunca logré percibir una alternativa clara: a diferencia de
algunos anticapitalistas, nunca fui un entusiasta del comunismo de
estado.
También
me inhibió el «estatus religioso» del capitalismo. Afirmar en el
siglo XXI que «el capitalismo ha fracasado» es como haber dicho
«Dios ha muerto» en el siglo XIX. Es una blasfemia secular que
requiere un grado de convicción que no poseo.
Pero
con el tiempo he llegado a reconocer dos cosas. Primero, es el
sistema , en lugar de su variación específica, lo que nos impulsa
inexorablemente hacia el desastre . Segundo, no hay necesidad de
producir una alternativa definitiva para decir que el capitalismo ha
fracasado ( aunque también es necesario trabajar urgentemente para
desarrollar un nuevo sistema).
El
crecimiento infinito en un planeta finito conduce inexorablemente a
una catástrofe ambiental.
Los
límites del capitalismo derivan de otros dos elementos que lo
definen.
El
primero es el crecimiento infinito . El crecimiento económico es el
efecto combinado de la búsqueda por acumular capital y obtener
ganancias. El capitalismo se derrumba sin crecimiento, pero el
crecimiento infinito en un planeta finito conduce inexorablemente a
una catástrofe ambiental.
Quienes
defienden el capitalismo argumentan que cuando el consumo pasa de los
bienes a la economía de servicios, el crecimiento económico puede
restringir el uso de los recursos materiales.
La
semana pasada, un artículo en la revista New Political Economy , de
Jason Hickel y Giorgos Kallis, examinó esta hipótesis. La
investigación de ambos científicos reveló que en el siglo XX el
crecimiento económico fue más lento que el consumo de los recursos
naturales . En cambio en lo que llevamos del siglo XXI el consumo de
los recursos naturales ha superado ampliamente la tasa del
crecimiento económico.
Por
tanto el forzoso cambio que impida una catástrofe ambiental no se
logrará con este sistema. El capitalismo no aspira a reducir en el
uso de recursos materiales. Todo lo contrario, ahora defiende con
obstinación políticas de crecimiento económico, con el llamado
crecimiento verde; una ilusión para cazar ingenuos.
Un
sistema basado en el crecimiento infinito no puede funcionar sin
periferias y externalidades. Siempre debe haber una zona de
extracción, desde la cual se arrancan los recursos materiales, y un
área de disposición, donde los residuos se descargan en forma de
desechos y contaminación.
A
medida que el volumen de la actividad económica aumenta el
capitalismo interviene en todo orden de cosas , desde la atmósfera
hasta el fondo del océano. El planeta entero se convierte en una
zona de sacrificio: todos vivimos en la periferia de una máquina con
fines de lucro.
Esto
nos lleva a un cataclismo de tal tamaño que la mayoría de las
personas ni siquiera pueden imaginarlo. La amenaza de colapso de
nuestro sistema de soporte vital es muy superior a la guerra, el
hambre, la peste o la crisis económica. Las sociedades pueden
recuperarse de estos eventos apocalípticos, pero no de la pérdida
de suelo, de una biosfera abundante y de un clima habitable.
El
segundo elemento que define el capitalismo es un extraño y
equivocado supuesto : que un individuo particular tiene el derecho
exclusivo a una parte de la riqueza natural tan grande como el dinero
que tenga para comprarse ese recurso.
Esta
incautación de activos comunes causa tres dislocaciones adicionales.
Primero, la lucha por el control exclusivo de actividades no
sustentables implica violencia o mutilación de los derechos de la
mayoría de las personas.
Segundo,
produce empobrecimiento de parte de la humanidad ; es el resultado de
una economía basada que se ha basado el pillaje a través del tiempo
y del espacio. Y tercero, convierte el poder económico en poder
político (ya que el control sobre los recursos esenciales conduce al
control de las relaciones sociales).
En
el New York Times el economista Joseph Stiglitz ha tratado de
distinguir entre el capitalismo bueno , al que llamó «creación de
riqueza», y el mal capitalismo , al que llamó «robo de riqueza»
(que extrae rentas) . Entiendo su distinción. Pero desde un punto de
vista ambiental, la creación de riqueza es un robo de riqueza.
El
crecimiento económico está íntimamente vinculado al uso
creciente de los recursos materiales, esto significa robar la riqueza
natural tanto de los sistemas vivos como de nuestras futuras
generaciones.
Denunciar
esta situación provocan una serie de imputaciones, muchas de las
cuales se basan en esta premisa: “el capitalismo ha salvado de la
pobreza a cientos de millones de personas; y ahora ustedes quieren
que vuelvan a ser pobres ”.
Es
cierto que el capitalismo y el consiguiente crecimiento económico
han mejorado la vida de un número de personas pero, al mismo tiempo
ha destruido la prosperidad de muchos otros: aquellos cuya tierra,
trabajo y recursos han sido robados para alimentar el crecimiento en
otros lugares. Gran parte de la riqueza de las naciones ricas fue y
está basada en la esclavitud y la expropiación colonial.
Como
el carbón, el capitalismo trajo muchos beneficios. Pero, como el
carbón, ahora causa más daño que bien. Así como hemos encontrado
los medios para generar energía útil – que es mejor y menos
dañina que el carbón- ahora con urgencia debemos encontrar los
medios para generar un bienestar humano mejor y menos dañino que el
capitalismo.
No
podemos volver atrás: la alternativa al capitalismo no es el
feudalismo.
¿Cómo
se construye un sistema mejor? No tengo una respuesta completa y no
creo que nadie la tenga. Pero, creo que estoy viendo surgir un
esquema aproximado.
Parte
de este nuevo proyecto es proporcionado por la “civilización
ecológica” propuesta por Jeremy Lent, uno de los más grandes
pensadores de nuestra era. Otros aportes importantes provienen de
Kate Raworth , Naomi Klein, Amitav Ghosh, Angaangaq Angakkorsuaq, Raj
Patel y Bill McKibben.
Parte
de la respuesta se encuentra en la creación de una nueva concepción
de la justicia basada en este simple principio: cada generación, en
todas partes del mundo , debe tener el mismo derecho a disfrutar de
la riqueza natural.
Creo
que nuestra tarea es identificar las mejores propuestas de muchos
pensadores diferentes y convertirlas en una alternativa coherente.
Dado
que ningún sistema económico es solo un sistema económico, sino
que interfiere en todos los aspectos de nuestras vidas, necesitamos
muchas mentes de varias disciplinas (económica, ambiental, política,
cultural, social y logística) que trabajen juntas para crear una
mejor forma de organización sin destruir nuestro hogar; el
planeta.
Nuestra
elección se reduce a esto. ¿Terminamos con la vida natural para
permitir que el capitalismo continúe, o detenemos el capitalismo
para permitir que la vida continúe?
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