TRANSICIÓ VNG
Y LA «TURUTA»
Hacia una sociedad diversa, sostenible y pacífica
De entre las primeras iniciativas de Transición a una vida pospetróleo en la Península Ibérica destaca Transició VNG (Vilanova i la Geltrú), que nació en el año 2009 en esta ciudad costera catalana de casi 67.000 habitantes.
Curiosamente no saben ni sin están incluidos formalmente en el movimiento de Transition Towns, aunque lo que sí les importa mucho es su contenido y encontrar herramientas para avanzar; en este sentido están satisfechos del notable éxito de su columna vertebral (o la savia, en términos de la metáfora arbórea que utilizan en sus comunicaciones), la moneda social turuta.
Aprovechamos una visita a Galicia para hablar con dos de sus miembros más activos, Carmen Dastis y Ton Dalmau, intercambiar ideas sobre lo que se está moviendo en los extremos noroeste y noreste de la Iberia, y conocer más sobre sus proyectos.
¿Podéis presentar a grandes
rasgos la Turuta a quienes no la conozcan?
Cuando en julio
del 2009 un grupo de personas, motivadas por el movimiento de Transition Towns,
nos reunimos para poner en marcha una iniciativa con los mismos objetivos y,
principalmente, para avanzar en la soberanía alimentaria y energética, pensando
en nuestra ciudad, nos planteamos que era importante disponer de herramientas
que nos pudieran ayudar a realizar una transición en ese sentido. Creamos
varios grupos de trabajo y uno de estudio. Una temática fue la moneda social y
de aquí surgió el Proyecto Turuta. No
nos plateamos crear una entidad u organización formal, sino estar atentos a
todo lo que ya se estaba haciendo en la ciudad sin la etiqueta de Transition Town y,
sobre todo, impulsar nuevas acciones.
Se creó la turuta en
octubre de 2010, tomando el nombre de la unidad de valor que utilizamos para
intercambiar bienes, conocimientos y servicios. Para impulsarla sí creímos que
necesitábamos una entidad que nos permitiera realizar los intercambios entre
miembros asociados; así nació en mayo de 2011 la asociación ECOL3VNG (son las
iniciales de ECOsistema, ECOnómico,
ECOlógico Local de Vilanova i la Geltrú). El nombre de turuta hace
referencia a la música del acto más emblemático y vivo de los carnavales, el
día de las comparsas, momento
muy especial en el que hay mucha energía positiva en la calle y la
participación es masiva.
Transición VNG
es, pues, un espacio ciudadano abierto, libre y colaborativo que se visibiliza
mediante un blog donde se da a conocer todo aquello que
acontece en la ciudad relacionado con el tema; una lista de distribución
abierta a la participación y al debate y, desde junio de 2013, una sección
radiofónica mensual del programa producido por la Asociación Mézclate Conmigo que
acoge y emite la radio municipal local, Canal Blau Ràdio.
La asociación
ECOL3VNG tiene en la actualidad 320 socios/as, 30 de los cuales son oferentes
profesionales (comercios, establecimientos, autónomos, etc.). El ayuntamiento,
a través del departamento de Medio Ambiente, también se ha hecho socio y el
pleno del ayuntamiento del 7 de julio del 2014, aprobó por unanimidad el
reconocimiento de la turuta comomoneda social de VNG.
¿Cuál es la base de emisión de
esta moneda? ¿Quién, cómo y cuándo crea las turutas?
La turuta es una unidad de
intercambio que equivale a tiempo de dedicación en proyectos aprobados por la
asociación. Los objetivos de la asociación, son los de la Carta de la Tierra (proyecto internacional muy interesante) aplicados a
nuestra población. Resumiendo: trabajar para avanzar hacia un planeta diverso,
sostenible y pacífico. Aquellos proyectos que pueden aportar algo en este
sentido, pueden recibir crédito de la asociación en turutas y compensar la
dedicación de los socios/as para realizarlos. Los proyectos que impulsar se
aprueban en la asamblea de presupuestos participativos de principios de año.
Destacamos, en
este sentido, algunos proyectos: la creación de huertos comunitarios y
recuperación de tierras para su cultivo ecológico, y la puesta en
funcionamiento de la que llamamos Oficina de Cambio Local:
servicio de atención dos veces por semana para informar a la ciudadanía y
ofrecer todo tipo de soporte a las necesidades de los socios.
¿Se generan turutas
constantemente?
No. Se generan con la dedicación a
los huertos y proyectos aprobados, a razón de 10 turutas/hora. Salen del saldo
del proyecto (que puede quedar en negativo hasta la cantidad previamente
aprobada en la Asamblea) y entran en el saldo del socio/a. Con este saldo, ya
se puede intercambiar. Una vez los huertos son productivos, los productos se
intercambiarán con turutas, que salen del saldo del socio/a y entran en el
saldo del proyecto, rebajando su saldo negativo.
Se pueden hacer
aportaciones voluntarias de turutas a un fondo común llamado Fondo Cooperativo, las cuales no quedan inmovilizadas
en los saldos de los socios y pueden recuperarse en caso de necesitarlas. Este
Fondo sirve para financiar proyectos de cualquier tipo (siempre en el sentido
de la Carta de la Tierra). Por ejemplo: un grupo de jóvenes que desea organizar
un concierto, piden un crédito, por ejemplo, de 1.000 turutas; de aquí pagan lo
necesario para el concierto, los músicos, etc.; si quieren se pueden compensar
turutas por su trabajo, también; cuando se realiza el concierto, ingresan
turutas y liquidan el crédito.
¿Se pueden cambiar euros por
turutas?
Sí. Disponemos de
una cuenta en una banca ética y haciendo un ingreso de euros, en la Oficina de
Cambio Local le anotamos la misma cantidad en turutas más un 5% de
bonificación.
Pagamos una sola
cuota inicial de 10 euros y se reciben 10 turutas para empezar a intercambiar
(estas turutas salen de un proyecto financiado por el Fondo Cooperativo).
Nuestra idea es que, en la medida que el fondo de euros vaya creciendo, una vez
pagados los gastos de la asociación, servirá para hacer microcréditos sin
intereses para proyectos del ecosistema, de esta forma estaremos convirtiendo euros especulativos en euros cooperativos.
Una vez en circulación, ¿cómo
es un uso típico de ellas? Ponednos algunos ejemplos prácticos.
Las turutas son un valor que reconocemos en el marco de la
asociación. Es valor de dedicación voluntaria. Cada socio/a puede aportar lo
que desee al conjunto: conocimientos, servicios, cosas de segunda mano,
productos artesanales, etc. La turuta compensa las habilidades de las personas,
sean cuales sean.
Los socios profesionales aceptan a cambio de una parte o de la
totalidad de sus productos o servicios. Ellos saben que, si la oferta es
atractiva, tendrán una nueva clientela. Valoran que la clientela aprecie su
oferta.
Todos los
socios/as podemos intercambiar entre nosotros, creando así el Mercado de la Turuta.
Sin duda, lo mejor del proyecto son las personas que se van uniendo al mismo y
las sinergias y relaciones que se van creando: de ayuda mutua, de cooperación,
de creación de nuevos proyectos, de cambio social, de transición a un nuevo
modelo de convivencia, etc.
Todas las entradas en turutas, son comparables a euros locales, que podrán ser intercambiados por cualquiera de los servicios, productos o conocimientos ofrecidos en el ecosistema [local]. El valor de la turuta crece con la oferta de todos los socios/as. La parte impositiva se paga en euros. Creemos estos deben servir para el bien común.
