La principal actitud que he encontrado ha sido la de negación. Cuando la gente está (o estamos) en esa fase me dice, sin ningún tipo de prueba, que todo esto no es así. Punto pelota. O aportan pruebas de dudosa fiabilidad: incluso hay ingenieros que te arrojan cientos de gráficas sacadas de informes de empresas energéticas, diciendo que no veremos esto, y que hay suficientes reservas de lo que sea o que están trabajando en mil cosas con las que nos salvarán los científicos. A esta fase la llamo la fase NONO: sería una primera fase por la que casi todos solemos pasar la primera vez que nos exponen el problema.
Otra actitud frecuente que he detectado es la del ataque personal al
mensajero, como si yo fuera el culpable de lo que estoy contando y el problema
se solucionara haciéndome sentir mal. Habitualmente la respuesta es “Pues tú
hablas del fin de la informática pero usas ordenador”, o “Mucho
criticar, pero ¿tú qué has hecho por mejorar el mundo?”. A esta actitud la
denomino la de los OFENDEDORES y hay algunos que viven
permanentemente en ella.
Finalmente hay otro tipo de actitud vital que es la de EL QUE HACE
COSAS. Este tipo de persona ya está haciendo cosas por salvar el
planeta, y lo que hacen debería ser ejemplo de lo que hacer —piensan ellos—
y, por tanto, cuando estás en esta fase te encanta compartir con todos lo que
haces tú u otras personas. Son las personas más implicadas y lo hacen pensando
realmente en salvar el planeta.
Siendo EL QUE HACE COSAS la fase-actitud más interesante,
voy a enumerar lo que se suele hacer, insistiendo en que todos podemos haber
pasado por estas fases:
- “Me he comprado un
coche eléctrico o híbrido.”
- “Me he puesto
paneles en casa y baterías para vivir aislado de la red.”
- “Reciclo.”
- “Me he hecho
vegano/a.”
- “He comprado ropa o
un bolso hechos con plástico recogido de la playa.”
- “He cambiado las
bombillas a LED.”
- “Me he puesto una
estufa de pellets, o de leña…”
- “He puesto un
sistema de frío/calor con bombas de calor, que es más eficiente…”
- “He cambiado todos
los electrodomésticos a A++++”
- “He puesto… He
hecho… etc. etc. etc.”
- “Me he pasado a una
empresa de energía que…”
- “Ya no viajo en
avión, ahora voy en tren…”
- “He dejado de comer
carne.”
- “Me cruzo el
Atlántico en un catamarán de fibra de carbono: p”
- “Voy a plantar
árboles el Día del Árbol.”
Y lo que yo les digo es que se pasen a la siguiente fase, los DEJAR
DE HACER / NO HACER NADA, a.k.a. NO HAGAMOS NADA. Si
realmente quieres reducir tu huella de carbono en el planeta, si quieres dar
ejemplo de verdad y que tu actitud fuese replicada por otros, NO HAGAS
NADA, DEJA DE CONSUMIR o haz menos pero
pensando en serio lo que haces, porque, en última instancia, hacer cosas
significa energía recursos y CO2.
Ahora mismo quien lea esto estará primero identificándose con una de las 3
fases iniciales, o tal vez tenga ya en mente su propia fase. Probablemente
estés pasando una de las primeras, tal vez estarás en varias fases a la vez, y
puede que hasta estés en la fase OFENDEDOR pensando en lo mal
que te caigo.
A ver si hay suerte y hago que reflexiones y cambies de grupo o, al menos,
entiendas mi punto de vista y no me odies tanto.
¿Qué quiere decir estar en la fase HACER MENOS Y NO HACER NADA?.
No hagamos nada significa: dejar de consumir lo máximo posible,
dejar de consumir para solucionar problemas, dejar a la Naturaleza tranquila,
dejar de destruirla y dejar de hacer cosas para arreglarla. Simplemente
deja de consumir, deja de viajar tanto, deja de comprar cosas que no sean
imprescindibles, y lo que tengas que comprar para sobrevivir que sea algo que
no genere residuos. No intentes arreglar lo que ya has roto, deja que la
naturaleza se regenere, pero, eso sí, deja de contaminar.
Repasemos las cosas que hace la gente. Primero los NONOS, que
simplemente no cambian nada, quieren seguir consumiendo y viviendo eternamente
como viven ahora, y esperan que alguien les provea mágicamente y les da igual
la ciencia, los límites físicos del planeta, el petróleo, etc… No seas un NONO,
y eso ya será un primer paso.
