¿Teorema imposible o camino al postcapitalismo?
La
"turistificación" de las ciudades y el malestar creciente
de sus comunidades locales plantea con urgencia un debate sobre el
decrecimiento turístico.
La
"turistificación" de las ciudades choca cada vez más con
el descontento de las comunidades locales que se ven desplazadas y
desposeídas de sus propios barrios. La sobresaturación turística
es un problema real y debemos hacer frente al reto de repensar,
desmontar y reconstruir una de las industrias más grandes del mundo.
Ha llegado el momento de comenzar a hablar seriamente sobre cómo
vincular el debate sobre el decrecimiento con el turismo.
En los últimos
años se ha desatado un creciente
descontento ciudadano por los impactos de la intensificación
turística en
algunos de los destinos más populares del mundo. Tales reacciones
señalan varios impactos comunes de la expansión y penetración
turística.
Por un lado, el crecimiento del turismo de masas ha aumentado la presión sobre los espacios ya turistizados, al mismo tiempo que ha ido colonizando nuevos territorios. Mientras que, por otro lado, los esfuerzos para combatir la sobresaturación turística, mediante la reorientación de la industria hacia el turismo elitista, con altos ingresos y más exclusivo, expulsa por completo a los miembros del vecindario de sus espacios cotidianos.
Por un lado, el crecimiento del turismo de masas ha aumentado la presión sobre los espacios ya turistizados, al mismo tiempo que ha ido colonizando nuevos territorios. Mientras que, por otro lado, los esfuerzos para combatir la sobresaturación turística, mediante la reorientación de la industria hacia el turismo elitista, con altos ingresos y más exclusivo, expulsa por completo a los miembros del vecindario de sus espacios cotidianos.
Combinadas, estas dinámicas están transformando las ciudades, que hasta hace poco eran multifuncionales, en centros turísticos “monculturales”, tematizados en torno a la apropiación de la “vida urbana cotidiana”. Las administraciones públicas, generalmente, no han ofrecido respuestas normativas adecuadas ni proporcionales al problema. En las ocasiones en que las autoridades locales han propuesto medidas paliativas, rara vez han sido suficientemente valientes, como en el caso de Barcelona a través del marco regulatorio denominado PEUAT,
Esta complacencia y tibieza de las actuaciones públicas ha provocado respuestas cada vez más enérgicas por parte de los movimientos sociales, incluyendo denuncias como "el turismo mata la ciudad", la exigencia de espacios desturistizados o la demanda de "zonas libres de turistas".
En Barcelona, la Assemblea de Barris per un Turisme Sostenible (ABTS) ha agrupado a numerosas entidades en la organización de acciones para desafiar el desarrollo del turismo masivo. En Mallorca, que recibe más de 11 millones de visitantes al año, Ciutat per qui l'Habita combate la turistificación y la "airbnbificación" de cada rincón de Palma, en la que sus habitantes sufren desalojos y otras formas de violencia relacionadas con el turismo.
Iniciativas similares han prendido en muchas otras ciudades, incluyendo Ámsterdam, Madrid y Venecia.
La magnitud del
malestar es tal que ha captado la atención de algunos actores
poderosos de la industria, incluidos la Organización
Mundial del Turismo de
las Naciones Unidas (OMT) y el Consejo
Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
Su atención muestra una marcada ambivalencia.
Por un lado, los lobbies pro-turísticos culpan a las expresiones de descontento y malestar con el despliegue turístico de ser "turismófobas". Pero al mismo tiempo esos mismos lobbies han empezado a reconocer la posibilidad de que algunos destinos experimenten lo que denominan "un exceso de turismo", señalando su temor a lo que llaman “morir de éxito”.
