PÀGINES MONOGRÀFIQUES

26/2/18

Una necesidad moral y ética de atreverse a pensar un mundo diferente



EDUCACIÓN PARA EL DESARROLLO - Teoría del Decrecimiento


La reforma del modelo de Desarrollo actual

El modelo de desarrollo actual está siendo fuertemente contestado desde todos los ámbitos sociales y políticos de la Comunidad Internacional. No es menos cierto que el núcleo duro del establishment  dominante se resiste a cambiar las reglas de juego actuales a pesar de que es evidente que las cartas están marcadas y por tanto las zonas desfavorecidas del planeta no podrán acceder en plazos razonables a una mejora en la calidad de vida de sus poblaciones de mantenerse por mucho tiempo este estado de cosas.

A pesar de la resistencia al cambio ha quedado patente que existe un conflicto cada vez más acusado entre los conceptos de desarrollo y sostenibilidad. De esta dicotomía entre desarrollo económico e impacto ecológico nacen iniciativas y alternativas como la Teoría del Decrecimiento que plantea la necesidad de un cambio en los valores que lideran y dan forma a la economía, el comercio y la política mundial. 

Muchos de los aspectos que definen esta teoría del decrecimiento, han estado de alguna manera implícitos en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y como no en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), 17 objetivos que la ONU postuló en 2015 y que pretende alcanzar en el año 2030. 


Sin duda esta profusión de planes y objetivos de cambio y mejora indican la existencia de una tendencia a reconocer que el Sistema necesita una reforma en profundidad para que pueda servir a todos y no a los de siempre.



La Teoría del Decrecimiento. Su base teórica


La teoría del Decrecimiento ha sido puesta al día y publicitada en los últimos decenios como reacción y crítica a los problemas que suscita la Globalización y su posible fracaso como forma de incorporar a toda la comunidad internacional al llamado crecimiento económico.


Antecedentes teóricos existen con uno u otro nombre desde el s. XIX, cuando ya era notorio que los valores que defendía el capitalismo industrial y el desarrollo por el desarrollo vislumbraban para muchos pensadores un horizonte de colapso económico y medioambiental a medio y largo plazo, además de mantener a la mitad del planeta fuera de los estándares de vida digna que el sistema prometía para todos. Podemos citar a H.D. Thoreau o al mismo Tolstói como precursores de las críticas al sistema de desarrollo económico productivista. Muchos aspectos de las medidas y propuestas de M. Gandhi también pueden contarse como aspectos propios del Decrecimiento como filosofía de vida.


Realmente es a partir de la crisis económica de los años 70 del s.XX cuando las teorías de la bioeconomía comienzan a ser consideradas y estudiadas, sobre todo los postulados de Nicholas Georgescu-Roegen con su famosa obra Ley de la Entropía y el Proceso Económico donde declara la imposibilidad de un crecimiento exponencial indefinido e inicia el campo de estudio de lo que hoy es la Economía Ecológica.


Georgescu-Roegen incorpora a su Teorías el concepto de entropía en relación a la termodinámica, incorporando aspectos de la biología y la ecología al proceso económico, de tal manera que “en  todo movimiento de energía siempre hay una parte de la energía que se degrada y que se pierde para el aprovechamiento humano”. Aduciendo a la irreparable pérdida de energía y recursos que dará lugar al colapso del planeta de seguir con una economía de producción y consumo ilimitados. 


Realmente se trata de un compendio integral de ideas que postulan otra forma de vida, un desarrollo basado en la máxima: “menos es mejor”. Este eslogan redefine aspectos sociales, económicos y políticos que deben ser repensados sobre la base de que el consumo y los recursos limitados son elementos irreconciliables y antagónicos. De hecho, índices como la huella ecológica o la biocapacidad, nos indican que hemos sobrepasado con creces los parámetros de sostenibilidad.


Variables como nivel de vida, poder adquisitivo o beneficio económico deben dejar de ser el epicentro del sistema y poner en valor la cooperación, la producción local, el trueque, el intercambio, la eficiencia energética y el autoconsumo racional. 


