11/11/15

Se trata de ir minando el sistema, con las escasas herramientas en nuestras manos, para luego darle la estocada final.


CARTAS MARCADAS

A pesar de mis continuas diatribas contra el neoliberalismo, de tanto estudiar el tema y analizar posibles escenarios uno no puede dejar de admirar el genio de Milton Friedman, que fue capaz de idear un sistema que permite ocultar la inviabilidad del sistema capitalista, y no solo eso, apuntalar sus estructuras básicas en una situación tan adversa a sus intereses como la presente. Definitivamente han conseguido convencernos de que el dinero es escaso y, en cambio, los recursos físicos ilimitados, cuando puede que alguien acabe por llegar a la conclusión de que la realidad es justamente la contraria.

Aunque el pico del volumen de combustibles líquidos que consumimos aún no ha llegado, probablemente lo hará este año o el siguiente, el pico de la energía producida por aquéllos ya se produjo, concretamente el 2010. Ya estamos decreciendo, unos más que otros, claro. Las cifras oficiales de crecimiento esquelético del PIB están trucadas. Hacen referencia a transacciones sin valor económico real, basadas en la pura especulación facilitada por el tsunami de liquidez que facilitan los bancos centrales (a los ricos).

¿No me creéis? Os daré de muestra un botón. Al aparato de información del sistema de vez en cuanto se le escapa un punto. Claro que la gran mayoría de la población no se da cuenta, porque está viendo “Sálvame”. Hay que estar muy atento. Resulta que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, anuncia que Españistán será un caos a partir del 1 de enero. Tan poco sutil afirmación, digna sin embargo de tenerse en cuenta, a muchos les hará pensar en lo que pueda resultar de las elecciones del 20D. Pero no es nada de esto. Es algo mucho más práctico. El mencionado se refiere a la entrada en vigor de una reforma de la Ley de Régimen Local, de la que probablemente muchos de vosotros no hayáis ni oído hablar.


Resumiré la cosa para los que son de ciencias. Los servicios sociales municipales son actualmente, como desde mediados del pasado siglo, esto es, desde siempre, competencia de los ayuntamientos. Pues bien a partir de la fecha indicada pasarán a ser competencia de las Comunidades Autónomas. Montoro, con su cinismo habitual, defendió el proyecto de ley en el Senado diciendo que, pese a lo legislado, el Gobierno impulsaría que las competencias indicadas se delegasen a los ayuntamientos, porque desde siempre las han gestionado y por lo tanto son los que mejor pueden proveer tales servicios de los que depende el bienestar de los ciudadanos y la superación definitiva de la crisis, bla, bla bla... Un momento que voy a vomitar y sigo escribiendo.

Pero entonces, ¿por qué demonios se despoja a las corporaciones de tales competencias? Aquí Montoro dice que de esta manera se garantiza mejor su financiación. Sí, claro, pero como todo lo que dice este individuo la cosa tiene trampa. Como él mismo reconoció en la misma sesión del inútil Senado, la prestación de estos servicios se supeditará a que exista provisión presupuestaria. Entonces, a ver si lo entiendo. Aquí en Cataluña, servicios tan esenciales como la ayuda a la dependencia, la vejez, la infancia, el abandono escolar, la violencia de género, la desestructuración familiar,… dependerán de que la Generalitat tenga disponibilidad financiera, cuando ya tiene problemas para pagar las nóminas de sus funcionarios.

Son muy peligrosos, y todo es siempre igual. Legislan administrando veneno, y luego le ponen un dulce para que te lo tragues sin sentir. El reciente Real Decreto-Ley de devolución de parte de la paga extra a los funcionarios iba acompañado de la asunción de un crédito extraordinario para gastar 20 millones en la adquisición de vehículos militares. La reforma de la ley de enjuiciamiento criminal que acota los plazos de instrucción y limita la conexidad delictual, para dejar impune la corrupción política, tiene, claro, por objeto la agilización de la justicia penal y el fortalecimiento de las garantías procesales. Por el mismo camino era evidente que conseguir acabar con los servicios sociales como siempre los hemos conocido, no podía tener otro objetivo que garantizar su financiación.

