Cómo la empatía y conexión con los demás seres influyen
en tu salud y felicidad
Investigaciones recientes sobre la mente del
neuropsiquiatra Daniel J. Siegel, en su libro Viaje al
centro de la mente (2017), revelan que la mente es un término
abstracto que incluye muchas cosas, desde la sensación de estar vivos, hasta la
conexión con todo lo externo, junto con la conciencia, la manera en que somos
conscientes y el procesamiento de información. La mente es tan poderosa
que, “si queremos cambiar el curso del estado global del planeta
deberemos transformar la mente humana”.
En este libro explora todas las características de la
mente y ese camino lleva a descubrimientos asombrosos sobre lo que significa
ser humano y sobre cómo vivir una vida sana y plena.
Empatía y presencia para mejorar la mente humana
La mente no es solo actividad cerebral sino que en ella mente influye todo el cuerpo y todas nuestras
relaciones. Son muchas las cosas que desconocemos de la mente, pero sabemos que
en ella hay energía e información que fluyen dentro de nosotros y entre
nosotros.
Este “entre nosotros” debe entenderse de una forma amplia, no
solo entre individuos de nuestra especie sino “entre nosotros, los demás y el
mundo”. A este complejo sistema debe unirse la interpretación subjetiva
personal. Todo este cóctel influye en la salud mental y en el bienestar humano.
Una de sus conclusiones es que “nos sentimos
mejor, pensamos con más claridad y nuestro cuerpo funciona mejor cuando
atendemos y respetamos la subjetividad” de los demás, es decir, cuando
somos empáticos (intentando “sentir la vida interior” de los demás). Además,
cuando nos sentimos respetados, las mentes se conectan y se producen efectos de
crecimiento y curación. “Ser amables con los demás, respetar las diferencias y
cultivar conexiones compasivas es vivir una vida integrada”.
Otra característica de una mente equilibrada es
vivir plenamente en el presente, aceptar la realidad sin dejarse
llevar por cómo nos gustaría que fueran las cosas y “aceptar que el
ahora es todo lo que hay” (el pasado y el futuro no existen). Esto
“exige que nos desprendamos de la necesidad de controlar” y que aceptemos las
incertidumbres que siempre hay en la vida. Cuando no aceptamos algo, surge el
conflicto o la enfermedad. Cuando sentimos que las cosas van mal es porque hay
algo que no nos gusta. Siegel nos advierte que “este conflicto entre lo que es
y lo que esperamos que sea puede hacer que estar plenamente presentes nos
resulte muy difícil”.
Sentirnos conectados al Universo
En una carta publicada en un periódico en 1972, Einstein hablaba de que vivimos
nuestras vidas como si estuviéramos separados del resto de seres, pero esto es
una “alucinación óptica de la conciencia”, una prisión donde nos encerramos nosotros
mismos y de la que solo salimos, en palabras del propio Einstein, “ampliando nuestro círculo de compasión hasta
abarcar a todos los seres vivos y a la totalidad de la naturaleza en su
belleza”.
Este estado ilusorio de “separación” conlleva problemas
tales como tratar la naturaleza como si fuera un vertedero. “Cuando abrimos
nuestra mente con presencia
experimentamos la naturaleza profundamente interconectada de nuestra vida.
Sentimos que la Tierra forma parte de nosotros, que es un cuerpo mental extendido
que forma parte de lo que somos tanto como el cuerpo físico en el que vivimos”.
De esta forma, llegamos a donde han llegado muchas sabias tradiciones
ancestrales (ascetas, filosofías
orientales, etc.): “cuando descendemos a la presencia experimentamos la
profunda interdependencia e interconexión que hay entre todos en este mundo”.
¿Implica lo anterior que las teorías de Darwin sobre la
competencia son falsas? No, pero eso es solo una mínima parte de la verdad. La
teoría de la evolución de Darwin dice
que los seres vivos compiten entre sí provocando la supervivencia del más apto
(que no del más fuerte). Sin embargo, la científica Margulis puso
el foco en los procesos de cooperación que encontramos en la
naturaleza y que son mucho más decisivos y más numerosos. En la naturaleza
encontramos cooperación entre miembros de la misma especie y entre miembros de
distintas especies (en simbiosis, por ejemplo), pero también a nivel celular.
Millones y millones de células de distinto tipo están cooperando constantemente
para que los organismos prosperen. Sin cooperación hubiera sido imposible la
existencia de seres tan complejos como algunos primates que estudian hasta la
mente.
Los estudios de Siegel, Darwin, Margulis e incluso
de Félix
Rodríguez de la Fuente sirven para entender que todos los
seres humanos estamos conectados entre nosotros y con lo
demás. Es posible que la cooperación produzca más armonía y la
competencia más dolor, pero ambos son parte de la evolución.
Además de la empatía, de la conexión y de vivir el
presente, Siegel propone “cultivar el
asombro por el simple hecho de estar vivos”, teniendo en
mente que “nuestra manera de vivir y de actuar puede inspirar a personas que
nunca hemos conocido”.
Nota: Sobre este libro
recomendamos el relato “Cómo superé la pérdida de un ser querido“, en el que se
explica la teoría de Siegel para la integración entre rigidez y caos, lo cual
da lugar a una mente sana y tranquila.
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