Luego los OFENDEDORES, que son personas incómodas con sus vidas en la
sociedad de consumo, pero a quienes —sin saber por qué— todo les parece mal,
les digas lo que les digas, hagas lo que hagas. Atosigan a los que piensan
diferente, a los NONOS por ser felices en un mundo de consumo,
y a LOS QUE HACEN COSAS porque ambas opciones consisten en
hacer cosas. A los que HACEN MENOS Y DEJAN DE HACER ni
siquiera los entienden, pero no les faltan reproches también para ellos. No es
una fase en la que yo recomendaría vivir: hay personas que viven
permanentemente aquí y deberían ir a terapia, pero si estás cambiando de fase
probablemente pases por aquí.
LOS QUE HACEN COSAS: estos son los que más intento
cuidar cuando les intento explicar las cosas, porque se esfuerzan de verdad por
salvar el planeta. Son personas que realmente quieren un mundo mejor, que
piensan en sus hijos y en la gente y se esfuerzan para conseguirlo. Cuando les explico
los motivos por los que creo que no van por buen camino, pueden pasar a
ser OFENDEDORES o NONOS, pero la probabilidad de
que pasen a DEJAR DE HACER Y NO HAGAMOS NADA es alta, y por
eso son también objetivo que cuidar y ayudar en el siguiente paso.
Con los NONOS y los OFENDEDORES no hay
nada que hacer, es un paso muy personal que cada quien debe dar: deben ellos
mismos pasar de fase. Centrémonos en LOS QUE HACEN COSAS y en
las cosas que hacen.
Comprar un coche eléctrico o híbrido
Esto es para mí una de las peores decisiones que puede tomar alguien que
quiere salvar el planeta. Si no tienes coche, no te compres un
coche, intenta vivir sin él, usa transporte público o bicicleta, camina, o
—como mucho— un patinete eléctrico, que aunque también contamina no tiene nada
que ver con lo que se contamina para fabricar, mantener y reciclar un coche
eléctrico, y tampoco necesita el espacio público, carreteras, etc. que demandan
los coches.
Si no te queda otra que tener coche porque es totalmente imposible en tu zona
vivir sin él, porque vives en el campo, en un pueblo aislado, no te compres un
coche eléctrico, que suelen ser muy caros, repletos hasta las trancas de
tecnología y materiales, con emisiones más que cuestionables en los híbridos, y
que requieren muchísimos recursos procedentes de todo el planeta. En el caso de
que no haya otra opción, cómprate un pequeño utilitario de gasolina que tenga
el motor más pequeño y sencillo posible, sin turbos ni cosas raras,
atmosférico. Y si es de segunda mano, muchísimo mejor: todo lo que no
sea fabricar cosas nuevas siempre es mejor opción.
Poner paneles y baterías en casa
Mucha gente —normalmente residentes en chalets o adosados unifamiliares—
piensa de corazón que está haciendo lo mejor por el planeta instalándose en casa
paneles solares. Estas personas que persiguen el sueño de vivir aislados, se
sienten realizadas cuando pagan un poco menos en su factura de la luz, o
directamente desconectan sus casas de la red. El problema es que ambas opciones
no salvan el planeta en absoluto: en el mejor de los casos te ahorras algo de
dinero, y aun eso está por ver. ¿Por qué? La energía que hace falta para
fabricar todo el tinglado e instalarlo en casa, más el mantenimiento —sobre
todo si es un sistema con baterías— no compensa el CO2, minería y
energía comparado con los que pueden ahorrarle al planeta. Es más, salvo que
realmente vivas en una zona aislada donde la única alternativa sería hacer una
inversión en hacer llegar la red eléctrica a tu propiedad, hacerte una
instalación aislada en casa supone duplicar cosas que ya están en la red
eléctrica que pasa por tu casa; es decir, que vas a usar cosas que no hacen
falta puesto que ya las tienes si tienes conexión a la red. Los gastos
energéticos y económicos de tener una red eléctrica que llegue a tu casa se
reparten entre todos los usuarios, y desde un punto de vista medioambiental
siempre será mejor que toda la red pertenezca a todos, que no que cada miembro
de una manzana de chalets tenga sus propios equipos que hagan todo, sus propios
inversores, sus propios paneles, molinos, etc. Una opción más limpia y renovable podría
ser tener instalaciones renovables por pueblos, o por manzanas de una ciudad, y
que se paguen los equipos comunes entre todos. Pero aun así, mientras haya un
red eléctrica, siempre será mejor para el medio ambiente simplemente pagar tu
cuota y no montarte una instalación entera para ti solo/a.