Desde el primer momento optamos
por definir un sistema que fuera lo más similar posible a la economía real,
pensando especialmente en la integración del comercio local: si tengo euros
puedo comprar; si no tengo, no. Con esta idea diseñamos lo que denominamos Tarjeta de Intercambios, pensando sobretodo en algo que fuera sencillo y
resiliente.
En cada intercambio que se realiza se anota: la fecha, el
concepto, el código de socio/a que da turutas, el código de socio/a que recibe
turutas (en uno entra el valor acordado y en el otro sale el mismo valor). Se
firman mutuamente las tarjetas, dando así por finalizada la transacción. Es una
sistema donde no existe el anonimato, sino el contacto entre personas.
En un segundo
momento, cada socio/a debe comunicar las entradas en turutas en su saldo,
mediante una aplicación on-line que tenemos en http://turuta.cat. De esta forma se registran también
todos los intercambios y los saldos son consultables por todos: es un sistema
transparente.
Los intercambios se van incorporando periódicamente a la base de
datos de la OCL (Oficina de Cambio Local) para poder extraer datos estadísticos
con un programa informático.
A nivel de contribuir a las
necesidades básicas de la gente, ¿hasta qué punto estar dentro de la turuta
está permitiendo a personas desempleadas de la localidad paliar la escasez
personal de euros?
El hecho de ser
socio o socia de la entidad te permite poder acceder a una oferta aún pequeña,
pero diversa. Nuestro modelo se basa en un razonamiento muy actual: hoy en día
hay productos que difícilmente podemos producir en un pueblo: un ordenador, un
coche, un avión, un teléfono… por tanto hablamos de productos globales, mercado global y monedas globales,
pero hay productos que hasta hace 40 años siempre cada pueblo producía los
suyos (comida, ropa, muebles, casas…). Por tanto, hablamos de productos locales, mercados locales y debería haber sistemas económicos locales para estimular la producción y consumo
de estos productos.
Es muy interesante ver como algunos socios/as con dificultades
para acceder al mercado global, por no tener trabajo remunerado, en este marco
comunitario están logrando poner en marcha pequeños proyectos de producción (de
jabones, de cosmética natural, de mermeladas, etc.) lo cual les está
facilitando el aprendizaje, ya que pueden contrastar sus productos
intercambiados con turutas y/o también con algunos euros; ello les está
animando a mejorar sus productos y esto quizás les permita algún día dar el
salto a la economía global… o no. Pero lo que sí es cierto es que la turuta, al
no ser escasa, permite valorar productos y habilidades no valorados por la
economía globalizada.
¿Por qué habéis elegido un
modelo de moneda que no se pueda convertir a euros y habéis apostado, por
contra, por el modelo del crédito mutuo?
Un sistema fundamentado en la convertibilidad total con el euro
conlleva dos dificultades asociadas: si elaboras billetes, éstos deben estar
muy bien diseñados para que no puedan ser falsificados (y esto significa euros)
y, si no tienes euros, difícilmente puedes participar en esta segunda economía.
En cambio, con un sistema de crédito mutuo todo el mundo puede participar,
tenga o no tenga euros, porque todos/as podemos aportar conocimientos,
servicios, etc. o realizar trabajo voluntario en proyectos, tal como tenemos en
la turuta.
Por otro lado, el
crédito mutuo nos agradaba pero hicimos el siguiente razonamiento, motivado por
el hecho de que en un sistema de crédito mutuo, siempre hay unos socios en
positivo y unos en negativo —es decir, el total siempre debe ser 0—: todos los
socios/as deberían tener saldo positivo. ¿Qué es, entonces, lo que debe estar
con saldo negativo para que la suma de todos los saldos sea 0? La respuesta es:
los proyectos aprobados por la asociación. La asociación acuerda que estos
proyectos puedan quedar con saldo negativo hasta la cantidad acordada, es
decir, son ellos los que tienen derecho al crédito. Cada hora de dedicación
voluntaria en un proyecto la definimos como 10 turutas y 1 turuta tiene, a su
vez, la referencia de valor de 1 euro [es decir, la dedicación se compensa a
razón de 10 euros/h]. Se trata de una manera de regular o compensar la
participación de los socios/as en la asociación realizando tareas de mejora
social. En este ecosistema no hay asalariados sino personas que
deseamos participar en la evolución y cambio social a partir de potenciar las
relaciones de proximidad, cooperación y ayuda mutua.
