EL COLAPSO FINANCIERO Y LA SOLUCIÓN ISLANDESA
Muchos analistas financieros
coinciden en que otra crisis financiera es prácticamente inevitable. El
analista Steve Denning, que escribe en la destacada revista financiera Forbes,
dice en un artículo titulado “Grandes bancos y productos derivados: ¿Por qué
otra crisis financiera es inevitable?”, que si bien la corrupción y los
escándalos financieros son sin duda un grave peligro para la estabilidad del
sistema financiero mundial, hay otro problema mucho peor:
“…Un riesgo que todavía está
presente: la falta de transparencia en las operaciones de productos derivados,
que ahora suman un valor nominal de 700 billones de dólares. Eso es más de diez
veces el tamaño de toda la economía mundial. Sin embargo, aunque parezca
increíble, tenemos muy poca información sobre esto o sus posibles consecuencias
para la solidez financiera de alguno de los grandes bancos.
Además el mercado de derivados
sigue aumentando. El valor ficticio total del mercado mundial de derivados,
cuando estalló la burbuja inmobiliaria en 2007, era de unos 500 billones de
dólares… El mercado de derivados de venta libre habría crecido a un valor
nominal de al menos 648 billones de dólares a partir de 2011… Es probable que
el mercado actual ronde los 707 billones de dólares, o quizás sea aún más,
decía el analista Jenny Walsh en El Barco de
Papel: El mercado ha crecido de una forma desmesurada, de manera que
la economía mundial está en riesgo de sufrir un colapso, incluso si un pequeño
porcentaje de contratos dejan de cumplirse. Su tamaño e influencia potencial
son difíciles de comprender, y aún mucho menos, de evaluar.
La mayor parte de este comercio
de productos derivados es realizado por los grandes bancos, que asumen
generalmente que el riesgo probable de ganancias o pérdidas por los productos
derivados es mucho más pequeña que su valor nominal. Wells Fargo, por ejemplo,
dice que el concepto no es, si se observa de una manera aislada, una medida
significativa del perfil de riesgo de los instrumentos y muchos de sus
derivados se compensan entre sí.
Sin embargo, como vimos en el año
2008, se puede perder una sustancial parte de la cantidad teórica si algo sale
mal, sobre todo si la apuesta se basa en otras apuestas, generando pérdidas en
otras organizaciones que se encuentran involucradas al mismo tiempo. El efecto
dominó puede extenderse de manera impredecible.
Los Bancos no dicen a los
inversores la cantidad teórica que podrían perder en el peor de los casos, ni
están obligados a hacerlo. Incluso un inversor inteligente que lee la letra
pequeña no es capaz de evaluar el riesgo, y si las grandes apuestas fracasan,
todo el sistema financiero puede acabar en un gran colapso mundial”.
Está claro que algunas de las
inversiones irán mal, con lo que una crisis financiera global es sólo cuestión
de tiempo. Sabiendo que lo inevitable ha de llegar, ¿qué es lo que se
puede hacer para prevenir un enorme sufrimiento, cuando los 700 billones de la
megaburbuja de productos derivados finalmente estalle?
La respuesta es simple: basta con dejar que suceda el colapso y
dejar que los Bancos se hundan con él, especialmente los grandes, y junto a
ellos todo el Sistema financiero.
Pero no tenga miedo. Un colapso financiero no lleva
inevitablemente a un colapso económico total.
¿Qué cómo lo sé? Porque lo he visto
precisamente aquí, donde yo vivo, en Islandia.
Cuando los tres grandes bancos se
derrumbaron ( para el estándar de Islandia eran bancos grandes, más grandes que
la economía de todo el país), el Gobierno de Islandia y su capacidad económica
no podía rescatarlos. Así que el Gobierno de Islandia dejó que los bancos
quebrasen, junto con su negocio internacional y sus inversiones especulativas,
para a continuación apoderarse de las oficinas locales, de los cajeros
automáticos y de los trabajadores y crear nuevos bancos al margen de ellos. Y
mientras que el patrimonio de los Accionistas fue aniquilado, todas las cuentas
de los depositantes del país estaban garantizadas por la refinanciación de los
nuevos bancos, imprimiendo (creado electrónicamente) el dinero que había sido
destruido.
Esto significa que a pesar de la caída
del negocio bancario ordinario, la mayoría de los clientes del país continuaron
como antes.
Ésta era la única vía de escape para el
Gobierno de Islandia, y durante las primeras semanas después del colapso se
produjo un boicot por el estamento bancario internacional. El país se encuentra
en la lista de los países terroristas que ayudan a los países canallas. Las
transferencias de dinero electrónico al exterior ya no fue posible, ni siquiera
en moneda extranjera.
A pesar de los enormes daños a corto
plazo para la economía islandesa debido a este boicot, la economía islandesa
salió adelante. Los peces seguían en el mar y podían ser capturados; las ovejas
seguían comiendo la hierba y las patatas crecían en los campos. Las plantas de
energía siguieron trabajando ( aunque con enormes deudas con los bancos
extranjeros), pero el agua caliente seguía manando de la tierra.
Cuando el boicot finalizó, la industria
pesquera islandesa pudo vender sus productos como antes y la industria
turística emergió, ya que con la devaluación de la corona islandesa se había
vuelto más asequible para los extranjeros visitar nuestro hermoso país.
