SELBA Boletín Abril 2015
Los seres humanos nos adaptamos con relativa
facilidad a las normas existentes en los grupos de los que formamos parte. La
conformidad con las normas nos reporta más beneficios que desventajas. y lo
hacen tanto en positivo, entregando beneficios y recursos grupales a quien se
adhiere claramente a las normas (más oportunidades para intervenir, buena
comunicación con miembros de alto estatus, facilidad para acceder a posiciones
de poder, etc.), como en negativo, castigando o sancionando a quien las
incumple (señalamiento, exclusión, etc.).
Cuando entramos en un grupo nuevo, lo habitual es
seguir las normas del grupo, al menos por un tiempo, antes de pensar en
cambiarlas. Las personas que no
siguen las normas de un grupo corren el riesgo de ser etiquetadas de
‘inconformistas’, ‘desviadas’ o ‘inadaptadas’. La tolerancia del grupo a este
tipo de comportamientos depende no obstante de quién se trata. No todos los
miembros de un grupo reciben el mismo tratamiento cuando violan las normas. En
algunos casos, las personas pueden hacerse con una ‘reserva’ de buen
comportamiento al actuar consistentemente de acuerdo con las normas. Esta
reserva se convierte en ‘créditos', que pueden utilizar después para
incumplir normas sin penalización.
Una persona que continuamente se expresa a gritos y
con insultos en un grupo que tiene por norma hablar suave y con respeto no
tiene ningún crédito dentro del grupo y será duramente criticada y
marginada, mientras que una persona que siempre se expresa según la norma
habrá acumulado suficientes créditos para un día poder romper su habitual
calma sin perder por ello el apoyo del grupo. El buen comportamiento no es
la única manera de ganar créditos en un grupo.
Algunas personas, como los líderes y los miembros
de mayor estatus dentro de un grupo, parten con más créditos que el resto de
miembros y obtienen también más créditos por su comportamiento conforme a
las normas (sin que esto les resulte especialmente difícil, pues su influencia
en la construcción de las normas es mayor). Esto les permite saltarse las
normas tan a menudo que puede llegar a parecer que están al margen de ellas.
Sin embargo, no es así. Por muy tolerante que sea un grupo con el
comportamiento ‘desviado’ de sus líderes, tarde o temprano se agota el
crédito, pudiéndose encontrar con el rechazo y la pérdida de estatus si su
comportamiento no cambia.
BOLETIN SELBA ABRIL