· Todo el abanico de la economía
social se da cita en La Haya
· Ante situaciones críticas, los ciudadanos crean sistemas paralelos
· Ante situaciones críticas, los ciudadanos crean sistemas paralelos
Más allá del dinero se abre un nuevo horizonte de posibilidades.
La crisis económica y la revolución tecnológica se han dado la mano para
facilitar una auténtica explosión
mundial de bancos de tiempo, monedas sociales, dinero
virtual, sistemas de intercambio, redes de trueque y de ayuda mutua...
Durante esta semana, hasta el 23 de junio, todo el abanico de la economía social se da
cita en La Haya, donde se celebra (en versión
bilingüe) la Segunda Conferencia
Internacional sobre Sistemas de Monedas Complementarias. Allí se
hablará largo y tendido de experiencias locales como la libra de Bristol,
del "sol violette" de Toulouse, del Chiemgauer alemán o de las "horas" de Ithaca,
cimentadas en la confianza mutua y arraigadas en la comunidad.
Y también de experiencias históricas como la del Banco Palmas, que ha generado una
auténtica revolución
de economía solidaria en Brasil, donde funcionan ya
medio centenar de monedas sociales con el respaldo del Banco Central. Y del Hureai Kippu, la "moneda" japonesa de
la salud, surgida en plenas crisis de los noventa como un banco de tiempo de
voluntarios, para paliar la falta de atención de los mayores y de los
discapacitados.
Tendiendo puentes entre lo social y lo tecnológico, tenemos
desde el 2012 el Dropis, la moneda virtual para el intercambio en Italia. La idea es ir un paso más allá del tradicional banco de tiempo y
convertir el Dropis en la auténtica moneda (sin cuño) de la economía
colaborativa, permitiendo que la gente pueda adquirir bienes y servicios.
En España está aún bien reciente el segundo encuentro nacional de monedas locales, Sociales, Alternativas y complementarias, celebrado en Sevilla, la
tierra del "puma" (la
red de moneda social que circula sobre todo en el casco histórico norte). El
"eco" en Cataluña, la "turuta" en Villanova i la Geltrú, el
"boniato" en Madrid, la "mora" en la sierra madrileña, el
"expronceda" en Almendralejo, el "zoquito"en el Jerez y el
"coin" de Coín son algunas de las coloristas muestras de la geografía
alternativa al euro.
Entre las últimas aportaciones de nuestro país a la economía
social tenemos Sinergiaycrédito, una plataforma de intercambio multilateral "en base a la
confianza y la circulación de crétito mutuo". A la larga lista de
innovaciones podríamos añadir también la Social Coin, la
moneda "biodegradable" made in Spain, creada para generar una cadenas
de "acciones desinteresadas"...
Poco a poco iremos desgranando esta economía paralela, cada
vez más visible, explorada como pocos por Julio Gisbert,
autor de 'Vivir sin empleo'. Recuerda Gisbert cómo el impulso actual se remonta
a finales de los años setenta en Canadá, con los "Green dollars" y
los incipientes LETS (sistemas de intercambio y comercio local). En los años
ochenta, y en Japón, arranca
el fenómeno de los bancos de tiempo, que se propaga
luego durante la "década perdida" de los noventa.
Dos economías
Ante situaciones críticas, los ciudadanos se movilizan y
crean sistemas paralelos como ocurrió en Argentina durante el
"corralito" y con la creación de las Redes de Trueque, de las que llegaron a formar
parte hasta seis millones de personas. Hoy por hoy, en España, funcionan ya más
de 300 bancos de tiempo y más de 70 monedas sociales, aunque Julio Gisbert, con
su perspectiva única de la doble de la economía (trabaja también en el
CaixaBank), no se atreve a poner la mano en el fuego...
"Lo que está
ocurriendo puede ser una situación coyuntural. Pero
algunas de las iniciativas que están surgiendo pueden sin duda arraigar y
convertirse en alternativas o en sistemas complementarios de la economía
oficial. La novedad está también en el uso de la tecnología, que posibilita
unos niveles de intercambio sin dinero oficial impensables hace tan sólo una
década".
Asegura Gisbert que podemos empezar ya a hablar de "dos
economías": una convencional y de carácter monetario, y otras de carácter
"paraeconómico" basado en la colaboración, el intercambio y la ayuda mutua…
"Las dos coexisten, y la crisis del sistema formal fomenta normalmente el
crecimiento de la economía informal. Aunque hay factores que sin duda van a estar contribuyendo al
crecimiento y a la pervivencia de la
"otra" economía, como el desempleo y la inestabilidad laboral, y la
existencia de una clase media endeudada y cada vez más empobrecida".
"No se puede hablar de pobreza cuando hay tanta gente
con ganas de compartir sus habilidades y sus aptitudes", recoge la moneda
Sebastiano Scrofina, cofundador de Dropis, con quien coincidimos a su paso por
el Ouishare Fest en París. "Lo que hay que crear son cauces para la gente
pueda intercambiar de otra manera, sin necesidad de dinero tradicional".
"Un dropis vale lo que un
euro, pero no se puede ni vender ni comprar",
explica Sebastiano. "Se trata en suma de una forma avanzada de
intercambio. No nos parecemos en nada al Bitcoin, que no acaba de resolver los
problemas del sistema monetario actual. Los Dropis tienen un DNA social: con
ellos no podrás nunca especular".
Carlos Fresneda | Londres
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