PÀGINES MONOGRÀFIQUES

18/2/19

Cuando hay un final hay que aceptarlo. La palabra correcta es salvar.

SALVÉ UNA PERSONA CUANDO YA NO HABÍA NADA QUE HACER
Marcos Hourmann es el primer médico condenado por aplicar la eutanasia en España. En marzo estrena la obra de teatro 'Celebraré mi muerte', producida por Alberto San Juan y Jordi Évole.


El mismo día que terminaba la agonía de Carmen, comenzaba la de Marcos Hourmann. Era 2005 cuando este médico argentino decidió administrar una dosis de cloruro potásico a su paciente, provocando así su muerte. Lo hizo a petición de Carmen y de su propia hija tras meses de agonía padeciendo las patologías asociadas a un cáncer de colon. Cuando ingresó en el hospital Móra d’Ebre (Tarragona), la mujer de 82 años sufría hemorragias internas y un infarto de miocardio.

Hace 14 años Carmen pidió morir sin más sufrimientos. Era imposible eliminar el padecimiento que ya había tenido que soportar. Lo pidió dos veces de forma explícita. Lo que marcó la diferencia la tercera vez fue el sufrimiento de su hija. “Me sentí reflejado. Me sentí hijo como ella en una circunstancia parecida a la que yo sufrí con mi padre”, aclara. Tras recoger el motivo de la muerte en el parte médico, comenzó su calvario. Denunciado por sus compañeros de hospital, se convirtió en el primer médico condenado por aplicar la eutanasia en España. La sentencia de un año de prisión no le obligaba a entrar en la cárcel ni se le inhabilitó para ejercer, por lo que se exilió a Reino Unido. Cuando su vida parecía volver a encaminarse, el tabloide The Sun le colocó en el foco de la opinión pública inglesa llevando una foto suya en portada y calificándole de “doctor asesino”.


Hourmann ha conseguido recomponer su vida y ahora ejerce como médico de urgencias. Contó su historia en un libro autobiográfico con el título Morir viviendo, vivir muriendo y en marzo se estrena en el Teatro del Barrio la obra de teatro Celebraré mi muerte sobre su vida, producida por Alberto San Juan y Jordi Évole (Producciones del Barrio).

Usted califica lo que hizo aquel 21 de marzo de 2005 como “un acto de amor”, de piedad hacia una persona que estaba sufriendo, pero, ¿cómo se conjuga la profesión de médico, la de salvar vidas, con la eutanasia?

Salvar vidas es parte de la profesión médica, la parte fundamental. Pero cuando ya no puedes, cuando el conocimiento te dice que no se puede avanzar más, cuando es imposible hacer más, lo que importa es lo humano. Y esa conjunción es lo que yo llevo defendiendo toda la vida. El conocimiento sirve para una parte específica de la vida de un paciente y si cuando se acaba no le añadimos la humanidad, esta profesión se queda vacía, inválida. Salvar del sufrimiento es también salvar una vida. Si no puedo salvar a un paciente, al menos salvarle del dolor.

La Asamblea del Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM), es decir, el órgano que representa a los médicos en España se posiciona en contra de la eutanasia.

Sí, ¿y a mí qué me importa eso? ¿A mí qué me influye como ser humano que un colegio diga algo? Al final es un grupo de personas que dice algo. Mis vivencias y mis convicciones son las únicas que me representan.

¿En qué momento mantener a una persona con vida puede convertirse en un acto completamente inhumano?

En el momento en el que el paciente dice basta. Cuando el paciente no quiere más. Cuando impedimos que se cumpla la decisión de una persona sobre sí misma. Todo lo que viene después y es contrario a la decisión propia, para mí no tiene ninguna validez. En el Código Penal se establece que el paciente tiene el poder de decisión. Si yo te digo que tienes que tomarte un antibiótico y tú me dices que no, yo lo respetaré. Yo te recomendaré, te advertiré, te prevendré, te curaré… pero no te obligaré a nada.

Pero sí se obliga a la gente a vivir.

Por supuesto. Hay gente que pide morir porque el sufrimiento es insoportable y se le niega. Esa gente morirá según quiere el sistema. No tienen poder sobre su propia vida, no tienen poder de decisión. Morirán según quiera el sistema.

Se suele decir que la muerte iguala a pobres y ricos, pero, ¿hay también un componente de clase a la hora de morir por decisión propia?

Sin duda. Si no tienes dinero no puedes irte a Suiza a la clínica Dignitas pagando 10.000 euros para que alguien pueda ayudarte a morir. Lo que te queda es morir de forma natural, sufriendo. Para morir dignamente, en el momento en el que dices basta, el dinero hace una labor importantísima, por supuesto.

El pasado 11 de febrero dos familias entregaron 280.000 firmas conseguidas a través de Change.org solicitando una despenalización de la eutanasia. ¿Cuál cree que son los próximos pasos, el futuro más cercano? ¿Están PP y Ciudadanos haciendo apuestas electoralistas?

Estas preguntas habría que hacérselas a ellos. Pero bueno, parece claro que Ciudadanos es quien está trabando esta ley. Es una actitud de los políticos que no entienden esta cuestión. Está claro que hay intereses, pero, ¿cuáles? ¿Qué intereses políticos hay aquí? Que dejen a la gente morir en paz. Hay un gran porcentaje de la población, incluso dentro de los propios partidos, que aprueban la eutanasia, así que tampoco creo que sea una cuestión de perder votos.

También lo pienso desde el punto de vista religioso. Nadie les va a quitar su derecho a morir bajo el amparo de Dios. Nadie les quitará el derecho a morir bajo las pautas de sus creencias, pero si a estas personas se les permite morir como desean, ¿cuál es el problema de que una persona elija morir sin sufrimiento? Jamás intentaría convencer a una persona que cree en Dios para administrarle una inyección de potasio. No me lo plantearía nunca. ¿Por qué ellos sí intentan imponer sus creencias al resto?

¿Qué claves debería tener una ley de eutanasia?

El Artículo 143.4 [del Código Penal] es el gran problema. Lo que hay que hacer es despenalizar que el médico ayude a morir a una persona. Ese es el punto clave de toda esta historia. Yo estoy a favor de casi toda la ley del PSOE, pero hay un punto en el que estoy en contra. Se pide que haya una comisión previa a la administración de la eutanasia, y ahí no hay ninguna duda, porque hay que tener un control exhaustivo. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la proposición de crear otra comisión después de aplicar la eutanasia. Estos son para mí los puntos clave.

Los médicos podrían oponerse a aplicar la eutanasia, ¿verdad?

Por supuesto. Tienen objeción de conciencia. El médico es un ser humano con sus ideas, creencias y convicciones, y no está obligado a aplicar la eutanasia.

¿Usted considera que mató a una persona?

No. Yo salvé a una persona cuando ya no había nada que hacer. Después de haber luchado. Cuando hay un final hay que aceptarlo. La palabra y el verbo correcto es salvar.

Dani Domínguez


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