¿QUÉ SON LAS #OTRASECONOMÍAS?
Las nuevas economías transformadoras que están surgiendo en
nuestras ciudades, comunidades y redes, experimentan y construyen nuevas
prácticas socioeconómicas y conforman un ecosistema que está en crecimiento.
Este artículo pretende visibilizar este fenómeno y mapear las diversas
economías que confluyen en este marco transformador, según ciertos criterios.
En general el debate
sobre el modelo macro económico en las instituciones o los grandes
medios se desarrolla entre dos polos o ejes. Por un lado el neokeynasianismo de base socialdemócrata con mayor o
menor dimensión ambiental en sus nuevas versiones de Green Deal y con mayor o
menor grado defensa del Estado del bienestar y anti-austeridad. En el otro polo
el relato neoliberal de la reducción desenfrenada del gasto
público con cierta sensibilidad por conservar algunos mecanismos
redistributivos. En este nivel macro surgen también otros planteamientos de
raíz ecologista con un
peso marginal en el debate principal como puede ser la “prosperidad sin crecimiento”
o la “steady state economy”.
Pero más allá de este imprescindible debate macro existen realidades de
importancia creciente que no cuadran fácilmente en este tablero que pueden
parecer micro pero que también podrían llegar a hablar de lo macro.
Me refiero a todo el fenómeno de construcción e innovación
socioeconómica transformadora que,
cuantitativamente, tiene un peso limitado aunque creciente. Es difícil de
acotar y medir pero existen recientes estimaciones de que la economía social y
solidaria representa el 7% PIB de la economía de Barcelona a partir de 4600
entidades y empresas. Si los miramos desde la dimensión cualitativa, sobretodo
en ámbitos locales, su peso específico es aún mayor. De hecho, varias de las
apuestas municipalistas que llegaron a los gobiernos el 24 de mayo las han
incorporado a sus áreas y programas de promoción económica y desarrollo local.
Este ecosistema de economías transformadoras, que con mayor o menor extensión
surgen en nuestras ciudades y redes, comprendería: economía social y solidaria,
economías colaborativas, economías comunitarias, economías feministas,
economías cooperativas, emprendimiento social y economía circular,
entre otras.
Una de las necesidades que está apareciendo, tanto desde el
activismo como desde la administración, es relatar este fenómeno, no como una
suma de procesos aislados, sino como un ecosistema de experimentación donde
diferentes comunidades o ámbitos, en función de sus bagajes, culturas,
posibilidades o prioridades, experimentan y construyen nuevas prácticas
socioeconómicas.
En este artículo, sin ningún ánimo de sentar cátedra ni de
emular una suerte de agencia de calificación social pero sí de abrir debate y
sobretodo visibilizar realidades, intentaré hacer una foto de este ecosistema,
no tanto desde los conceptos como desde las prácticas. Estoy convencido de que
en los espacios impuros que asumen riesgos están muchas veces las mayores
disrupciones desde el prisma de la moral de la responsabilidad weberiana, es
decir, aquella que prioriza las consecuencias reales de los actos más que la
pureza de los fines.
El primer reto es delimitar qué fenómenos introducimos en el
mapa. Me propongo tres criterios:
1.
Que hayan desarrollado un cierto paradigma-marco
conceptual. No hace falta que haya tesis doctorales o noveles de economía,
pero sí un mínimo marco.
2.
Que tenga cierta vocación de movimiento social, es decir, de influir en la sociedad, el debate político y en
las políticas públicas aunque sea de manera desarticulada por ahora.
3.
Y el más importante sin duda: Que implique un conjunto de prácticas,
proyectos y experiencia de hacer economía de otra manera diferente a la hegemónica.
Los ejes que utilizo no son los únicos posibles pero son los que
me han parecido que podían marcar las diferencias de prioridades de manera más
ilustrativa. El eje horizontal marca el compromiso en referencia a minimizar o
internalizar el impacto social y ecológico de su actividad productiva. El eje
vertical marca el compromiso en referencia a generar estructuras de reparto de
poder, valor y rendimiento más distribuidas o igualitarias. Por supuesto, como
cualquier foto, simplifica la realidad muchísimo, exagera un poco los rasgos y
las posiciones tienen sentido en tanto que son relativas. Por tanto, miremos de
lejos más que de cerca y veamos si al final esta simplificación nos ayuda a
visibilizar este ecosistema a quien todavía no lo ve.
