¿ESTARÁ TOCANDO SU FIN LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA?
Empecemos por el principio: ¿sabéis que significa obsolescencia programada?
Se llama obsolescencia programada al fin de la vida útil de un producto o
servicio, de tal forma que tras un periodo de tiempo (calculado por el
fabricante o por la empresa) se quede sin
funcionar, inútil o inservible.
El origen de esto surge en los años 30, de la mano del empresario Bernard
London, que había triunfado en el sector inmobiliario neoyorkino. Su hipótesis
era la siguiente: pensó que si todos los productos tenía una vida corta, eso
animaría al consumo, crearía trabajo y se haría capital.
A simple vista parece que su intención era buena, pero dejó de lado a
un factor importante: el medio ambiente, ¿cómo repercutiría a la sociedad la
producción infinita de aparatos?
Lo que puede ser visto como algo positivo, ya que se incentiva el
consumo, la generación de una producción masiva y su consecuente aumento de
creación de puestos de trabajo, tiene un peso negativo aún mayor. Todos estos
bienes se van muriendo y van generando toneladas de basura que acaban
contaminando al mundo.
¿Os habéis preguntado donde van a parar todos esos aparatos que
desechamos? El país que se convierte en basurero de todos los desechos que no
queremos es Ghana.
El panorama español frente a otros
países
Según un estudio, los consumidores cambian frigoríficos, televisiones y
ordenadores cada vez con más frecuencia y se preguntan estos investigadores si
la obsolescencia programada es el motivo de todo esto.
Es cierto que en muchas ocasiones se cambian aparatos eléctricos o
electrónicos que todavía funcionan porque el consumidor los considera no útiles
debido a los adelantos que hay en tecnología. Pero, investigadores resaltan que
cada vez es más habitual que estos aparatos se reemplacen a los 5 años
siguientes de su compra por fallos técnicos. ¿Creéis que la industria de ese
sector reduce la vida útil del producto de forma intencionada?
Otros países ya están tomando cartas en el asunto. El pasado 1 de marzo
entró en vigor en Francia un decreto que obliga a informar y ofrecer las piezas
de repuesto necesarias para poder reparar bienes. Han aprobado multas de hasta
300 mil euros y hasta 2 años de cárcel para los fabricantes que acorten la vida
de sus productos. Se puede decir que es la primera legislación que reconoce la
existencia de la obsolescencia programada. ¿Le quedará a España mucho para dar
ese salto?
En el caso de Francia, esta medida beneficiará al sector de la
reparación que estaba pasando por una mala racha y contribuirá a reducir la
extracción de recursos naturales y la producción de residuos.
Cómo podemos acabar con la
obsolescencia programada
En España hay muchas asociaciones y organizaciones que luchan
diariamente por estos temas, como es el caso de
AERESS (la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y
Solidaria).
Esta asociación se constituyó como una plataforma de entidades
solidarias (asociaciones, fundaciones, cooperativas y empresas de inserción)
que se dedican a la reducción, reutilización y reciclajes de residuos con el
objetivo de promocionar la inserción sociolaboral de personas que están en
riesgo de exclusión social.
AERESS cuenta ya con 60 entidades especializadas en la inserción
laboral y la gestión de residuos, y están presentes en 15 comunidades
autónomas. Para más información puedes ver el siguiente listado.
A continuación os expongo algunas ideas, que desde estas organizaciones
se están promoviendo, para que todos podamos contribuir con la causa:
1. Reutiliza envases, materiales
y electrodomésticos. Aprovecha el papel al máximo, si una carilla está usada, utiliza la otra para darle
uso. Dona libros o utiliza electrodomésticos de segunda mano.
Opta por aparatos de segunda mano. Muchos electrodomésticos han sido reemplazados por otros más nuevos
porque ofrecen una mejor tecnología, tienen nuevas funciones y relucen más,
pero no por ello son menos eficientes. Hay que darles una segunda oportunidad a
los electrodomésticos antiguos y aprovecharlos al máximo, es una opción más
inteligente que tirarlos a cualquier vertedero, que finalmente llegará a algún
país lejano del tercer mundo y que contaminará su atmósfera, ¿o no?
2. Recicla la basura que
produces. La mayoría de los materiales que usamos pueden reciclarse
(envases de plástico, latas, briks, envases de cartón y papel, vidrio, pilas y
baterías, y muchos más) y la mayoría de los municipios ya lo tienen integrado a
su sistema de recolección de basura.
Importante: no eches el producto en el contenedor equivocado. El envase amarillo
es para envases de plástico, latas y briks, el azul para envases de papel y
cartón, y en el verde solo se depositan vidrios.
3. Reduce la basura que produces.
Por ejemplo, en vez de comprar 5 botellas pequeñas de agua, puedes comprar 1 o
2 grandes. Tienes la misma cantidad del producto, pero menos envases. Otro
ejemplo, es el de las bolsas de supermercados, no pidas una sino te hace falta
de verdad.
Compra sólo lo que usas. En el caso de los cosméticos, que normalmente suelen tener un año de validez,
para qué vas a comprar 3 perfumes si no lo vas a acabar en 1 año. Así evitas
tirar algo que no has aprovechado hasta el final.
Artículo escrito por Edith Gómez editora en Gananci
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