PÀGINES MONOGRÀFIQUES

2/7/18

¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción

EL MUNDO SIMBÓLICO
Vivimos en el climax tecnológico, nunca antes la ciencia y la tecnología habían dominado tanto en nuestras vidas, de modo que es lógico y racional que los movimientos positivistas promuevan un mundo imparcial y objetivo. En este mundo moderno no hay opciones para los mundos simbólicos, todo lo relativo al arte y la cultura tiende a desaparecer si no tiene un valor económico asociado, pero aunque queramos negarlo, existe un hermoso e interesante mundo simbólico.

El mundo simbólico está en extinción, aunque para algunos jamás existió. Desde que la mente es mente, los organismos vivos hemos podido abstraer a un plano imaginario los objetos del universo físico (llamémosle universo real) y colocarlos en un universo imaginario (simbólico) para su manipulación, de este modo podemos planear lo que haremos al llegar a casa, al terminar el trabajo, al tener dinero, etc. Este universo además nos permite regresar al pasado, proyectar el futuro o intentar determinar como está el presente, sin duda el universo imaginario o mundo simbólico es muy útil para el ser humano.

Freud nos presentó una propuesta que no agradó a todo el mundo, él habló de un mundo inconsciente que se regía por ciertas reglas, en este mundo los deseos reprimidos y las fantasías jugaban un papel fundamental, siendo el mundo inconsciente un abismo donde habitan los monstruos más terribles de cada persona al igual que sus deseos más profundos. Para Freud el mundo simbólico referido como inconsciente es muchísimo más grande que el mundo real referido como lo consciente y todas las partes del aparato psíquico están en un conflicto continuo.

Seguramente asomarnos a la prehistoria nos traería mucha luz acerca de como funcionan los mecanismos evolutivos de la mente, porque el hombre prehistórico a través del mundo simbólico debió planear como emboscar a sus presas armado unicamente con lanzas, hachas y otras herramientas rudimentarias. El éxito dependía de la calidad del plan y de la ejecución del mismo, de este modo el inconsciente y el consciente debían trabajar juntos, es decir, el mundo simbólico elaboraba un plan que luego se ejecutaba en el mundo real.


Sin embargo desde entonces existía la disyuntiva, el eterno problema es que desde que el ser humano visualiza el éxito, el mundo simbólico empieza a generar expectativas. En nuestros días Pavlov describió lo que se conoce como “
condicionamiento clásico”, es decir, aquellas respuestas fisiológicas que son apareadas o emparejadas con algunos estímulos físicos, por otra parte muchos siglos antes los budistas sugirieron que la mente constantemente genera expectativas que cuando se cumplen generan placer, pero cuando no se cumplen generan frustración. Sea como sea lo simbólico siempre tiene muchas consecuencias sobre lo real, aunque lo simbólico “no exista”.

Lacan sugirió que la locura tiene que ver con un desequilibrio entre lo real, lo simbólico y lo imaginario, en donde la mente “ya no sabe en donde poner cada cosa”, no vamos a discutir si eso es correcto o no, la búsqueda de la verdad es una búsqueda que aquí no abordamos, se trata de problematizar, de generar más preguntas que respuestas, pero efectivamente, parece ser que la locura tiende a tejer o hilar un universo desproporcionado entre cosas que son físicamente posibles y cosas que no lo son, parece ser que en la locura las cosas de lo imaginario y lo simbólico se procesan como reales...


      1. ¿Es más grande el mundo simbólico que el mundo real? ¿Cual de los dos es más importante?


La modernidad siempre estuvo acompañada del positivismo, ese movimiento que pretende que todo en este universo sea imparcial y objetivo, en la era post-nuclear las dudas acerca de si es más importante lo real o lo imaginario no tienen lugar, de este modo un científico es más importante que un poeta, un doctor es más importante que un curandero, una casa es más importante que una caja y en general valen más los logros que los sueños.

