13/6/19

Mayor riqueza humanística para el bienvivir de la sociedad como del Planeta

PENSAMIENTO RESPONSABLE

Una nueva manera de pensar en el siglo XXI
De un economista inmaduro a un economista responsable: una 8ª manera de pensar la economía del siglo XXI *

Economistas, cuando hablan de “jugarse la piel”, sólo se preocupan por lo primero.” (Nassim Nicholas Taleb)

Los economistas son humanistas, necesitan muy pocas matemáticas”  (Christian Felber)

En su libro “Jugarse la piel: asimetrías ocultas en la vida cotidiana”, Taleb especifica que“jugarse la piel” es exponerse al mundo real, y pagar un precio por sus consecuencias, sean estas buenas o malas. Sin embargo, la mayoría de los economistas de los últimos siglos no sufrieron en su piel por sus errores, pero sus consecuencias causaron muchos problemas a una gran mayoría de gente y al Planeta donde vivimos.


Estos errores podrían clasificarse en dos grandes categorías: ignorancia y mala fe. Por el contrario, los objetivos principales en la educación durante nuestra infancia tratan de evitar lo anterior. Por lo tanto, un signo de inmadurez en la edad adulta ocurre cuando la ignorancia y la desinformación (posverdad, propaganda, falsas noticias…) dominan nuestro comportamiento para una buena convivencia. 

Hoy en día, muchos economistas se encuentran todavía en esta fase inmadura. Por un lado, no han adquirido un sentido crítico para cuestionar la mala educación económica que han recibido, por lo que continúan inmersos en cierta ignorancia. Por otro lado, reconocen esos fallos de la economía, pero continúan siguiendo el mismo camino, ya que obtienen ciertos beneficios personales sin que las consecuencias les afecten todavía. Esto podría ser un problema de egocentrismo o narcisismo con una cierta falta de empatía. En este caso, la línea delgada entre el comportamiento patológico y criminal debería ser resuelta por psicólogos y jueces. 

Para dar la vuelta a esta situación se necesita un nuevo pensamiento. Este nuevo camino podría construirse alrededor del concepto "responsabilidad". A través de esta idea, el desafío es integrar la regla de "jugarse la piel" y algunas herramientas para disipar nuestra ignorancia. Las virtudes de justicia y sabiduría acompañarían el camino hacia la "responsabilidad". Ambas ideas son complementarias.

Obviando el camino de la mala fe y sus consecuencias, que en circunstancias normales se debería corregir a través de los órganos institucionales de justicia, nos centraremos en solventar el problema educativo de la ignorancia. Ser ignorante en cualquier tema o específicamente en aspectos económicos no es un problema en sí mismo.

No es posible conocer todo y ser humilde para preguntar o aprender es un rasgo de responsabilidad. Sin embargo, si durante nuestra fase educativa infantil y juvenil, nuestros padres, la cosmovisión predominante de la sociedad o nuestros profesores de economía u otra materia no enseñaron cosas erróneas porque ellos así lo creían, ¿cómo podríamos saberlo?

Actualmente, la educación general, que, muy frecuentemente, es influenciada por el mercado, los lobbies y otros muchos factores, se enfoca en STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Algunos departamentos de educación añaden “Arte” (STEAM), pero muy pocos de ellos añaden “Humanidades” (SHTEAM). La economía es una ciencia social y la “H” de Humanidades, como bien indicaba Felber al principio, debería ser su marco principal. Sin embargo, la economía se ha infectado por ese enfoque STEM que está tratando de dominar la agenda y la política de muchos departamentos de educación. Las ciencias sociales y humanidades con ramas como la filosofía, sociología, antropología, literatura, lingüística, historia…están perdiendo protagonismo y, quizás con ello, la semilla de nuestro humanismo.

Como dicen los economistas ecológicos, la economía se circunscribe al Planeta Tierra y no al revés. Similarmente podríamos decir que las matemáticas se circunscriben al lenguaje humano. Los números por sí solos no significan nada. Necesitan del lenguaje humano para tener un sentido significativo en nosotros. Por ello, la siguiente figura nos guiará por los fundamentos para buscar, de modo general, un bienestar responsable y, de modo particular, ser un economista responsable. Con esto último intentaremos dejar atrás a ese economista inmaduro que debido a circunstancias contextuales ha dominado los siglos anteriores. Quizás las claves de esa inmadurez económica vengan de darle tanta importancia a las ecuaciones, integrales y algoritmos y haberse olvidado de la importancia de las narrativas, metáforas y paradojas. Es decir, se enfoca más a lo técnico que a lo humano.  

Pensamiento Crítico: Los economistas responsable cuestionan esas narrativas que vivimos. También cuestiona, como bien hace Rethinking Economics, la educación económica que se enseña en las facultades de economía. Ser un economista responsable significa salirse del camino si se cree que esa es la vía equivocada.

Pensamiento Sistémico: Los economistas responsables empiezan a bailar con sistemas. A través de ese baile comienzan a entender las relaciones complejas entre las partes y el todo. Empezarán a pensar fuera de lo establecido, de esas metáforas (mano invisible) y marcos de referencia tan reducidos que no les dejaban ver más allá. Los economistas responsables tendrán que elegir nuevas metáforas, pero quizás las elijan más humanas (corazón visible) o más medioambientales (organismo vivo). Ser un economista responsable significa ser sensible a los contextos y a las relaciones. 

Pensamiento paradójico: Los economistas responsables son prudentes. Se paran y consideran las paradojas y contradicciones que se encuentran tan a menudo en este mundo. Es aquí donde actuarán, se "jugarán la piel" para que la creatividad, la innovación, los cambios o nuevos valores puedan emerger. La vida no es un juego de suma cero. Ser un economista responsable es reconocer que todos vamos en esta nave espacial Tierra y si queremos continuar existiendo, conviviendo y desarrollándonos humanamente necesitamos una dirección de valores humanista. 

El área central del triángulo "Pensamiento Responsable" donde se empiezan a mezclar e integrar los otros tres conceptos es el área más sinérgica del gráfico. Podemos tomar como metáfora el concepto "ecotono" proveniente de las ciencias ambientales. Un ecotono es una zona de transición entre dos o más comunidades ecológicas diferentes. Esa es una zona de máxima tensión, pero paradójicamente, es en esas "zonas limítrofes" donde se produce un mayor intercambio de energía. Se dice que allí existe una mayor riqueza tanto a nivel de especies como de densidad de población, considerándose un área de gran interés biológico. Gracias al lenguaje podemos trasladar ese símil hacia nuestra figura, más cercana a las ciencias sociales, y al caso particular de nuestro economista responsable.

Podemos imaginar ese encuentro entre esos tres diferentes estilos de pensamiento (crítico, sistémico y paradójico) como un área en tensión, pero con un gran intercambio de energía. El efecto producido en esa zona bien podría crear una mayor riqueza humanística, tanto para el bienvivir de la sociedad como del Planeta. 

En resumen, ser un economista responsable, en contraposición a un economista inmaduro, significa pensar responsablemente, lo que implica el uso de pensamiento crítico, sistémico y paradójico para un bienvivir global (personal, social y medioambiental).

*Este ensayo es una traducción, con unas ligeras modificaciones, de mi propuesta al desafío y concurso propuesto por Kate Raworth y Rethinking Economics sobre una posible 8ª forma de pensar la economía en el siglo XXI. La propuesta enviada "From an inmature economist to a responsible economist" (De un economista inmaduro a un economista responsable) también se podría extrapolar a la política o alguna otra rama más. Esos casos particulares se circunscriben a una idea más general "Pensamiento responsable" que empecé a desarrollar en el artículo "La paradoja del bienvivir" y continué con los textos del juego educativo "Menos es Max" y su versión inglesa "Less is Max".

En su libro, Economía Rosquilla (Economía donut), Raworth proporciona una lista con siete maneras de pensar la economía del siglo XXI y con esta propuesta de una posible 8ª forma abría las puertas a una lluvia de ideas. Las proposiciones que se enviaron tenían que ser explicada en tres minutos o en mil palabras como máximo. Para los que quieran conocer ese "ecosistema de más de 250 ideas" propuestas por participantes de todo el mundo, aquí tienen un enlace visual para explorar

En cuanto a los ganadores designados por el jurado, en los siguientes enlaces se encuentran las ideas de los estudiantes no universitarios, los estudiantes universitarios y de todas las demás personas que no encajan en las anteriores categorías.


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