En el contexto de esta discusión, ningún defensor de la industria menciona específicamente el "decrecimiento". De hecho, la OMT se esfuerza por afirmar que "el crecimiento no es el enemigo; la cuestión radica en cómo lo gestionamos". Pero los movimientos sociales que impugnan aspectos del desarrollo del turismo han empezado a utilizar explícitamente esta idea. En Barcelona, por ejemplo, la ABTS reivindica abiertamente el "decreixement turístic"
Este hecho plantea cuestiones interesantes sobre la relación entre estas discusiones y un movimiento más general por el decrecimiento que ha ganado una creciente atención en los últimos años. Aunque Barcelona es también uno de los nodos principales de este movimiento más amplio, hasta el día de hoy ha habido pocos esfuerzos sistemáticos por conectar la discusión sobre el decrecimiento con el turismo.
Esto no es del todo sorprendente para quienes estudiamos el turismo desde perspectivas críticas. Muchas personas, incluso aquellas vinculadas a los movimientos y a la academia radical, han tendido a considerar el turismo como una actividad frívola que no merece un estudio riguroso. Sin embargo, el turismo es posiblemente una de las vías de acumulación de capital más potentes del mundo. Por lo tanto, el objetivo político del decrecimiento a escala global debería plantear también una profunda transformación del turismo.
Por un lado, los lobbies pro-turísticos culpan a las expresiones de descontento y malestar con el despliegue turístico de ser "turismófobas". Pero al mismo tiempo esos mismos lobbies han empezado a reconocer la posibilidad de que algunos destinos experimenten lo que denominan "un exceso de turismo", señalando su temor a lo que llaman “morir de éxito”.
En el contexto de esta discusión, ningún defensor de la industria menciona específicamente el "decrecimiento". De hecho, la OMT se esfuerza por afirmar que "el crecimiento no es el enemigo; la cuestión radica en cómo lo gestionamos". Pero los movimientos sociales que impugnan aspectos del desarrollo del turismo han empezado a utilizar explícitamente esta idea. En Barcelona, por ejemplo, la ABTS reivindica abiertamente el "decreixement turístic"
Este hecho plantea cuestiones interesantes sobre la relación entre estas discusiones y un movimiento más general por el decrecimiento que ha ganado una creciente atención en los últimos años. Aunque Barcelona es también uno de los nodos principales de este movimiento más amplio, hasta el día de hoy ha habido pocos esfuerzos sistemáticos por conectar la discusión sobre el decrecimiento con el turismo.
Esto no es del todo sorprendente para quienes estudiamos el turismo desde perspectivas críticas. Muchas personas, incluso aquellas vinculadas a los movimientos y a la academia radical, han tendido a considerar el turismo como una actividad frívola que no merece un estudio riguroso. Sin embargo, el turismo es posiblemente una de las vías de acumulación de capital más potentes del mundo. Por lo tanto, el objetivo político del decrecimiento a escala global debería plantear también una profunda transformación del turismo.
La importancia
del turismo para el decrecimiento tiene una dimensión adicional
esencial. El eco-marxista John
Bellamy Foster sostiene
que el decrecimiento es un "teorema
imposible"
en el seno de una economía capitalista; dado que el capitalismo
requiere un crecimiento continuo para gestionar sus contradicciones
internas que, de otro modo, amenazarían su supervivencia. Desde esta
perspectiva, un decrecimiento real requeriría desafiar los
principios fundamentales de la economía capitalista.Tratándose de
una de las industrias más grandes del mundo, el turismo también
puede ser entendido como una de las principales vías que mantienen
la expansión y la reproducción ampliada del sistema capitalista. De
hecho, la importancia del turismo en este sentido es difícil de
ocultar.
La "industria" turística, al fin y al cabo, es en realidad una amalgama de otras muchas actividades y procesos relacionados con el movimiento de personas con fines de ocio; desde la comida, el transporte, el alojamiento, la publicidad, el sector inmobiliario o las finanzas especulativas. Además, el turismo se vincula con muchas otras industrias auxiliares y mercados sobre las que repercute con un llamado "efecto multiplicador"; que también puede considerarse “efecto destructor” al desplazar otras actividades de la vida social del espacio.
Tanto es así que la contribución del turismo a la expansión y al sostenimiento del capitalismo excede sus propias dimensiones, conformando una red cuyos hilos se extienden por todo el mundo en infinidad de formas. En consecuencia, una forma diferente de turismo que se aparte del imperativo del crecimiento podría servir como una importante práctica "post-capitalista", con potencial para transformar drásticamente esa misma red global.
