En la Fundación Espigoladors trabajamos a favor del
aprovechamiento alimentario y de garantizar el derecho a una alimentación
saludable, a la vez que generamos oportunidades laborales para los
colectivos más vulnerables. De esta forma, tratamos de dar respuesta a la
problemática social y ambiental.
Las lógicas de mercado de la sociedad de consumo actual
también conciernen a los derechos más básicos: la vivienda, la sanidad, la
educación y la alimentación se enmarcan en políticas y modelos que excluyen a
muchas personas y colectivos, haciendo cada día más lejano el horizonte de
consecución de la justicia social y ambiental. En la Fundación Espigoladors trabajamos
con un modelo de triple impacto para denunciar estas políticas que, en el sector
de la alimentación, emergen de las lógicas de mercado y ponen en cuestión el
trabajo del sector primario y el derecho a la alimentación saludable.
Desde nuestra Fundación trabajamos para el
aprovechamiento alimentario, para garantizar el derecho a una alimentación
saludable de las personas en situación de riesgo de exclusión social, y para
generar oportunidades laborales para los colectivos más vulnerables desde una
perspectiva transformadora e inclusiva.
Es un modelo transversal e
interdisciplinar que cuenta con una visión sistémica de la cadena alimentaria y
con un planteamiento que no separa la sostenibilidad social de la ambiental.
Nuestro modelo parte de dos fenómenos que, si bien no son
estrictamente causales y son alarmantes por sí solos, pueden leerse como
contradictorios. Uno de ellos son las pérdidas y el desperdicio alimentarios,
una problemática social y ambiental que cuenta con unas cifras muy elevadas, y
el otro es el número creciente de personas que no tiene acceso a una
alimentación sana y equilibrada. Este segundo está, a su vez, muy vinculado a
la falta de oportunidades sociales y laborales de estos mismos colectivos.
El modelo agrícola actual, nacido de la llamada
Revolución Verde, se centra en el aumento de la producción y la reducción de
costes, alejándose de cualquier paradigma de sostenibilidad ambiental y social.
Este modelo, sumado a las políticas de precio y estéticas impuestas por el
mercado alimentario, propician la aparición de las pérdidas y el desperdicio.
En 2011, la FAO calculó que el 30% de los alimentos que se producen anualmente
a escala global se desperdicia a lo largo de la cadena alimentaria. El
estudio Fusiones acotó este dato a nivel europeo: cada año, en
esta región, se descartan 88 millones de toneladas de alimentos. Este fenómeno
tiene un gran impacto ambiental, y es que cada vez que se desperdicia un
alimento, convierte en residuo todos los elementos utilizados para su
producción, como el agua y la tierra. Además, también es el causante del 8% de
emisiones de CO2 a escala global.
Para hacerle frente a este problema, Espigoladors hemos
recuperado la actividad milenaria del espigamiento. Consiste en recolectar,
directamente en los campos del sector primario, las frutas y verduras que no
tienen salida en el circuito comercial por razones varias (criterios estéticos,
bajadas de precios, etc.). Lo hacemos con equipos de voluntarios y voluntarias,
y siempre con el consentimiento previo del agricultor o agricultora. Esta
actividad es también una herramienta de sensibilización de los y las
participantes, que muchas veces se acercan por primera vez al campo. Este
acercamiento les permite valorar el trabajo del sector primario y los alimentos
que proporciona. A través de la sensibilización mediante la acción, se promueve
un cambio de consciencia colectivo que quiere conducir, a su vez, a un cambio
de paradigma.
La mayor parte de los alimentos recuperados los
canalizamos a entidades sociales que trabajan para garantizar el derecho a una
alimentación saludable de los colectivos más vulnerables, lo que exige
indispensablemente la canalización de fruta y verdura fresca. Con una pequeña
parte de los alimentos recuperados elaboramos las conservas
vegetales es im-perfect® en nuestro obrador, que es a la vez un
laboratorio de innovación alimentaria para el aprovechamiento alimentario y un
espacio formativo y de inserción laboral para personas en situación de riesgo
de exclusión social. A través de esta actividad, queremos promover la justicia
social de una manera empoderadora.
La Covid-19 ha puesto sobre la mesa la necesidad de este
cambio de paradigma que planteamos desde Espigoladors. El sistema alimentario
globalizado crea unas dependencias intercontinentales con un gran impacto
negativo tanto desde el punto de vista social como ambiental, hecho que se ha
evidenciado con la situación actual. Es, por lo tanto, un momento que nos
invita a la reflexión, al cuestionamiento y al planteamiento de nuevos modelos
de producción y de consumo más sostenibles. La alimentación se ha puesto en el
centro del debate, un espacio que nunca debería haber dejado.
FUNDACIÓN ESPIGOLADORS
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