Falsa sensación de independencia
Si vives en una ciudad, con servicio de alcantarillado en las calles, con
alumbrado público, con servicios de recogida de basura, ambulancias,
hospitales, colegios, supermercados, fábricas, oficinas, agua potable… no tiene
ningún sentido que quieras vivir aislado de tus vecinos con la
inversión tecnológica y de recursos que ello requeriría. En lugar de eso, lucha
por mantener los servicios públicos y que no se deterioren, que ya
están hechos, lucha porque sigan siendo de propiedad y gestión públicas.
La postura NO HAGAS NADA al
respecto de la electricidad
Entonces, ¿qué se puede hacer con la electricidad para un mundo mejor? La
postura NO HAGAS NADA en este caso es sencilla: no uses tanta
electricidad, simplifica tu consumo, reduce la potencia contratada, vive con
menos de 3 kW, o sea baja a 2,7, a 2,5 o incluso a 1 kW. Si todos redujéramos
nuestra potencia contratada, y nuestro consumo, harían falta menos centrales de
gas natural (ciclo combinado), menos carbón y menos de todo. Usa la
electricidad para lo justo y necesario: comida y no pasar frío o calor, y todo
lo demás ya según tu conciencia. Entonces, “¿mejor me paso a una empresa más
comprometida con el medio ambiente?”, podrás pensar. Realmente no vas a cambiar
nada con eso, aunque si te sientes mejor pues está bien, pero las renovables que
dicen usar estas empresas precisan de petróleo para ponerse en marcha y su tasa
de retorno energético no es buena, se suelen producir a cientos o miles de
kilómetros de donde vives y si no existiera la red convencional no podrían
existir, dependen totalmente de la red normal.
Pero el punto más crítico es que no se puede mantener la actual
civilización con renovables. Es decir, que por muchas renovables que tengas
y aunque te apuntes a una de estas empresas, no te va a servir para
mantener tu actual ritmo de vida, no vas a solucionar nada consumiendo
la misma cantidad de kW·h de una empresa comprometida con el medio ambiente.
Lo que sí marca una diferencia es que consumas menos: menos
electricidad, menos aparatos eléctricos y electrónicos, que reduzcas la
potencia instalada. Esto es lo único que sería realmente positivo, que si vives
con 10 reduzcas a 5, con independencia de la empresa que te lo suministre. Sí
que hay una ventaja contratando con este otro tipo de empresas, pero no tiene
nada que ver con el medio ambiente, aunque es algo bueno: que el control de la
distribución minorista de la energía lo pierden un poco las grandes empresas
con intereses políticos de dudosa ética, pasando a manos de cooperativas. Lo
que quiero decir es que sí que es positivo pasarse a una cooperativa de
energía renovable, pero no porque sean mejores para el medio ambiente, sino
porque ayudas a reequilibrar el reparto de riqueza.
Electrodomésticos
La postura del que HACE COSAS es tirar los nuevos aparatos
(que pueden aún funcionar perfectamente) para comprar/consumir nuevos A++++. Todo
lo que sea tirar cosas que funcionan para comprar cosas nuevas, es emitir más
CO2 absurdamente en la fabricación. Por tanto, no tires
electrodomésticos (lavadoras, frigoríficos, lavavajillas) que funcionan y, si
no funcionan, intenta repararlos, puede que sean piezas sencillas de reparar.
Si tienes necesariamente que comprar alguno, mira a ver si hay cosas
interesantes de segunda mano cerca de ti. Tú también vende lo que no uses en
tiendas de segunda mano. El mercado de las televisiones en este sentido es
demencial: la gente tira televisores que funcionan perfectamente solo porque no
tienen la última tecnología smart, o 4k y cosas
así, e incluso van comprando cada dos años un aparato nuevo.
En cuanto al tema de las lavadoras, en muchos países no tiene cada quien su
lavadora en casa, y no pasa nada. En España nos gusta tener todos lavadora en
propiedad, aunque se use una sola vez por semana o cada 15 días. Es una especie
de tabú usar lavadoras ajenas. Pero de nuevo, lo más importante es reducir el
número de electrodomésticos: por ejemplo, una secadora en España es casi
innecesaria, tender la ropa al sol siempre ha sido la mejor opción desde hace
miles de años.