Economías
Colaborativas
Se refiere a todo ese
universo de proyectos, empresas, comunidades y plataformas, casi siempre con
base digital, que permiten compartir (en inglés sharing
economy),
intercambiar pero también vender o alquilar objetos, servicios, conocimientos
entre iguales pero también entre empresas y consumidores.
Es probablemente una de
las economías transformadoras que más polémica levanta y con más punch mediático ahora mismo. El primer Ouishare Fest, evento
de referencia que se ha realizado fuera de París y que tuvo lugar este pasado
noviembre en Barcelona, es una muestra de la potencia de la comunidad
colaborativa en estas latitudes.
Resulta bastante
complejo acotarla dado que bajo ese paraguas puedes encontrar desde empresas
oligopólicas multinacionales (airbnb, uber) a proyectos de intercambio
barriales pasando por comunidades globales como Wikipedia. Esto es lo que
permite su transversalidad en el esquema. Para algunos puede ser una debilidad
como economía transformadora, para otros parte de su fuerza de irrumpir en
espacios como la empresa y el emprendimiento convencional de base digital. Un
muy buen repaso a sus riesgos y sus potencialidades lo podéis encontrar en la revista 48 de Opcions o en Alternativas Económicas.
Dentro de este amplio universo podríamos distinguir un tipo de
proyectos con una clara vocación transformadora y que podríamos definir como producción de procomún:
suelen funcionar en base a estructuras donde la dimensión jerárquica y
contractual son muy limitadas y lo producido dispone de licencias libre y/o
libre acceso.
Economía
Social y Solidaria (ESS)
Podríamos decir que
surge de la mezcla de la economía popular latinoamericana y el cooperativismo
europeo, y su momento fundacional se remonta al Foro
Social Global de Porto Alegre (Brasil).
Universo de base muy activista tanto por su vocación transformadora como por la
composición de sus promotores. Eso le permite jugar en la parte más
transformadora del cuadrante en ambos ejes. Se encuentra en un momento de
expansión (la 4ª Feria de la ESS catalana atrajo a 20.000 personas y algo
similar pasa con la Feria del Mercado Social de Madrid).
Sin embargo su reto es poder llegar a otros sectores sociales y económicos
saliendo de círculos más activistas y endogámicos. De hecho, tiene gran
penetración entre los movimientos sociales o asociativos pero muy limitada en
el mundo de la empresa convencional. Responde de manera muy nítida a los
tres criterios y se encuentra bien posicionada en los nuevos municipalismos,
sobretodo en el relato. Se suele pensar en cooperativas pero incluye también fundaciones,
asociaciones y proyectos sin entidad jurídica. En España y
Cataluña, y a nivel global, la ESS ha construido articulaciones federadas
interesantes como la XES, REAS o RiPESS.
Economía
Cooperativa (incluye las sociedades laborales)
Un sector del cooperativismo ha sido el promotor de la ESS pero
no todo el cooperativismo se identifica con la ESS. Su ubicación en el esquema
se basa en que, simplemente por el hecho de ser cooperativas o sociedades
laborales, el reparto del poder y la propiedad
de las empresas son elementos diferenciadores respecto al sector convencional.
Sin embargo en muchas cooperativas, y en particular algunas de las grandes
tanto agrarias como industriales o de comercialización (como Eroski), se
reproducen prácticas de la empresa convencional.
Si nos fijamos en el otro eje, mi experiencia me dice que las
cooperativas tienden a tener una preocupación por su impacto social y
ecológico mayor que la empresa convencional, ya sea porque está
en su ADN, como consecuencia de su gestión/propiedad más democrática, o porque
se dedican a sectores relacionados. Pero hay de todo, de ahí su posición en el
eje.
En cualquier caso son
el portaviones de las economías transformadoras por el bagaje acumulado de
décadas de construir economía real con peso en el PIB y estar presente de
manera transversal en la economía y la sociedad. Muchos quisieron firmar su
defunción con la caída de Fagor (empresa clave del grupo vasco cooperativo más
grande del mundo, el grupo Mondragón) pero la realidad confirma que, en
general, las cooperativas han sido más resilientes a la
crisis que la empresa convencional.
Economías
Comunitarias
Nos referimos a todas esas articulaciones colectivas donde se
busca satisfacer necesidades y donde, generalmente, el peso del trabajo
voluntario es primordial y el acceso no es tanto el pago como la pertenencia y
participación en una comunidad o grupo. Me refiero a huertos
comunitarios, grupos de consumo, redes de intercambio, bancos del tiempo o
grupos de crianza compartida. Su dimensión comunitaria y generalmente
asamblearia hace que en el eje vertical la coloque como máximo exponente de
poder distribuido.