Ello explica en gran parte la perdida progresiva de la culturalidad, de las tradiciones y las costumbres de los pequeños pueblos y también de las grandes ciudades. Los sueños de una población siempre se ven frustrados cuando la televisión muestra que del otro lado del mundo hay gente que vive con un índice de desarrollo humano (
IDH) superior, los niños en la selva añoran vivir en las grandes capitales globales, no hay cuentos a la hora de dormir que puedan superar las condiciones de vida superiores de la modernidad. Las cosmovisiones y mitologías de todos los pueblos humanos son hermosas, en ellas los dioses crearon el universo con ciertos propósitos y de formas sublimes, citemos por ejemplo la Leyenda de Sedna del mundo Inuit:
"En una isla lejana una hermosa joven vivía solitaria con su padre viudo. Cuando tuvo la edad suficiente, nadie quiso desposarla. Sin embargo, un día ve aparecer en el horizonte un barco, cuyo capitán, un apuesto extranjero, la sedujo y se marchó con ella. Más tarde la joven se daría cuenta que el capitán era en realidad un chamán (según otras versiones, el capitán sería un ave mágica, un hombre-ave o un perro). Después de un tiempo, su padre oyó quejidos más allá del mar: era su hija arrepentida, desesperada al conocer la identidad de su amado, que estaba siendo maltratada. Embarcó entonces sobre su kayac para ir a buscarla y tras recuperarla, se hizo a la mar con ella. Viendo a Sedna huir, el chamán, dotado de poderes sobrenaturales, ordenó al mar abrirse y desencadenó una furiosa tempestad. El padre de Sedna, atemorizado, accede a lo que cree ser la voluntad del mar que reclamaba a su hija, y la lanza al mar. Pero ella logra salir a la superficie, e intenta aferrarse al borde del barco. Como ponía la embarcación en peligro, el padre cortó los dedos de su hija con un hacha, que se convirtieron en peces y focas pequeñas, así como los pulgares y las manos, que se transformaron en "okuj" o focas de las profundidades, morsas, ballenas y todos los animales marinos. Así el océano calmó la furia desatada por el chamán, y Sedna se hundió en el fondo, donde todavía reside como la diosa del mar en una región llamada Adliden, donde llegan las almas de los muertos para ser enjuiciados. Cuando la caza no es buena o cuando el mar está agitado, la creencia es que Sedna está furiosa porque sus cabellos están enmarañados y, al no tener manos, no puede peinarlos. Es entonces cuando los chamanes, con su magia, peinan a Sedna y restauran así la calma."
Entonces tenemos que en el mundo Inuit hay una realidad simbólica, un mar que a veces está en calma y a veces esta furioso porque el mar es un elemento vivo, tiene carácter, historia y se puede interactuar con él. En el mundo moderno por el contrario, el mar es sólo agua, solo H2O con altas concentraciones de sal y otros elementos, su comportamiento depende del viento, de la gravedad de la Luna, de la estación del año, de las corrientes marítimas, etc.. En el mundo moderno todo sobre el mar puede ser explicado por la ciencia, el mar es un objeto que puede ser explotado y que por cierto está muriendo.

El gran problema es que para la modernidad el mar no merece ningún respeto, porque es un elemento que en el mundo simbólico está vacío, si contaminamos el mar no pasa nada, si sobrepescamos el mar no pasa nada, al mar no le duelen nuestras ofensas. Pero en el mundo simbólico Inuit toda ofensa al mar es una ofensa a Sedna, ofensa que se extiende a cada mujer, cada foca y cada ballena porque todos ellos nacieron a partir de uno de los dedos de Sedna, por lo que hay una conexión simbólica, una conexión que une a todo el pueblo inuit y les permite relacionarse entre ellos y el mar de una forma más profunda y especial que la forma meramente económica que tiene la modernidad de presentarnos el mar.

