PÀGINES MONOGRÀFIQUES

29/11/18

Hay que dejar de pensar en el futuro como la solución de los problemas

EL SUEÑO DE LA MODERNIDAD
El mundo clásico imaginó las bases de la sociedad contemporánea, se gestaron en esa época ideas como la democracia, el senado y otras ideas, además de que es el primer estado que contemplaba ciudadanía, derechos, etc. La caída del imperio romano supuso para muchos historiadores un retroceso en donde el mundo se sumergió en el oscurantismo, un periodo en donde la Iglesia nos mantuvo sumidos en la ignorancia y hay mucho de cierto.

Posteriormente encontramos el movimiento de la Ilustración, en donde se gestaron las ideas del estado moderno o de la modernidad, estos procesos dieron paso a la revolución industrial lo cual permitió consolidar la visión en la historia humana de que la razón unida a la tecnología (y a la producción) nos llevarían irremediablemente a un mundo mejor.

La Iglesia y su cosmovisión perdieron fuerza en todos los sentidos, lo que hoy resulta obvio y hasta cansado de explicar, pero es importante imaginar como de pronto la penicilina en el siglo XX mostró ser mucho más efectiva que la intervención divina para la cura de enfermedades infecciones. Por esta vertiente la humanidad vio como los secretos más recónditos de la naturaleza era descubiertos poco a poco, por lo que nos veíamos ahora capaces de manipular cosas.

La Ilustración retomó elementos del mundo clásicos reforzados con algunas ideas nuevas, aquí surge por primera vez los preceptos del estado moderno y del capitalismo como lo conocemos hoy, repasemos un poco.


El estado es la forma de organización de las personas que viven en sociedad, Rousseau problematiza sobre ello en “el contrato social”, teóricamente los estados modernos viven bajo la forma de democracia, es decir, que mediante representantes el mismo pueblo se auto-gobierna, para ello se pensó en esta época que el poder no fuese absoluto (en contraposición al despotismo ilustrado), sino que se dividiera en los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Esta separación teórica pretendía un equilibrio y que el estado fuera justo en cuanto a la vida pública, se suponía que de este modo habría un balance entre los poderes. Hoy en día lo que vemos es que no existe una autonomía real de cada uno de los poderes, podemos citar casos prácticos en donde diputados claramente siguen línea de presidentes o primeros ministros (cómo es lógico supone) o peor aún, casos en donde el poder judicial trabaja para los otros poderes, pero lo peor es que los poderes del estado parecen estar sobrepasados por un poder superior: el poder económico.

Los pensadores de la Ilustración, particularmente Adam Smith también cuestionaron el sistema económico y al comercio mismo. Se pensó entonces que desregulando el mercado y permitiendo la libre competencia se estimularía la economía, de pronto el estado era un lastre para el progreso. Por otro lado la Ilustración también fue responsable de la corriente socialista/comunista, ambos movimientos socialismo y comunismo surgen de este movimiento, ya que se instaura en el mundo por primera vez el tecno-optimismo a través del culto a la razón, lo que da la sensación de que el conocimiento traerá progreso.

¿Qué sucedió?

Dos siglos después del siglo de las luces lo que encontramos es cuando menos curioso. Por un lado la razón y la ciencia si cambiaron nuestras vidas radicalmente, no es necesario hacer un recuento de todo lo que cambió, algunos dirían que para mejorar. A mí me gusta siempre preguntar ¿ahora somos más felices que antes?. Hoy en día es impensable la vida sin los adelantes tecnológicos, sin embargo vale la pena hacer algunas acotaciones, por ejemplo a la modernidad le gusta mucho olvidar que los recursos naturales son finitos, así mismo creemos que el desarrollo científico puede durar para siempre, recomiendo leer el fracaso del LHC.

Por el lado político-económico el siglo XX enfrentó al bloque soviético contra el capitalismo representado por EUA, muchas personas se aventuraron en declarar el capitalismo como vencedor absoluto, sin embargo hay muchas cosas que conviene revisar, por ejemplo mucho se ha hablado en la proa del argo sobre el sistema económico mundial y como es insustentable. Recientemente los activos del banco central de Japón han superado el PIB del país, ¿Qué significa eso? Sencillamente que el banco de Japón ha jugado con más dinero que lo que produce todo el país en su conjunto, pero es poco comparado con lo que hace la FED y el banco central Europeo no se queda atrás.

Lo anterior me permite opinar que la modernidad fracasó económicamente, porque no nos pudo traer un desarrollo real y sostenible y las consecuencias de ello serán catastróficas. Siguiendo en esta línea, los preceptos de Adam Smith de dejar que el mercado se auto-regulara me parecen también falsos. Su idea era que los agentes económicos pudieran competir entre sí y de este modo los precios se abaratarían frente al consumidor quien tendría más opciones.

