 LA
SOLUCIÓN FINAL :  La ilusión terminal
LA
SOLUCIÓN FINAL :  La ilusión terminal
La inteligencia tiene tantas
 variaciones como escuelas. La hay a nivel vertical con términos
 cuantitativos y también la hay a nivel horizontal cuando hablamos
 de diferentes tipos de inteligencia. Cada tipo de inteligencia puede
 tener su aspecto cuantitativo también, es decir, estar mas o menos
 desarrollado en una u otra persona. Esto genera la variedad infinita
 de talentos y habilidades intelectuales que puede tener un ser
 humano. 
 
Por un lado tiene
 habilidades mas o menos desarrolladas y por otro lado son distintas
 las habilidades en las que puede destacar o de las que puede
 carecer. Así, no existe "la inteligencia" como absoluto
 que determina la habilidad intelectual de una persona. El conjunto
 de múltiples aspectos crea una muñeca rusa de habilidad y
 personalidad en cada individuo. Para mí, en la habilidad
 intelectual también entra como un factor la agilidad corporal y la
 respuesta neuromuscular. 
 
Una persona
 relativamente torpe en ciertos juegos de coordinación tiene este
 pequeño aspecto de la inteligencia poco desarrollado. Es la que
 coordina la visión de los movimientos de otros con la capacidad de
 abstraerlos y copiarlos en el propio cuerpo a nivel neuronal (poder
 copiar y por tanto aprender movimientos). Esta inteligencia es
 crucial para bailarines y practicantes de Kung-Fu pero totalmente
 irrelevante para un profesor de matemáticas.
Hoy quiero hablar
 sobre una inteligencia muy importante para la dinámica del
 crecimiento económico. La capacidad de omitir un negocio o una
 conducta debido a la previsión de una mejor oportunidad en el
 futuro.
Los animales no
 omiten comer porque tengan previsión de una presa o un pasto mejor
 que puedan encontrar mañana. Se llevan lo que encuentran en el
 camino siempre y cuando tengan hambre y la comida sea apta para
 ellos. Su previsión no está destinada a futuras mejores opciones
 sino que lo que hacen es moverse en un ciclo de vida que les
 proporciona en ciertos momentos y sitios concretos siempre la misma
 comida, idónea para ellos. Y aquí se acaba el desvío
 antropológico porque se puede prever a donde llega este discurso
 comparativo entre humanos y animales ....una infinita y aburrida
 explicación de los procesos desencadenantes del desarrollo humano
 debido a su entorno natural y climático. Por falta de interés y
 espacio omito esta explicación y me centro en la habilidad de
 omisión o postergación en la actualidad, a nivel estructural, sin
 detenerme en su desarrollo histórico.
La publicidad está repleta de ofertas para postergar decisiones a cambio de una solución mejor que se obtendrá gracias a un producto aun por comprar. Generalmente no se percibe que la sugerencia de esta mejor solución es para un problema que hasta este momento no teníamos. Se sugiere la omisión o postergación de una supuesta solución en la actualidad, que no existe, que se sustituye por un producto que soluciona finalmente el conjunto complejo de problemas que se acaba de orquestar en la publicidad. Se ofrece una solución final para un problema ficticio que puede existir, pero que no tenemos.
De esta manera los departamentos de marketing se aprovechan de un tipo de inteligencia típica y única del ser humano. Así mismo, esta inteligencia se convierte en una gran desventaja para la autonomía en la toma de decisiones de las personas. Creemos que siempre habrá una solución que mejore la configuración actual en la que nos encontramos. Creemos que esta dinámica está vinculada a la misma naturaleza. Pero eso no es cierto.
La publicidad está repleta de ofertas para postergar decisiones a cambio de una solución mejor que se obtendrá gracias a un producto aun por comprar. Generalmente no se percibe que la sugerencia de esta mejor solución es para un problema que hasta este momento no teníamos. Se sugiere la omisión o postergación de una supuesta solución en la actualidad, que no existe, que se sustituye por un producto que soluciona finalmente el conjunto complejo de problemas que se acaba de orquestar en la publicidad. Se ofrece una solución final para un problema ficticio que puede existir, pero que no tenemos.
De esta manera los departamentos de marketing se aprovechan de un tipo de inteligencia típica y única del ser humano. Así mismo, esta inteligencia se convierte en una gran desventaja para la autonomía en la toma de decisiones de las personas. Creemos que siempre habrá una solución que mejore la configuración actual en la que nos encontramos. Creemos que esta dinámica está vinculada a la misma naturaleza. Pero eso no es cierto.
La naturaleza va probando
 opciones de manera semi-aleatoria. Quiere decir que no busca la
 solución final porque carece de voluntad, simplemente reacciona al
 cambio del entorno con una adaptación de conducta y genética. Así
 se han perfeccionado los tiburones, virus, cucarachas y ratas. Hoy
 son los indiscutibles maestros del planeta. Pero lo que no tenían
 era una visión del estado final e idóneo de su existencia.