Las persianas normales tampoco necesitan motores eléctricos. No necesitas
la última versión de móvil: cualquier móvil de segunda mano debería servirte
igual, y aunque te diría que no usases móvil por muchos motivos, por desgracia
para trabajar, para el banco hasta para el cobrar el paro es necesario un
móvil. Y lo mismo vale decir para un ordenador: repáralo e instálale Linux en
vez de tirarlo a la basura porque te va lento Windows.
Frío y calor
Mucha gente me cuenta lo que hace para pasar los inviernos y los veranos
con la mayor dignidad posible. Las opciones que primero me plantean suelen
implicar tecnología y más tecnología: estufas, aires
acondicionados, bombas de calor… Por desgracia el ser humano es muy sensible a
la temperatura y lo empieza a pasar mal con temperaturas de menos de 15 grados
o de más de 25. Fijaos lo serio que es el cambio climático para nosotros si las
temperaturas se mantienen por encima de 25 grados y llegan a 50: no
estamos diseñados para sobrevivir a eso, el Homo
sapiens está diseñado específicamente para el clima actual. Hemos
podido conquistar otros climas, pero por defecto necesitamos un clima amable.
Lo primero que hay que hacer antes de plantearse meter más tecnología en
nuestros hogares, es diseñarlos para que requieran la menor cantidad de energía
para mantener las temperaturas entre 15 y 25 grados. Tristemente, en los
últimos 50 años hemos mirado justo hacia la otra dirección, pues por culpa de
tener energía aparentemente infinita hemos desoído la racionalidad y nos hemos
puesto a solucionar todo con máquinas y electricidad a chorrón. Los pisos y
casas con cerramientos y ventanas eficientes térmicamente han dejado de ser una
prioridad para dejar paso a calefacciones centrales y aires acondicionados.
Todo esto nos pasa ya factura en forma de consumo de luz, gas, leña,
gasoil… y nos la pasará más cuando estos recursos vayan escaseando.
Lo que sí se puede hacer en cualquier vivienda es aislar bien. Es algo muy
manido, pero estoy aburrido de ver casas y pisos con ventanas correderas que
dejan pasar el aire, el ruido y la contaminación y que requieren mucha
calefacción en invierno y mucho aire acondicionado en verano. Un buen
aislamiento en PVC o aluminio, unas ventanas de cristal doble o doble ventana,
es algo que tiene su coste medioambiental, pero es muchísimo mejor que poner
calefacción o climatización, porque su obsolescencia es de muchas décadas.
En cuanto al aislamiento de paredes exteriores, en principio las casas
nuevas ya se hacen en España con huecos para rotura de puente térmico, y se
puede mejorar más esa rotura si se añade aislamiento, todo esto también tiene
un coste medioambiental que, repito, siempre será menor que consumir energía
continuamente.
Por desgracia, esto ya es imposible de solucionar en muchísimas casas
construidas, y, por tanto, cuando llegue la escasez, serán demolidas y
reemplazadas por otro tipo de construcción.
Vayamos ahora con las persianas y toldos que evitan que entre la luz
directa en verano y que aportan un poco de aislamiento extra en invierno. En España
llevamos cientos de años teniendo persianas hechas con varillas de madera en
las puertas y ventanas donde da el sol en verano, aunque ya nadie parezca
acordarse de ellas. Pero es una tecnología simple que evita la entrada de
insectos y de la luz directa, algo muy low tech y efectivo.
Luego ya evolucionamos a las persianas de plástico y aluminio, que siguen
siendo buenas aliadas para la climatización.
Abrigarse, calcetines de invierno y bata (¡si es que ya está todo
inventado!), en vez de ir en manga corta por casa y tener la calefacción a 22
grados. Se vive muy bien bajando la temperatura del termostato a 20 grados y
vistiendo tu ropa de invierno.
Hacer tu vida en habitaciones pequeñas, es otra buena recomendación. He
visto casas modernas con comedores inmensos, incluso casas con dos plantas de
espacio diáfano para que la planta de abajo se vea desde la de arriba. Todo
esto es terriblemente costoso de calentar o enfriar; sí, la casa es muy
moderna, pero los pasillos y habitaciones se inventaron precisamente para poder
aislar unas estancias de otras. Se puede vivir muy bien climatizando solo una
habitación de tu casa, lógicamente la que más uses. Y el resto tenerlas
cerradas con sus puertas de madera si no las usas.
