EVOLUCIONAR DE CONSUMIDORES A CIUDADANOS
GLOBALES
Eva
Kreisler, activista por los derechos laborales, es la portavoz de la Campaña
Ropa Limpia, una red internacional de ONG, sindicatos y organizaciones de
personas consumidoras que trabaja para mejorar las condiciones de las
trabajadoras y los trabajadores de la industria textil global. En España está
coordinada por la ONG SETEM y recientemente han lanzado la nueva
campaña “Cambia tus zapatos” en torno a la industria del calzado.
¿De qué trata la Campaña Ropa Limpia
(CRL)?
Probablemente el nombre no sea lo más
acertado, porque no es una campaña efímera, sino que CRL una red internacional
con más de 250 organizaciones en el mundo, con un valor añadido al tener entre
ellas a sindicatos de los países productores de ropa. Muchos de ellos de Asia,
pero también de Latinoamérica, así como organizaciones de defensa de los
derechos humanos y los derechos laborales del norte de África, Asia y
Centroamérica y Sudamérica.
¿Cuales son los objetivos de esta red?
El objetivo principal es la defensa de
los derechos humanos y la mejora en las condiciones de trabajo en la industria
de la ropa, por lo que puede ir desde apoyar la lucha de los sindicatos en los
países productores haciendo de altavoz de sus reivindicaciones y forzar a las
multinacionales, que sobre todo están en Europa las que producen en Asia y las
de Estados Unidos que producen en Centroamérica.
¿En que consiste la campaña “Cambia tus
zapatos”?
Es un proyecto Europeo en el que
participan 15 organizaciones europeas y 3 asiáticas. El objetivo de esta
campaña es por un lado concienciar sobre las condiciones en las que se trabaja
en las empresa de calzado como en las curtidurías. Por otro lado reivindicar
que haya más transparencia en cuanto a todo el proceso productivo y que se
mejore la regulación existente en esta industria.
Desde CRL tuvisteis una gran implicación
en la campaña posterior al derrumbe del edificio Rana Plaza de Bangladesh donde
murieron más de 1.000 personas ¿Crees que ha cambiado algo desde entonces?
Aquello ocurrió en el 2013, pero
hubieron muchas más desgracias anteriormente en las que también hemos estado
involucrados, como el incendio de Ali Enterprise en Pakistan donde murieron más
de 250 personas y que hoy en día, tres años después, todavía estamos luchando
para que la empresa alemana que producía en aquella fábrica pague las indemnizaciones.
En el 2005 ya hubo un derrumbamiento en
Bangladesh, muy cerca de donde se encontraba el Rana Plaza. En aquella ocasión
murieron 64 personas. En este complejo se producía para Inditex, Carrefour y
otras transnacionales europeas muy importantes. Desde entonces estamos
trabajando para mejorar las condiciones de las fábricas de Bangladesh. Pero en
el caso del Rana Plaza fue la primera vez en la que no se escondieron las
marcas que producían allí. No fue hasta que se mostraron aquellas imágenes de
aquellos cuerpos aplastados al lado de las etiquetas de las empresas que
producían que la gente no tomó algo de conciencia, por lo que si que produjo un
cambio.
También a raíz de aquello las empresas
firmaron un acuerdo para mejorar las condiciones de empleo y de las fábricas
del textil en Bangladesh. Este acuerdo se sale de las típicas normativas
voluntarias ya que es un acuerdo vinculante legalmente que obliga a las
empresas a financiar su implantación. En este proceso se revisan las
estructuras de los edificios de las fábricas, así como su sistema eléctrico o
la distribución del peso. Además todo esto está realizado con equipos técnicos
e ingenieros de Bangladesh en colaboración con equipos internacionales. Todo
ello le da una mayor credibilidad y transparencia ya que cuando, por ejemplo,
una fábrica no cumple con alguno de los requisitos o sus informes no son
favorables, no sólo no se produce en esa fábrica sino que además se publican
esos informes en una web para que otras empresas no contraten sus producciones
allí, por lo que sirve para evitar que pasen futuras desgracias como la del
Rana Plaza. El problema es que todavía no cubre a todas las fábricas, sólo lo
hace a las fábricas que producen para las empresas que han firmado el acuerdo.
Por ello es necesario que lo firmen el mayor número de empresas posibles.
¿Algún productor español se ha
resistido o negado a firmar ese acuerdo?
Es muy difícil conocer y contactar con
todas las empresa españolas que producen en Bangladesh. Las tres más grandes,
Inditex, Mango y El Corte Inglés si que lo han firmado, aunque todas ellas
después del derrumbe del Rana Plaza. También existe alguna otra empresa
española más pequeña que lo ha firmado.
Fuera de nuestro país si que hay varias
empresa que se han negado a firmarlo. Dos muy importantes, WalMart y GAP,
crearon un sucedáneo de acuerdo al que han llamado “la alianza”. De ese modo
intentaron aparentar que están comprometidos, pero este acuerdo diseñado y
firmado por ellos no tiene ni de lejos las mismas exigencias que tiene el
nuestro.
O sea que tuvimos que conocer las
marcas que se escondían detrás de las desgracias para cambiar algo ¿crees que
el consumidor está cambiando hacia un consumidor más responsable? ¿es más
consciente ahora de lo que se esconde detrás de la ropa?
