A pesar de mis continuas diatribas contra el
neoliberalismo, de tanto estudiar el tema y analizar posibles escenarios uno no
puede dejar de admirar el genio de Milton
Friedman, que fue capaz de idear un sistema que permite ocultar la
inviabilidad del sistema capitalista, y no solo eso, apuntalar sus estructuras
básicas en una situación tan adversa a sus intereses como la presente. Definitivamente
han conseguido convencernos de que el dinero
es escaso y, en cambio, los recursos
físicos ilimitados, cuando puede que alguien acabe por llegar a la conclusión
de que la realidad es justamente la contraria.
Aunque el pico del volumen de combustibles líquidos que
consumimos aún no ha llegado, probablemente lo hará este año o el siguiente, el
pico de la energía producida por aquéllos ya se produjo, concretamente el 2010.
Ya estamos decreciendo,
unos más que otros, claro. Las cifras oficiales de crecimiento esquelético del
PIB están trucadas. Hacen referencia a transacciones sin valor económico real,
basadas en la pura especulación facilitada por el tsunami de liquidez que facilitan los bancos
centrales (a los ricos).
¿No me creéis? Os daré de muestra un botón. Al aparato
de información del sistema de vez en cuanto se le escapa un punto. Claro que la
gran mayoría de la población no se da cuenta, porque está viendo “Sálvame”. Hay
que estar muy atento. Resulta que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, anuncia
que Españistán será un caos a partir del 1 de enero. Tan poco sutil afirmación,
digna sin embargo de tenerse en cuenta, a muchos les hará pensar en lo que
pueda resultar de las elecciones del 20D. Pero no es nada de esto. Es algo
mucho más práctico. El mencionado se refiere a la entrada en vigor de una
reforma de la Ley de Régimen Local, de la que probablemente muchos de vosotros
no hayáis ni oído hablar.
Resumiré la cosa para los que son de ciencias.
Los servicios sociales municipales son actualmente, como desde mediados del
pasado siglo, esto es, desde siempre, competencia de los ayuntamientos. Pues
bien a partir de la fecha indicada pasarán a ser competencia de las Comunidades
Autónomas. Montoro, con su cinismo habitual, defendió el proyecto de ley en el
Senado diciendo que, pese a lo legislado, el Gobierno impulsaría que las
competencias indicadas se delegasen a los ayuntamientos, porque desde siempre
las han gestionado y por lo tanto son los que mejor pueden proveer tales
servicios de los que depende el bienestar de los ciudadanos y la superación
definitiva de la crisis, bla, bla bla... Un momento que voy a vomitar y sigo
escribiendo.
Pero entonces, ¿por qué demonios se despoja a las
corporaciones de tales competencias? Aquí Montoro dice que de esta manera se
garantiza mejor su financiación. Sí, claro, pero como todo lo que dice este
individuo la cosa tiene trampa. Como él mismo reconoció en la misma sesión del
inútil Senado, la prestación de estos servicios se supeditará a que exista
provisión presupuestaria. Entonces, a ver si lo entiendo. Aquí en Cataluña,
servicios tan esenciales como la ayuda a la dependencia, la vejez, la infancia,
el abandono escolar, la violencia de género, la desestructuración familiar,…
dependerán de que la Generalitat tenga disponibilidad financiera, cuando ya tiene
problemas para pagar las nóminas de sus funcionarios.
Son muy peligrosos, y todo es siempre igual. Legislan
administrando veneno, y luego le ponen un dulce para que te lo tragues sin
sentir. El reciente Real Decreto-Ley de devolución de parte de la paga extra a
los funcionarios iba acompañado de la asunción de un crédito
extraordinario para gastar 20 millones en la adquisición de vehículos
militares. La reforma de la ley de enjuiciamiento criminal que acota los plazos
de instrucción y limita la conexidad delictual, para dejar impune la corrupción
política, tiene, claro, por objeto la agilización de la justicia penal y el
fortalecimiento de las garantías procesales. Por el mismo camino era evidente
que conseguir acabar con los servicios sociales como siempre los hemos
conocido, no podía tener otro objetivo que garantizar su financiación.