Lo de las puertas de madera merece también un comentario. A lo largo de las
últimas décadas se ha ido poniendo de moda poner cristal en las puertas y
hacerlas de otros materiales, pero resulta que usamos puertas de madera desde
hace siglos por un motivo: la madera es aislante acústico y térmico. Estoy
harto de ver comedores con vistosas puertas con cristales que hacen que salga
todo el calor de la estancia a través de los cristales o por los puentes
térmicos de sus materiales metálicos.
Las estufas de pellets y de leña son una mala idea, aunque
se está poniendo de moda como una forma barata de climatizar
la casa en invierno. Los pellets son un producto que requiere
de energías fósiles para triturar y empacar la madera y requiere estufas con
demasiada tecnología. También están de moda las estufas de leña: el problema es
que poca gente se pregunta de dónde viene esa leña. Últimamente abundan en
ciertas zonas empresas madereras que de forma dudosamente legal van cortando
árboles aquí y allá para satisfacer la demanda, aunque luego aleguen que
proceden de restos de podas y cosas así. Además, todo esto produce muchísimo
humo que en un pueblo o ciudad acabaría contaminando el aire si todo el mundo
lo usara, como pasaba antes.
Mientras haya otras opciones en pueblos y ciudades no es una buena idea.
Otra cosa sería si vives aislado y la leña, restos de poda o incluso sobras de
la producción agrícola la usas para calefacción: eso ya sería otro asunto, que
podría justificar la elección como algo positivo. Así, por ejemplo, usar las
cáscaras de las almendras o desechos de la oliva, aunque también podría ser más
interesante crear fertilizantes naturales con todo eso.
Reciclar
He aquí uno de los puntos más polémicos de este texto: ¿es bueno reciclar?
Pues desde el punto de vista de salvar el planeta, recordamos una
vez el criterio básico: deberíamos utilizar la mínima cantidad de recursos
posible. Entre tener una botella de cristal y usarlas cientos de veces o una de
plástico y usarla una sola vez para después tirarla, no hay comparación. Es una
locura lo que hacemos: ¡si incluso tiramos las botellas de cristal! Es
algo enfermizo. Una gran parte del sistema mundial de reciclaje es
controlado por las mismas empresas que fabrican estas botellas y residuos, y de
alguna manera es una forma de poder seguir generando desechos con la excusa de
que ya hay quien se encargue de recogerla.
Toda esta parte del reciclaje es demoníaca, y supone gran parte del
problema al que nos estamos enfrentando.
Luego está el coste energético de reciclar: algunas cosas se pueden
reciclar más fácilmente y otras menos, pero normalmente se van produciendo
productos de peor calidad en cada reciclado, como se aprecia en los casos del
plástico o del papel.
Aquí la clave está en centrarse en buscar la manera de no necesitar toda
esta potencial basura, y es donde no se suele entrar porque afecta a las
cuentas de beneficios de las empresas que fabrican los envases.
Si reciclas no estás salvando el planeta. Sí que haces
algo por él si no consumes productos que generen basura, algo
harto difícil a día de hoy, pero no imposible.
Sí que existen ciertas materias primas que, puestas en la balanza de reciclar
vs. extraer de nuevo de una mina, pueden aconsejar por rentabilidad
energética su reciclaje. Primero habría que ver de qué objetos de un solo uso
se puede prescindir, y ver cuáles que no son de usar y tirar se puedan reciclar
o bien incorporar a procesos biológicos de reutilización para, por ejemplo,
fertilizar. Pero en la filosofía del NO HACER NADA, lo mejor es
siempre no producir basura a base de consumir muchísimo menos y siempre
productos que no generen desechos que no sean fácilmente asimilables
por los ecosistemas.
Hay muchísimo dinero en juego, de empresas muy importantes cuyo negocio
consiste en vender productos empacados en plásticos y otros materiales (algunas
tienen sus propias ONG’s y fundaciones medioambientales como denuncio en el artículo
“Greta,
thanks for coming“) que llevan décadas intoxicando y manipulando y atacando
a todo aquel que cuestione el sistema. Si al final este texto tiene cierta
repercusión esa gente irá a por mí sin piedad. Tienen a empresas de marketing y
de opinión pública a sueldo, con trolls en Facebook, Twitter y
blogs, que crean webs y webs falsos e interesados, asociaciones para hundir a
todo aquel que no reme en su dirección.
