LOS OBEDIENTES
La gente es muy obediente —verdaderamente lo somos— hace lo que se le pide —o lo que se nos pide—, no sabiendo que lo es, o a veces sí porque creen —creemos— que hacer lo correcto es obedecer. El sistema adquirido, obtenido, impuesto por la costumbre es bastante efectivo, sus engranajes funcionan suavemente.
Los medios de comunicación en general se han convertido, o ya lo eran, en auténticos brazos armados del verdadero poder. Añaden desde sus estrados un condimento necesario, el mantenimiento del núcleo del conservadurismo, cada cual debe permanecer en su lugar, no seamos tan tarugos de mezclarnos, luchemos los iguales contra los iguales como amebas tontucias, ocupémonos exclusivamente de nuestras pequeñas vidas que están siendo atacadas por lo que toca informativamente cada día, el miedo es el arma por antonomasia de la ofensiva reaccionaria.
A los que se hundan, o ya estén hundidos les daremos
limosnas, que eso sí está permitido en la escala de valores que se promueve, y
de paso con el tiempo mendiguemos sanidad, entrampémonos con las cuotas de un
seguro privado, digamos adiós a Doñana y a la biodiversidad en general… El fascismo
(llámese malas personas) nos quiere únicos e iguales viviendo en un erial
monótono para localizar fácilmente al diferente.
Ejemplos tenemos para aburrir, se trata de un complot contra
el progresismo, cuando se intenta aumentar los derechos de la gente, se produce
la erupción de los ácidos gástricos del estómago conservador, que comienza a
vomitar todo su arsenal. De pronto hordas de violadores se echaron de las
cárceles a la calle, pero en cuanto se enmendó la ley a petición de los que
mandan en la sombra, automáticamente desapareció el problema, nadie ha evaluado
si es verdad lo que se decía, a las consecuencias positivas de la ley no se le
ha dado el mismo protagonismo, o de otras leyes.
El periodismo en general está saturado de mediocres, son los
que prosperan en las organizaciones asalariadas de los poderes económicos. No
cuestionan nada, llegan por la mañana, preguntan de lo que tienen que hablar, o
quizá ya ni pregunten y directamente recojan el guion de la mesa. Otro ejemplo:
se han comprado votos en unos cuantos pueblos, de diferentes visiones
políticas, solo se hablaba de Ceuta y Mojacar. En el mismo día de reflexión,
las noticias abrían con estos dos casos, que luego se ha visto que también
salpicaban al partido popular. Otro, la ocupación de viviendas, un problema
puntual y menor, la mayoría de los ocupas viven en las propias casas donde
residían y que no han podido pagar por que se han quedado en paro, o le han
subido las cuotas desaforadamente. La mayoría de estas casas en posesión de los
bancos o fondos buitre. Con la sobreinformación de los casos de ocupación se
fomenta el miedo en un país de propietarios como quería nuestro dictador de
cabecera, el sanguinario Franco. O el caso de la paradigmática ETA que ya no
existe, según los medios nos está gobernando, y todos los presos saldrán a la
calle a desmembrar España por la fuerza. Y con esto a las personas al parecer
se les olvida los problemas perentorios y reales que afectaran su vida a corto,
medio, y largo plazo, y como en este caso se ha demostrado, votando en contra
de los derechos de las mayorías y de las minorías, y de si mismos que es
aún peor.
Si se ve o se oyen las noticias, deberíamos quitarle el
plural, solo se oye una noticia, da igual cual televisión o radio sintonices,
la que interesa difundir en ese día, que se repite hasta la saciedad, que se
introduce en las miles de mesas de debate que existen, con periodistas o de
otros gremios, parásitos que saben de todo y de nada, que comentan lo que les
echen como comen los pollos el trigo que se les arroja. Si las vemos o las
oímos sin un mínimo de pensamiento, o aunque sea una pizca de escepticismo te
llevan por la senda que han construido previamente, y entrarás aparentemente
por tu voluntad en el redil.
Un ejemplo con resultado perfecto han sido estas elecciones,
la gente ha sido muy obediente, no ha importado el conjunto de leyes que hacen
crecer nuestros derechos, como la subida del salario mínimo, la ley de
eutanasia, la ley trans, o medidas seguro que insuficientes, que
han contenido la inflación y los precios de la energía, pero medidas al fin y
al cabo, enfrente estaba el fascismo con la palabra libertad en la boca (que no
nos digan lo que tenemos que hacer, mejor es que no podamos hacerlo y seamos
los culpables por no haber luchado lo suficiente), tampoco ha servido que el
nivel de ocupación laboral sea el mayor de nuestra historia.
Las personas una vez más votan en contra de sus propios
intereses por una idea abstracta como la unidad de España, que no está en
peligro, como sí lo están muchísimas españolas y españoles, y los que no lo son
legalmente pero se parten el espinazo trabajando en nuestro ámbito geográfico, porque
perderán derechos si las malas personas antes llamadas fascistas entran en el
gobierno, y si no posiblemente también porque el PP adopta esas ideas para
arañar los votos que le roban por la derecha.
Lo malo de todo esto es que la obediencia produce
invidencia, que la manipulación mueve a las masas con aparente facilidad, y que
la izquierda para gobernar debe trabajar el doble, y a veces ni eso, porque se
pierde en sus luchas ideológicas internas, que se deben hacer, es un signo de
inteligencia, pero sin magnificar tanto las pequeñas diferencias y sin disolver
las grandes causas que las unen.
La única solución utópica que se me ocurre, sería que la
gente pensara realmente lo que le beneficia, con datos objetivos en la
mano. Y si piensan que los retrocesos en derechos, que la negación de la
ciencia, que la superstición, que la violencia del estado, que la
militarización… son buenas cosas, que voten a eso pero con conocimiento ‹‹no
creo que llegasen a esas conclusiones después de un pensamiento profundo›› al
menos podríamos debatir sobre una base de razones. Pero hoy por hoy, los más
terribles enemigos son el mensajero y la mensajera, los asalariados de los amos
del mundo, y la tendencia, al parecer innata, a obedecer que tienen —tenemos—
las masas.
https://www.elsaltodiario.com/el-blog-de-el-salto/obedientes
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