En otras palabras, mientras que el sistema financiero se había estrellado, la economía
real aún estaba viva y coleando, con plena capacidad de producción. Y el
Gobierno se aseguró de que existiesen los servicios financieros necesarios para
facilitar el comercio, lo que se hizo a través de los bancos de propiedad
estatal.
Claro que hubo repercusiones económicas,
ya que incluso las empresas no financieras se declararon en quiebra al tener
una enorme deuda, especialmente deuda en moneda extranjera. Algunos
propietarios que habían conseguido préstamos en el exterior perdieron sus
casas. El desempleo aumentó desde apenas el 2% a casi el 10%, pero con los
subsidios de paro las personas sobrevivieron.
Mientras que aquellos que estaban muy
endeudados tuvieron que hacer uso en ocasiones de los centros de distribución
de alimentos y los comedores de beneficencia, pero nadie murió de hambre, ni
nadie durmió en la calle, a excepción de los alcohólicos y drogadictos.
En 2009 y 2010 la economía se contrajo
con fuerza. No era una sorpresa, ya que buena parte de ella se había cimentado
sobre el sector financiero en los últimos cinco años. La industria de la
construcción también se vino abajo, afectando a las clases más humildes, ya que
ni las empresas ni el Gobierno podían permitirse el lujo de construir casas
nuevas. Sin embargo, desde 2011 la economía empezó a crecer y la tasa de paro
bajó de nuevo. En abril de este año (2013) , la tasa de paro era de sólo el
4,9% y en julio había descendido al 3,9%. Sólo la mitad de estas personas
habían estado sin trabajo durante más de seis meses.
Si comparamos estas cifras con las de
cualquier otro país europeo, especialmente con los países del sur de Europa,
que han tratado de rescatar a sus grandes bancos en quiebra:
“La tasa de empleo
desestacionalizada en la zona euro era del 12,1% en julio de 2013, similar al
mes de junio; en julio de 2012 era del 11,5%. la tasa de desempleo en la UE-28
era del 11% en julio de 2013, similar a la de junio; en julio de 2012 era del
10,5%.
Entre los Estados miembros, las
tasas de desempleo más baja se registran en Austria (4,8%), Alemania (5,3%) y
Luxemburgo (5,7%); y las tasas más altas se registran en Grecia (27,6% en mayo
de 2013) y en España (26,3%).
Luxemburgo… nunca ha sufrido un
colapso financiero total, y se encuentra mucho mejor que otros países europeos,
pero aún así tiene una tasa de desempleo un 2% superior a la de Islandia en la
actualidad.
Chipre, con una población de 1,1
millón de habitantes, es un Estado insular como Islandia, tiene una tasa de
desempleo del 15,6%, tasa a la que nunca ha llegado Islandia ni en el peor
período del colapso financiero”.
Y aquí las cifras de los Estados
Unidos, donde se han empleado grandes cantidades de dinero para rescatar a los
bancos en quiebra: “A partir de julio de 2013, la tasa de desempleo en los
Estados Unidos era del 7,4%, es decir, 12 millones de personas, mientras que la
tasa de desempleo U-6, que incluye los desempleos de corta duración, fue del
14,3%, es decir, 22,2 millones de personas”.
Aunque se podría pensar que la rápida
recuperación de Islandia tiene algo que ver con su pequeño tamaño, aún así se
podría pensar que la solución islandesa a la crisis financiera puede haber sido
la más aceptable.
La solución islandesa muestra que
incluso un colapso financiero no tiene por qué conducir a un colapso económico
total, ya que uno y otro no son lo mismo.
Si se mantienen los servicios
financieros básicos, que sirven a las personas y al sector productivo real, a
través del Estado, aunque sólo sea de forma temporal ( bajo la presión
internacional, 2 de los 3 principales bancos islandeses se han vuelto a privatizar)
la economía puede sentirse afectada, pero no totalmente destruida.
La paranoia que se apodera de algunas
personas, sobre todo en los Estados Unidos, no tiene una base real. Estados
Unidos podría sobrevivir y recuperarse sin su sistema financiero especulativo.
La Banca pública o una reforma
monetaria, al igual que en los Estados Unidos una vuelta al Greenback Dólar,
sería una solución viable para hacer frente a la inestabilidad del sistema
financiero actual, así como superar el problema de la enorme deuda pública.
El principal obstáculo para la
recuperación económica de Estados Unidos y la mayoría de países occidentales es
la enorme deuda que tienen con las entidades financieras.
Y esta es la razón por la que los
colapsos financieros llevan a colapsos económicos, con sufrimiento para
millones y millones de personas.
Una vez que todo esto cambie y las
democracias occidentales tengan Gobiernos que tenga en cuenta necesidades de
las personas, surgirán muchas ideas viables para que los países adquieran una independencia
económica de los mercados mundiales, por lo que el incumplimiento o la
reducción de su deuda pública, impagable, no daría lugar a escasez de recursos
económicos ni a sufrimiento de las personas.
La autora, Eva Human, trabaja en el sector de la salud,
es blogger, poeta, escritora de novelas de ciencia ficción, activista por la
paz y los derechos humanos, reside en Islandia. Sus sitios web: Eve’s
Thoughts, Eve’s Poems and When Hope Came. Visite el sitio
web de Eva
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