Pilares del Decrecimiento. Serge Latouche


Este economista e ideólogo francés promulga a partir de ciertas tesis aparecidas en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992 un programa generalmente llamado de las 8R y que pueden considerarse los ocho mandamientos de la Teoría del Decrecimiento.


  1. Revaluar. Poner en marcha una nueva escala de valores donde dominen los aspectos humanos, cooperativos y locales en sustitución del consumo a ultranza, el individualismo y el egoísmo económico.
  2. Reconceptualizar. Elaborar nuevos conceptos que ofrezcan una cosmovisión nueva de la vida en sociedad, poniendo énfasis en conceptos como la suficiencia, la simplicidad voluntaria y la calidad de vida basada en la contención y la solidaridad.
  3. Reestructurar. Rediseñando las actuales estructuras socioeconómicas y de producción y consumo al cambio de valores antes descrito.
  4. Relocalizar. Potenciar los aspectos propios de la Glocalización, sustentar la producción y el consumo bajo aspectos locales y cercanos al ciudadano/a, reduciendo interdependencias y transportes evitables.
  5. Redistribuir. Plantear la equidad y la redistribución de riqueza y oportunidades entre las zonas ricas y las subdesarrolladas.
  6. Reducir. Acompasar la capacidad de la Biosfera y su ritmo de regeneración a los procesos de producción y consumo que se generen, disminuyendo la contaminación y protegiendo los recursos naturales.
  7. Reutilizar. Potenciar el consumo de bienes duraderos en el tiempo acabando con la obsolescencia premeditada, facilitando la producción de productos con posibilidades de reparación y reutilización eficiente.
  8. Reciclar. Concienciar y favorecer el reciclaje de los bienes, garantizando un aprovechamiento ético de los recursos disponibles y las energías necesarias para producir

Decrecer ¿Cómo, hasta cuando?


Los postulados del decrecimiento no tienen una vocación de teoría permanente. No es posible estar decreciendo indefinidamente, al igual que ya no es posible seguir creciendo de forma continuada. Los conceptos que defiende la Teoría del Decrecimiento deben ser entendidos como una corrección, como un ajuste estructural del Sistema Capitalista que tiene que modificar su rumbo y ritmo para subordinarse forzosamente a los límites del planeta.


De este modo la cosmovisión que nos ofrece el Decrecimiento como modo novedoso de encarar el futuro tendrá que contar con la capacidad de reajustar los distintos escenarios  en un equilibrio inestable y eficaz en función de los ritmos y evaluación que demande la dinámica social de cada etapa. 


Desde esta perspectiva el concepto de Decrecimiento debe ser considerado como una herramienta conceptual y temporal  que aspira a conseguir cambios empíricamente palpables.

La mayor y más efectiva medida para la puesta en práctica de los postulados e ideas de la Teoría del Decrecimiento está en potenciar todo lo que tenga que ver con la producción y el consumo en términos locales, utilizando de forma responsable los recursos y la agricultura a nuestro alcance, penalizando el transporte y regulando en el ámbito más cercano una nueva forma de entender la economía de las personas y para las personas. En una palabra poner en uso aspectos más propios de la Glocalización que de la Globalización.


El propio Latouche en una conferencia sobre Decrecimiento efectuada en Barcelona en 2014 plasmó en una hipotética plataforma electoral una serie de medidas concretas que pueden llevarse a cabo en cualquier país de nuestro entorno. Por ejemplo:  


  • Internalizar las externalidades.
  • Hacer pagar el verdadero precio del transporte.
  • Fomentar la agricultura biológica y local.
  • El aumento de la productividad reduce el tiempo de trabajo.
  • Promover el ahorro energético.
  • Establecer una moratoria en la búsqueda científico-técnica. 
  • Penalizar la publicidad.

El decrecimiento, parafraseando al propio Latouche, significa una oportunidad y una necesidad moral y ética de atreverse a pensar un mundo diferente.

Comunicar para aprender y compartir.

Guillermo Garoz López - Sociolaboris

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