LA VIDA PASA POR HABLAR DE LA MUERTE
Hay temas tabú. Y la muerte es uno de ellos. A veces se rechaza su abordaje en público por una especie de superstición: no hables de ella, a ver si la vas a llamar. Otras se teme herir a alguien que haya vivido o esté viviendo un duelo. En la mayoría de ocasiones, el motivo es más sencillo: no es un tema alegre. No es algo divertido ni cómodo, ni resulta nunca fácil de abordar.
No encaja en el negocio de la felicidad, en la convivencia con una sociedad donde se habla del éxito y se esconde el fracaso. Hablar de la muerte es recordar que hay un fin, que es inevitable y que puede ser inesperado. Pero, ¿qué tiene exactamente de malo tener presente que la vida acaba? ¿En qué momento un asunto tan natural como lo es la propia vida se relegó al ostracismo y al ámbito puramente individual? ¿Qué consecuencias tiene?