22/8/17

El automóvil ha sido la máquina de guerra que ha envuelto al occidente desarrollado

AUTOMOVILIDAD


La automovilidad no ha surgido de ninguna necesidad común, consensuada, racional, que una sociedad determinada pudiera plantearse, ha sido sólo un lujo demencial ejercido por las poblaciones de ciertas zonas de los países desarrollados, a costa del saqueo de otras poblaciones y zonas naturales, y a costa también de la propia alienación a un objeto de consumo suntuario.

Si consideramos que para estimular el crecimiento económico nuestra felicidad y relaciones con los demás son más importantes que la acumulación de bienes, cuestionar el automóvil debería ser uno de los primeros objetivos del decrecimiento. El automóvil es, en efecto, una de las mayores herramientas de la actual concepción económica del mundo.

En nuestro mundo, que se quiere racional y lógico, el automóvil es el instrumento más pasional y aberrante que existe. El incremento del número de coches no es concebible a largo plazo y hoy sólo es posible porque una privilegiada minoría de la humanidad lo ha convertido en el instrumento de su desarrollo económico.

Frente a los problemas creados por el automóvil, los esforzados caballeros de la técnica nos prometen todo un arsenal de soluciones que permitirán resolver científicamente cada uno de esos males sin tener que cuestionar ni por un segundo el modo de vida sobre el que está basado el automóvil.

Cuanto más cotidiano, cercano, hogareño y práctico se vuelve el automóvil más nos oculta el perímetro destructivo que difunde. La automovilidad ficticia que proporciona el automóvil oculta la peligrosidad y la dependencia que constituye nuestro mundo moderno, sometido a los imperativos despóticos de dicha autonomía.


El automóvil ha sido la máquina de guerra que ha envuelto al occidente desarrollado en una paz auto indulgente e insensata: la paz del week-end, de la escapada en automóvil hacia la playa o la montaña, la paz blindada por el control armado de países remotos.

Para saber más:
Las ilusiones renovables. Los amigos de Ludd. 
Objetivo decrecimiento. Capítulo ‘Automóvil y decrecimiento’. Denis Cheynet.

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