13/12/11

Cada uno debe aportar las claves que están a su alcance

CLAVES PARA CONSTRUIR DESDE LA CRISIS

Cuando queremos resolver cualquier problema todos desearíamos contar con el mejor de los profesionales, más si éste es complejo. Nadie quiere para su hijo que un mediocre, de lo que sea, sea el responsable de aportar las respuestas que necesita. Es lógico y comprensible. Sin embargo no siempre actuamos así, no siempre aplicamos un análisis crítico que haga que nuestro hijo este bien atendido. No siempre le dedicamos el tiempo que deberíamos. Lo que es peor, no siempre estamos dispuestos a enfrentarnos a un cambio, por lo que ello puede suponer para nosotros y nuestro particular vértigo, poniéndolo por encima del interés de nuestro hijo.

Una mujer identificaba, la semana pasada, a unos grandes expertos en sobrevivir en tiempos de crisis, las personas que siempre han vivido en ella. Aquellos que el sistema desterró injustamente hace ya tanto que han tenido tiempo y oportunidades sobradas para finalizar sus doctorados con la mejor nota. La historia se mueve y aquellos que estorbaban a tantas personas hoy están formados para sobrevivir como la mayoría de nosotros no sabemos. Sus problemas no han desaparecido, es más se han agravado pues ante la escasez los expulsados deberían estar en la nada más absoluta, pero sobreviven, lo hacen.

Esta terrible situación, a la que nos siguen llevando los poderes financieros, se agrava conforme ellos consolidan su política agresiva contra la humanidad. Ya no se esconden detrás de políticos sin carácter, hoy se auto-designan presidentes. Ellos no tienen ni quieren una solución a la crisis. Ellos no están en crisis, lo estamos todos los demás. Sólo la indignación y una posición activa y crítica de la sociedad les obligará a reaccionar.
Sin embargo todos aquellos que el sistema ha ido dejando al margen son los que hoy nos aportan claves para salir de la crisis. Si nos paramos un poco, podemos ver.

Como el mundo rural mantiene valores, usos y costumbres, respeto y dignidad para con sus ciudadanos. Un mundo que desde la explotación de la tierra y la especulación de las materias primas ha sido golpeado constantemente. Un mundo que sólo las raíces, la cultura y el amor a la tierra han logrado conservar, guardando con ello claves que nos pueden permitir reinventarnos.

Las personas que hemos obligado a vivir en la cuneta, que hemos dejado, cuanto menos, que se les tirase al suelo cada vez que se levantaban, que parece que siempre han estado estorbando al desarrollo y al crecimiento, hoy tienen claves. Ellas saben levantarse tras la caída, saben reinventarse, saben encontrar la esencia que les deja la sonrisa en la cara mientras sus neveras están en los hierros. Ellas nos pueden ayudar.

Los pueblos indígenas son perseguidos y atropellados con el desprecio del capital que arrasa sus tierras y su cultura. Culturas y conocimientos ancestrales desde los que viven una vida muy distinta a la nuestra, una vida que no se puede comprender con esquemas neoliberales y que tienen claves para el hoy.

Qué difícil es no sucumbir al encanto de la persona con discapacidad intelectual. Sus habilidades para gestionar nuestros sentimientos son extraordinarias. ¿No seríamos capaces de aprender de ellos para reinventar nuestras relaciones? ¿Seremos capaces de subirnos a su tren, donde la esencia pasa por encima de lo superficial, donde las preguntas siempre son limpias y las respuestas auténticas?

El artista que no entró en el negocio del arte, que no sucumbió al sistema del capital y de los falsos reconocimientos, aquel que en su pequeño estudio sigue dando salida a su sentir interior, también tiene claves. Claves para lograr expresarse desde la libertad, para la comunicación y la liberación de los sentimientos, oprimidos por una educación que no sabe gestionarlos.

Todas esas personas que dejaron la persecución de la propiedad para perseguir los sueños. Todos los que se levantan y se acuestan luchando por la libertad, la justicia, la igualdad y el respeto. Aquellos que han sacrificado aquello que el sistema dibujaba como deseable para tener sus propios deseos, también tienen claves que aportar. Y especialmente aquellos que pasaron del ego a compartir, a con-vivir. Aquellos que no entienden una vida si no la dibujan desde la generosidad, tienen claves que aportar.

Se me hace difícil encontrar dónde estamos los que tenemos claves para reinventarnos, cuando miro a los parlamentos, pero se me hace imposible cuando miro a quienes de verdad dirigen nuestro destino comunitario. Lo que parecen no saber es que ellos no lo controlan todo, poco a poco se abren fisuras en su mundo. La red se les escapó y la utilizamos todos, especialmente aquellos que estamos educados en compartir. También se les escapó que esta situación nos pone a muchos en un mismo plano, nos reconocemos cada vez más como un único frente, los empresarios de verdad que luchan por sobrevivir mientras se les asfixia en el mercado, el emigrante expulsado o admitido según la conveniencia del sistema, el que tiene una discapacidad, el militante de convicción, el verdadero sindicalista o el campesino sin tierra. Frente a la gestión de la división como práctica aceptada durante tanto tiempo, esta crisis nos une.

Todos sabemos lo que tenemos que hacer y algunos ya estamos haciendo. Tenemos la obligación de aportar generosamente nuestros conocimientos para poder construir un mundo inclusivo, justo y digno para todos. Cada uno debe aportar las claves que están a nuestro alcance y así todos juntos forzar el cambio.

Debemos cambiar la perspectiva y reconocer a las personas en sus valores, dejando fuera nuestros prejuicios o aquellas normas de interpretación que nos inculcaron. Debemos poner en valor a todos los que el sistema se lo intentó quitar y escuchar lo que tienen que decir. De ello depende cómo salir.

Nadie dijo que sería fácil pero al menos el sacrificio que tengamos que hacer, todos, será dibujando un futuro y no para perpetuar aquello que se muestra como es, INÚTIL.

Raúl Contreras
Núria García
NITTÚA

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