Podríamos decir que se trata de un sistema de crédito mutuo
entre cada socio y la asociación, o un sistema en el que socializamos los
saldos negativos de los socios en forma de proyectos de transformación social.
¿Qué está aportando a los
aproximadamente 30 oferentes profesionales que la usan? ¿Hay alguna empresa,
comercio o profesional que esté a día de hoy funcionado principalmente o
exclusivamente en turutas?
La participación
de los oferentes profesionales consideramos que aún es muy baja. Constatamos
que es muy laboriosa la tarea de explicar el concepto de moneda social y sus
beneficios para el ecosistema. El
sistema capitalista y su funcionamiento lo tenemos muy asumido e interiorizado.
Hay que vencer muchas barreras mentales. De todas formas, la experiencia hasta
ahora la consideramos muy interesante ya que la aceptación, en general, es
positiva; prueba de ello es que ningún establecimiento se ha dado de baja hasta
la actualidad.
La opción mayoritariamente elegida por los establecimientos es
no ofrecer exclusivamente en turutas, ya que sus productos —en la actualidad
prácticamente todos— los tienen que pagar con euros [a sus proveedores].
También debe pagar sus impuestos con euros y al ser un sistema no respaldado
con euros, no pueden recuperar euros [a partir de sus turutas].
En estos años ya estamos acumulando algunas experiencias
interesantes: por ejemplo, que los comerciantes que —por los motivos que sean—
ofrecen un porcentaje mayor en turutas, reciben más clientes nuevos que antes
no acudían a su establecimiento y, como afirma un panadero muy involucrado en
el proyecto que ofrece el 25% en turutas: “me viene una clientela nueva muy
interesante con unos valores de ecología, cooperación y amantes del producto
local que comparto, ello hace que tenga muchas turutas, pero ya estoy empezando
a poderlas intercambiar por otros productos o servicios, y… también [estos
nuevos clientes] suponen [más] euros que me entran”.
Una pescadería a la que, al vender producto fresco, le
interesaba vaciar la tienda al final de la semana, la última hora de la semana
ofreció el pescado —durante una temporada— al 100% en turutas. Así, lograba
vaciar el producto; más tarde limitó al 50% la aceptación de turutas.
Ya tenemos algunas pequeñas pero interesantes experiencias del
uso de la turuta como herramienta para mejorar el consumo y estimular la
producción local de productos.
Vosotros describís la turuta
como la savia de todo el proyecto de Transición VNG. Explicadnos un poco esta
metáfora y el resto del árbol de vuestra transición local.
En realidad la
metáfora del árbol la utilizamos no para todo el proyecto de Transición VNG
sino para definir la estructura organizativa de la asociación ECOL3VNG (o
Proyecto Turuta). Este proyecto lo definimos como un Árbol de Enriquecimiento Local y su estructura organizativa es la que
se puede ver representada en el dibujo adjunto:
En él, las 10
raíces responden a los diferentes temas organizativos. La cepa —en catalán soca— son las iniciales de Socios Organizados Cooperando Activamente y son los socios/as más involucrados
en el proyecto. El tronco —la madera— son las personas, los socios y socias;
las ramas son los diferentes temas que van naciendo, y los frutos, toda la
riqueza local que va emergiendo. La turuta es la savia que riega todo el árbol.