“Me he hecho vegano”
Este es otro punto delicado pues hay mucho fanatismo contra todo aquel que
mente el veganismo y no sea para decir cosas buenas. Ser veganos es una opción
existencial, cuyo pilar fundamental es evitar todo sufrimiento animal, incluido
el que tiene su origen en la alimentación humana. Desde mi punto de vista es
algo que solamente se puede permitir alguien del Primer
Mundo: por desgracia, si eres pobre y tienes hambre comerás lo que puedas, sea
de origen animal o no. Aun así, considero que una persona vegana es una
persona QUE HACE COSAS, aunque habría que ser muy crítico acerca de
muchos artículos que consumen los veganos que no son precisamente poco dañinas
para el planeta.
Pero veamos: ¿ser vegano o vegana es mejor para el medio ambiente que ser
omnívoros? Esa es la pregunta que hay que hacerse, sin pensar en el sufrimiento
animal sino en la huella de contaminación y energética y ser pragmáticos. Y
otro aspecto de la cuestión sería: ¿ser vegano/a es ser mejor para el futuro de
la sociedad que no serlo?
Mi respuesta es que en absoluto ser vegana o vegano es mejor ni peor: la
decisión de no comer carne o productos derivados de animales no convierte, por
sí sola, al individuo en mejor o peor para el medio ambiente.
¿Por qué? Porque cada persona tiene un efecto en el sistema que depende de
múltiples factores, no sólo de lo que coma. Un vegano con móvil, ordenador,
coche, que compre en Amazon y que viaje fuera de su país a menudo, ¿es mejor que
una persona que come pollo dos veces a la semana y que no viaje tanto, o que no
tenga coche? Pues el vegano de este caso es claramente peor para
el medio ambiente.
Pero pongamos otro caso: en igualdad de condiciones, pensemos en una vegana
con móvil y coche vs. una omnívora con móvil y coche.
Pues de nuevo hay que responder que depende. Depende, porque si los
productos vegetales de la vegana se producen destruyendo ecosistemas, y si la
omnívora come pollo de la granja de un vecino y huevos… perdería de nueva la
opción vegana.
Y ¿un vegano con su propia huerta ecológica vs. un
omnívoro con su propia huerta ecológica y con animales de granja?
Pues, habría que analizarlo en detalle, pero una granja pequeña mantiene un
equilibrio: animales que tienen una función y unos ciclos internos a la granja,
además de aportar unos nutrientes que una granja vegana puede tener o no. En
cualquier caso entramos en ambos casos, vegano y omnívoro, en los que
sí se están preocupando de verdad de reducir el daño al planeta. Entonces,
aunque hubiera una diferencia, no supondría ninguno de los dos un problema
ecológico pues todo es producido de forma local. Los animales de granja tienen
varias utilidades en la misma: no sólo aportan alimento en forma de leche,
carne o huevos, también fertilizan, se comen los insectos que dañan las huertas
(las gallinas son increíblemente útiles), e incluso durante mucho tiempo,
cuando los animales vivían en la parte de abajo de la casa, aportaban
calefacción. A día de hoy nos resultaría un poco desagradable y antihigiénico,
pero hace 50 años era habitual que los animales vivieran con sus excrementos y
su suciedad en la planta de abajo de la vivienda de sus dueños humanos.
Así pues, la cuestión no es que seamos mejores o peores siendo veganos u
omnívoros, y por tanto no debería haber enfrentamiento ni competición al
respecto, nada de superioridades morales. El verdadero problema consiste en
habitar en el Primer Mundo siendo consumidores de ropa, tecnología, comida (ya
sea animal o vegetal) producida con dudoso respeto al medio, etc. Después cada
quien que coma lo que quiera, pero lo importante para analizar la realidad en
este plano es cuestionarse de dónde viene lo que comemos y qué coste
energético y medioambiental supone para el planeta.
La cuestión de si son seres que sienten o no, y eso nos debe llevar a
renunciar a alimentarnos de ellos, supone otro plano diferente que cada persona
debe analizar desde su punto de vista pero que nada tiene que ver con la
destrucción de los ecosistemas por culpa del consumo.
“He dejado de comer carne”
Centrándonos concretamente en el tema cárnico, que está constantemente en
la palestra mediática, son muchas las preguntas que hay que hacerse. En
principio cuesta menos energía producir vegetales que carne, eso es más o menos
incuestionable. Por otro lado también costaría menos producir hongos que
plantas… y no por ello vamos a dejar de comer plantas, ¿no? El tema es que el
ser humano es por diseño un animal omnívoro, y podemos comer
de todo y ello nos mantiene sanos. ¿Que quieres comer solo plantas, hongos o
carne? Eso es una elección personal, pero si lo queremos analizar desde el
punto de vista de nuestra responsabilidad ecológica, debemos preguntarnos: ¿es
malo consumir carne para el medioambiente?
