GREENWASHING PARA VENDER MÁS
Si tienes una empresa y tu reputación está comprometida por
temas ambientales, no te preocupes.
La mayoría de la sociedad no está interesada en temas ecologistas y no le
importa nada o casi nada lo que tu empresa pueda atentar contra la naturaleza.
Recuerda que hay
empresas que descaradamente se portan mal, y los consumidores siguen
comprando sus execrables productos. Destrozan el medioambiente, maltratan a los
animales, abusan de las personas o defraudan
de mil formas (en paraísos
fiscales, por ejemplo). Y no pasa nada. Ni gobiernos ni consumidores están
interesados en resolver un problema que estallará a la siguiente generación
(posiblemente antes).
Si a pesar de todo quieres lavar la imagen de tu empresa, hay multitud de eslóganes verdes que puedes usar en tu publicidad. Engañarás fácilmente al 90% (o más) de tu público objetivo. Solo unos cuantos sabrán que mientes, pero son cuatro perroflautas sin poder alguno de afectar tu cuenta de resultados.
Aquí te ofrecemos algunos ejemplos de lemas que puedes usar gratuitamente para tu greenwashing (lavado verde) corporativo. Te damos también los puntos flacos que debes tener en cuenta, por si algún cuñao se atreve a lanzar críticas fundamentadas.1. Reciclable 100%. Es una de las mentiras más
gordas de la Historia. El reciclaje sería
ecológico si se hiciera bien, cosa que no es rentable. Sin embargo, este lema
engaña a muchos bobos que piensan que reciclando desaparece el problema de las
basuras. No importa que Georgescu-Roegen nos
avisara de que nada se puede reciclar al 100%. Un envase
en tetrabrik es carísimo de reciclar. Por eso no se recicla. Eso lo
sabe todo el mundo y a nadie le importa absolutamente nada, mientras lo puedan
tirar al contenedor amarillo (que es para reciclar, aunque no se
recicle). Por supuesto, tampoco importa que lo que entre en el
amarillo arde
cuando menos te lo esperas.
2. Cero emisiones netas. Este lema ha sido todo
un éxito desde que Greta
Thunberg se metiera a criticar las emisiones de GEI. Una empresa
actual genera emisiones. Es cierto que se
pueden hacer muchas cosas, incluyendo la compensación
de emisiones plantando árboles (cosa que queda muy bien ante la
prensa y nadie se entera si luego esos árboles se incendian y el esfuerzo no ha
servido para nada). Para que este lema sea creíble en una empresa, se debería
primero reducir drásticamente el consumo energético, establecer planes para
reducir aún más, renunciar al crecimiento constante de sus ingresos y adoptar
medidas a largo plazo (no solo puntuales). Aunque sorprenda, un anuncio en TV
repitiendo tres veces lo de «cero emisiones netas» es más barato y, ante los
consumidores, más efectivo. Esta expresión significa lo mismo que «neutro en
carbono», con la ventaja de no estar prohibida en la UE.
3. Producto o envase sostenible. Los
consumidores no pueden ni están interesados en investigar cada cosa que compran
(tampoco superficialmente). Para tranquilizar su conciencia basta con que el
envase tenga la palabra «sostenible» por algún lado. De hecho, da igual que
ponga delante un «no». La gente no lee, no entiende lo que lee, o bien, le da
igual. Esto es fácil de demostrar mirando el estado
del planeta. Aparte de algunos ecologistas, nadie sabe lo que significa
«sostenible» o «eco-friendly». De ahí que jugar con bonitas palabras sea
rentable, aunque se refieran solo al envase exterior. ¿Tiene sentido vender
hamburguesas en envases que dicen ser sostenibles? Ninguno, pero el comprador
las compra y se las come (aunque el envase sea de usar
y tirar).
4. Envase de origen vegetal o renovable. Estos
lemas se han usado con éxito en embalajes de alto impacto (como los
tetrabriks). A veces, solo se refieren al tapón, pero el consumidor entiende lo
que le interesa y quiere consumir sin preocupaciones. No importa si la
leche se ordeña maltratando a las vacas y a sus hijos, siempre que el tapón
del tetrabrik sea de origen vegetal.
5. Producto o envase reciclado. Pocos son los
que saben que al reciclar siempre se pierde material. Por tanto, de un pantalón
viejo no puedo fabricar uno nuevo (tal vez unos pantalones cortos). Hay
muchas mentiras detrás
del reciclaje; y también mucho despilfarro: de agua, de energía, de transporte…
Está claro que «reciclar» es mejor que «no reciclar», pero eso no convierte al
reciclaje en algo ecológico. Lo importante es que engañar al consumidor es
fácil. A veces, se añade al eslogan un porcentaje que lo hace más creíble. Dado
que al consumidor le da igual ese dato, puede ponerse a cualquier valor,
siempre superior al 80%, o directamente el 100% o, incluso, sin porcentaje.
