No hay solución individual
La
depresión y la ansiedad son enfermedades de nuestro tiempo, se
expanden como epidemias. Junto a estos malestares aumentan las
terapias de coaching,
los rituales, las sectas, la literatura de superación personal y
otras falsas "curas-salidas". El capitalismo en su actual
fase neoliberal, conlleva una imparable revolución cultural que ha
liberado al hombre de antiguas solidaridades, diluido compromisos
sociales y modificado nuestro horizonte de percepción.
El
neoliberalismo se impone, a la par de que transforma a la sociedad
transforma a los sujetos. La ideología neoliberal ha sido exitosa,
es el sentido común de nuestro tiempo. La lógica económica se
impone en la vida diaria. El hombre se piensa en términos
empresariales, el lenguaje económico se vuelve cotidiano. Los dogmas
neoliberales se convierten en "verdades" indiscutibles. La
primacía del mercado, la libertad de mercado como libertad plena, la
preferencia de lo privado frente a lo público
y una visión del hombre como ser egoísta y calculador, se han
vuelto ideas hegemónicas.
En
esta sociedad de competencia total, de la búsqueda del éxito en
términos de consumo, de precariedad laboral, de inseguridad y de
inestabilidad social, la ansiedad y la depresión son una constante.
La representación del éxito como acumulación monetaria y la
imposibilidad de que el éxito sea para todos, genera frustración.
La "libertad" de mercado, desemboca en un consumismo
obsesivo que no es libertad, ni plenitud y al que muchos se ven
imposibilitados.
Ideológicamente
el fracaso se expresa como un problema individual. Si fallaste, si no
eres pleno o si eres pobre, es culpa tuya, esa es la lógica de
nuestro tiempo. No invertiste bien tu capital o tu tiempo, no
planeaste tu carrera laboral o estudiaste una mala carrera. ¡Es tu
culpa perdedor!, nos grita la lógica neoliberal. En el extremo se
acusa a los pobres por tener hijos, por reproducirse, como la causa
de su estado. "El individuo es dueño de su destino", "los
pobres son pobres porque quieren", "no hay imposibles",
"soñar es poder" y otras frases trilladas expresan esta
lógica ideológica.
De
ahí que se popularicen los discursos de superación personal, las
terapias de coaching,
las sectas y los rituales, en la búsqueda del éxito. De ahí la
angustia, la ansiedad, la depresión y el estrés, que vivimos todos
los días. Pero equivocamos la pregunta y la respuesta.
Muchos
de los problemas individuales son expresión de problemas sociales,
por lo que no tienen solución individual. El cambio individual es
una falsa salida, una solución equivocada. De ahí que nunca haya
una solución última, todo libro de superación personal pasará de
modo y en su lugar llegará otro prometiendo la "verdadera"
solución. Los cursos, terapias y rituales, igualmente se renuevan a
gran velocidad, porque no hay garantía de solución.
La
realidad es dura para los de abajo, la explotación destruye, la
precariedad laboral crea ansiedad, el consumismo extremo no es
plenitud, el éxito ligado al consumo trae frustración. El
individualismo provoca soledad, las solidaridades rotas crean
inseguridad. Estamos enfermando de realidad y la medicina se
encuentra en cambiar la realidad opresiva. La solución no es
individual sino colectiva. Hay problemas que no se resuelven en la
lectura, con rituales, en el diván del psicólogo o en la terapia
grupal, sino en la calle, en la disputa y en la construcción de otra
sociedad.
Salvémonos.
Aldo
Fabián Hernández Solís
Rebelión
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