Pero la realidad nos ha mostrado una y otra vez que el liberalismo y neoliberalismo solo han provocado lo que Marx anticipaba, que los grandes agentes económicos siempre terminarían acaparando el mercado, de una forma o de otra. Ejemplo de ello es que Bayer compra Monsanto o que IBM compra Red Hat. Analizando el mercado es común encontrarnos que la concentración de negocios en pocas empresas crece. Y nuevamente en mi atrevida opinión me atrevo a decir que los agentes económicos en lugar de pensar en “voy a competir para ofrecer la mejor relación costo/beneficio al consumidor” piensan en comprar a la competencia y acaparar el mercado o simplemente en ponerse de acuerdo con sus competidores sobre precios mínimos, territorios, etc. La lógica liberal de la modernidad sigue siendo que el estado debe intervenir lo menos posible y si no interviene, es mejor para la economía.

Este es el enésimo llamado a cuestionar la modernidad, es un intento y un ejercicio de crítica y no es sólo hacia el capitalismo, también tenemos que ser críticos hacia el socialismo y el comunismo y hemos señalado en varias ocasiones por ejemplo que es un error atentar contra las ideas religiosas y prácticas culturales de los pueblos “en nombre del progreso”. También es importante mencionar que la modernidad (o ilustración) no contemplaron los quehaceres sociales, es decir, cómo generar ciudadanos capaces de solidarizarse con sus símiles y con su medio ambiente, para el liberal capitalista productivista eso es efímero, el estado eventualmente podría imponer el respeto a través de los mecanismos propios del estado (como la policía), mientras que los estados comunistas fueron muy lejos y crearon centros de “re-educación”, y establecieron doctrinas que atentan contra la conciencia individual.

No puedo dejar de mencionar que la ciencia y la razón no pueden ayudarnos y que también fracasaron, vuelvo a citar el fracaso del LHC, así como un breve comentario en donde hablo sobre la crisis que enfrenta la ciencia, en un mundo que ya no sabe si la materia puede (o no) ocupar dos lugares diferentes al mismo tiempo, pero este asunto de filosofía de la ciencia también es ignorado constantemente.

La finalidad de este artículo era hacer un recuento del sueño de la modernidad, que imaginó un mundo en donde los pueblos se auto-gobernaran y esos gobiernos fueran representativos y libres de todo poder o influencia externa. Se imaginó ese mundo con respeto a los derechos humanos y que las garantías individuales no fuesen violadas, también se buscó sostenibilidad a largo plazo. La Ilustración buscaba una mejor relación con el medio ambiente, pero eso fue rápidamente en contra de la voraz hambre productivista.

Los ideólogos ilustrados sin duda imaginaron un mundo mejor, muy cercano quizá al de nuestros sueños, diferente a la República de Platón, pero los resultados ya claramente son distintos a su concepción original. Pero no nos detenemos a analizar o cambiar la situación, la modernidad nos envolvió, todos tenemos miedo de volver a las cavernas y a que suceda lo que sucedió con el imperio romano. Los bancos centrales y los gobiernos siguen tratando de inyectar crecimiento a través de deuda, pero nadie se detiene a pensar que quizá la población humana está jugando con el límite de sostenibilidad del planeta, sólo el 4% de la biomasa en el planeta pertenece a animales salvajes, pero hay quienes creen que aún hay espacio para más y que de una forma u otra podremos seguir cultivando alimentos para todos.

La modernidad se quiebra por todos lados, pero somos reacios a ver que la economía falla, que la ciencia falla y que el equilibrio del planeta está en un estado crítico. Como mencionaba, la Ilustración tampoco previó que el egoísmo y el narcisismo crecerían con la sociedad industrializada, por el contrario, el ideal occidental del hombre exitoso sigue siendo un hombre de traje que siempre está viajando en modernos aviones y lleva un Rolex en su mano, ese es el ideal de felicidad y de éxito.

Para cerrar quisiera mencionar que es necesario dejar de pensar en el futuro como el tiempo en el que se resolverán los problemas de la humanidad, porque lo que estamos viviendo hoy es el futuro que se diseñó en Bretton Woods. Es el futuro de la era post-revolución industrial. Es el resultado de la etapa pos-imperialista de lo que fueron los imperios ingleses, franceses y alemanes. Como señalaba en alguna ocasión Antonio Turiel, el coche eléctrico y sus baterías son cosas del pasado no del presente, tienen más de 100 años y no van a salvarnos esta vez de los problemas asociados al automóvil y al petróleo.

Lamento deciros que no se cumplió el sueño de la modernidad.



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