PÀGINES MONOGRÀFIQUES

29/1/24

Con equilibrio y bienestar, saboreas la vida y contribuyes a un mundo más compasivo

CÓMO VIVIR MEJOR CON MENOS  

LA SENCILLEZ DEL ‘SLOW LIVING’

Estresante. Es el calificativo, posiblemente, más recurrente a la hora de tratar de explicar nuestras vidas. El trabajo, las responsabilidades familiares y las infinitas distracciones tecnológicas contribuyen a que menudo nos sintamos abrumados, agotados y desconectados de lo que realmente importa. Sin embargo, hay una creciente contracorriente que aboga por simplificar las cosas y ralentizar el ritmo frenético de nuestras vidas. Se llama slow living (vida lenta) y su popularidad sigue aumentando.

¿En qué consiste el slow living?

La filosofía del slow living no tiene nada que ver con la pereza. Más bien, se trata de decidir conscientemente enfocarse en lo esencial, equilibrar las prioridades y saborear la vida diaria.  Quienes adoptan este estilo de vida buscan simplificar su rutina, reducir el estrés innecesario, y disfrutar más del momento presente.

«El slow living trata de crear tiempo y espacio en la vida para apreciar las cosas que realmente importan», explica la experta en bienestar Courtney Carver. «Se priorizan cosas como la salud, la familia, la comunidad y la felicidad, en lugar de acumular más posesiones materiales o perseguir el estatus».

Desde esta forma de entender el día a día se entiende que, con un ritmo de vida más tranquilo y menos consumismo, se genera más felicidad. La vida se vuelve más significativa cuando prestamos atención plena a las pequeñas cosas, desde tomar un café hasta pasar tiempo con un ser querido.

Ventajas de adoptar el slow living

Para los partidarios del slow living, entre los beneficios de decelerar el ritmo y simplificar la vida se encuentran algunos como:

  • Menos estrés y más paz mental. Al eliminar el ajetreo y las distracciones, hay más espacio para la calma. Se duerme mejor y se disfruta más del tiempo personal y en familia.
  • Más tiempo para lo importante. Cuando nos enfocamos en las prioridades esenciales, se liberan horas atrapadas anteriormente en tareas sin importancia ni significado.
  • Mejor salud y bienestar. Un estilo de vida tranquilo y sin prisas favorece la alimentación consciente, el ejercicio regular y los hábitos saludables.

Numerosos estudios demuestran que ralentizar el ritmo de vida tiene efectos muy positivos en la salud, desde la reducción de enfermedades cardiovasculares hasta el fortalecimiento del sistema inmunológico, afirma el doctor Robert Levine, experto en bienestar.

  • Mayor conciencia y presencia. La desaceleración permite saborear cada momento y prestar atención plena a lo que de verdad importa aquí y ahora.
  • Menos consumismo. Al simplificar la vida y reducir los gastos innecesarios, se ahorra dinero y se reduce el impacto ambiental personal.
  • Conexiones más profundas. La calidad prevalece sobre la cantidad, tanto en las relaciones como en las actividades diarias.

Consejos prácticos para empezar con el slow living

Si te has convencido y te propones probar el slow living, conviene que sepas que no hace falta hacer un cambio radical. Con pequeños pasos y rutinas inteligentes, cualquier persona puede desacelerar y simplificar para mejorar su bienestar. 

Estos son algunos consejos sencillos para empezar:

  • Planifica menos actividades y deja tiempo libre en la agenda para la espontaneidad, el ocio o simplemente no hacer nada.
  • Simplifica tu espacio y haz limpiezas periódicas para tener menos desorden y posesiones materiales. Dona o vende lo que no uses en los últimos meses.
  • Pon límites saludables a la tecnología para evitar distracciones y notificaciones constantes.
  • Adopta ritmos más lentos para comer, caminar e incluso hablar. Saborea la comida, pasea sin prisa, haz pausas al conversar.
  • Crea rituales para aquello realmente importante, como almorzar en familia sin televisores, meditar cada mañana o leer antes de dormir.
  • Disfruta de la naturaleza y pasa tiempo al aire libre caminando, en el jardín, o siendo consciente de tu entorno.
  • Compra solo lo imprescindible, elige productos duraderos, reciclables y amigables con el medioambiente siempre que sea posible.

Al final, el slow living trata simplemente de encontrar equilibrio y bienestar, resume el escritor Carl Honoré. «De saborear la vida mientras contribuyes con tu granito de arena a un mundo más compasivo y sostenible».

Ralentizar para vivir mejor no es ningún sacrificio. Al contrario, es un camino lleno de recompensas. Adoptar la filosofía slow living te permitirá sonreír más, preocuparte menos y conectar mejor con las personas y actividades que te llenan el alma.

https://www.yorokobu.es/slow-living/  

 

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