El mundo clásico
imaginó las bases de la sociedad contemporánea, se gestaron en esa
época ideas como la democracia, el senado y otras ideas, además de
que es el primer estado que contemplaba ciudadanía, derechos, etc.
La caída del imperio romano supuso para muchos historiadores un
retroceso en donde el mundo se sumergió en el oscurantismo, un
periodo en donde la Iglesia nos mantuvo sumidos en la ignorancia y
hay mucho de cierto.
Posteriormente
encontramos el movimiento de la Ilustración, en donde se gestaron
las ideas del estado moderno o de la modernidad, estos procesos
dieron paso a la revolución industrial lo cual permitió consolidar
la visión en la historia humana de que la razón unida a la
tecnología (y a la producción) nos llevarían irremediablemente a
un mundo mejor.
La Iglesia y su
cosmovisión perdieron fuerza en todos los sentidos, lo que hoy
resulta obvio y hasta cansado de explicar, pero es importante
imaginar como de pronto la penicilina en el siglo XX mostró ser
mucho más efectiva que la intervención divina para la cura de
enfermedades infecciones. Por esta vertiente la humanidad vio como
los secretos más recónditos de la naturaleza era descubiertos poco
a poco, por lo que nos veíamos ahora capaces de manipular cosas.
La Ilustración
retomó elementos del mundo clásicos reforzados con algunas ideas
nuevas, aquí surge por primera vez los preceptos del estado moderno
y del capitalismo como lo conocemos hoy, repasemos un poco.
El estado es la
forma de organización de las personas que viven en sociedad,
Rousseau problematiza sobre ello en “el contrato social”,
teóricamente los estados modernos viven bajo la forma de
democracia, es decir, que mediante representantes el mismo pueblo se
auto-gobierna, para ello se pensó en esta época que el poder no
fuese absoluto (en contraposición al despotismo ilustrado), sino
que se dividiera en los tres poderes: ejecutivo, legislativo y
judicial.
Esta separación teórica pretendía
un equilibrio y que el estado fuera justo en cuanto a la vida
pública, se suponía que de este modo habría un balance entre los
poderes. Hoy en día lo que vemos es que no existe una autonomía
real de cada uno de los poderes, podemos citar casos prácticos en
donde diputados claramente siguen línea de presidentes o primeros
ministros (cómo es lógico supone) o peor aún, casos en donde el
poder judicial trabaja para los otros poderes, pero lo peor es que
los poderes del estado parecen estar sobrepasados por un poder
superior: el poder económico.
Los pensadores
de la Ilustración, particularmente Adam Smith también cuestionaron
el sistema económico y al comercio mismo. Se pensó entonces que
desregulando el mercado y permitiendo la libre competencia se
estimularía la economía, de pronto el estado era un lastre para el
progreso. Por otro lado la Ilustración también fue responsable de
la corriente socialista/comunista, ambos movimientos socialismo y
comunismo surgen de este movimiento, ya que se instaura en el mundo
por primera vez el tecno-optimismo a través del culto a la razón,
lo que da la sensación de que el conocimiento traerá progreso.
¿Qué sucedió?
Dos siglos
después del siglo de las luces lo que encontramos es cuando menos
curioso. Por un lado la razón y la ciencia si cambiaron nuestras
vidas radicalmente, no es necesario hacer un recuento de todo lo que
cambió, algunos dirían que para mejorar. A mí me gusta siempre
preguntar ¿ahora somos más felices que antes?. Hoy en día es
impensable la vida sin los adelantes tecnológicos, sin embargo vale
la pena hacer algunas acotaciones, por ejemplo a la modernidad le
gusta mucho olvidar que los recursos naturales son finitos, así
mismo creemos que el desarrollo científico puede durar para
siempre, recomiendo leer el
fracaso del LHC.
Por el lado
político-económico el siglo XX enfrentó al bloque soviético
contra el capitalismo representado por EUA, muchas personas se
aventuraron en declarar el capitalismo como vencedor absoluto, sin
embargo hay muchas cosas que conviene revisar, por ejemplo mucho se
ha hablado en la
proa del argo
sobre el sistema económico mundial y como es insustentable.
Recientemente los
activos del banco central de Japón han superado el PIB del país,
¿Qué significa eso? Sencillamente que el banco de Japón ha jugado
con más dinero que lo que produce todo el país en su conjunto,
pero es poco comparado con lo que hace la FED y el banco central
Europeo no se queda atrás.
Lo anterior me
permite opinar que la modernidad fracasó económicamente, porque no
nos pudo traer un desarrollo real y sostenible y las consecuencias
de ello serán catastróficas. Siguiendo en esta línea, los
preceptos de Adam Smith de dejar que el mercado se auto-regulara me
parecen también falsos. Su idea era que los agentes económicos
pudieran competir entre sí y de este modo los precios se
abaratarían frente al consumidor quien tendría más opciones.