Cabe señalar que la defensa del decrecimiento turístico no es anti-turismo. Lo que pretende es que el turismo se organice y se practique de una forma y a una escala diferentes, para evitar los impactos negativos de esta industria: económicos, sociales y ambientales; y en su lugar, maximizar los beneficios para las comunidades locales y los ecosistemas.
La "industria" turística, al fin y al cabo, es en realidad una amalgama de otras muchas actividades y procesos relacionados con el movimiento de personas con fines de ocio; desde la comida, el transporte, el alojamiento, la publicidad, el sector inmobiliario o las finanzas especulativas. Además, el turismo se vincula con muchas otras industrias auxiliares y mercados sobre las que repercute con un llamado "efecto multiplicador"; que también puede considerarse “efecto destructor” al desplazar otras actividades de la vida social del espacio.
Tanto es así que la contribución del turismo a la expansión y al sostenimiento del capitalismo excede sus propias dimensiones, conformando una red cuyos hilos se extienden por todo el mundo en infinidad de formas. En consecuencia, una forma diferente de turismo que se aparte del imperativo del crecimiento podría servir como una importante práctica "post-capitalista", con potencial para transformar drásticamente esa misma red global.
Cabe señalar que la defensa del decrecimiento turístico no es anti-turismo. Lo que pretende es que el turismo se organice y se practique de una forma y a una escala diferentes, para evitar los impactos negativos de esta industria: económicos, sociales y ambientales; y en su lugar, maximizar los beneficios para las comunidades locales y los ecosistemas.
Entonces, ¿qué
aspecto tendría el decrecimiento turístico, o lo que podríamos
llamar simplemente "des-turistización"? Hay una gran
variedad de iniciativas a debate y en desarrollo que pueden verse
como contribuciones de gran potencial. Desde llamadas a un estado
estacionario,
al turismo
lento,
a la promoción de “vacasaciones”
(vacaciones en casa),
hasta esfuerzos por una infraestructura
turística "ecológica",
implicando el transporte
aéreo y
la producción
de electricidad.
Pero la cuestión de cómo se podría combinar y desarrollar una
propuesta coherente de des-turistización post-capitalista, justo
acaba de introducirse en el debate público.
Formando parte de un colectivo de investigadores más amplio, esperamos contribuir a este debate durante los próximos años. Primero con un número especial del Journal of Sustainable Tourism, en el que ya estamos trabajando. En segundo lugar, mediante un programa colaborativo para investigar la actividad de los movimientos sociales orientados a redirigir el desarrollo turístico en destinos turísticos "maduros" del sur de Europa, entre otros lugares. Esta agenda de investigación-acción participativa, será precedida por un seminario sobre Turismo y Decrecimiento en la Conferencia POLLEN 2018 que se celebrará en Oslo, Noruega, del 20 al 22 de junio.
Mientras tanto, lanzamos esta reflexión inicial a modo de invitación para todas aquellas personas que deseen sumarse a esta conversación.
¡Desturistizadores del mundo, uníos!
Formando parte de un colectivo de investigadores más amplio, esperamos contribuir a este debate durante los próximos años. Primero con un número especial del Journal of Sustainable Tourism, en el que ya estamos trabajando. En segundo lugar, mediante un programa colaborativo para investigar la actividad de los movimientos sociales orientados a redirigir el desarrollo turístico en destinos turísticos "maduros" del sur de Europa, entre otros lugares. Esta agenda de investigación-acción participativa, será precedida por un seminario sobre Turismo y Decrecimiento en la Conferencia POLLEN 2018 que se celebrará en Oslo, Noruega, del 20 al 22 de junio.
Mientras tanto, lanzamos esta reflexión inicial a modo de invitación para todas aquellas personas que deseen sumarse a esta conversación.
¡Desturistizadores del mundo, uníos!
¡No podéis
perder nada más que el crecimiento!
No hay comentarios:
Publicar un comentario