Lo que la gente tampoco quiere ver es la dimensión de lo simbólico, el mar en el mundo moderno no tiene tantos misterios ni tantos encantos, pero en el mundo simbólico el mar puede ser todo, pueden ser las millones de lágrimas que alguien lloró, el mar puede ser la madre de todos los seres vivos, el mar puede ser la sed que algún día habrá de apagar el sol, el mar puede serlo todo… Por eso nos atrevemos a decir que el mundo simbólico es mucho más grande e importante que el mundo real.

Como mencionábamos anteriormente el problema es que la modernidad esta decidida a destruir los mundos simbólicos a través de la homogenización de la cultura y promoviendo que  el reconocimiento del éxito o valor en el mundo sólo pueda ser verificado objetivamente en el mundo real a través del mercado, solamente aquello que tiene valor monetario tiene valor real para la modernidad. En este mundo no sirven las ofrendas a los dioses, ni las plegarias, ni las charlas con los muertos, en el mundo objetivo la persona más valiosa siempre será la que produzca más, producción es la única ofrenda válida para el Dios capitalismo.

Pero el mundo simbólico no va a morir del todo, es una guerra perdida, pero que ni siquiera el capitalismo puede ganar, solo puede pervertir, sólo puede corromper. Porque de algún modo u otro siempre existirán sueños, frustraciones, deseos, todo aquello que no tiene lugar en el mundo real va a algún lado, Freud nos sugiere que esos abismos son los abismos inconscientes y además los abismos nos regresan cosas, como los sueños o los 
actos fallidos. La invitación es a defender el mundo simbólico, porque quedarnos sin el representa una locura de la inmediatez, un mundo de personas fácilmente reemplazables entre si, un mundo plano, una distopía en donde finalmente nos convertimos en robots, un mundo oscuro en donde los seres humanos nunca podremos conectar con una causa, porque ya no van a existir las causas, lo más parecido a una causa serán las metas (realizables). Los sueños de este mundo estéril serían: aumentar la productividad 8%, reducir los tiempos de espera 6%, minimizar costos, aumentar eficiencia, y no olvidemos los #relationshipgoals.

Hoy en día la gente se defiende y huye del mundo simbólico, el psicoanálisis cae cada vez más, pasa a ser una especie de lectura de cartas o de tarot, en parte también por culpa de los analistas, que no entienden del todo el análisis. La modernidad nos invita a no compartir nuestros secretos, ni nuestros sueños y cuando dicen que compartamos nuestros deseos, lo tenemos que hacer en forma de decreto objetivo “deseo tener un BMW serie 3 con asientos de cuero”, no se trata de decir “quisiera ver llover cada día durante 33 años mientras tomó una tasa de café en las mañanas y observo a las ardillas y a los pescados crecer a lado de muchos árboles.”, "vivir plenamente la vida" es la consigna de un mundo capitalista que parece decirnos más bien "gasta dinero a plenitud para tener la sensación de que estás aprovechando tu vida". 
Buhyudang desde otra perspectiva nos decía hace varios siglos atrás:
Una advertencia para el mundo: cien años pasan en un instante.
No hay forma de permanecer mucho tiempo aquí.
Debes ser disciplinado cuando estás sano y joven,
de lo contrario estarás ocupado a la hora de tu muerte.
¡Qué lástima desperdiciar nuestro tiempo!
En el mundo la gente envejece discutiendo lo bueno y lo malo.
Es mejor sentarse con la espalda recta en el cojín,
dedicarse al estudio y heredar la vía de los Patriarcas.
Hoy en día compartir el mundo simbólico es el peor error que la gente puede cometer, de modo que hay ocultarlo, porque no queremos ser lastimados, porque esos sueños quedaron muy atrás y ahora cuando hay dolor la salida es claramente tomar un vuelo y unas vacaciones, como dice un buen amigo el turismo es el (nuevo) opio del pueblo. Lejos quedaron los días en donde el corazón se aliviaba con una canción de cuna, con un cuento en la noche, con una taza caliente de chocolate y las historias de nuestros abuelos.