Es quizás el paraguas
conceptual menos desarrollado y por tanto el sector menos articulado. De alguna
manera es también parte de la ESS y está estrechamente ligada a las economías
de los cuidados, pero la realidad es que en las redes de ESS su papel es
secundario pero creciente. Pese a su discurso de base, no está clara su implantación en los barrios y
sectores sociales más populares o golpeados por la crisis. Existe un
resumen y catálogo en la revista 44 de Opcions.
Economía del
Bien Común
Surge mucho más
vinculada al mundo empresarial convencional que otras economías
transformadoras, y de hecho tiene el potencial de arrastrar a que una empresa
convencional pueda realizar una transición. Dispone de un balance que inspira en 5 principios el devenir
de la empresa. Para algunos seria simplemente una Responsabilidad Social
Corporativa más sincera y comprometida (que no es poco). Para otros un
planteamiento de nuevo paradigma económico transformador pero con capacidad de
penetración en el mundo empresarial convencional.
Su ubicación en el eje
responde a que no pone tanto énfasis en la
distribución de la propiedad o el poder aunque si contempla la
democracia interna o la ratio de salarios. Pero su
fuerte es el compromiso de impacto social y ecológico por eso ocupa todo el cuadrante
superior derecho. Surge muy ligada a un economista austriaco como fundador, lo
que le ha dado cierto personalismo y a su vez un peso mediático efectivo. El
nuevo conseller
de economía del gobierno valenciano, Rafael Climent, es un
defensor de este paradigma.
Economía
Social (de inserción socio laboral)
Muchas veces se utiliza
esta etiqueta para referirse a todo
el universo de economías transformadoras , pero yo en este caso lo utilizo para
referirme básicamente a empresas, fundaciones o centros
especiales de trabajo cuyo objetivo principal es la inserción socio laboral de
colectivos en riesgo de exclusión. Es un sector para el cual la
administración está muy preparada y existen políticas más concretas y
asentadas.
Sus fuertes son su articulación, su impacto social positivo
evidente en ámbitos muy complejos y su recorrido de trabajo conjunto con la
administración. Esta última fortaleza también podría ser una debilidad desde la
perspectiva de la dependencia económica. Algunos reflexionan que no sería
positivo que las economías transformadoras se quedaran reducidas a un carácter
paliativo de determinados colectivos.
Economías
feministas
Quizás es el movimiento
de economía transformadora de más reciente articulación, aunque dispone de una marco análisis muy potente y, tanto en el ámbito
académico como en el movimentista, está en plena expansión. De hecho,
actualmente se encuentra haciendo una recopilación de prácticas y proyectos de economía que “haga posibles vidas
que merecen ser vividas”.Tiene una íntima relación conceptual y sociológica con
la ESS. De hecho la he ubicado de manera conjunta. Como resumió muy bien Alicia Rius: "Los
feminismos son al patriarcado lo que la economía social y solidaria es al
capitalismo". Podríamos caer en la simplificación de pensar que la EF son
proyectos de ESS hechos por mujeres pero la clave no es tanto el sexo de los
miembros de los proyectos como el poner en primer plano la invisibilizada
economía de los cuidados.
Existen otras economías
transformadoras que no me he atrevido a colocar porque no tengo claro si en su
estado actual ya responden a los tres criterios que he mencionado arriba o solo
a uno/s de ellos. Por ejemplo sólo un paradigma (economía circular) o sólo una
práctica (emprendimiento
social o verde) o sólo un sector económico (economía verde) o
sólo subgrupo de las arriba expuestas (economías directas, el emprendimiento colectivo y
transformador…) o solo una rama académica (economía ecológica).
Pero por suerte la situación está en permanente evolución.
Los retos y las potencialidades que se plantea a la expansión de
estas economías son inmensas, la conversación debe continuar... seguimos.
Algunos datos cuantitativos de las economías transformadoras:
-
Barómetro de las cooperativas (en
catalán)
-
Panorámico del mundo asociativo (en
catalán)
-
Sobre consumo colaborativo (en
inglés)
Por Álvaro Porro. Cofundador
de Opcions y de estarter.cat. Actualmente está liderando la creación de una
nueva área de “Otras Economías y Proximidad” en la Agencia de Desarrollo Local
de Barcelona.
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