PÀGINES MONOGRÀFIQUES

17/2/14

El destino sale de los hombres, no entra en ellos desde fuera

PERDIDOS ESTAMOS TODOS

Se habla de generación perdida, pero, ¿perdida, para qué? ¿Para el mercado, para crear riqueza, para acumular bienes?
La generación perdida no es que no tenga expectativas de futuro. Es que no tiene expectativas de presente, como todos
Hace unos días el Banco Santander puso en marcha su nueva campaña de publicidad con el anuncio "generación perdida, generación encontrada". El spot afirma: "Dicen que somos la generación perdida, demostremos con nuestras ideas que somos la generación encontrada", y por supuesto ahí está el banco para apoyar "las ideas" de estos jóvenes. Esto se llama recochineo.
Con el término  "generación perdida" se hace referencia a jóvenes de entre 16 y 25 años, personas que se están educando o han terminado sus estudios ahora y ven ante sí el paisaje desolador de un país con una tasa de paro en torno al 26%. Pero yo me pregunto, generación perdida… ¿para qué?  Perdida para el mercado, supongo, por mucho que le duela al Santander. Y es que la elección del adjetivo se basa en criterios monetarios (no ganarán mucho dinero, incluso no tendrán empleo, se verán obligados a emigrar en busca de trabajo…). Una generación perdida, entonces, para la creación de riqueza, para el crecimiento del país, entendiendo "crecimiento" como acumulación de bienes.
En realidad creo que perdidos estamos todos, y hace tiempo. Ese dinero concentrado cada vez en menos manos tendría que repartirse y, en lugar de utilizarse para hacer "crecer" la riqueza, utilizarlo para "desarrollar" el país. Es decir, promover más científicos, más creadores, más investigadores en lugar de gente cosiendo y vendiendo ropa a destajo. La investigación de nuevas formas de energía, la recuperación del medio ambiente o los avances médicos son algo rentable a la larga y propician, ellos sí, una sociedad desarrollada.

El destino, escribe Rainer Maria Rilke en Cartas a un joven poeta, "sale de los hombres, no entra en ellos desde fuera". Así que lo importante no es tanto la situación apocalíptica que vivimos, sino lo que esa situación provoque en esos jóvenes, lo que haga salir de ellos. Y en este sentido, tampoco veo razón para hablar de generación perdida. ¿Perdida por qué? Si algo bueno tiene este momento (con el 15M, las mareas, la PAH, las movilizaciones en la calle…) es que esas personas jóvenes están más concienciadas y dispuestas a intervenir para diseñar el futuro, interesadas en lo que les rodea aunque sea para rechazarlo. Estar más politizado es lo que le convierte a uno en ciudadano y no en mero consumidor.
Se dice que generación "perdida" porque no tienen expectativas de futuro. Lo que no tienen es expectativas de presente.  
Los adolescentes actuales se forman en un momento difícil sin saber hacia dónde, y los jóvenes ven imposible su independencia en el momento actual. No es que antes hubiera sido fácil, también nosotros nos enfrentamos en su día -con nuestra licenciatura o doctorado bajo el brazo- a un sistema productivo basado principalmente en ocupaciones de baja cualificación. Pero ahora las empresas quieren ajustar lo más posible el coste del trabajo a sus necesidades, y buscan gente "especializada", que no quiere decir otra cosa que gente que sepa apretar el tornillo que se le pide que apriete, y poco o nada más. Se continúa insistiendo en adecuar la vida al mercado, y de ahí la insistencia en que la universidad tiene que cambiar sus contenidos para adaptarlos al mundo empresarial. El que tiene que cambiar es el mundo empresarial. Un secretario que sepa de filosofía no va a hacer daño a nadie (¿o sí? Quizás pida un trato, un horario y un sueldo digno. O tal vez no acate sin rechistar las órdenes de un directivo chapucero y corrupto).
Las ilustraciones que he utilizado en este artículo corresponden a algunas portadas del mítico fanzine El naufraguito (dos veces premiado en el Salón del Cómic de Barcelona). Los textos que publican están escritos, según se dice en su página web elnaufraguito.com, "por náufragos que han sobrevivido a la rutina devastadora de la vida en sociedad".
La llamada generación perdida también será la superviviente de un naufragio, un naufragio ocasionado en este caso por un golpe de ola –la llamada crisis (la estafa)- que los ha dejado varados en una playa desconocida. Tal vez podríamos hablar de generación náufraga. Aunque en estos tiempos  náufragos somos todos, la verdad. Pero haber naufragado no implica necesariamente estar perdido. Si algo sabemos, es que no nos va a rescatar el Banco Santander







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