Hoy el dolor se combate con objetividad, con análisis FODA, con inteligencia estratégica, con pruebas paramétricas, porque no nos atrevemos a la felicidad fallida de una época que no fue, porque creemos que siempre hay un camino hacia adelante que va a ser mejor que el actual, pero evadimos la realidad, no queremos reconocer que hay otros caminos, que hay puertas que nunca nos atrevimos a cruzar.

Y ahí está el mundo simbólico, le tenemos miedo porque en ese mundo una lagartija puede ser un dinosaurio, un pequeño pez puede ser una ballena, los monstruos pueden ser enormes, pero también nuestros héroes pueden ser  grandes. Pero todo eso cae lentamente cuando nos imaginamos manejando un Ferrari rojo, cuando nos llevan a la playa, cuando pedimos un uber, cuando necesitamos del mundo material e instrumental para seguir viviendo "medianamente bien".

La resistencia

La resistencia existe y existió, es más lista que la modernidad, es más flexible, es más poderosa incluso, pero es menos numerosa, son personas que viven en las sombras y en las luces que entienden la realidad más allá de bueno y de malo y sobretodo que tienen congruencia en su vida, aún viviendo en los espacios más incongruentes, son infiltrados en el sistema post-capitalista.

La resistencia la conforman personas que entienden que es inútil buscar la verdad absoluta, la objetividad, el equilibrio perfecto, la inteligencia es uno de los mayores pecados narcisistas de la posmodernidad, por ello la resistencia ha renunciado a la inteligencia.

La resistencia la integran personas que no dependen del mundo instrumental para ser felices o para vivir, para ellos los lujos de la modernidad son insignificantes, ellos viven igual de felices o infelices con o sin dinero, con o sin autos, con o sin viajes, etc.

La resistencia la integran personas políglotas, que hablan muchos idiomas, pero hablan los idiomas de los otros, son personas capaces de entender a los demás, aunque la gente no los entienda, porque han trascendido de su propio ego para poder mirar la poca subjetividad humana que queda, son capaces de ponerse en los zapatos de los demás, más que otros idiomas, los miembros de la resistencia son agentes multiculturales.

La resistencia ha renunciado a todo, a su país, a su cultura, a su propia vida, porque todo está contaminado, el mundo siempre quiere imponer un estilo de vida a cada persona, hay normas y leyes para todo, lo políticamente correcto siempre determina pautas excluyentes, por eso la resistencia es la resistencia.

La resistencia se comunica en lo imaginario y también en lo real, se crea, refunda, disuelve y vuelve a emerger, somos aquellas personas que aun hoy en día nos podemos seguir poniéndonos de acuerdo, cuando todo el mundo está en desacuerdo, lo que mueve a la resistencia es la voluntad de crear, de creer, de vivir, y sobretodo de ceder por el bien común.

La resistencia sólo va a morir cuando el mundo simbólico muera. Mientras tanto hay esperanza, hay vida, hay movimiento, algunos estudiosos de lo psicológico o lo social han intentado por mucho tiempo abordar el asunto del imaginario colectivo, pero se han visto frustrados porque sus observaciones muchas veces deben ser indirectas, no hay forma de entrar a un espacio que no existe físicamente, pero ello no significa que no este ahí.

Esta es una invitación para seguir explorando el mundo simbólico y seguir llenando los espacios que deja 
el fracaso de la modernidad, una invitación a la reflexión, a darnos cuenta que somos esclavos del pensamiento positivo/progresista/modernista que sólo sueña con la producción y no deja ningún espacio para lo imaginario, para lo sublime.

Sinceramente no sé como cerrar este pequeño espacio, puesto que sólo es una pequeña introducción a lo que es el mundo simbólico, por lo tanto cierro citando a Calderón de la Barca:
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

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