Aun
no siendo importante, hoy todo es urgente y rápido en esta carrera
desesperada hacia el absurdo de una meta situada en la línea de fuga
de un futuro que nunca llega. Nos dejamos el alma en algún lugar del
camino incitados por la propaganda política de progreso, de
crecimiento indefinido y prosperidad… convirtiéndonos en esclavos
del mundo moderno.
Inmediatez
en las transacciones económicas, expansión de las mercaderías,
robotización de la producción, individuos que se creen dioses y nos
dictan aquello que hemos de hacer para poder vivir felices en “sus
democracias”: hablar una sola lengua: la del mercado; procesar una
sola religión: la del mercado; respetar una sola ley: la del
mercado; cumplir con nuestro deber: servir los intereses de los
mercados… consumiendo, contaminando, destruyendo. Así, el progreso
(fuera de lo humano), consiste en la mercantilización y monetización
de todo ámbito, de la vida misma.
No
hay productividad sin explotación, ni competitividad sin guerras, ni
consumo sin productos, ni productos sin compras, ni compras
compulsivas sin anuncios, no hay felicidad ni vida sin capitalismo.
Es la rueda democrática que pisotea la mayoría pobre. Sí, una
ornamentada rueda occidental de declaración de derechos humanos gira
indolente aplastando a los miserables, a los desahuciados, ahogando
el llanto de desesperación humana.
Oídos
sordos de lamentación, ojos ciegos de realidad, manos asesinas de
sentimiento y estima, seres denigrados por la política económica,
amargados por la heredada felicidad de la deuda doméstica, esclavos
de una libertad infestada de medidas de seguridad para defenderse de
los monstruos terroristas asignados por el sistema: gobernantes que
implementan prioritarias políticas sociales de lucha contra la
pobreza así como el control de sus propios recursos económicos.
También
líderes y activistas sociales de pueblos originarios que son
asesinados diariamente en nombre de las multinacionales, silenciados
por la rastrera, infame y repugnante prensa del capital.
El
mundo ya está en manos de las corporaciones administrativa, política
y judicialmente. Licántropos enfermos de rabia capitalista, hincan
sus colmillos en el cuello de aquellos que se resisten a ser
encerrados en ese redil global repleto de borregos de dos patas que
engullen toda hierba que les echan ignorando las consecuencias.
El
agotamiento de recursos naturales llama a la puerta de aquel
“toilette” en tanto sus borregos defecan felices mierda de
democracia, mierda de libertad, mierda de calidad de vida y estado de
bienestar, asfixiando tres cuartas partes de una humanidad olvidada.
En
estos momentos, unos cuantos de estos lobos humanos se matan entre
ellos por el control de los recursos, por el control del mundo.
Blindan sus intereses económicos aplicando normativas y leyes que
pisotean impunemente pueblos y derechos humanos… ¡Ah, políticos,
hijos de Satanás, que cruzáis las puertas giratorias del club del
capital! Antes, habéis traicionado vuestra sociedad sirviendo
apasionadamente los deseos de estos indeseables ejerciendo de
Cancerberos en los parlamentos del mundo, dejando entrar y medrar sus
“lobbies” e impidiendo ejecutar políticas de justicia social.
Las
democracias pierden su esencia.
Estamos
a oscuras. Los ejércitos capitalistas disparan contra todo faro,
contra toda luz que intente orientar y guiar conciencias hacia la
integridad de valores humanos. Poseen todo poder y toda autoridad, es
difícil mantener encendida una mínima lumbre didáctica de
responsabilidad social ante los derechos de los pueblos y la
naturaleza. Es trágico no poder ejercer una política de abertura y
elevación de mentes que incite a un cambio de visión de mundo en
las personas… trágico.
Esta
lucha de partidos conquistadores de poder en nombre del capital,
capitaneada por atrevidos peleles, incompetentes y corruptos,
enfrenta la sociedad, arruina la vida del ser, contamina y extermina
todo ámbito al tiempo que financia cumbres contra el cambio
climático.
¿Qué
podemos esperar de este “predio-mundi” estéril donde pastan
borregos “homo-tecnologizados” aislados de la persona y del
mundo?
Despojados
de sentimiento, marginado el espíritu, solo rige el cuerpo, la
imagen, la fachada, el sujeto concupiscente: es el axioma de esta
civilización financiera de la humanidad.
Todo
tenía un límite, el planeta también. El ser humano se alejó de lo
humano.
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