Yo creo que si, la información ahora
fluye y casi es inevitable no conocer estos casos. Pero también creo que
debemos evolucionar de vernos como un consumidor para vernos como ciudadanos
globales y poder entender que lo que pasa en una fábrica de Bangladesh está
conectado directamente con lo que nos ocurre en Europa. Además no tenemos que
quedarnos tampoco en el consumo, sino que debemos ejercer otros tipos de
presiones como la recogida de firmas, la presión social, las acciones de calle
frente a las tiendas y otros tipos de acciones que se han estado sucediendo en
los últimos años y que hemos podido comprobar que funcionan.
Existen dos argumentos utilizados con
frecuencia en Occidente para contradecir campañas como CRL o para desprestigiar
al Comercio Justo: “Por lo menos le damos trabajo”
Lo que se está produciendo en estos
países no es desarrollo económico ni desarrollo personal, es más bien una
situación de esclavitud moderna. En estos países no se están pagando salarios
dignos, y hablo de dignos, que no es lo mismo que los mínimos, ya que estos
mínimos se fijan para atraer a estas empresas en contra de los intereses de sus
propia ciudadanía. Esos mínimos no dan para mantener a una familia, para enviar
a tus hijos a la escuela o para tener una vida digna. Esos salarios son de
esclavitud y explotación.
Y “el salario que les pagan es muy bajo,
pero es que allí la vida es muy barata”
El coste de la vida es distinto en
estos países, es cierto, pero de eso no significa que los trabajadores reciban
un salario digno y acorde al coste de su país. Existe una alianza de sindicatos
asiáticos que, para evitar que se produzcan estas situaciones de dumping
social, han calculado el nivel salarial necesario para tener una vida digna en
cada uno de los países. En el caso de Camboya el salario mínimo son unos 100€ y
el salario digno se ha calculado en unos 275€. Ese salario digno permitiría
que, a pesar de las diferencias de precios y coste de la vida en estos países,
pudieran tener una vida digna, pero en todos estos países el salario mínimo y
que suelen recibir las trabajadoras y trabajadores es mucho menor. Estamos muy
lejos de conseguir esto, no conocemos ninguna fábrica que pague un salario
digno.
¿Habéis recibido presiones o amenazas
por parte de gobiernos o empresas?
A nosotros directamente no, pero los
sindicatos con los que trabajamos en Asia las reciben a diario. Por parte de
las empresas hemos tenido problemas con varias de ellas en Europa, pero el
riesgo realmente lo sufren las personas que trabajan en las fábricas y las
organizaciones que trabajan en apoyo a los sindicatos.
¿Cómo repartirías, entre gobiernos,
empresas y ciudadanía, la responsabilidad de los problemas y abusos de este
sistema de relación comercial y de producción en el que nos encontramos?
Elaborado por CRL a partir de datos de
2013
Lo primero deberíamos ver de que modo
se reparte el pastel en esta industria. Quien más se lleve más responsabilidad
tendrá. Las empresas multinacionales más grandes de este sector deberían hacer
mucho más de lo que están haciendo, todavía quedan muchas prácticas por
cambiar, como por ejemplo sus políticas de compra a base de estrujar a los
proveedores que luego va en detrimento del trabajador y que provoca que cada
vez se produzcan más subcontrataciones de las primeras cadenas de producción
hacia abajo, lo que a su vez provoca unas condiciones labores infrahumanas.
Pero es cierto que los gobiernos
deberían hacer mucho más. Es muy hipócrita salvaguardar los derechos humanos y
laborales aquí y hacer la vista gorda con lo que está ocurriendo en el otro
lado del mundo con los productos de la ropa que consumimos aquí finalmente. Se
debería perseguir y juzgar aquí a las empresas que cometen esos abusos en otros
países. Existen mecanismos para hacerlo y los gobiernos deberían usarlos.
Si tuviera que hacer un reparto rápido
y simplista diría que la empresas tienen un 60%, los gobiernos un 30% y los
consumidores un 10% de la responsabilidad.
¿Qué sería lo primero que cambiarías,
en regulación gubernamental, para cambiar y mejorar este modelo?
Obligar a las empresas a ser más
transparentes en sus cadenas de producción. Debería ser obligatorio que
publicaran cuales son sus proveedores de manera que podría haber más escrutinio
en esa cadena de producción en los países en los que producen. Que se mojen
mucho más en la defensa de los Derechos Humanos. En Bangladesh se han asesinado
a varios sindicalistas con los que trabajábamos y los gobiernos de los países
del Norte se deberían implicar mucho más en la protección del sindicalismo en
los países productores.
Por otro lado, a nivel consumo por
parte de las administraciones públicas también se puede hacer mucho. Se
deberían incluir clausulas sociales dentro de los concursos públicos para que,
por ejemplo los uniformes, fueran producidos bajo unos criterios sociales y
justos.
Para terminar le pedimos a Eva que nos
recomiende un libro
El
pequeño libro rojo del activista en la Red de Marta Peirano. Es muy pequeño y muy
fácil de leer. El prólogo es de Snowden y explica como ser más conscientes y
tener más cuidado a la hora de manejar nuestra información, algo que vamos a
tener que acostumbrarnos a hacer.
Entrevista a Eva
Kreisler, portavoz Campaña Ropa Limpia por Yago
Alvarez del Blog El Salmón Contracorriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario