Razones para
emprender la búsqueda de Otra Economía, de Otra Sociedad
Quizá
hayas oído hablar de una herramienta llamada
Me
Cambio
para transformarte y
transformar el mundo en el que vives
cambiando tus hábitos de consumo. Si das el paso, te estarás
acercando a la Economía Social y Solidaria. Un acto consciente que
responde a la necesidad de realizar una serie de cambios personales
y sociales.
Por lo
general, las personas que optamos por la
Economía
Social y Solidaria
es porque queremos
apostar por una alternativa real a la economía capitalista.
Bien porque queremos impulsar un cambio social o porque simplemente
estamos disconformes con las desigualdades sociales del sistema
económico y decidimos apostar por una economía que tenga en cuenta
a las personas, el medio ambiente y el desarrollo sostenible, por
encima de otros intereses. Podríamos decir, entonces, que la
Economía Social y Solidaria además de ser una alternativa
económica, es un movimiento social, una manera de vivir.
Bajo
el paraguas de la Economía Social y Solidaria entrarían diferentes
realidades económicas
como
son las
empresas
sociales, las cooperativas, las asociaciones, las fundaciones,
trabajadoras independientes u organizaciones no gubernamentales,
experiencias que conviven de manera distinta y que nacen todas ellas
como
una alternativa al modo de producción dominante.
Realidades
que se darán cita en el
I
Congreso de Economía Social y Solidaria madrileña
(COMESS),
que tendrá lugar los días 24 y 25 de marzo.
Un espacio en el que por primera vez las Otras Economías de la
Comunidad de Madrid se reunirán para poner en común sus planes de
desarrollo y fortalecer su papel de cara a convertirse en una
realidad económica protagonista en la Comunidad de Madrid.
Las nuevas
formas de consumo será uno de los temas centrales de este encuentro
donde habrá un espacio dedicado a reflexionar sobre cómo mejorar
la confianza de las personas consumidoras hacia las opciones de
consumo de la economía social y solidaria, la cual ofrece
alternativas
en campos tan variados como la moda sostenible, cosmética natural,
muebles, decoración, menaje y droguería, finanzas éticas, seguros
solidarios, educación y formación, energías renovables,
construcción y ecoeficiencia, limpieza y jardinería, transporte
sostenible, alimentos agroecológicos sanos y de proximidad,
entidades que hacen diseño y artes gráficas con software libre,
medios de comunicación.
Según apunta
Sandra Salsón, la coordinadora de la mesa de debate entorno al
consumo, “en este
escenario de crecimiento de la Economia Social y Solidaria,
los hábitos de consumo y
estilos de vida de la ciudadanía juegan un papel esencial”.
Es
por ello que durante el Congreso
habrá
un espacio destinado a analizar
el impacto social de
nuevas tendencias y
modalidades de consumo como la denominada economía colaborativa, de
la que salen
iniciativas empresariales de gran éxito como Airbnb, Uber, Etecé o
Taskrabitt, las cuales han copiado y puesto de moda algunos de los
valores de la Economia Social y Solidaria, pero que poco o nada
tienen que ver con esta realidad. Porque, si bien, el valor que
adquieren estas plataformas se debe a la actividad generada por los
usuarios y usuarias de forma colectiva, reportando como es el caso
de Airbnb cantidades millonarias, nada o casi nada recae en
beneficio de estos.
Por otro
lado, la capacidad de participación de los usuarios en la
estrategia de estas plataformas es nula ya que son las empresas las
que establecen las reglas y los roles.
Con lo que el beneficio en términos sociales que generan estas
economías es prácticamente inexistente. Según un
estudio de la Organizacion de Consumidores y Usuarios (OCU) y
Cibersomosaguas
tan sólo el diez por ciento de estas plataformas de consumo
colaborativo ha sido capaz de demostrar su impacto positivo en la
sociedad.
Otra de
las principales controversias sobre la economía colaborativa es que
la rentabilidad inmediata que ofrecen está generando una “economía
sin trabajadores”
en la que los riesgos que antes corrían las compañías se han
transferido a los microemprendedores a cambio de unos pocos
ingresos. Por el contrario, dentro de la fórmula de empresa que
ofrece la economía social y solidaria, basada principalmente en el
cooperativismo, los personas trabajadoras son dueñas de su empresa
y toman de forma conjunta sus decisiones, lo que dista mucho de la
fórmula de la economía colaborativa.
En opinión de
Maria Avizanda, periodista e investigadora, experta en consumo
colaborativo, “hay
un movimiento real de sharing (del compartir) que enlaza con toda
una tradición social y cultural como la del cooperativismo,
y luego hay todo un mundo de startups que han sabido coger los
valores de la economía social y rentabilizarlos”.
Un síntoma evidente, de que los valores planteados por las Otras
Economías están teniendo cada vez mayor acogida en la sociedad.
Estas son
las principales diferencias entre la economía colaborativa y la
Economía Social y Solidaria cuyo impacto en términos de
transformación social es una realidad que crece día a día.
Son empresas que generan un impacto positivo en el fogrtalecimiento
de las comunidades donde se ubican, que se alejan totalmente de la
economía sumergida, creando valor económico y social en sus
entornos. Por poner un ejemplo cercano, según datos del Balance
Social,
herramienta de evaluación de las empresas que forman parte del
Mercado Social de Madrid (MESM), la mayoría de estas entidades
destacan por ser democráticas, por fomentar la transformación
hacia la sostenibilidad y la conciliación de la vida laboral,
familiar y personal.
Elegir
productos que sean beneficiosos para la sociedad, el medioambiente y
las personas es una opción que encaja con los valores actuales de
las personas consumidoras,
según señala Amaya Apesteguía de la OCU.
Sin embargo, desde la OCU apuntan que para las consumidoras sigue
sin ser fácil elegir siempre la opción más sostenible, debido a
que la información suele ser parcial y confusa, y a menudo exige el
esfuerzo de renunciar a otras cuestiones importantes como la
disponibilidad o precios económicos. Para conseguir involucrar y
generar confianza en este tipo de consumo, la OCU aconseja que desde
las ESyS se combinen los beneficios sociales y medioambientales con
los individuales, seguir trabajando en la transparencia y el acceso
a la información sobre sus afirmaciones de sostenibilidad, entre
otras cuestiones.
Por REAS
Madrid publicado en el blog
Alterconsumismo de El País
Visto en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario