ABRAZA EL CAOS
Desde hace unos años, el mundo que nos ha tocado vivir parece volverse un poco más complejo e incierto cada día, o eso le parece a la gran mayoría. Al final de la Guerra Fría, el US Army War College empezó a describir nuestro entorno con un acrónimo, VUCA, que hace referencia a la volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad que define hoy nuestro mundo. De hecho, se ha escrito mucha literatura sobre cómo las empresas tienen que adaptarse a este nuevo entorno y cuáles son las mejores estrategias para hacerlo.
En 2016, Jamais Cascio, miembro del Instituto de Estudios del Futuro, se dio cuenta de que el mundo ya no podía definirse solo como inestable e incierto, porque este había dado un paso más en su andar errático. Ahora había otras palabras que lo definían mucho mejor: el caos y la confusión. Y bajo esta premisa acuñó una nueva definición del entorno en que vivimos bajo el acrónimo BANI (Brittle, frágil; Ansiety, ansiedad; Non lineal, no lineal, e Incomprehensible, incomprensible).
Este nuevo entorno se caracteriza por su escasa o nula elasticidad, dando lugar a situaciones poco flexibles, que reducen nuestra capacidad innata de adaptación y de resiliencia, que nos había llevado siglos dominar. A esto se le suma una sensación de impotencia al no poder hacer nada que realmente tenga un impacto real en los acontecimientos que nos rodean. Y esta falta de control está acrecentando nuestros niveles de ansiedad y angustia.
Vivimos en un
entorno ambiguo donde nada es lo que parece y donde nada perdura,
ni parece seguir unas normas predeterminadas. Y esto nos lleva a no comprender
en muchos casos lo que está pasando y a pensar que cada día entendemos menos.
Surge el miedo a lo desconocido y el miedo, lleva a la parálisis o al ataque.
Pero no solo existen estos dos modelos para definir el entorno, hay otros como el RUPT (Rapid, Unpredictable, Paradoxical, Tangled) o el TUNA (Turbulent, Uncertain, Novel, Ambiguous). Demasiados acrónimos para definir nuestro mundo. Denominaciones que tienen dos cosas en común: la primera es el uso de acrónimos, (mira que nos gustan unas siglas) y en segundo lugar, y más importante, que no hay ni una sola palabra positiva en todos ellos.
Y es que, el uso continuado de palabras negativas
influye en nuestro estado de ánimo contribuyendo a construir una visión más
negativa del mundo. La negatividad
atrae negatividad. Y estos modelos no nos lo están poniendo fácil. Nos
han dado un marco negro sobre el que pensar y actuar.
Pero pensemos un segundo, ¿de verdad que el mundo es un lugar horrible?, ¿no podemos decir nada bueno de él? ¿Estamos seguros que hace 50 años se vivía mucho mejor? ¿Se vacunaba a más niños?, ¿había menos hambre en el mundo?, ¿había menos guerras? Si piensas que la respuesta a todas estas preguntas es un clamoroso sí, te recomiendo Diez razones en que estamos equivocados sobre el mundo. de Hans, Ola y Anna Rosling.
Un libro que nos ayuda a tomar perspectiva y a no
dejarnos arrastrar por la negatividad que nos rodea. Porque, aunque es
innegable que las últimas noticias con la subida al poder de Donald Trump no
ayudan, también es cierto que hay
temas que han mejorado con los años: avances médicos y científicos,
incremento de las políticas e igualdad y diversidad, acceso a la educación,
etc.
Necesitamos un nuevo modelo que nos ayude a definir nuestro
entorno y equilibre el sesgo de la negatividad que domina nuestra visión del
mundo. Presentamos el entorno MISI:
Maravilloso, Innovador, Sorprendente e Interesante. Cuatro palabras que también
definen nuestro mundo hoy y que debemos tener en cuenta. Porque necesitamos equilibrar nuestra propia percepción
negativa del mundo para poder seguir avanzando.
Dicho esto, y sabiendo que necesitamos un marco más positivo
que influya en nuestro pensamiento, surge otra reflexión. ¿Por qué palabras
como caos, incertidumbre o impredecible nos
parecen negativas? ¿ Y si fuéramos capaces de verlas desde otra perspectiva?
Una óptica más positiva que nos abra nuevas oportunidades.
Porque un mundo impredecible, incierto y caótico también tiene aspectos positivos. Nada está escrito, ni predeterminado. No hay reglas que nos constriñan ni nos aten, ni nos determinen como individuos o empresas. Todo puede cambiar, transformarse y permutar. Es un mundo donde reina el «y si…». Un mundo donde la imaginación no tiene límites, ni tampoco la creatividad y, por lo tanto, donde hay millones de soluciones aún por descubrir que pueden llevarnos a otro nivel.
Abrazar el
caos no puede ser tan malo cuando el propio universo tiende al desorden y lleva
existiendo unos 13.835 millones de años. Seamos sinceros, tampoco le ha ido tan
mal. ¿Probamos?
Raquel Espantaleón (directora de estrategia en Sra.
Rushmore).
No hay comentarios:
Publicar un comentario