LA DECADENCIA DE LA HUMANIDAD
Por la excesiva dependencia del hemisferio izquierdo del
cerebro
El brillante
psiquiatra y filósofo Iain Mcgilchrist sostiene que muchos de los males de
nuestra civilización se pueden explicar por un dominio del hemisferio
izquierdo, y su particular modo de atender al mundo y reducirlo
Hace algunos años se difundió la idea de que la teoría de la lateralización de los hemisferios cerebrales era seudociencia y exageraba su importancia. Por ello algunas personas toman con reticencia el trabajo de Iain McGilchrist. Sin embargo, McGilchrist y otros científicos han demostrado que la teoría de los hemisferios sí es importante para entender cómo pensamos y cómo nos relacionamos con el mundo, pero su importancia estriba no en qué hace cada hemisferio sino cómo lo hace. Específicamente, cada hemisferio tiene un modo de atender al mundo que es muy distinto, y la manera en la que atendemos el mundo determina en gran medida el mundo que percibimos y el cual vamos construyendo colectivamente.
William James había notado hace más de 100 años que la
atención es la fuerza configuradora de la realidad, y esto es continuado de
manera sumamente lúcida por McGilchrist, quien es uno de los grandes
intelectuales de nuestra época, justamente porque su esfera de
conocimiento no está limitada a la psiquiatría y a la neurociencia, sino que es
también propiamente un humanista, un filósofo y un amante del arte. Un hombre
que no vive bajo el yugo del hemisferio izquierdo y del materialismo reductivo.
McGilchrist ganó reconocimiento por la publicación de
su obra "The Master and his Emissary", donde argumenta que nuestra
sociedad ha caído bajo el dominio del pensamiento limitado del hemisferio
izquierdo, descuidando la sabiduría posible del hemisferio derecho. A
través de décadas de investigación, McGilchrist ha explorado cómo la
especialización de cada hemisferio contribuye a nuestra experiencia del mundo,
concluyendo que la sociedad moderna ha privilegiado desproporcionadamente las
funciones del hemisferio izquierdo.
La teoría de McGilchrist no se reduce a la simplificación
popular de que el hemisferio izquierdo es analítico y el derecho es creativo.
En cambio, propone que la diferencia fundamental entre los hemisferios radica
en sus modos de atención. El hemisferio izquierdo se enfoca en detalles
específicos, permitiéndonos analizar y categorizar el mundo, mientras que el
derecho mantiene una atención abierta y vigilante, consciente del contexto y de
las conexiones entre los fenómenos.
Esta dualidad de atención surgió por razones evolutivas:
para poder enfocarse en una presa sin perder de vista el entorno más amplio.
Sin embargo, la sociedad moderna ha favorecido el enfoque estrecho y
descontextualizado del hemisferio izquierdo, llevando a una visión del mundo
fragmentada y mecanicista.
Según McGilchrist, el predominio del hemisferio izquierdo no
solo limita nuestra comprensión del mundo sino que también nos conduce hacia el
colapso cultural y ambiental. Al privilegiar un enfoque que valora la utilidad,
la abstracción y la descontextualización, perdemos de vista la complejidad, la
interconexión y la vitalidad inherentes a la vida. Este desequilibrio nos lleva
a tratar al mundo natural y a nosotros mismos como máquinas, ignorando las
consecuencias de nuestras acciones en el tejido más amplio de la existencia.
McGilchrist traza el arco de como nuestra civilización ha llegado a un
punto de decadencia:
Lo que creo que ocurrió durante el Renacimiento fue este
florecimiento repentino en el que hubo grandes avances en tantos aspectos de la
vida — una gran riqueza. (Esto no es acerca de las humanidades versus las
ciencias, ni es cierto que las humanidades sean de alguna manera del hemisferio
derecho y las ciencias del hemisferio izquierdo; la buena ciencia y el buen razonamiento
involucran tanto al hemisferio derecho como al izquierdo). Luego, hacia el
final del siglo XVII, surgió la sensación de que la ciencia había resuelto
todos nuestros problemas y que comenzábamos a entender cómo controlar todo por
nosotros mismos.
Desafortunadamente, ahora creemos que si tan solo tuviéramos
un poco más de poder (que es la razón de ser del hemisferio izquierdo: agarrar,
obtener) — si solo pudiéramos manipular un poco más — resolveríamos todo. Pero
al mismo tiempo, estamos haciendo un desastre terrible del mundo en muchos
aspectos. Estamos destruyendo la naturaleza, estamos destruyendo la humanidad.
Ciertamente estamos destruyendo esta civilización. Diría que le estamos dando
con un martillo. Y así, este es un resultado muy triste para este hemisferio
izquierdo sabelotodo.
Hay varias razones por las que creo que el hemisferio
izquierdo se ha vuelto más potente. Una es que es el que te hace rico. Es con
el que haces el agarrar y obtener. Otra es que es mucho más fácil explicar el
punto de vista del hemisferio izquierdo: "Si hacemos esto, lleva a
aquello". Cuando comienzas a analizar abiertamente de qué trata tu
civilización, en lugar de simplemente seguir adelante con ella, entonces te
inclinas cada vez más hacia este punto de vista del hemisferio izquierdo.
Whitehead, a quien considero uno de los filósofos más grandes de todos los
tiempos, dijo: "Una civilización florece hasta que comienza a analizarse a
sí misma". Y eso es notable porque Whitehead era matemático y físico, pero
fue capaz de ver las limitaciones de la ciencia y la razón.
McGilchrist considera que este modelo de atender y pensar
basado solamente en la extracción utilitaria de recursos, en el análisis y en
una visión polar del mundo tiene el defecto de que no es capaz de tomar en
cuenta el contexto, el significado de las cosas y su posible ambigüedad. El
hemisferio izquierdo busca una solución rápida y única que permita
reforzar su creencia y le haga más fácil seguir obteniendo recursos
del mundo. Reduce todo a blanco y negro, o a yo vs. ellos (o la
naturaleza, que está allá afuera). Esto también explica las llamadas
"guerras culturales" y la "política de identidades" que
predomina en las redes sociales.
A pesar de su diagnóstico sombrío, McGilchrist no descarta
la posibilidad de cambio. Sugiere que, al reconocer y reequilibrar la
contribución de ambos hemisferios a nuestra experiencia y comprensión, podemos
comenzar a reparar nuestra relación con el mundo y entre nosotros Los grandes
artistas, filósofos y místicos han sabido reconciliar los opuestos. Este
proceso requiere humildad, apertura y un redescubrimiento del asombro y la
compasión que caracterizan una verdadera apreciación de la vida. La relación
apropiada es la de un amo o maestro (el hemisferio derecho) y un emisario o
sirviente. El pensamiento analítico, racional y la capacidad de un foco
limitado, son grandes sirvientes pero cuando se convierten en señores, esto es
muy peligroso.
En su más reciente libro "The Matter with Things",
McGilchrist llama a revalorar la imaginación y la intuición como modos de
conocimiento, tan importantes o incluso más que la razón y el empirismo
científico, en tanto que lo que el ser humano busca es tener una experiencia
más rica de la realidad, más sutil y más sensible a la belleza y a lo que llama
"el sentido de lo sagrado".
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