El
científico Bruce Lipton reclama una nueva medicina, la que tenga en
cuenta la energía por su capacidad para curar.
Usted
asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan
peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
Nos
dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas
en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no
entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del
organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi
cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino
que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos
secundarios”. Ver : https://www.youtube.com/watch?v=VlLdMiGFDkw
Pero,
en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el
efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según
las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de
300.000 personas cada año! Hay algo que no funciona en la ciencia
médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está
matando a mucha más gente de la que ayuda.
¿Y
qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la
medicina?
Yo
ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa
época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que
hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Entonces, la
pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células?
Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno.
Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, las
células enferman y mueren.
Si
un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?”
¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo,
las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos
somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula
es el ser viviente y la persona es una comunidad.
¿Cuál
es el entorno de la célula que hay que cuidar?
El
entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición
de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la
sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente
según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma
cosa.
Por
tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de
cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el
problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin
medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula
y el de la persona leen y entienden el entorno.
En
un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No
es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos
en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo
o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo
enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este
tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el
entorno directamente.
Si
metes un programa con errores en la mente, entonces la química que
genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para
entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que
esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a
traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de
azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a
eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.
¿Está
diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es
más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones
sobre eso.
Sí,
tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de
hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos
dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que
controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas.
Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para
la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus
fármacos.
¿Se
puede poner energía en una cápsula?
Si
fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo
sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana
dinero. El dinero controla la ciencia.
Explíquenos
cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la
autocuración.
He
hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en
una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo,
cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi
cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi
cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las
células.
Por
eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo
algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos
cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si
me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder
escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible
para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que
ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer
todos los días, porque, si no, te mueres.
Cada
día cientos de billones de células mueren y tienes que ir
produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus
células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no
puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día,
por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas
de digestión, porque mata todas las células, no solo las del
cáncer.
La
segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra
todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima
energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu
energía la está usando el sistema inmunitario.
Explíquenos
qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.
Las
hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la
medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me
trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En
esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que
funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema
inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está
bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber
crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario.
De
esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás
bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una
muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos
células cancerígenas.
Las
tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no
pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema inmunitario,
proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo
tienes dentro. Son organismos oportunistas.
Como
decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es
cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las
células.
La
segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No
reconoce la energía, esa parte invisible, las señales
electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la
física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver
y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones,
protones, neutrones.
¿Y
qué hay dentro?
Energía.
La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física
cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar
la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay
que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es
mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que
el físico.
Y
eso enlaza con la física cuántica. Si todo es energía, ¿los
pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La
mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los
pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es
peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por
tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero
es cierto que las propias creencias se convierten en un campo
energético, una transmisión y esta se transforma en una señal que
es capaz de cambiar el organismo.
Y
así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la
medicina.
La
gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede
vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la
razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la
universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era
verdad.
La
medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento
positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento
negativo puede matar.
En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de
pensar.
Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer.
Por
tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú
interpretas. Por eso no funciona la medicina, porque no
reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero
está en otro lado.
Usted
ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el
subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de
pensamiento?
Es
millones de veces más poderoso y más importante que la mente
consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.
Pero
no lo podemos controlar.
Lo
puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en
los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se
convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay
muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de
adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el
entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.
Es
decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes
negativas, y así se ‘programa’ su subconsciente. ¡Qué gran
responsabilidad para los padres!
La
gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable
si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían
nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien,
cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque
entonces sí eres responsable.
Está
demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de
cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea
diferente. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala
información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor
es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños,
incluso en la etapa prenatal.
¿Podemos
reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices
con nuestra vida?
Los
comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden
estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa
a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el
subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de
hacerlo.
Se
piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la
subconsciente también filtra esa información, pero no es así. La
mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los
hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo
enseñas también a la consciente, pero no al revés.
Por
ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea
un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice:
“Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la
subconsciente no se entera de nada.
Entonces,
piensas: “¿Por qué sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”.
Los
pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del
tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa
es la razón por la que los pensamientos positivos no son
suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados.
Todo
sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.
Absolutamente,
sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista
biológico. Si cojo mis células y las traslado a tu cuerpo, no soy
yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una
especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son
autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos.
Pero los receptores reciben las señales del entorno.
Si
corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque
no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma
gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas
captan y reproducen el programa televisivo de Bruce.
Esos
receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se
estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la
transmisión. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú,
volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto
explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y
venir, pero la transmisión siempre está ahí.
Nunca
había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la
célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es:
¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un
cuerpo?
Y
la respuesta vino de mis células: si
solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? Solo
con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se
siente cuando se está enamorado?
Todas
esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler,
sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro.
Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser.
Si
se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria
hasta que tenga otro cuerpo.
La
lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría
por todo lo que podemos sentir.
Cuando
hagamos eso, todo el mundo estará sano.
Autora
entrevista: Montse Cano
Fuente web: Semillas Solares
Fuente web: Semillas Solares
MAS
INFO: http://portal11acuario.blogspot.com.ar/2015/04/eduardo-galeano-la-mentira-del-sistema.html
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