DECLARACIÓN DE FUJI
DESPERTAR LA CHISPA DIVINA EN EL ESPÍRITU DE LA HUMANIDAD
Por una civilización de unidad en la diversidad del
planeta Tierra
Se avecina una nueva fase en la evolución de la civilización
humana. Con estados de crisis cada vez más profundos que traen malestar a todas
las partes del mundo, hay una creciente necesidad de cambio en nuestras formas
de pensar y actuar. Ahora tenemos la opción de entrar en una espiral cada vez
más peligrosa o abrirnos paso hacia un mundo de dignidad y bienestar para
todos.
A lo largo de su historia, la humanidad se ha guiado principalmente por una conciencia material. Por miedo a la escasez, hemos seguido persiguiendo ganancias materiales más allá de lo necesario, quitando a los demás y agotando los recursos naturales de la Tierra. Si nuestras aspiraciones siguen centrándose únicamente en lo que es material y finito, nuestro mundo se enfrentará a una destrucción inevitable.
¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza?
Para tomar decisiones más ilustradas y cambiar el curso de
nuestra historia, tenemos que volver a la pregunta básica sobre la vida humana.
Todos y cada uno de nosotros debemos preguntarnos: ¿Cuál es nuestra verdadera
naturaleza? y buscar una respuesta significativa y responsable.
Las grandes tradiciones espirituales del mundo siempre nos
han dicho que, en su raíz, la vida humana está inextricablemente unida a su
fuente universal. Hoy en día, los últimos avances en las ciencias físicas y de
la vida reafirman esta idea perenne. Cuando redescubrimos nuestras conexiones
con la naturaleza y el cosmos, podemos realinear nuestra vida con el movimiento
universal hacia la unidad y la armonía en y a través de la diversidad. Podemos
restaurar la chispa divina en el espíritu humano y hacer aflorar nuestro amor,
compasión, sabiduría y alegría innatos para vivir una vida floreciente. Ha
llegado el momento de que cada uno de nosotros despierte la chispa divina que
reside en nuestro corazón.
¿Cuál es el propósito de nuestra existencia?
Hemos nacido en un
momento crítico de la historia, en un mundo en transición, en el que es posible
guiar el avance de la humanidad hacia la paz en la Tierra. Vivir la paz y hacer posible que la paz
prevalezca en la Tierra es el propósito último para todos nosotros. Podemos y
debemos abrazarla en todas las esferas de nuestra existencia.
Viviendo de forma consciente y responsable, podemos recurrir
a nuestra libertad y poder inherentes para forjar nuestro destino y el de la
humanidad. Nuestra tarea consiste en
crear, en colaboración, un mundo de dignidad y compasión que despliegue todo el
potencial del espíritu humano, un mundo en el que cada individuo dé expresión a
su yo más elevado, al servicio de la familia humana y de toda la red de vida
del planeta.
Hacia una nueva civilización
Es imperativo reunir a personas de diversos campos: científicos, artistas, políticos, líderes religiosos y empresariales, para crear una sólida base multidimensional que catalice un cambio oportuno en
el curso de la historia. Ha llegado el momento de que todas las personas se
conviertan en pioneros valientes, de que se aventuren más allá de sus intereses
personales, culturales y nacionales, y más allá de los límites de su
disciplina, y se unan con sabiduría, espíritu e intención en beneficio de todas
las personas de la familia humana. De este modo, podremos superar el dominio de
ideas obsoletas y comportamientos anticuados en el insostenible mundo actual y
diseñar una civilización más armoniosa y floreciente para las generaciones
venideras.
El paradigma de la nueva civilización
El paradigma de la
nueva civilización es una cultura de unidad con respeto por la diversidad. Al
igual que las innumerables células y los diversos órganos de nuestro cuerpo
están interconectados por su unidad y trabajan juntas en armonía con el fin de
mantener nuestra vida, todos y cada uno de los seres vivos son una parte
intrínseca de la gran sinfonía de la vida en este planeta. Con el
reconocimiento consciente de que todos formamos parte de un universo viviente
de gran diversidad y unidad, coevolucionaremos unos con otros y con la
naturaleza a través de una red de relaciones constructivas y coherentes.
Nosotros, como individuos responsables de nuestro futuro y
el de nuestros hijos, declaramos que:
- Afirmamos la chispa divina en el corazón
y la mente de cada ser humano y nos proponemos vivir de su luz en todas
las esferas de nuestra existencia.
- Nos comprometemos a cumplir nuestra
misión compartida de crear una paz duradera en la Tierra a través de
nuestra forma de vivir y actuar.
- Nos proponemos vivir y actuar para
mejorar la calidad de vida y el bienestar de todas las formas de vida del
planeta, reconociendo que todos los seres vivos, en toda su diversidad,
están interconectados y son uno.
- Nos esforzamos continua y constantemente
por liberar el espíritu humano para una creatividad profunda, y por
alimentar la transformación necesaria para forjar un nuevo paradigma en
todas las esferas de la actividad humana, incluyendo la economía, la
ciencia, la medicina, la política, los negocios, la educación, la
religión, las artes, las comunicaciones y los medios de comunicación.
- Nuestra misión será diseñar, comunicar y
poner en práctica una civilización más espiritual y armoniosa, una
civilización que permita a la humanidad desarrollar su potencial inherente
y avanzar hacia la siguiente etapa de su evolución material, espiritual y
cultural.
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