PÀGINES MONOGRÀFIQUES

8/1/20

Ser un ejemplo que se puede hacer un país con un gobierno e impuestos voluntarios

BIENVENIDOS A LIBERLAND 
Cielo fiscal” en el exilio

Desde 2015, el país creado por el checo Vit Jedlicka impulsa negocios mediante blockchain mientras busca el reconocimiento del resto de Estados.

Muchos croatas nunca habrán escuchado hablar de los quebraderos de cabeza que ha ocasionado un territorio de siete kilómetros cuadrados junto a la frontera con Serbia. Y muchos serbios también desconocerán que se ha celebrado un festival en su territorio en nombre del microestado más joven del mundo, sin contar que el resto de nacionalidades quizá tienen una oficina de representantes en su país o relaciones comerciales mediante blockchain sin su conocimiento. Con pequeños pasos y mucho entusiasmo, Liberland intenta reclamar su hueco junto al resto de Estados y de momento lo consigue en el ámbito económico.

Volvamos a su origen. Antes de su proclamación como nuevo microestado, esta zona conocida con el nombre de Gornja Siga a orillas del Danubio se consideraba terra nullius, es decir, que no pertenecía a ningún otro Estado. Tras la disolución de la ex Yugoslavia y la firma de los acuerdos de Dayton, Serbia y Croacia delimitaron sus territorios y repartieron los meandros del río que separa ambos países. Pero dejaron uno de siete kilómetros cuadrados con forma de corazón sin reclamar para no alimentar la tensión que imperó durante los años 90.


Y así, el 13 de abril de 2015, el checo Vit Jedlicka vio su oportunidad para fundar un nuevo Estado a la antigua usanza: diseñó una bandera, viajó hasta la zona sin dueño con su novia y unos amigos y proclamó la República Libre de Liberland. Así de sencillo, o eso parecía en un primer momento. Porque mientras la comunidad internacional pensó que se trataba de una broma, el proyecto de Vit Jedlicka se ha expandido con unos cimientos firmes que necesitan el reconocimiento de sus vecinos.

UN PAÍS EN EXILIO

Un primer paso del presidente Vit Jedlicka fue aplicar los principios recogidos en la Convención de Montevideo para reconocer a Liberland como un nuevo Estado, aunque en la práctica sea más complicado de lo que parece.

Según esta convención, el Estado necesita un territorio definido. Y lo tienen, ocupa casi el triple que Mónaco, pero necesitan la colaboración de Croacia, que no reclama el meandro y tampoco permite la instalación de nuevos inquilinos. En un primer momento, personas que estaban a favor del nuevo país instalaron tiendas de campaña en la zona que actualmente es Liberland hasta que la policía croata intervino e incluso detuvo Vit Jedlicka. Solo se puede visitar Liberland en barco y sin pisar la tierra por posibles arrestos y hasta multas de 300 euros.

Es un país en exilio”, aclara Conrad Freeman, representante de Liberland en España, y añade que tienen a gente que vive en los alrededores, principalmente en Serbia, el país con el que mantienen mejores relaciones porque piensa que le beneficiará por el turismo. Por ejemplo, el Gobierno de Liberland celebró su aniversario este año en territorio serbio con el Festival Floating Man que, según Conrad Freeman, se repetirá cada año con artistas internacionales. “Nuestra estrategia ahora es utilizar la diplomacia y las relaciones públicas para obtener el reconocimiento de otros países”, afirma y explica que de momento han dado un paso en positivo con sus vecinos al llevar una ley de reconocimiento al parlamento croata.

Un Estado nuevo también necesita una población permanente. Cientos de personas solicitaron la ciudadanía en la primera semana de vida de Liberland y actualmente hay 600.000 personas esperando por ella, de los cuales 3.000 son españoles. Todos ellos comparten el lema del país, “vive y deja vivir”, y mantienen como idioma oficial el inglés. Y podría suponer una limitación, pero no tener territorio no significa que la actividad de la sociedad de Liberland esté bloqueada. En el ámbito deportivo han conseguido formar un equipo profesional de ajedrez que compite en Europa, la selección de Liberland de hockey sobre hielo ganó en Indonesia y han impulsado un equipo de baloncesto con discapacitados que juega en Serbia. No podía faltar Eurovisión: han presentado su candidatura para 2020 y lo intentarán de nuevo para la próxima gala.

Por último, y lo más esencial para ser un Estado, necesitan establecer relaciones con sus vecinos. Liberland solo ha conseguido el reconocimiento mutuo de Somalilandia, pero han abierto oficinas de representantes en 130 países. No se han olvidado de España, la ciudadanía se puede solicitar en Madrid, Barcelona, Murcia y las Islas Canarias, donde se encuentran las oficinas de representantes que funcionan como embajadas, aunque también es posible hacerlo mediante la página oficial.

DEMOCRACIA DIRECTA Y CRIPTOMONEDAS

Tampoco se han olvidado de componer un Gobierno. Vit Jedlicka es el presidente, hay dos vicepresidentes, cinco ministros y siguen una Constitución provisional. “La Constitución limita mucho al Gobierno, tenemos impuestos voluntarios y todos los derechos son para las personas, que aseguran justicia para honrar los contratos y la seguridad”, expone Conrad Freeman. ¿Y las elecciones? De nuevo, gracias a plataformas de blockchain se podría votar cada seis minutos a través de los móviles. “Se hace todo de forma voluntaria y de mutuo acuerdo”, especifica el embajador de Liberland en España, y explica que todo el registro está en blockchain, incluso el sistema judicial.

Los “méritos” son las criptomonedas oficiales, aunque aceptan cualquier moneda porque defienden “tener un sistema monetario que no sea controlado por un banco central”. Los proyectos que tienen lugar en Liberland se financian mediante crowdfunding, es decir, las carreteras se crearían con dinero voluntario. El ejemplo más directo sería la construcción de la propia ciudad de Liberland, basada en la celebración de un concurso de arquitectura que ganó un estudio estadounidense y emiratí con su propuesta de una urbanización sostenible y ecológica que utiliza algas.

La falta de obligación del pago de impuestos ha hecho que aumentasen los rumores sobre la posibilidad de que Liberland sea un nuevo paraíso fiscal, a lo que Conrad Freeman responde: “no es que sea un paraíso fiscal, es que el resto del mundo es un infierno fiscal”. “Queremos que sea un ‘cielo fiscal’, no es el plan de Liberland el esconder dinero”, aclara. En cuanto a los negocios, de momento están construyendo una zona de libre comercio en Serbia y han fundado una cámara de comercio en República Checa.

A pesar de ser principalmente un país que funciona en plataformas de blockchain porque no tienen un territorio, Liberland mantiene su ilusión como el primer día. “Queremos ser un ejemplo en el mundo, que se puede hacer un país con un gobierno e impuestos voluntarios y que no tenemos que crear un gobierno sobre violencia como hay en otros sitios”, alega Conrad Freeman. 

Por supuesto, necesitan el permiso de Croacia: “El reto más grande que tenemos ahora mismo es, sobre todo, el reconocimiento de otros países”, evidencia. Mientras tanto, la bandera de Liberland continúa viajando por el mundo explicando su futuro modelo de vida.


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