¿Cuánto puede
crecer el árbol? Como mucho, 500 ó 1.000 habitantes, porque son muy importantes
las relaciones de proximidad, de conocimiento, de confianza y sobretodo de
participación. Es decir, que cuantos más socios/as puedan participar en las
asambleas, mejor… pero si crece más, se crearía otro árbol, y otro, y otro… un
concepto de bosque. La turuta,
en VNG, sería la misma para todos, pero los proyectos serían responsabilidad de
los respectivos árboles.
Soñando un poco, podríamos imaginar un mundo que se va poblando
de Árboles de Enriquecimiento Local (en las ciudades y en las zonas rurales) y
que, a su vez, se van creando lazos de cooperación entre ellos. La economía
cooperativa iría creciendo y aumentando las fuerzas para cambiar la economía
especulativa que está destruyendo a pasos agigantados el Planeta.
La turuta también la estáis
usando no sólo como medio de pago sino también para la inversión ética-ecológica-transicionista.
¿Cómo funcionan los créditos en turutas? ¿Quién elige qué proyectos se
financian? ¿Cómo es el funcionamiento democrático de gobierno de la moneda?
La turuta es principalmente el
punto de encuentro de gente muy diversa que va asociándose con unos valores
nuevos, valores de transición hacia una sociedad mejor. Cualquier socio/a puede
plantear un proyecto y puede necesitar un crédito para ponerlo a andar. El
mecanismo de funcionamiento es el siguiente: el órgano de gobierno y de toma de
decisiones es la Asamblea. Se realizan de dos a tres al año. Existe una Junta
Coordinadora (o Comisión Permanente) que es la encargada de gestionar la
globalidad del proyecto día a día; esto significa que es quien recibe las
peticiones de proyectos y va realizando reuniones de seguimiento del conjunto
del árbol. La Junta Coordinadora se reúne un día al mes (los primeros años nos
reuníamos semanalmente). Todas las reuniones están abiertas a todos los
socios/as. La Junta puede tomar decisiones provisionales —sobre todo de
gestión—, pero si estas son muy importantes, deberán ser ratificadas por la
Asamblea. También se pueden convocar Asambleas extraordinarias.
A la Comisión
Permanente se añaden comisiones temporales para tratar temas concretos. Por
ejemplo, una creada el año pasado llamada Fiesta de la Turuta para organizar unas jornadas
de economia social y solidaria que
se llevaron a cabo el último trimestre del año.
Es muy importante para mantener la confianza entre todos/as, que
todas las reuniones y asambleas estén bien documentadas en actas. Las actas y
toda la información del ecosistema, incluidas las cuentas, es abierta a todos
los socios/as.
Para garantizar
la sostenibilidad del ecosistema es fundamental que nadie sea
imprescindible. Esto significa que como mínimo todos los roles importantes para
el funcionamiento del árbol, deben ser conocidos por dos personas como mínimo y
todas las tareas tienen que estar bien documentadas.
Algo que llama la atención visitando vuestras páginas es la no presencia del logotipo oficial de las Transition Towns.
Vuestro proyecto nació inspirado claramente por Rob Hopkins, su manual y las primeras iniciativas de Totnes, etc. ¿Por qué no estáis
oficialmente dentro de esta red? ¿Qué cosas os gustan de ella y cuáles no?
¿Pensáis que debe haber una Transición o múltiples transiciones adaptadas a
cada contexto social, cultural, geográfico? ¿Mantenéis relación con las
iniciativas oficiales de las Transition Towns en el Estado Español?
Lo cierto es que
nos inspiramos en las Transition Towns pero no vimos imprescindible tener una
etiqueta oficial. Quizás es
por desconocimiento, pero, desde que empezamos, el día a día nos ha absorbido
mucho y siempre valoramos que la mejor manera de impulsar la transición de nuestra
realidad es observándola y intentando incidir en ella, más que copiar modelos
de otras realidades culturales. No obstante, en absoluto rechazamos que pueda
haber un ente que oficialice (o intente conectar de alguna manera)
estas experiencias; más bien, quizás, si no figuramos, también es porque nadie
se ha preocupado de que figuremos. No sabemos si hay que rellenar algún
formulario… cosa que en algún momento inicial recuerdo que hicimos. Estamos
abiertos a explicar nuestro proyecto y también muy interesados en conocer otras
experiencias —hace unos meses participamos en un encuentro de coordinación en
Barcelona, por ejemplo—; es decir, en absoluto estamos cerrados a avanzar con
el conjunto de pueblos en Transición.
Es indudable que cada territorio tiene sus propias dinámicas y
singularidades. Por tanto, creemos que es bueno que cada lugar, de acuerdo a la
gente que lo impulsa, lleve a cabo sus iniciativas de Transición. La suma de
todas estas iniciativas es la que producirá grandes cambios.
Algo que me parece revelador de
la importancia de vuestro modelo es la repercusión internacional que está
comenzando a tener, algo a lo que sin duda contribuye vuestra presencia en
encuentros a nivel español e internacional. Explicadnos un poco vuestra
relación con Bernard Lietaer, el juego Ecopolis y cómo llega todo a esto a la
Sorbona de París.
Hay que aclarar que haces
referencia a un aspecto concreto del movimiento que es el de la moneda social.
Justamente es el que más energia y dedicación nos comporta por su despliegue y
desarrollo. Bernard Lietaer, con su libro El futuro del dinero, ha sido desde el comienzo nuestro principal
inspirador en el Proyecto Turuta. Él es un referente internacional. En julio
del 2010, después de leer su libro, nos enteramos que iba a participar en un
curso de monedas sociales organizado por la Universidad de Almería, y allí
fuimos. Un curso fantástico, intenso y revelador.
Al llegar a VNG
después de hablar con un conocido economista, con un comerciante, etc., vimos
que era difícil hacer entender el potencial de las monedas sociales. Se nos
ocurrió hacer un juego, inspirado en el Monopoly, pero que en vez de enseñarnos
a especular, nos mostrara cómo puede ser de beneficioso para la economía de un
pueblo el disponer de dos monedas complementarias entre sí: una —la oficial—
más orientada para los productos globales y otra —en nuestro caso la turuta—
para estimular la producción de productos locales. El juego, adicionalmente, nos
enseñaría cómo, de esta forma, podemos reducir la huella ecológica. Así nació
el Ecopolis, como una herramienta
para ayudarnos a entender cómo podría funcionar una moneda social en una ciudad
como VNG. Jugamos algunas partidas hasta que llegó octubre del 2010 y decidimos
seguir jugando, pero en el mundo real, y empezamos a generar las primeras
turutas regenerando tierras. Allí quedó aparcado el juego [de mesa]. En 2014
nos encontramos de nuevo con Bernard y, hablando con él, encontró muy
interesante la idea del juego y nos invitó a realizar una partida de Ecopolis
con alumnos de su curso de postgrado en “Desarrollo Sostenible” del programa Erasmus Mundus que
imparte en la Universidad Sorbonne de París.
Fue el pasado octubre cuando se materializaron cuatro partidas
simultáneas con sus 24 alumnos. La partida fue un éxito y, para nosotros, una
satisfacción muy grande poder compartir aquel espacio con el profesor Bernard
Lietaer y sus alumnos, a quienes agradó el juego y también el Proyecto Turuta.
Prueba de ello es que dos alumnos que participaron en la partida nos pidieron
posteriormente venir a realizar sus prácticas profesionales de máster en
nuestra asociación. Han estado entre nosotros cuatro meses que han sido muy
enriquecedores para ambas partes.
¿Qué planes hay que ampliar
todo esto para que sea replicable, para que vuestro modelo, vuestro árbol pueda producir frutos con
semillas que broten en otras tierras?