6. Sin maltrato animal (cruelty free). Cualquier
mente racional pensaría que esta etiqueta no funciona en productos cárnicos o
de pescado, donde el animal siempre muere. Sin embargo, el consumidor compra
más y con mayor tranquilidad cualquier cosa que tenga esta etiqueta. Por eso se
llaman consumidores (y no pensadores). Tus clientes no se van a plantear si es
cierto o no, porque según su mente las etiquetas no mienten. Si se acompaña con
imágenes de animales en la naturaleza, la cosa funciona de perlas. Se aconseja
no poner fotos del matadero ni de la granja real, ni tan siquiera del
transporte de los animales de un sitio a otro. Cualquier foto auténtica no
interesa al consumidor. El que quiera la realidad irá a documentales, los cuales tienen, para tranquilidad de las
empresas, un éxito paupérrimo. El consumidor sabe que lo más ecológico es no
consumir, pero ya que eso está descartado, una etiqueta así tranquiliza
la conciencia (cuando la hay).
7. Acuicultura o piscifactoría sostenible. Dado
que la ganadería no es sostenible, menos lo será la acuicultura.
Afortunadamente para las empresas, apenas se habla de esto. Solo lo saben unas
pocas mentes que son silenciadas a base de subir el volumen de los anuncios de
TV. Nadie quiere ver en las etiquetas la cantidad de comida necesaria para
«fabricar» el pescado. Mucho menos se desea saber si el sacrificio fue ético
(nunca lo es). Tampoco están los consumidores interesados en las implicaciones
comerciales. Por ejemplo, los productos de piscifactoría abaratan los costes,
lo cual obliga a los pescadores tradicionales a capturar más ejemplares para
mantener sus ingresos. Esto aumenta la sobreexplotación del mar, especialmente
cuando se suma la captura del alimento de los peces que viven encerrados. No
importa si para ello se recurre a la peligrosa —aunque legal— pesca
de arrastre. Ocurrió con el salmón de Noruega y, si no se evita, ocurrirá
con los pulpos de Canarias.
8. Biodegradable. Esta palabra suena tan científica
que el producto queda envuelto en un aura verde de verdad. Ni los gobiernos, ni
los consumidores están interesados en saber la
verdad de verdad. Da igual que se vendan toallitas
húmedas o cápsulas de café. Con esa palabra en el envase, cualquier
aberración ecológica se vende mejor.
9. Natural. Si decimos que algo es «natural», el
consumidor entiende directamente que es «bueno». La cicuta es un veneno
natural, pero nadie imagina que se venda algo tóxico si en la etiqueta pone que
es «natural». El comprador medio piensa que si algo es tóxico, lo natural es
poner en la etiqueta que es «tóxico».
10. Casero. La comida casera es la que haces en
casa. Si lo hace una empresa, ya no es casero, aunque lo ponga en la etiqueta.
Ahora bien, si en la etiqueta añades una abuelita cocinando, el mensaje es
inapelable. Nadie va a pensar que la abuelita debería estar jubilada en vez de
cocinando para la industria alimentaria.
11. Palabras eco-guays o fantásticas para vender. Además
de las palabras «sostenible» y «biodegradable», hay otras que rozan la
legalidad o la incumplen, pero —por la norma de Valor Presente Neto— el riesgo de salir perdiendo es
muy bajo. Aquí damos algunas sugerencias clásicas para desesperación de los
ecologistas.
- Decir
que algo es verde (aunque tiña de negro el
futuro).
- Asegurar
que es ecológico o ecofriendly (con
guion o sin guion).
- Poner
en mayúsculas la palabra RESPONSABLE.
- Etiquetar
de bajo impacto ambiental o de alguna huella (ecológica,
hídrica o similar).
- Destacar
la expresión economía circular.
- Resaltar
que el producto carece de algo feo: SIN deforestación, SIN tóxicos, SIN
contaminación, SIN
aceite de palma.
- También
funciona proclamar el apoyo a la investigación, aunque
sea un nano-porcentaje de los beneficios totales de la
empresa y se invierta en investigación militar atómica.
Como ves, en tus manos está que la vida en el planeta siga
tan inconsciente como irrespetuosa, pero consumiendo sin remordimientos
cualquier basura: cervezas verdes, limpiadores ecológicos, coches sostenibles, vuelos
en avión con agrocombustibles, inversiones
bursátiles responsables, leche, cuero o lana sin maltrato animal, comida
para mascotas ecofriendly, ropa
de segunda mano de economía circular, moda sin
contaminación, etc.
Los ecologistas estarán pensando que, si no pueden fiarse de
las etiquetas… ¿de qué se pueden fiar? Respuesta: Solo del instinto y
solo si se afila regularmente en las
dos columnas del consumo responsable.
https://blogsostenible.wordpress.com/2024/01/09/lemas-greenwashing-para-vender-mas/
No hay comentarios:
Publicar un comentario