Aunque
no hace mucho ya dije que la estafa piramidal de las pensiones no
tiene solución (aquí está explicado Lo
que nunca quiso preguntar sobre las pensiones porque no quería saber
la respuesta),
voy a proponer varias soluciones temporales y una definitiva para que
el carro de las pensiones no se caiga por el barranco.
Es
curioso que, cuando la gente habla de subir las pensiones, los
sueldos de los funcionarios, las brechas salariales, las
subvenciones, la sanidad, la educación o las políticas sociales,
por la forma de hablar parece que están asumiendo que no se dedica
más dinero a esos menesteres porque el gobierno es un tacaño y
quiere quedarse con el dinero en su bolsillo. No comprenden que es un
juego de suma -3%. Sería de suma cero, pero al aplicarle la mordida
a las partidas del presupuesto, se
convierte en un juego de suma -3%.
O sea, que para subirle la pensión a alguien 100 euros, hay que
confiscarle 103 a algún incauto que todavía trabaje y pague
impuestos (el 3% es una cifra estimada, aunque es muy probable que
sea superior).
Uso
la palabra confiscar, porque las cotizaciones de los trabajadores y
los impuestos ya son abusivos, y la palabra que viene después de
impuestos abusivos es confiscación (felices
tiempos aquellos en los que los señores de vidas y haciendas
cobraban el diezmo a sus vasallos).
Esto deberían tenerlo en cuenta todos los grupos de presión que
salen a la calle a exigir más mamandurrias. Hay que tener en cuenta
que los grupos que piden más sopa boba, son mucho más numerosos que
a los que se les tiene que confiscar el dinero para pagar la sopa
boba. Eso complica el asunto, pues como hay dos pidiendo por cada uno
que paga, para aumentar 50 euros a los que piden hay que sustraerle
100 al del castigado grupo de los paganos. Y puede que un día el
pagano saque cuentas y llegue a la conclusión de que para lo poco
que le queda limpio, le sale más a cuenta vender falsificaciones
encima de una manta, se saca más dinero y se ahorra el papeleo con
la liquidación del IVA.