El concepto de
 "regni caelorum" de las religiones sugiere que esta es la
 realidad en la que estamos destinados a vivir todos. Hoy el
 capitalismo sigue este hilo del cielo eterno de la salvación de
 manera que pretende vender soluciones cada vez mas perfectas que
 prometen la solución a todos los problemas de una vez por
 todas.
Pero la gran confusión de nuestra ideología actual capitalista es creer que la evolución biológica se manifiesta en el desarrollo económico. Además, se mezcla a partes iguales con la teoría del gran final perfecto y divino. La secularización se ha hecho solo a medias, ha parado justo donde era necesario el mantenimiento de ilusiones sobre soluciones terminales. La mayor expresión de esta enajenación conceptual es la industrialización del siglo XIX en países aun cristianos. Allí es donde se ha montado el fundamento para la destrucción masiva de humanos como en el tercer Reich, la Rusia de Stalin o en general el delirio de grandeza de una gran nación fuerte y orgullosa.
Los productos de consumo pretenden representar el desarrollo de la evolución del ser humano. Su constante perfección, a su vez, es una metáfora sobre la posibilidad de la salvación final. La retórica del capitalismo ha hecho creer que la evolución biológica es un desarrollo lineal hacia un estado siempre mejor y finalmente perfecto. Sabemos que este no es el caso. Pero con este truco ha eliminado la ultima duda racional sobre su potencial destructivo. El ser humano es vanidoso y la idea sobre si mismo como "el futuro ser perfecto" le adula igual que el concepto de una salvación divina.
Postergar una solución que tenemos ahora por una posible mejor en el futuro es así el motor del desarrollo humano como también su mayor riesgo de fracaso. La consciente y planificada omisión de oportunidades esperando una mejor en el futuro lisonjea el intelecto y causa la impresión falsa de control sobre las cosas de la vida.
Hitler utilizó la palabra "Endlösung" para su plan de extinción de los judíos del planeta que significa "solución final". La cuestión no es solo que este plan esté fuera de todo lo que consideramos ética aceptable también permite ver que a nivel dialéctico, los grandes opresores (personas y/o instituciones) usan la misma debilidad del ser humano para fomentar su poder.
Pero la gran confusión de nuestra ideología actual capitalista es creer que la evolución biológica se manifiesta en el desarrollo económico. Además, se mezcla a partes iguales con la teoría del gran final perfecto y divino. La secularización se ha hecho solo a medias, ha parado justo donde era necesario el mantenimiento de ilusiones sobre soluciones terminales. La mayor expresión de esta enajenación conceptual es la industrialización del siglo XIX en países aun cristianos. Allí es donde se ha montado el fundamento para la destrucción masiva de humanos como en el tercer Reich, la Rusia de Stalin o en general el delirio de grandeza de una gran nación fuerte y orgullosa.
Los productos de consumo pretenden representar el desarrollo de la evolución del ser humano. Su constante perfección, a su vez, es una metáfora sobre la posibilidad de la salvación final. La retórica del capitalismo ha hecho creer que la evolución biológica es un desarrollo lineal hacia un estado siempre mejor y finalmente perfecto. Sabemos que este no es el caso. Pero con este truco ha eliminado la ultima duda racional sobre su potencial destructivo. El ser humano es vanidoso y la idea sobre si mismo como "el futuro ser perfecto" le adula igual que el concepto de una salvación divina.
Postergar una solución que tenemos ahora por una posible mejor en el futuro es así el motor del desarrollo humano como también su mayor riesgo de fracaso. La consciente y planificada omisión de oportunidades esperando una mejor en el futuro lisonjea el intelecto y causa la impresión falsa de control sobre las cosas de la vida.
Hitler utilizó la palabra "Endlösung" para su plan de extinción de los judíos del planeta que significa "solución final". La cuestión no es solo que este plan esté fuera de todo lo que consideramos ética aceptable también permite ver que a nivel dialéctico, los grandes opresores (personas y/o instituciones) usan la misma debilidad del ser humano para fomentar su poder.
Continuamente caemos en la trampa de las soluciones finales. Comienza con asuntos tan triviales como no ir a al cine hoy porque la semana que viene cobramos una gratificación y entonces tenemos planeado comprarnos esa tele de 45 pulgadas y ya la veremos más tranquilo y más a nuestro gusto en casa. Sabemos que mil cosas pueden pasar hasta entonces pero optamos por el camino de la fantasia y un futuro mas acertado a nuestras "necesidades" que aún están por descubrir. Seguramente lograremos comprar esta tele y seguramente no nos vamos a acordar que queda pendiente ver esta película que tanta ilusión nos hacía. Miles de cosas han ocurrido en medio y finalmente la mejor solución final para ver esta peli se ha convertido en un camino distinto. Hemos omitido una ilusión, un deseo, una buena comida, no porque no nos la podemos permitirnos. La hemos omitido porque pensábamos que vendrá algo mejor. Pensar dos veces antes de omitir por algo mejor puede decelerar el crecimiento salvaje muy considerablemente.
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