Partamos de que tenemos que comer para sobrevivir. Podemos dejar de tener
coche, o de usar aviones, pero el ser humano necesita comer y el hecho es que
la inmensa mayoría de nosotros comemos carne, y es algo que difícilmente nos
podemos quitar.
Dicho esto, cuando se habla de que la producción de carne es mala
para el planeta considero que se está simplificando muchísimo un tema
complejo.
Las preguntas que yo hago son: ¿De qué tipo de carne hablamos?, ¿quién la
consume?, y ¿donde?, ¿cuánta energía necesita su producción?, ¿cuánta agua y
tierras, según el tipo de carne?
La FAO informa de que el consumo de carne está cayendo en muchísimos países
desarrollados en paralelo a la caída de la natalidad, y España es uno de esos
países. Esto es muy positivo. También afirma que en Europa y en España se
consume sobre todo carne de ave y de cerdo, y mucho menos de vaca.
La carne de vaca es la que más agua y energía requiere para producir un
kilo de carne, siendo la de ave la que menos.
Entonces ¿se puede tener una dieta equilibrada en carne y vegetales que sea
menos perjudicial para el planeta? La respuesta es que sí, y de hecho no creo
que España sea el problema ni la mayoría de países pobres, ni los europeos ni
los asiáticos.
El problema desde mi punto de vista son los países cuya dieta está basada
en carne de vaca: los anglosajones y Sudamérica. Estos países deforestan mucho
más que el resto para tener una gran cantidad de reses que alimentan con soja y
otros cultivos que quitan espacio a cultivos de alimentos humanos vegetales,
además de requerir enormes cantidades de agua y producir grandes cantidades de
metano.
En mi opinión habría que atacar el problema desde aquellos que más consumen
y producen, y no hablar simplemente de carne en general.
En España, por ejemplo, producimos muchísimo cerdo y la mayoría se exporta.
Así pues, estamos contaminando España para que otros países no contaminen… eso
es una externalización de la contaminación en toda regla.
“He comprado ropa o un bolso hechos
con plástico recogido de la playa”
A esto es fácil responder: si has comprado, ya empieza mal la
cosa. Si alguien en Australia ha recogido plástico de la playa, lo ha
calentado, moldeado y fundido para hacerte un bolso, luego lo ha enviado por
avión hasta Europa, pasando por una tienda o por Amazon y un mensajero te lo ha
llevado a casa… poco has salvado el planeta con tu gesto, la
verdad. Mejor sería si redujeses el plástico en tus compras del día a día.
“He cambiado las bombillas a LED”
Para empezar a analizar este asunto, recomiendo leer mi artículo “Cuántas
personas hacen falta para enroscar una bombilla“.
Primero: si lo que vas a hacer es tirar bombillas que funcionan para poner
otras nuevas, habría que tener en cuenta que el consumo de una LED respecto a
una normal es de 1 a 5 como mínimo, es decir está muy bien el ahorro de
energía, pero el coste de fabricarla y ponerla en tu casa, podría ser mayor que
dicho ahorro. Esto es tremendamente habitual en ayuntamientos que están
cambiando las luminarias por LEDs y realmente no están ahorrando nada, porque
no cambian las normales que se van fundiendo, sino que tiran bombillas
perfectamente funcionales, para cambiarlas todas por unas LEDs
que duran 8 años como mucho y, a veces, iluminan menos.
Entonces, la postura NO HAGAS NADA sería cambiar las
bombillas según se vayan estropeando y, si se puede, reducir el número
de bombillas en casa: eso sí que sería bueno.
“Ya no viajo en avión, ahora voy en
tren…”
Usar transporte público está bien, es mejor que usar tu propio coche.
Dentro del transporte siempre es mejor usar transportes que estén pegados al
suelo porque elevar algo tiene siempre un consumo de energía superior para
desplazar cosas pues tienes que luchar contra la gravedad. Dicho esto, hay
trenes que van con diesel, otros eléctricos, los hay con baterías… Lo ideal
siempre sería los trenes eléctricos y sin baterías.