En 2012, gracias
a disponer de la turuta, pudimos organizar el primer (para nosotros) encuentro
estatal de monedas sociales y complementarias. El objetivo principal
del encuentro era conocer otras experiencias de monedas sociales, ya que en el
primer encuentro internacional que se celebró en Lyon en 2011 vimos personas de
otros proyectos de España y Catalunya pero no sabíamos cuáles eran esos
proyectos. También teníamos la intención de avanzar en la intercooperación
entre monedas.
¿Planes? Nuestro plan principal es trabajar para consolidar nuestro
proyecto, que nuestro Árbol crezca con vitalidad y sea capaz de generar cuantos
más frutos mejor en nuestro pueblo. También, por supuesto, poder ayudar a
personas de otros pueblos o realidades a poner en marcha sus proyectos. Y, si
es posible, que sea un modelo fácilmente replicable.
Pasemos ahora a otro aspecto
que me parece muy importante de vuestro proyecto: la relación con el gobierno
local, con el ayuntamiento. ¿Cómo ha evolucionado? ¿Cómo habéis pasado de ser
un grupo de bichos raros jugando a una especie de Monopoly ecologista a establecer acuerdos con el gobierno municipal? ¿En qué se está
plasmando en la práctica esa colaboración y qué alcance esperáis que tenga?
¿Habéis logrado que sea algo asumido por todos los grupos y exento del
rifirrafe partidista?
Nuestra idea siempre ha sido ir
más allá de las discusiones teóricas y facilitar el avanzar hacia la práctica,
que es la que realmente puede cambiar las cosas. Siempre hemos procurado que se
entienda que las iniciativas de transición y el uso de la moneda social no
pertenecen a nadie, sino que son herramientas trasversales al servicio de la
comunidad y del cambio social. Deseamos avanzar a partir de las personas, sus
necesidades y su potencial. En este sentido, cada cual entra libremente en la
lista de distribución y si quiere participar del Proyecto Turuta puede
asociarse a ECOL3VNG adhiriéndose a sus Estatutos y objetivos, esto es, la
Carta de la Tierra.
En las elecciones locales de 2011, nos reunimos personalmente
con todos los alcaldables y les explicábamos el proyecto. Siempre destacamos
que parte de la iniciativa Transició VNG
surge como herramienta trasversal a favor de la transición. Todos/as, en
general, aplaudieron la iniciativa ciudadana.
Seguidamente, fuimos a encontrar a la alcaldesa elegida para
explicarle el proyecto. Le gustó y nos autorizó a comunicar que: “el equipo de
gobierno ve con buenos ojos esta iniciativa”. En noviembre de 2013 aprovechamos
la convocatoria de Asamblea Abierta Municipal para presentar una propuesta de reconocimiento
de la turuta como moneda social de Vilanova i la Geltrú. Pasó todos los
trámites y el 7 de julio de 2014 el pleno lo aprobó por unanimidad. El
Departamento de Medio Ambiente quiso dar un paso más allá y, en el mismo pleno,
la concejal responsable anunció que nos ofrecían además establecer un convenio
de colaboración para utilizar la turuta en determinados proyectos sociales que
están llevando a cabo: huertos sociales, mercados de intercambio y segunda mano
y pobreza energética. En la actualidad ya estamos empezando a intercambiar
servicios con el ayuntamiento con compensación de turutas, un paso experimental
importante.
Procuramos que la
turuta no sea algo marginal de unos bichos raros sino que esté totalmente integrada en
la economía, la gente y la cultura local. Que ayude a construir comunidad y
refuerce la economía y el comercio local.
Volviendo al tema monetario… En
Catalunya están surgiendo muchas iniciativas en el ámbito de las monedas
complementarias: Eurocat, Faircoin, aparte de las ya veteranas a nivel local
como vuestras turutas, los ecos del Alt Congost, los ecos de las ecoxarxas, el
RES y otras, como bancos del tiempo, etc. ¿Cómo veis esta pluralidad a diversos
niveles? ¿Pensáis que es positiva la coexistencia de diversos modelos a diversas
escalas, lo que algunos llamamos la biodiversidad del ecosistema monetario?