¿Veis como saben perfectamente lo que está ocurriendo? Bueno Montoro, por sus propias luces, no sería capaz de entenderlo. Se lo explican en Bruselas. “Que no Cristóbal, que no se puede seguir creciendo, que no hay petróleo, carbón, gas, hierro, cobre,… para que la fiesta continúe. Pero tenemos que ponernos de perfil. Que parezca que no pasa nada. Que la culpa la tienen otros. ¿Qué no se pueden seguir pagando los servicios sociales? Pues haces un retruécano legislativo y le echas las culpas a las Comunidades Autónomas, que ya sabemos lo manirrotas que son…”.

Todo esto no sería posible sin la complicidad manifiesta de los medios de desinformación. Tener que escarbar entre miles de blog llenos de tonterías para encontrar unos pocos que te cuentan lo que está pasando de verdad no está al alcance de todo el mundo. Necesitas tiempo, formación integral, sentido común y algo de criterio, y con eso juegan. Es mejor seguir leyendo a Daniel Lacalle, que un día dice una cosa y otro la contraria, sin despeinarse, según sople el viento.

¡Anda, si hemos entrado en deflación! Hay que hacer algo. Vamos a garantizar los servicios sociales acabando con ellos y mandando al paro a centenares de profesionales que los gestionan. Me recuerdan al niño retorcido que daba una colleja en el colegio y se tiraba al suelo diciendo que le habían pegado. He dicho muchas veces que el redireccionamiento de montañas de liquidez solo hacia actores privilegiados tiene como objetivo limitar la velocidad de circulación, para eludir la inflación, y generar un crecimiento ficticio, puramente especulativo, que permita ocultar el decrecimiento real. Pero hay algo más. También tiene por objeto que una élite falsa, puramente financiera, acapare la mayor parte de los activos físicos de los que depende la producción de alimentos, energía y servicios básicos. Esto no es otra cosa que el control social integral. ¿Alguien tiene alguna duda de hacia dónde nos dirigimos de verdad?

También es conveniente no caer en sus trampas más burdas. Me refiero a las elecciones del 20D. Corren por ahí encuestas alucinantes con el PP y Ciudadanos en la mayoría absoluta holgada, como si este rincón de Europa se hubiera vuelto de repente absolutamente conservador, con todo lo que ha llovido. Esto solo sería posible si determinados sectores de población que aún no han sufrido los embates de la crisis con gran intensidad se hubieran dado cuenta de que, en la presente tesitura, el mantenimiento de sus niveles de consumo depende de la exclusión creciente de los estratos de renta más inferiores. Y qué queréis que os diga, hay que saber mucha economía para descubrir tal cosa, que no por ser de complicada percepción deja de ser del todo cierta.

En cualquier caso no es fácil acertar. Si os leéis con calma la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, en relación a la forma de distribuir la atribución de escaños, advertiréis que a veces, votando una cosa, desviáis peso electoral hacia aquéllos a los que queréis combatir. Es la trampa del sistema electoral, producto de la controladísima “transición”, ideado para generar un bipartidismo prisionero, de forma que dé igual lo que votéis, porque ambos partidos mayoritarios están perfectamente infiltrados por el poder financiero, el único real. ¿Es posible que votando a una opción que tenga el loable objetivo de dinamitar el régimen en realidad, por la redistribución de masas electorales, estemos votando al PP? Pues según como vaya la votación real sí.

Hay que ser más astuto que ellos, no dejándote llevar por lo que primero te pide el cuerpo. Primero hay que acabar con lo que representa el sistema en estado puro (PP), luego con sus marcas blancas (Ciudadanos), y más tarde con sus sucedáneos. Este es el orden. De lo contrario os volverán a engañar. Se trata de ir minando el sistema, utilizando las escasas herramientas que dejan en nuestras manos, para luego darle la estocada final. Un largo viaje empieza por el primer paso, de lo contrario es probable que perdáis enseguida el resuello. En fin, que cada uno interprete lo que quiera, según sus posibilidades.

Saludos,

Calícrates


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