Pero la realidad
nos ha mostrado una y otra vez que el liberalismo y neoliberalismo
solo han provocado lo que Marx anticipaba, que los grandes agentes
económicos siempre terminarían acaparando el mercado, de una forma
o de otra. Ejemplo de ello es que Bayer
compra Monsanto
o que IBM compra Red
Hat.
Analizando el mercado es común encontrarnos que la concentración
de negocios en pocas empresas crece. Y nuevamente en mi atrevida
opinión me atrevo a decir que los agentes económicos en lugar de
pensar en “voy a competir para ofrecer la mejor relación
costo/beneficio al consumidor” piensan en comprar a la competencia
y acaparar el mercado o simplemente en ponerse de acuerdo con sus
competidores sobre precios mínimos, territorios, etc. La lógica
liberal de la modernidad sigue siendo que el estado debe intervenir
lo menos posible y si no interviene, es mejor para la economía.
Este es el
enésimo llamado a cuestionar la modernidad, es un intento y un
ejercicio de crítica y no es sólo hacia el capitalismo, también
tenemos que ser críticos hacia el socialismo y el comunismo y hemos
señalado en varias ocasiones por ejemplo que es un error atentar
contra las ideas religiosas y prácticas culturales de los pueblos
“en nombre del progreso”. También es importante mencionar que
la modernidad (o ilustración) no contemplaron los quehaceres
sociales, es decir, cómo generar ciudadanos capaces de
solidarizarse con sus símiles y con su medio ambiente, para el
liberal capitalista productivista eso es efímero, el estado
eventualmente podría imponer el respeto a través de los mecanismos
propios del estado (como la policía), mientras que los estados
comunistas fueron muy lejos y crearon centros de “re-educación”,
y establecieron doctrinas que atentan contra la conciencia
individual.
No puedo dejar
de mencionar que la ciencia y la razón no pueden ayudarnos y que
también fracasaron, vuelvo a citar el
fracaso del LHC,
así como un breve comentario
en donde hablo sobre la crisis que enfrenta la ciencia, en un mundo
que ya no sabe si la materia puede (o no) ocupar dos lugares
diferentes al mismo tiempo, pero este asunto de filosofía de la
ciencia también es ignorado constantemente.
La finalidad de
este artículo era hacer un recuento del sueño de la modernidad,
que imaginó un mundo en donde los pueblos se auto-gobernaran y esos
gobiernos fueran representativos y libres de todo poder o influencia
externa. Se imaginó ese mundo con respeto a los derechos humanos y
que las garantías individuales no fuesen violadas, también se
buscó sostenibilidad a largo plazo. La Ilustración buscaba una
mejor relación con el medio ambiente, pero eso fue rápidamente en
contra de la voraz hambre productivista.
Los ideólogos
ilustrados sin duda imaginaron un mundo mejor, muy cercano quizá al
de nuestros sueños, diferente a la República de Platón, pero los
resultados ya claramente son distintos a su concepción original.
Pero no nos detenemos a analizar o cambiar la situación, la
modernidad nos envolvió, todos tenemos miedo de volver a las
cavernas y a que suceda lo que sucedió con el imperio romano. Los
bancos centrales y los gobiernos siguen tratando de inyectar
crecimiento a través de deuda, pero nadie se detiene a pensar que
quizá la población humana está jugando con el límite de
sostenibilidad del planeta, sólo
el 4% de la biomasa en el planeta pertenece a animales salvajes,
pero hay quienes creen que aún hay espacio para más y que de una
forma u otra podremos seguir cultivando alimentos para todos.
La modernidad se
quiebra por todos lados, pero somos reacios a ver que la economía
falla, que la ciencia falla y que el equilibrio del planeta está en
un estado crítico. Como mencionaba, la Ilustración tampoco previó
que el egoísmo y el narcisismo crecerían con la sociedad
industrializada, por el contrario, el ideal occidental del hombre
exitoso sigue siendo un hombre de traje que siempre está viajando
en modernos aviones y lleva un Rolex en su mano, ese es el ideal de
felicidad y de éxito.
Para cerrar
quisiera mencionar que es necesario dejar de pensar en el futuro
como el tiempo en el que se resolverán los problemas de la
humanidad, porque lo que estamos viviendo hoy es el futuro que se
diseñó en Bretton
Woods.
Es el futuro de la era post-revolución industrial. Es el resultado
de la etapa pos-imperialista de lo que fueron los imperios ingleses,
franceses y alemanes. Como señalaba en alguna ocasión Antonio
Turiel, el coche eléctrico y sus baterías son cosas del pasado no
del presente, tienen más de 100 años y no van a salvarnos esta vez
de los problemas asociados al automóvil y al petróleo.
Lamento deciros que no se cumplió
el sueño de la modernidad.
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