¿Veis como saben perfectamente lo que está ocurriendo?
Bueno Montoro, por sus propias luces, no sería capaz de entenderlo. Se lo
explican en Bruselas. “Que no Cristóbal, que no se puede seguir creciendo, que
no hay petróleo,
carbón, gas, hierro, cobre,… para que la fiesta continúe. Pero tenemos que
ponernos de perfil. Que parezca que no pasa nada. Que la culpa la tienen otros.
¿Qué no se pueden seguir pagando los servicios sociales? Pues haces un
retruécano legislativo y le echas las culpas a las Comunidades Autónomas, que
ya sabemos lo manirrotas que son…”.
Todo esto no sería posible sin la complicidad manifiesta
de los medios de desinformación.
Tener que escarbar entre miles de blog llenos de tonterías para encontrar unos
pocos que te cuentan lo que está pasando de verdad no está al alcance de todo
el mundo. Necesitas tiempo, formación integral, sentido común y algo de
criterio, y con eso juegan. Es mejor seguir leyendo a Daniel Lacalle, que un
día dice una cosa y otro la contraria, sin despeinarse, según sople el viento.
¡Anda, si hemos entrado en deflación! Hay que hacer
algo. Vamos a garantizar los servicios sociales acabando con ellos y mandando
al paro a centenares de profesionales que los gestionan. Me recuerdan al niño
retorcido que daba una colleja en el colegio y se tiraba al suelo diciendo que
le habían pegado. He dicho muchas veces que el redireccionamiento de montañas
de liquidez solo hacia actores privilegiados tiene como objetivo limitar la velocidad
de circulación, para eludir la inflación,
y generar un crecimiento ficticio, puramente especulativo, que permita ocultar
el decrecimiento real. Pero hay algo más. También tiene por objeto que una
élite falsa, puramente financiera, acapare la mayor parte de los activos físicos
de los que depende la producción de alimentos, energía y servicios básicos.
Esto no es otra cosa que el control social integral. ¿Alguien tiene alguna duda
de hacia dónde nos dirigimos de verdad?
También es conveniente no caer en sus trampas más burdas.
Me refiero a las elecciones del 20D. Corren por ahí encuestas alucinantes con
el PP y Ciudadanos en la mayoría absoluta holgada, como si este rincón de
Europa se hubiera vuelto de repente absolutamente conservador, con todo lo que
ha llovido. Esto solo sería posible si determinados sectores de población que
aún no han sufrido los embates de la crisis con gran intensidad se hubieran
dado cuenta de que, en la presente tesitura, el mantenimiento de sus niveles de
consumo depende de la exclusión creciente de los estratos de renta más
inferiores. Y qué queréis que os diga, hay que saber mucha economía
para descubrir tal cosa, que no por ser de complicada percepción deja de ser
del todo cierta.
En cualquier caso no es fácil acertar. Si os leéis con
calma la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, en relación a la forma de
distribuir la atribución de escaños, advertiréis que a veces, votando una cosa,
desviáis peso electoral hacia aquéllos a los que queréis combatir. Es la trampa
del sistema electoral, producto de la controladísima “transición”, ideado para
generar un bipartidismo prisionero, de forma que dé igual lo que votéis, porque
ambos partidos mayoritarios están perfectamente infiltrados por el poder
financiero, el único real. ¿Es posible que votando a una opción que tenga el
loable objetivo de dinamitar el régimen en realidad, por la redistribución de
masas electorales, estemos votando al PP? Pues según como vaya la votación real
sí.
Hay que ser más astuto que ellos, no dejándote llevar
por lo que primero te pide el cuerpo. Primero hay que acabar con lo que
representa el sistema en estado puro (PP), luego con sus marcas blancas
(Ciudadanos), y más tarde con sus sucedáneos. Este es el orden. De lo contrario
os volverán a engañar. Se trata de ir minando el sistema, utilizando las
escasas herramientas que dejan en nuestras manos, para luego darle la estocada
final. Un largo viaje empieza por el primer paso, de lo contrario es probable
que perdáis enseguida el resuello. En fin, que cada uno interprete lo que
quiera, según sus posibilidades.
Saludos,
Calícrates
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