En
más de 65 países, España entre ellos, se realizan actividades a
finales de noviembre para celebrar el 'Día de no comprar nada'
Se
trata de una jornada reivindicativa en contra del consumismo
desenfrenado propuesto por el Black Friday y la temporada
de Navidad
El
objetivo principal es llamar la atención sobre el impacto
medioambiental de ese modo de vida y sobre el hecho de que la
felicidad no se construye a partir de comprar cosas, sino de las
experiencias y las relaciones con otras personas
Este
sábado, 25 de noviembre,
se celebra en España y otros sesenta países una nueva edición
del Día
de no comprar nada,
conocido también como 'Día mundial sin compras'. Como su nombre lo
indica, la iniciativa propone no
realizar compras durante toda esa jornada,
a manera de huelga simbólica contra el consumismo exacerbado que
proponen los grandes comercios, la publicidad y los medios de
comunicación.
¿Cuál
es el objetivo? "Llamar la atención sobre los impactos sociales
y medioambientales que está produciendo nuestro modelo de consumo",
tal como explica Isidro Jiménez Gómez, miembro fundador
de ConsumeHastaMorir, una de las organizaciones que promueven esta acción en nuestro país.
No comprar nada durante un día es una forma de " cuestionar
el modelo actual de producción y
consumo, que apunta hacia un sistema que no nos hace felices ni está
destinado a satisfacer necesidades", en términos de Ecologistas
en Acción, otra de las agrupaciones que se suman a la propuesta.
Desde
esta ONG sostienen la idea de que " el
bienestar no cabe en una bolsa de
centro comercial", sobre la base de distintos estudios que
afirman que -a partir de ciertos niveles de consumo, tras satisfacer
los deseos incluso mucho más allá las necesidades básicas- la
percepción de la propia felicidad no solo no aumenta sino que en
muchos casos hasta decrece.
El
psicólogo estadounidense Thomas Gilovich dedicó
su carrera académica a estudiar la felicidad,
y concluyó que el placer que proporciona la suma de experiencias
-por ejemplo, en
un viaje-
brinda un placer y un bienestar mucho
más duradero que comprar cosas materiales.
Del mismo modo, los activistas del 'Día de no comprar nada' proponen
llevar una vida "más sencilla en lo material pero con
relaciones humanas más complejas y ricas", como apunta un
documento de Ecologistas en Acción.
UNA FORMA DE OPONERSE AL BLACK FRIDAY Y EL CONSUMO DESMEDIDO
La
elección de la fecha no es casual. El cuarto viernes de noviembre es
el conocido como Black
Friday o
Viernes Negro, una jornada en la que los comercios lanzan
numerosas ofertas y descuentos, los cuales provocan, en muchas
ocasiones, un verdadero desenfreno
consumista.
Se trata de una tradición originaria de Estados Unidos, creada para
promover el consumo en el día siguiente al de Acción de Gracias
(cuarto jueves de noviembre) y que las tiendas españolas han
importados unos seis años atrás.
También
el 'Día
de no comprar nada' tiene
su origen en Norteamérica. Más precisamente en Vancouver, Canadá.
En 1992, el artista Ted Dave llamó a dedicar un día para que "la
sociedad examine la cuestión del consumo excesivo". Muy pronto
recibió el apoyo de la organización Adbusters, también de
Vancouver, y poco a poco esta jornada reivindicativa fue ganando
adeptos en muchas partes del mundo, sobre todo, como es natural, en
los países desarrollados. Este año se prevé que se organicen
actividades vinculadas con este día en más
de 65 países.
Adbusters
edita una revista, que fue, primero en su edición impresa y luego en
la web, una de las principales herramientas para la promoción de
esta jornada. "Ahora que se acerca la temporada navideña
-explica en
una de sus páginas-
recuerda que comprar
algo nunca te hará feliz.
Puede que te ilusione durante unas horas, quizás hasta un día o
dos, pero al final (sobre todo en el verdadero final) lo que
realmente tienes son tus conexiones, tus amigos, tu familia, tus
experiencias humanas".
Si
bien en los primeros años la jornada se celebraba en septiembre, en
1997 los activistas tomaron una decisión radical y lo trasladaron al
cuarto viernes de noviembre, para hacer que coincidiera con el Black
Friday. Aún hoy en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Finlandia y
Suecia el Día de no comprar nada es el viernes. En el resto de
países, como en España, la
jornada se realiza el sábado, el día siguiente:
ACTIVIDADES PARA CREAR CONCIENCIA
En
ocasión del 'Día de no comprar nada', en diversos lugares se
organizan actividades
como charlas, exposiciones, ciclos de cine y ferias de
pequeños productores. En los cines Golem de Madrid el jueves 23 se
proyectó la película "Decrecimiento: del mito de la abundancia
a la simplicidad voluntaria", de Luis y Manuel Picazo Casariego.
Lo organizó Economistas sin Fronteras. Hoy, viernes 24 tendrá lugar
la mesa redonda "¿Consumimos felicidad?", organizada por
Ecologistas en Acción, en el Centro Cultural Puerta de Toledo,
también en Madrid.
El
objetivo es crear
conciencia en
torno a estas cuestiones, en un contexto en que el poder de la
publicidad parece cada días más avasallante y el Black Friday se
impone cada vez más en España. En algunas categorías, estas fechas
concentran un tercio de las ventas de toda la temporada navideña,
según ha informado la Asociación Nacional de Grandes Empresas de
Distribución (Anged).
De
todos modos, las organizaciones ecologistas y ambientalistas explican
que, más que los efectos concretos de esta huelga simbólica (más
que dejar de comprar durante una jornada), lo importante es llamar la
atención sobre lo que sucede todo el año, es decir, los restantes
364 días. Según un
informe presentado el año pasado por Greenpeace,
desde el año 2000 la venta de ropa experimentó una "expansión
explosiva": en quince años, en los países desarrollados la
venta de prendas creció un 60 %,
mientras que el tiempo durante el cual esa ropa se conserva y utiliza
se redujo a la mitad. Y esta es, desde luego, solo una porción del
mercado.
"La
llamada a no comprar por un día es una manera de plantear un cambio
de sistema, que no explote el planeta sino que esté en paz con él",
afirman desde Ecologistas en Acción. "La sostenibilidad
socioambiental, el reparto equitativo de la riqueza, la solidaridad y
las relaciones comunitarias de cercanía son principios que deberían
marcar la salida de la crisis.
La jornada busca que las personas consumidoras se planteen hasta qué
punto necesitan y desean lo que compran".
Por
ello, la
propuesta es comprar en comercios pequeños,
mercados sociales, a productores locales y a iniciativas encuadradas
dentro de los llamados Ingenios
de Producción Colectiva.
Ese consumo consciente es al que se aspira, en contra de la
publicidad que llama a un consumismo desenfrenado, tampoco limitado a
estas fechas, por supuesto, sino extendido a lo largo de todo el año.
Por
Cristian Vázquez para el blog
Consumo Claro de eldiario.es
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