DECRECIMIENTO: ¿MENOS ES MÁS?
En
estos tiempos que nos ha tocado vivir todo cambia a velocidad
vertiginosa. Esto, unido al aluvión de informaciones que recibimos a
diario sobre miles de temas, hace que para tener una opinión
mínimamente “macerada” haya que indagar intensamente, comparar
informaciones, descartarlas, replantearlas y mantenerlas actualizadas
de manera constante.
Soy una persona
inquieta e investigadora, me gusta conocer los distintas perspectivas
desde las cuales puede verse todo lo que nos rodea y la curiosidad me
lleva a estar constantemente buscando información sobre muchos y
diversos temas. Me gusta saber, pero reconozco que en este empeño a
menudo me siento desbordada, perdida en la inmensidad y complejidad
de esta sociedad que hemos creado. Y cada vez con más frecuencia, me
invade la necesidad de mantenerme cerca de las cosas sencillas de la
vida, las que hacen que me sienta más próxima a lo que realmente
soy, a lo que somos, a nuestra naturaleza más básica y esencial. Es
por ello que en los últimos años intento conocer y acercarme a
corrientes de pensamiento y formas de vida que entienden el mundo
desde esta perspectiva.
Así,
un día me asomé al concepto de decrecimiento. Antes
de entrar a tratar el tema en cuestión, puedo adelantar que muchas
personas reaccionan ante él de una manera escéptica e incluso
defensiva, pues encuentran bastantes connotaciones negativas en el
propio concepto y en su definición, y puedo entender que así sea
cuando se conocen las motivaciones y objetivos del movimiento social
que lleva asociado.
Y
es que las personas, ya sea por nuestra naturaleza o educación (esto
sería objeto de otro debate) consideramos positivos los términos
que indican crecimiento, como las subidas, aumentos, incrementos,
evoluciones, etc. y por ende, entendemos como negativos sus
antónimos. Pero aquí hay trampa. Porque a estos términos se les ha
añadido socialmente una connotación “física” y están
profundamente vinculados a lo material, por lo que poco a poco van
convirtiéndose en palabras alejadas, cuando no contrapuestas, con lo
humano, psicológico, ético o espiritual.
Dicho
de otra manera, en nuestra sociedad, la evolución y el crecimiento
de los aspectos materiales de nuestra existencia suelen conllevar una
disminución de otros aspectos como el tiempo libre para pensar,
descansar, estar en familia… Es decir, una involución en lo que en
realidad y en esencia, somos nosotros mismos.
Pero
vayamos al grano y hablemos del decrecimiento y de por qué considero
que no hay nada negativo en él. En la red podemos encontrar muchas
definiciones y explicaciones sobre este término y creo que no hay
nuevo nada que yo pueda añadir, así que me permito utilizar una de
ellas: “corriente
de pensamiento económico, político y social, que tiene como idea
principal el disminuir de forma controlada y progresiva la
producción, con el objetivo de equilibrar la relación entre los
seres humanos y la naturaleza” ya que “a
día de hoy, el crecimiento sólo es rentable si su peso y precio
recaen sobre la naturaleza, las generaciones futuras, las condiciones
de trabajo de los asalariados y, de forma especial, sobre los países
del Sur”(Iniciativadebate.org).
Es
decir, a día de hoy, crecer materialmente significa decrecer en lo
humano, lo social, y lo medioambiental, así que el decrecimiento se
plantea como una manera alternativa e integral de crecer. Esta
corriente aúna muchas de las actitudes y comportamientos éticos y
ecológicos con los que muchas personas ya vivían como reducir el
consumo innecesario, reutilizar y reciclar, procurar fomentar el
consumo local en nuestras compras, evitar apoyar las formas de
consumo más injustas con el entorno, mantenernos unidos a las
personas que nos rodean y activos en los movimientos sociales más
cercanos a nosotros, etc.
El
decrecimiento nos hace a cuestionar los valores que acompañan al
ritmo de la sociedad actual y que tienen que ver con el
individualismo, la competetitividad y el consumismo, y sí, es cierto
que esto nos enfrenta a una contradicción constante
individuo-sociedad, porque intentar que nuestra existencia vuelva a
ser mucho más solidaria y humana entra en conflicto con las formas
de vida a las que nos vemos abocados en la sociedad capitalista.
Entonces,
¿Es este conflicto negativo? ¿El decrecimiento lo es? En mi
opinión, NO. Sólo cuestionandonos podemos mejorar como personas,
como sociedad, ser un poco más libres y más humanos. Y
personalmente, cuando cuestiono nuestro presente y nuestro futuro, el
decrecimiento se me plantea como la única forma de crecimiento
lógica, equilibrada y respetuosa, y el único medio que nos
permitirá poder dejar algo de nuestra maravillosa tierra a los que
vienen detrás de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario