Meditación fuera de las plazas
En esta crisis, el dinero no es lo más importante
10 preguntas y una reflexión para el 15-M
Fontaneros del Cambio, reflexiones sobre el 15M
Apuntes sobre las acampadas:
1. Piensan que nosotros, los que no estamos en ellas, somos idiotas y no nos enteramos. Es la premisa principal y más fuerte de este movimiento que ha ocupado las plazas. Una premisa que alimenta todos los argumentos, falacias incluidas, que se repiten cada día, en asambleas y a través de las redes sociales. Una premisa peligrosa, tóxica y destructiva que conduce esta protesta –llena inicialmente de ciudadanos de buena fe– a los abismos del pensamiento totalitario: la mayoría silenciosa no sabe nada, la minoría activa y transformadora tiene la razón. El menosprecio, la soberbia y la superioridad moral que exhiben los líderes (informales, cambiantes, espirituales y tácitos) de este fenómeno son una ofensa y, ante eso, hay que plantar cara. No acepto ni un día más que me traten de imbécil por el hecho de votar cada cuatro años y por pensar que la democracia que tenemos, con todas sus imperfecciones y defectos, es el sistema menos malo para organizar la convivencia colectiva. Ellos tienen todo el derecho del mundo a impugnar la democracia parlamentaria y el sistema de libre mercado, pero no pueden afirmar que la ciudadanía que no comparte sus consignas vive secuestrada. Si lo hacen, se excluyen del diálogo democrático, se encierran en el monólogo autosatisfecho. El respeto por el otro es condición indispensable para cualquier empresa humana. Si su revolución, revuelta o festival no lo tiene presente, ya sabemos qué tipo de oscura meta tienen en la cabeza los que la alimentan.
2. ¿De qué indignación estamos hablando? Indignados es la etiqueta que se han puesto a sí mismos –con la ayuda de los medios– los reunidos en estas protestas. Perfecto. Pero la indignación no es una ni de un solo color. Yo estoy indignado desde hace un montón de años. ¿Causas? No tengo espacio para todas, pero mencionaré algunas: porque como catalán estoy discriminado negativamente y cada día por el Estado que sostengo; porque como ciudadano he tenido que soportar políticos de una incompetencia clamorosa; porque tengo que aguantar conciudadanos que hacen lo que no dicen y dicen lo que no hacen y, además, quieren darme lecciones de ética; porque no hay manera de remover ciertas castas sindicales, patronales y corporativas que van viviendo del cuento desde hace décadas; porque somos una sociedad donde la aspiración principal es convertirse en funcionario pero, a la vez, despotricamos de la administración; porque nos escandaliza la corrupción política pero callamos ante las mil corrupciones de nuestra vida cotidiana, etcétera. Motivos para indignarse siempre hay y, en estos momentos, más que nunca. Pero no rebajaremos el 40% de paro juvenil con grandes frases ni durmiendo en un parterre, hará falta espabilarse, y hacerlo desde el realismo. Más que leer Stéphane Hessel, los indignados tendrían que estudiar a Tony Judt, un socialdemócrata lúcido y alérgico a las simplificaciones.
3. Los que dicen hablar en nombre de las acampadas, tarde o temprano, comparan esto de aquí con fenómenos de otros lugares o épocas. Y las comparaciones resultan, más que odiosas, completamente absurdas, ridículas. ¿Es lo mismo una dictadura militar que el sistema político que hoy tenemos en España? La respuesta, para cualquier persona informada, es rotunda. Pero ellos, en cambio, repiten que, en esencia, todo es igual de nefasto. Por elevación, todo es una gran mierda. Les da igual que aquí puedas expresarte y votar y que allí te encierren porque el vecino ha declarado que eres un elemento sospechoso. Les da igual que aquí tengas asegurada la escuela, la cobertura sanitaria y una pensión y que allí vivas en la miseria más descarnada. Toda esta música apocalíptica está bien aliñada con teorías conspiratorias, de gran efectismo; si te falta un cacho de verdad, cita al Club Bilderberg, que siempre proporciona buen aroma.
4. Más que el fondo, en estas acampadas lo importante es la forma. Todo es más estético que estrictamente ideológico, aunque esto suene paradójico. Escenificar algo que recuerde las iconografías de la revolución, la reciente de los países del norte de África o la más clásica del Mayo francés, todo depende de los gustos de cada momento. Los medios de comunicación contribuyen poderosamente a facilitar este sesgo a una masa encantada de verse reflejada y amplificada como por arte de magia. Digámoslo claro: sin las televisiones, el éxito de las acampadas sería menor, incluso teniendo presente el papel de las redes sociales. Hay una borrachera mediática que impregna el acontecimiento y desfigura sus proporciones. El criterio de representación de minorías y mayorías queda en suspenso. Esta fascinación por el teatro de la revuelta incluye –es importante– las imágenes de violencia y la épica que puede derivarse de ahí. Un sector de los congregados en plaza Catalunya –no todos– celebró que, finalmente, la policía actuase, lo cual proporcionaba la parte del relato fácil que les faltaba.
5. El rechazo al hecho nacional catalán y su agenda exhibido por la acampada de Barcelona no es nada nuevo. Responde a la tradición de la extrema izquierda local, aquella que, en la transición, hablaba del catalanismo como “residuo pequeñoburgués” que destruía “la causa del internacionalismo proletario”. Lo que me hace gracia es la sorpresa ingenua de los sectores más jóvenes y alternativos del independentismo, ansiosos de conseguir el favor de los indignados. Ahora no lo llaman internacionalismo proletario sino revuelta global, pero resulta tan españolizador y provinciano como en 1977.
6. La falta de sentido del humor siempre da miedo. He detectado –sobre todo por internet y Twitter– que hay demasiados acampados que no soportan la crítica y todavía menos si se hace con espíritu satírico. Cuidado, porque cuando falla el sentido del humor y la tolerancia, asoma la oreja del fanatismo. Si desean cambiar el mundo, antes tendrán que reírse un poco de sí mismos.
Francesc - Marc Álvaro
La Vanguardia
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20110601/54163177368/meditacion-fuera-de-las-plazas.html
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En esta crisis financiera, el dinero no es lo más importante
En la pirámide social, más que el dinero, manda el poder de la información y de la complicidad de relaciones privilegiadas. Algunos sabían lo que iba a pasar y tomaron posiciones, dejando información-basura a los demás... y resulta que la información que baja piramidalmente es más basura según va bajando.... y lo que llega a nosotros es de una falsedad monumental. Es como una bola de nieve, que en su bajada va aplastando más fuerte según se va haciendo más grande.
A las clases humildes esta información llega en forma de disminución de oportunidades, encarecimiento del coste de la vida, etcétera. Sin embargo, tal y como entiendo este proceso, el tema no es de orden económico. La economía es la punta del iceberg, en todo caso. El mundo global, así lo llaman ahora, no es otra cosa que una continuación disfrazada del mundo feudal antiguo.
El caso es que para preservar las prebendas feudales, esas familias, que legan su poder sin cesar de generación en generación, diseñan un nuevo marco, deciden cuándo ponerlo en marcha, planifican la estrategia, miden las respuestas consiguientes por parte de las clases que tienen bajo sus pies y, finalmente, cuando ya han construido el marco en donde asegurarán la continuación de las mencionadas prebendas, desencadenan la crisis a conciencia y midiendo la fuerza del momento. La crisis estalla de arriba, aunque no tan de arriba, afectando a las clases medias altas, las cuales se creen que la crisis es financiera, y sigue bajando hasta llegar a la población menos favorecida, las cuales viven la situación como una herida que les da en el mismo lugar de siempre.
En resumen: todo se fragua desde arriba y va bajando estratégicamente por la pirámide social y económica. Cuando llega a afectar a una mayoría, y esta mayoría se pone a reaccionar, ya es tarde, pues las estructuras del futuro sistema ya están diseñadas desde hace tiempo. Y cuando llega abajo, todo está ya tan montado que los humildes sólo pueden ejercer el derecho al pataleo y a destiempo.
Con ello no quiero decir que las acampadas no deban tener lugar. Más vale tarde que nunca, obviamente. Algunos, tras ello, habrán dado un paso adelante y su vida cambiará; otros, en cambio, seguirán como hasta ahora o peor. La clave está en la lectura que cada uno haga y cómo la aplique en su vida personal. No veo que pueda haber soluciones colectivas. Creo que cada cual debe hacer uso de su genialidad si quiere sacar algo en claro de lo que está ocurriendo.
Gabriel Gutierrez
http://www.crisiseconomica2010.com/Inicio/tabid/36/articleType/ArticleView/articleId/685/En-esta-crisis-financiera-el-dinero-no-es-lo-mas-importante.aspx
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10 preguntas y una reflexión para el 15-M
¿Seguro que lo estamos haciendo bien?
1- ¿Se puede acampar en la vía pública? Si la ley no lo permite, acampar es una forma de violencia, contra esa ley, y contra el resto de ciudadanos, que tienen el mismo derecho de usar la vía para el fin que dictan las leyes.
2- Si una ley no gusta, ¿se infringe y punto?
3- ¿Existen formas legales para cambiar las leyes?
4- ¿No da más sensación de madurez ocupar una plaza (que es pública, es decir de todos, incluidos los que no están con el 15M) durante, pongamos, una semana, y luego continuar la lucha en locales adecuados para tal fin, en Internet, o en casas particulares?
5- ¿Nadie tiene la sensación de que tirarse al suelo y luego mostrar al mundo las heridas causadas por la policía, no es ponerse en el mismo nivel que la policía? El clásico par víctima-agresor, cada uno estimulando la violencia del otro. Porque el victimismo es una forma de violencia que está al mismo nivel que la del agresor.
6- ¿Pero qué nos pensábamos, que iban a dejar que invadiéramos el espacio público por siempre jamás?
7- Decir: "no me voy de aquí hasta que no cambies", ¿es una forma válida de diálogo, es una forma de solucionar las cosas? ¿O es más bien una rabieta infantil?
8- El concepto "Estoy indignado", ¿quiere decir golpear unas ollas y gritar en la calle? ¿Será que no existen formas más inteligentes, maduras y sobre todo efectivas de canalizar la energía de esa indignación?
9- Tomar la calle y quejarse a grito pelado, ¿no será un sucedáneo del trabajo, mucho más duro, de crecer interiormente, en silencio, haciendo y promoviendo pequeños cambios personales, familiares, y sociales?
10- ¿No son a lo mejor compatibles la queja airada (pero respetando al resto de ciudadanos, estableciendo unos "tiempos de duración") y el trabajo personal?
Esta revolución nos la vamos a cargar nosotros mismos, como tantas veces ha sucedido. ¿Sol es un símbolo mundial? ¿Qué queremos que vea el mundo? ¿Más golpes de porra, más ruedas pinchadas, más estruendo de cacerolas, más balazos de goma? El mundo ha visto una reunión pacífica, asambleas estimulantes, espíritu renovador, ¡eso es algo grande! ¿Hace falta el resto? ¿Para qué, para "hacer ver" que la policía, el sistema, son los malos?
No serán los topos, ni los hackers, ni los agentes de la CIA. Seremos nosotros los que nos cansaremos, nos diluiremos y nos abandonaremos al victimismo. Seremos nosotros los que nos dividiremos, cada uno con su pequeña visión de lo que es mundo mejor. Seremos nosotros los que abandonaremos la lucha, quizás porque nos estamos equivocando de lucha.
Siento decir todo esto. El movimiento 15 M es el único que me ha dado esperanzas, en mis 45 años de vida, por eso lo amo. Y porque lo amo, de forma automática velo por él, y me surgen temores. Y quería expresar mis temores, por si sirve de algo
Gunther Emde
http://guntheremde.blogspot.com/2011/05/10-preguntas-y-una-reflexion-para-el-15.html
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Fontaneros del Cambio, reflexiones sobre el 15M
El propósito de este texto es aportar algunas reflexiones personales sobre el proceso de cambio que algunos consideran iniciado a partir del Movimiento 15M. Estas reflexiones no proceden de alguien que forme parte de ningún grupo, secta, organismo. Proceden de la individualidad que se desea despierta e íntegra. Estas reflexiones se basan en las experiencias de una fontanera del cambio interno personal e individual, que pueden quizás aportar alguna inspiración al proceso colectivo que comienza a despuntar en España y en otros países.
Es un texto, de fontanero a fontanero, porque en definitiva, aunque quieras enmarcarte en un grupo, colectividad, movimiento, conciencia global, sigues siendo un ser individual fluyendo entre tu individualización y tu universalización en una danza permanente, cuya armonización depende muy mucho de tu habilidad precisamente como fontanero-a!
Antes de seguir, me gustaría aclarar lo que entiendo por fontanero en este contexto. Un profesional de la fontanería es un técnico y un artista de las conexiones. Contempla con orgullo como del grifo de oro de un palacio, fluye un líquido puro y cristalino, al tiempo que saborea la victoria tras haberse visto inmerso en las cloacas de palacio, enfangado con el lodazal y los desechos de la estructura, reestructurando las tuberías del espacio para que los líquidos y la savia del organismo puedan circular en los ritmos y las cantidades idóneas para abastecer y drenar el lugar de aquello que constituye su vida y aquello que constituye su muerte.
Al igual que en el palacio, el fontanero realiza la misma tarea en el pueblo conectando todos los barrios entre sí y permitiendo que la unidad reine sin causar el caos. Un fontanero conoce la fachada y las bambalinas del sistema y es capaz de operar en todos los frentes conectando y desconectando aquello que es necesario según criterios funcionales y operativos.
Aquellos que hemos trabajado con nosotros mismos, nos hemos convertido en fontaneros del Ser. Nos adentramos en las profundidades del misterio de nuestro Ser, los aspectos más trascendentales, al tiempo que trabajamos con las cloacas de nuestro organismo, adentrándonos en nuestra Sombra, localizando y desmenuzando nuestra oscuridad, nuestras proyecciones, distorsiones del subconsciente con el fin de ayudar y facilitar nuestro proceso de integración personal caracterizado por la actualización de nuestro ego y su trascendencia para fomentar la integración del Ser, su actualización en nuestro organismo y su corporeización.
Igualmente caminamos en nuestra luz, tratando de abrirle paso mediante válvulas y nuevas tuberías que ensanchen nuestra aceptación de quienes somos en nuestra totalidad, permitiendo que fluya así esa nueva savia vital que llamamos luz.
El fontanero tiene una habilidad especial para la observación de las estructuras que configuran todo organismo, ya sea individual o colectivo. Por esa misma capacidad de observación, y por sus herramientas, puede desplazarse a los puntos conflictivos y operar los cambios necesarios para que toda la estructura funcione a la perfección, pues esa es su misión. Conecta los puntos que aún no están conectados para que la luz de nuestra conciencia pueda alcanzar los recovecos de nuestro ser más ocultos y obscurecidos por la ignorancia, el olvido, la inconsciencia.
El fontanero del Ser tiene el mapa de la estructura vital y lo utiliza con maestría sabiendo escuchar, desatender, priorizar y posponer, aquello que sea necesario para el buen funcionamiento de todo el sistema. Es a ese fontanero dentro de cada uno de nosotros, a quien me dirijo en este texto.
Si os habéis dado cuenta, estos días se han puesto de manifiesto varias cosas con mayor claridad aún si cabe:
-Nuestros gobiernos, partidos políticos y clases dirigentes tienen un nivel evolutivo diferente al de los manifestantes. Hablan diferentes idiomas y aunque parece que manejan palabras similares, cada uno las pronuncia desde un espacio diferente, desde un nivel de conciencia muy diferente y la comunicación no es efectiva a no ser que intervengan los fontaneros del cambio y traduzcan con claridad las demandas de unos hacia los otros.
-El nivel evolutivo de quienes mayoritariamente integran gobiernos, partidos politicos y clases dirigentes es tal que poseen numerosos mecanismos de defensa contra el cambio que propugnan los manifestantes y ello se debe en gran parte a que en su nivel no han hecho el trabajo interno necesario para poder evolucionar y aproximarse más al nivel de comprensión y entendimiento de los manifestantes. Así, a mayor demanda de los manifestantes, mayor nivel de resistencia al cambio y reacciones defensivas en previsión de un ataque, realizarán quienes gobiernan. En otras palabras, la rigidez y falta de movilidad de los gobernantes está causando que se atrincheren aún más en sus posiciones cada vez más rígidas.
-Existe una masa numerosa de población que si bien se encuentra en contra de la corrupción y la retahíla de problemas que asolan nuestros paises, no es capaz de imaginar que las soluciones a sus problemas procedan de otros grupos de conciencia que no sean los habituales, es decir, los gobernantes. Ellos también se encuentran anclados en un estado evolutivo donde las resistencias al cambio son tan grandes, con tuberías tan bloqueadas que el miedo a un colapso les impide incluso llamar al fontanero y tapan, ocultan, cierran los ojos a sus problemas en un intento por eludir su responsabilidad esperando que todo se resuelva por si solo.
-Los manifestantes por su parte, en un intento loabilísimo de demostrar con sus actos cuál es su nivel de conciencia y sentar el mejor ejemplo posible con sus acciones pacificas y su diálogo consensuado, se anquilosan igualmente en esa búsqueda del dialogo y del consenso, siendo presa igualmente de todo tipo de manipulaciones, infiltraciones y deseos de otros colectivos de mover el movimiento hacia una dirección concreta u otra: alimentando viejos y/o nuevos intereses partidistas por un lado o intentando que sus actos sinceros les lleven al soñado puerto de la revolución, el cambio, la transformación y la libertad.
Ante este escenario, de entre los precursores del cambio es necesario que emerjan fontaneros que sepan hablar con diferentes niveles de conciencia, que puedan desplazarse por las tuberías de la colectividad con eficacia, sin perder rumbo, totalmente enfocados en la misión de producir la apertura de compuertas, tuberías para que TODA LA ESTRUCTURA pueda recibir la savia vital que tanto necesita.
Pues no es sólo la clase dirigente la que necesita la ayuda necesaria para aflojar su aferramiento al poder y el abandono de su mal uso y abuso, sino que la masa social aún no despierta, igualmente necesita de trabajo de fontanería para sacarla de su largo letargo y anquilosamiento basado en la pérdida de su soberanía personal que se produjo al entregar la responsabilidad de sus vidas a los dirigentes. Ellos también necesitan despertar pero no lo harán sin el trabajo de fontanería necesario para romper la férrea defensa y barrera que han erigido contra el cambio.
Los unos por miedo a perder y los otros por miedo a asumir el control, el fontanero se encuentra con la tarea de reunificar y reconectar las tuberías que reequilibren el poder y la capacidad de actuación de unos y otros.
En el movimiento de manifestantes también se necesitan fontaneros capaces de localizar los intentos sutiles y no sutiles de manipular, de desviar las tuberías de su curso natural. Se necesitan fontaneros que sepan desplazarse por la escalera evolutiva y conozcan las claves de cómo dialogar con diferentes niveles de conciencia, honrando las demandas y las necesidades de todas las partes con el fin de alcanzar un objetivo común aceptable por todos y objetivos graduales aceptables por cada nivel evolutivo, sin perder el impulso del movimiento por el cambio en la pesadez de una estructura que busque consensuar todo con todos en todo momento.
Determinar lo que se quiere y cómo se quiere tiene múltiples traducciones en función del nivel evolutivo de cada persona, por ello, el fontanero del cambio sabe lidiar entre las distintas demandas de cada colectivo y sabe ajustar esa multiplicidad de intenciones y comprensiones de forma tal que se cree una NUEVA estructura capaz de contener y abrazar constructivamente la multiplicidad de niveles con el fin de favorecer el proceso de cambio a cada conciencia de forma individual y colectiva, sin frenar a unos a costa de los otros, pero sin tampoco inducir a cambios imposibles de abrazar de momento por quienes requieran unos ritmos más suaves por necesitar procesar más trauma y bloqueos que otros.
No es tarea fácil y no son puestos de trabajo disponibles para cualquier persona… este tipo de fontanería requiere de los mejores profesionales cuyas características principales son la honradez, la integridad y su capacidad real de desplazarse por toda la escalera evolutiva con soltura, capacidad de comunicación y comprensión de la compleja realidad con el único objetivo de conectar y permitir que toda la estructura reciba el sustento, la savia y la información que necesita para el cambio.
Son nuestra única esperanza. Espero que salgan a la luz pronto.
Con amor, Wallie del bosquecillo
http://liberacionahora.wordpress.com/2011/05/30/fontaneros-del-cambio-reflexiones-personales-sobre-el-15m/
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