Sí, la biodiversidad es importante en todos los terrenos.
Actualmente estamos bajo una especie de dictadura de lo global, lo uniforme, lo
estándar, lo único, etc. y esto es fruto de un sistema económico único
dominante.
En las sociedades donde tienen más de un sistema monetario
activo —por ejemplo Suiza, donde tienen el WIR un sistema de crédito mutuo
entre empresas, con más de 70 años de antigüedad—, cuando la moneda oficial
tiene problemas, disponen de una segunda moneda que facilita que la gente pueda
seguir intercambiando y la economía no se para.
Estamos en unos momentos en que —siguiendo el consejo de
Bernard— es muy importante poner imaginación, creatividad y buscar sistemas que
funcionen. No nos debe preocupar la diversidad monetaria; la diversidad forma
parte de la vida humana. Sí que debemos avanzar hacia la complementariedad.
A nivel ético y humano, vuestro
proyecto también resulta peculiar. Para poder usar la turuta hay que firmar ni
más ni menos que los principios éticos de la Carta de la Tierra. ¿Por
qué lo consideráis necesario? ¿Qué características especiales aporta esto a
vuestro modelo de transición?
La Carta de la Tierra es
una declaración de principios éticos fundamentales para la construcción de una
sociedad global justa, sostenible y pacífica en el Siglo XXI. Su contenido
y mensaje es un principio inspirador fantástico para avanzar en la Transición
ya que es análogo a la Carta de los Derechos Humanos, pero con una visión más
holística: la visión de los derechos del Planeta y de todos los que lo
habitamos.
Creemos que es un documento vivo y muy revelador que nos debería
inspirar para las transiciones y que indica contenidos que se ocupan
especialmente de la transición hacia estilos de vida y el desarrollo humano
sostenible.
Para acabar, ¿qué aspiraciones
tenéis como colectivo transicionista a nivel local? ¿Creéis que la turuta
seguirá creciendo? ¿Hasta qué punto puede ayudar a la gente de Vilanova i la
Geltrú a vivir sin depender del capitalismo o del Estado? ¿Qué otros proyectos
para apuntalar la resiliencia de la ciudad estáis promoviendo gracias a la
turuta? ¿Serían posibles sin la existencia de esta moneda? ¿Creéis que son
viables las experiencias de transición local sin disponer de una moneda propia?
La turuta ha nacido para quedarse, crecer y facilitar la puesta
en marcha de proyectos transformadores que potencien la producción de productos
locales y el máximo ahorro energético, en una palabra: la resiliencia local. La
turuta como punto de encuentro de personas con una nueva visión, genera nuevas
sinergias que pueden dar lugar a nuevos proyectos, como nos ha pasado en
diferentes ocasiones, por ejemplo, el Encuentro Estatal de Monedas, unas
jornadas de Economía Social y Solidaria, un curso de Agricultura Regenerativa,
etc.
Proyectos se pueden realizar tantos como seamos capaces de
gestionar, pero creemos que aún faltan muchas personas que se dediquen al
cambio social. De todos modos, la concienciación social está cambiando y mucha
gente se plantea que debemos construir modelos económicos y sociales diferentes
a los que nos vienen dados.
La turuta y las monedas sociales no son más —pero tampoco menos—
que herramientas para contribuir a un cambio económico, para lograr soberanía
económica.
La verdadera fuerza está en
la gente y en nuestra capacidad cooperativa de hacer cosas, de transformar nuestro mundo, de construir comunidad para
impulsar la Transición del modelo actual excluyente, insostenible y agresivo a
un modelo respetuoso con la diversidad, sostenible y pacífico. Ojalá en cada
pueblo y ciudad nacieran consciencias para promover transiciones y que cada transición
local se dote de los recursos que crea necesarios para lograrlo.
Manuel Casal Lodeiro (Coordinador de 15/15\15)
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