Pero este no es el problema. El problema es que viajar (el
turismo de masas tal como se entiende hoy día) implica destruir: irte a
cualquier sitio del mundo donde te hayan hecho un resort donde
antes había naturaleza, para que desconectes de tu vida de consumidor(a), es
peor para el medioambiente que irte a un pueblo de Extremadura a pasar unos
días con la familia o con los amigos a una casa rural. Y si además tu destino
está cerca de casa, mucho mejor. Esto llega el punto de que los recursos que
utilizan los turistas pueden llegar a ser superiores a los que usan los propios
locales. Además, el turismo va muy ligado a consumir y comprar
masivamente… porque hay que mantener la economía nacional, que es el
turismo. Pero todo esto, aunque sea bueno para el PIB, no es bueno para el
medio ambiente. Entonces, ¿no hay que irse de vacaciones? Desde un punto de
vista save the planet lo mejor es lo más sencillo: viajar
cerca y pasarlo bien con los amigos sin tener que comprar cosas. Sin embargo,
las vacaciones muy a menudo son algo enfermizo donde vas solo o casi solo (con
tu pareja) con el objetivo de consumir cosas: son vacaciones
consumistas, buscando lo que podrías tener en casa (amistades y
experiencias). Y al final lo único que te acabas llevando son cosas compradas y
comidas.
“Plantemos árboles para salvar el
planeta”
Plantar así porque sí no tiene por qué ser bueno. Hay zonas que siempre han
sido zonas de cultivo y que deberían seguir siéndolo para producir comida, y
hay zonas que no necesitan más reforestación. El tema es muy sencillo:
para NO HACER NADA, simplemente, dejemos de deforestar. Mientras
algunos se plantean si plantar más o menos árboles, seguimos deforestando en
todos los rincones de la tierra. Dejemos de destruir ecosistemas como el
Amazonas y otros numerosos lugares del planeta, mucho mejor que plantar árboles
sin ton ni son. Además la naturaleza es mucho más sabia a la hora de elegir qué
árboles, pues ella misma se va autogestionando. Las campañas de reforestación
suelen ser de unas especies muy concretas, a veces incluso pensando en vender
de forma sostenible la madera.
También con nuestros hábitos de consumo podemos ayudar a no deforestar, por
ejemplo no comprando alimentos cultivados en zonas deforestadas, ni muebles
cuya madera procede de dichas deforestaciones. Una deforestación no significa
sólo cortar árboles, sino que se destruye completamente el ecosistema, las
cadenas tróficas que ha costado millones de años diseñar por
selección natural. Cuando reforestamos no reconstruimos ese ecosistema, ni
vuelven las cadenas tróficas originales; es más, muchas veces estas
reforestaciones se usan para producir simplemente madera.
Es imprescindible parar de deforestar y dejarnos de tonterías reforestando
lo deforestado. La naturaleza con tiempo se irá reconstruyendo del daño que
hemos hecho, eligiendo los árboles correctos, las plantas correctas y la vida
correcta; nosotros no podemos hacer lo mismo. Dejemos de hacer cosas, y sobre
todo dejemos de destruir. He ido el Día del Árbol a plantar pinos y carrascas,
y he visto cómo, para que cada familia tenga su pino plantado, se ha aplastado
completamente toda la vegetación que estaba empezando a brotar en el área,
todos los arbolillos que estaban saliendo y la vida que estaba regenerándose,
para que los humanos planten un día sus arbolitos donde les venga bien a cada
uno, cuando la naturaleza elegiría mejor por selección natural dónde va cada
cosa. Por desgracia, además, la mayoría de estos árboles plantados de mala
manera mueren en verano.
En fin, para los que me digan que solo me dedico a señalar problemas y que
no doy soluciones (que no tendría por qué) creo que esto es un buen comienzo.
Cualquier mejora, duda o incorrecciones en las que haya incurrido os invito a
dejarlas como comentario al pie de este artículo.
PS: Hay otra forma de existir que no sé si es mejor o peor que el NO
HACER NADA: intentar crear una nueva forma de sociedad y de entender la
relación del hombre con el medio, pero es terriblemente complicado de hilar. Si
puedes, lucha por un mundo mejor, pero con cabeza, no hagas cosas por hacer. Si
estás en posición de tomar decisiones consulta a la gente que sabe, usa
estudios científicos sobre consumos reales que implica cada opción y no te
dejes llevar por las noticias pagadas por los que tienen interés en que todo
siga igual.
Félix Moreno
(Texto publicado en el web del autor, e incluido en su libro Relatos colapsistas. Fue remitido por el autor en diciembre de 2019 y ha sido revisado por Manuel Casal Lodeiro para su publicación en 15/15\15.)
(Texto publicado en el web del autor, e incluido en su libro Relatos colapsistas. Fue remitido por el autor en diciembre de 2019 y ha sido revisado por Manuel Casal Lodeiro para su publicación en 15/15\15.)
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